La economía inmaterial y el fin del capitalismo

03/01/2019
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Visto de lejos, podríamos decir que la Historia se está repitiendo. Porque, así como ayer el Capitalismo dio fin al Feudalismo; ahora, la Economía Inmaterial está dando fin al Capitalismo.

 

Pero, visto de cerca, lo que sucedió ayer fue que el Proceso Artificial de Producción (economía industrial) se convirtió en la forma de trabajar hegemónica en remplazo de los Dos Procesos Naturales de Producción (economía agrícola y ganadera primaria). Una evolución de los procesos de trabajo que se desenvuelve con el mismo tipo de repartición del resultado de la actividad económica: la Repartición Individualista; motivo por el cual la pobreza del trabajador campesino-siervo-esclavo se convierte en la pobreza del trabajador obrero-asalariado.

 

En cambio, ahora, la transformación de la actividad socio-económica se produce en sus dos elementos. Por un lado, el Proceso de Trabajo de Concepción (economía inmaterial) está substituyendo al Proceso Artificial de Producción (economía industrial). Por otro lado, la Repartición Igualitaria del resultado de la actividad económica remplazará a la Repartición Individualista. Y con ello, pronto el desempleo y la pobreza serán recuerdos del pasado. La Igualdad de Oportunidades será una norma de vida.

 

El señor burgués se encargó de enterrar al señor feudal

 

La economía de mercado industrial se impuso a la economía de autoconsumo agrícola y ganadera. Y con ello, las instituciones del viejo orden dieron paso a las instituciones de la República y de la Democracia Representativa. El señor burgués se impuso al Rey y su séquito. El obrero-asalariado produce lo esencial de la actividad económica, desplazando al campesino-siervo-esclavo encargado de labrar la tierra con técnicas de producción que son superadas por la maquinaria agrícola.

 

Lo que sucedió fue que, en la evolución de los procesos de trabajo, la economía ganadera y de agricultura primaria fue superada largamente por la economía industrial. La base socio-económica sufrió una mutación en la evolución de los procesos de trabajo y, por consiguiente, nuevas instituciones aparecieron, y las que no estuvieron en contradicción con la nueva base socio-económica, ellas tuvieron que adaptarse al nuevo orden.

 

Sin embargo, y esto es importante precisar, esta transformación de un proceso de trabajo por otro, deja indemne la Repartición Individualista del resultado de la actividad económica. Y es por ello que, en lugar del señor feudal, que se apropiaba el 100% del resultado del trabajo del campesino-siervo-esclavo, nace el señor burgués quien, en adelante, será el que se apropie del 100% del resultado de la actividad económica generada por el obrero-asalariado.

 

En estas condiciones de superioridad económica del señor burgués con relación a la realeza, la toma de La Bastilla en Paris fue solamente un acto simbólico. La suerte del Rey y del Feudalismo ya estaba echada. Comenzaba la era del Capitalismo. Pero, insisto, los horrores del Capitalismo no se deben al proceso de trabajo ni a su evolución, sino a los efectos perversos de la Repartición Individualista en una economía de mercado que, en adelante, genera un solo espacio económico a nivel mundial. Y la extorsión de la plusvalía se realiza a nivel mundial.

 

Pero, ¿cómo es que el señor burgués se impone ante un señor feudal, todo poderoso, que cuenta con cientos de miles de siervos dispuestos a entregar su vida por su señor y que, además, tiene una armada invencible? Y es a partir de este hecho, aparentemente insólito, que debemos aprender la lección de la Historia que, con toda certitud, se está volviendo a repetir.

 

Vayamos por partes. El Rey, representante supremo del Feudalismo, logra tomar el control, directo e indirecto, de inmensas extensiones de terrenos agrícolas, elemento fundamental de la actividad económica en ese momento. Su poder económico, social y político es absoluto, ante una masa inmensa de siervos que trabaja sin descanso, el día entero, todos los días de la semana y todas las semanas del año.

 

Sobre esta base de extorsión y sumisión, todos los príncipes y, sobre todo el Rey, construyen castillos, al cual mejor; para él, para su esposa, la amante y queridas, en los lugares que más preferían. Y este acto de ostentación, de acumulación y concentración de riqueza, es que los llevará a la ruina y a convertirse en parte del pasado. ¿Cómo así?

 

Los castillos no son construidos por sus siervos que, a lo sumo, saben labrar la tierra. El boato de su vestimenta así como de la arquitectura y diseño interior y exterior de sus castillos no es elaborado ni fabricado por sus siervos. Las carrozas y aperos de su cuadrilla no son confeccionados por sus siervos que no saben ni leer ni escribir… ¿Quiénes se encargan de suministrar ese confort material sin par, nunca antes existente? Y sin contar que los príncipes y sus reyes estaban en plena competencia entre ellos, para dejar sentado quién ostenta mejor.

 

Sucede que una nueva forma de trabajar nace al interior de la ganadería y agricultura primaria. Se trata del Proceso Artificial de Producción que es capaz de generar “n” bienes económicos nunca antes existentes, solamente con el límite de los recursos naturales para su producción en serie y masiva. Y a partir de un nuevo bien nace una fábrica, la misma que puede ser replicada “m” veces.

 

De esta forma, aparecen nuevos bienes económicos encargados de dar confort material al Rey, los príncipes y la población en general. Y son los mismos príncipes y reyes que, en primer lugar, lo demandan. Es así como aparecen los industriales de la construcción, del textil, del transporte, de las finanzas…; y con ellos, una cantidad cada vez más creciente de trabajadores obreros-asalariados en cada una de estas nuevas ramas de la actividad económica.

