Comunicación para la integración
- Opinión
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 523: ALAI: 4 décadas democratizando la comunicación 27/04/2017 |
En la primera década de este siglo, los significativos avances en la integración regional levantan esperanzas de avanzar en el sentido del anhelo histórico de los actores sociales de nuestro continente de romper con la tradicional subordinación de los gobernantes respecto al vecino del Norte. A la par de este proceso, impulsado desde los gobiernos, avanzan iniciativas de integración de los pueblos que cobran fuerza en los años 1990, a través de coordinadoras, redes y campañas populares. Así, en el campo de los movimientos sociales prevalece “la apuesta por una integración contrahegemónica basada en la soberanía popular para enfrentar los proyectos del capital global”. Proposición a la que “se suma el criterio de que es fundamental una participación autónoma en la elaboración colectiva de las definiciones estratégicas y políticas”, por lo que “se aboga por la convergencia y articulación para construir acciones en común y un espacio permanente de diálogo para elaborar propuestas encaminadas a la elaboración de acuerdos con los gobiernos”[1].
En este marco, conjuntamente con otras redes de comunicación y organizaciones sociales, ALAI impulsa un proceso de articulación, difusión e incidencia política en torno a la comunicación para la integración. Esta iniciativa parte del entendimiento de que “es la construcción de una voluntad popular de integración la que permitirá superar las limitaciones de las iniciativas circunscritas a los gobiernos”; hecho que “remite a encarar, entre otros, el desafío de la democratización de la cultura, la educación, la información y la comunicación social como requisito imprescindible para la construcción de democracias participativas y para la afirmación de la cohesión e identidades sociales.”[2]
A partir de 2010, se da un mayor impulso a este proceso, a partir de una serie de encuentros entre el sector de la comunicación popular y movimientos sociales, a la vez que la apertura de un diálogo con gobiernos e instancias de integración regional, con miras a interpelarles a incorporar a la comunicación –con particular atención a la comunicación popular– como un componente estratégico de tales procesos así como a asumir políticas tendientes a su democratización. Entre los momentos destacados de este proceso podemos mencionar: el Encuentro “Integración, comunicación y movimientos sociales” (Quito 29-31 marzo 2010); el encuentro “Movimientos sociales, redes de comunicación y gobiernos, Un diálogo necesario para democratizar la comunicación e impulsar la integración” (Asunción, 9-10 agosto 2010); el encuentro "Construyendo una agenda democrática en comunicación" (Quito 13-15 diciembre 2010; y el Encuentro Latinoamericano: “Democratizar la palabra en la integración de los pueblos” (Quito, 4-6 noviembre 2013).
En este último evento se conforma el Foro de Comunicación para la Integración de NuestrAmérica (FCINA), compuesto por una treintena de redes y medios de comunicación y coordinaciones sociales regionales (www.integracion-lac.info). El siguiente extracto resume las propuestas y enfoques con que nace el Foro. (ALAI)
Una agenda común
(América Latina en Movimiento, No. 490-491, nov-dic 2013) Con el compromiso de “priorizar en nuestras agendas de trabajo el apoyo, el fomento y la difusión de los procesos de integración de la región latinoamericana, en el camino de la unidad de nuestros pueblos”, las y los participantes del Encuentro resolvieron constituir el Foro de Comunicación para la Integración de Nuestra América como espacio de confluencia en construcción, abierto a otros actores que comparten los mismos principios y objetivos.
En este sentido, acordaron desplegar iniciativas para fortalecer la integración de las organizaciones populares, pueblos originarios, medios alternativos y los sectores académicos para poder incidir en las políticas de integración regional. Cabe señalar que el desgarramiento del tejido social y la lógica del sálvese quien pueda que establecieron las políticas neoliberales han dejado huellas profundas que afectan las dinámicas organizativas y la posibilidad de intervención y de participación política de las organizaciones sociales en las instancias decisorias.
En América Latina, se remarcó, estamos pasando de más de 500 años de resistencia a una etapa de construcción, donde se deben dar pasos en la práctica y, a la vez, ir construyendo –junto a la academia– nuevas teorías que tengan que ver con nuestras realidades, nuestras idiosincrasias, nuestro futuro. Por lo mismo, la comunicación y la información constituyen ejes estratégicos para los procesos de integración regional y para las disputas políticas, culturales e ideológicas que gravitan en su curso.
En los tres días de intercambio, debates y propuestas, se elaboró una agenda de trabajo común que apunta a romper el aislamiento y la dispersión. Ella contempla la creación de una plataforma en donde confluyan los contenidos de los diversos medios alternativos, populares y públicos, y un banco de contenidos, para distribuir información y contenidos, de libre acceso, gratuito, en lenguajes comunes, y con propuestas alternativas al mensaje hegemónico y temáticas referentes a la memoria y al pensamiento crítico latinoamericano.
Además establece fomentar la organización de factorías de contenidos, consciente de que de nada sirve tener nuevos medios sin formatos, contenidos, construcción de narrativas y formas de comunicar nuevos, de manera que los medios de comunicación sean efectivamente una vía para empoderar a las comunidades, para lo que se requiere un trabajo formativo y comunicativo desde abajo. Y en esta línea también respalda el establecimiento de sistemas de medios públicos que garanticen una sociedad plural y diversa.
Los participantes acordaron, igualmente, incentivar la creación de observatorios de medios, fomentar la libre reproducción de los contenidos e impulsar la soberanía tecnológica, además de posicionar el tema de la comunicación en todas las instancias de integración. Y al propiciar la reflexión conjunta sobre nuevos modelos de la sostenibilidad del trabajo comunicativo, se decidió impulsar una economía popular y solidaria de la comunicación; lo que supone desarrollar pensamiento, mecanismos y cultura en este sentido.
(Osvaldo León, nov. 2013).
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