 

Es una nueva economía que florece en base a transacciones, realizadas en precios y expresados en unidades monetarias. Y, por lo tanto, aparece de una manera natural los que financian el confort y los excesos de los príncipes y reyes. Las finanzas y los bancos de ahorro y crédito se difunden, teniendo como principales clientes a los príncipes y reyes. Toda la plusvalía que los reyes extraen a los siervos-esclavos va a engrosar las cajas de dinero-capital de la nueva sociedad burguesa.

 

De esta forma, el Feudalismo, y su representante, el Rey, facilitaron la expansión y consolidación de quien será su sepulturero, el señor burgués, con todo su séquito de trabajadores obreros-asalariados.

 

Es la manifestación concreta de una evolución de procesos de trabajo en Repartición Individualista. Y la Historia nos informa del paso de la sociedad feudal a la sociedad capitalista.

 

La economía inmaterial sienta las bases materiales para el fin del Capitalismo

 

La gran Revolución que se avecina será el resultado de dos fenómenos que se autoalimentan.

 

El Proceso de Trabajo de Concepción (la economía inmaterial) está ocupando una posición hegemónica en la actividad económica, en remplazo del Proceso Artificial de Producción (economía industrial). Y la economía inmaterial tiene una característica que facilitará la substitución de la Repartición Individualista por la Repartición Igualitaria del resultado de la actividad económica. Un fenómeno económico-social hasta hace poco, imposible de prever. Y con ello, el Capitalismo, sinónimo de Repartición Individualista, está llegando a su fin.

 

La instalación, progresiva y constante, de la economía inmaterial es ya evidente. Todos lo confirman. Sus productos faros son utilizados por miles de millones de personas, a nivel mundial, tal como Windows, Excel, YouTube, Google, Facebook, iPhone… Tan notoria es su instalación que sus productos han constituido su propia Bolsa de Valores, el famoso Nasdaq.

 

Y los capitalistas, en sus ansias de hacer dinero y más dinero, incentivados por ese motor de angurria llamado Repartición Individualista del resultado de la actividad económica, apuestan por estos nuevos productos faros. Y su dinámica por poseer más y más dinero, los lleva a financiar sin medida centros de investigación y desarrollo de los bienes inmateriales.

 

Y quién creyera. Con este comportamiento egoísta están actuando tal como actuaron el Rey y los príncipes, al financiar el desarrollo de la economía industrial; cuyos patrones, los señores burgueses, serían, a la larga, sus sepultureros. Ahora, los capitalistas, animados por la Repartición Individualista, son quienes financian el desarrollo de la economía inmaterial que, a mediano plazo, será quien siente las bases económicas de quien será su sepulturero. Veamos esto.

 

Las habilidades y competencia del conceptor, en el origen de la muerte del Capitalismo

 

Casi todos los elementos del Proceso de Trabajo de Concepción, son inmateriales, a excepción de su soporte que es material, pero que representa un mínimo porcentaje del costo total del bien económico.

 

Así tenemos que, las habilidades y competencia del trabajador-conceptor, que son el elemento fundamental de este proceso de trabajo, y sus medios y herramientas de trabajo, son totalmente inmateriales. Es decir, el trabajador-conceptor, con sus habilidades y competencia, se apoya en los conocimientos de la Humanidad para crear, inventar, innovar o descubrir nuevos bienes económicos que son todos inmateriales.

 

Pero detengamos un segundo en las características de las habilidades y competencia del conceptor. Este elemento fundamental del Proceso de Trabajo de Concepción, así como la mano desnuda del primer proceso de trabajo de la Humanidad, se encuentra al interior del propio trabajador. Y es esta condición del elemento esencial del proceso de trabajo que impide todo intento de establecer una relación de dominación o sojuzgamiento entre el trabajador y cualquier persona.

 

Para que alguien pueda apropiarse de los descubrimientos, inventos, innovaciones o creaciones del trabajador-conceptor, sería necesario, por un lado, vigilarlo las 24  horas del día y los 7 días de la semana y, por otro lado, extraer de su cerebro cada nueva invención, descubrimiento, innovación o creación. Lo cual es imposible, tal como sucedió con el trabajador a mano desnuda

 

Dicho trabajador, en aquella época de la historia de la Humanidad, realizaba el acto económico de recolección, caza y pesca, utilizando únicamente sus manos. Y para poder apropiarse del resultado de su trabajo era necesario, por un lado, tenerlo sujetado por los pies y, por otro, vigilarlo las 24 horas del día; lo cual era imposible. Lo mismo sucedió cuando el trabajador comenzó a utilizar herramientas para incrementar su productividad. En este caso, la herramienta, como la flecha, fue simplemente un extensor del brazo del trabajador. Bastaba un descuido, y dicho trabajador se perdía en una naturaleza pródiga en recursos alimenticios.

 

Si aceptamos que esta particularidad de las habilidades y competencia del trabajador-conceptor, elemento fundamental del Proceso de Trabajo de Concepción, impide toda relación de dominación, estaríamos aceptando que dicha forma de trabajar facilita la instalación de la Repartición Igualitaria del resultado de la actividad económica. Y con ello, estaríamos ad-portas de una nueva economía y una nueva sociedad, que se fundaría en la Igualdad de Oportunidades y en la cooperación y solidaridad humana.

 

Además, esta particularidad del elemento fundamental del Proceso de Trabajo de Concepción está configurando algo inusitado: la naturaleza moderna de la propiedad colectiva (comunitaria). Tema que lo desarrollaremos en otro artículo.

 

Paris, 30 de diciembre del 2018

 

- Dr. Hugo Salinas, salinas_hugo@yahoo.com

 

https://www.alainet.org/pt/node/197350
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