Aníbal Delgado Fiallos
- Opinión
El 28 de diciembre de 2016 se cumplen tres (3) años de la muerte del dirigente político y académico hondureño, Aníbal Delgado Fiallos, nacido en la ciudad de Siguatepeque en 1936.
En vida, fue un destacado activista, dirigente estudiantil y fundador del Frente de Reforma Universitaria (FRU), además militante del Partido Liberal de Honduras y defensor del gobierno de Ramón Villeda Morales. Se pronunció y denunció el golpe de Estado en su contra, lo que le valió ser apresado y golpeado.
Contaba con una sólida formación en economía, con estudios de especialización en ciencias sociales y políticas en la Habana, Cuba, siendo catedrático y Director del Centro Universitario Regional del Norte (CURN). En 1980 fundó el Frente Patriótico Hondureño (FPH), como organización política progresista que denunció los atropellos a la democracia y derechos humanos por gobierno militares y también por el gobierno liberal de Roberto Suazo Córdova (1982-1985) apoyado por los EEUU, como una plataforma de agresión a la revolución y pueblo nicaragüense.
Fue candidato a las elecciones primarias del Partido Liberal de Honduras en 1987, lo que le valió ser llamado a formar parte del gabinete de gobierno de Carlos Flores Facusse (1998-2001) como Ministro Director del Instituto Nacional Agrario (INA). Al aceptar este cargo, fue evidente la crítica de muchos de sus “amigos” y correligionarios por participar en un gobierno liderado por grupos oligárquicos como Miguel Facusse, tío del presidente de la República. Sin embargo, su gestión en el INA ha sido una de las mejor evaluadas ya que legalizó tierras a favor de campesinos y campesinas como nadie lo hizo, otorgó derechos de propiedad a las comunidades étnicas y de los pueblos autóctonos negros y revitalizó el movimiento campesino con el apoyo a la creación del Movimiento Campesino del Aguan (MCA) en conjunto con el padre Jesuita Peter Marchetti, también con un doctorado en economía.
Producto de este nuevo proceso de relanzamiento de la reforma agraria hondureña en la Zona del Aguan, es que la lucha por la tierra en Honduras tomo nuevos rumbos con la creación de movimientos reivindicativos como el Movimiento Unificado Campesino del Aguan (MUCA) y el Movimiento Auténtico Reivindicador Campesino del Aguan (MARCA), que obligaron al gobierno de “Pepe” Lobo a la expropiación y compra de tierras a los empresarios agroindustriales, uno de ellos Miguel Acuse.
Mantuvo una postura crítica sobre la gestión del gobierno del presidente Zelaya Rosales, destacando sus logros como la reducción de la pobreza, baja en el precio de los hidrocarburos, la prohibición de la minería de cielo abierto y el ajuste del salario mínimo; no así con el proyecto de la Cuarta Urna que según él, pretendía ejecutarse en una coyuntura donde no existían las condiciones reales, caso del apoyo del partido liberal al gobierno, institucionalidad pública favorable y Fuerzas Armadas como garantes del proceso según la Constitución de la Republica, al ser una consulta democrática.
Era evidente una lectura no muy objetiva de Zelaya Rosales acerca del rol de los EEUU en el proyecto, pensando que se mantendrían al margen al ser una consulta que no permitía el continuismo del gobierno de Zelaya, y solo buscaba una opinión sobre la reelección presidencial en el próximo periodo. Esta lectura no objetiva tenía que ver también con los intereses económicos de las empresas transnacionales y la política de seguridad regional.
Don Aníbal salió a las calles a protestar contra el madrugón a Zelaya Rosales (golpe de Estado) y el ascenso al poder de Michelleti Bain, cuyo gobierno autoritario y de facto sumo represión, violaciones sistemáticas de los derechos humanos, centenares de muertos y corrupción en el manejo de los fondos públicos.
Consideró que la única vía para que partidos como Libertad y Refundación (LIBRE), el partido de Zelaya Rosales a su regreso a Honduras después de firmarse el Pacto de Cartagena con “Pepe” Lobo, era bajo la premisa de la integración de un movimiento amplio aglutinado en el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), con estructuras de base electas democráticamente. Contrario a lo que piensan sus dirigentes, era contraproducente anteponer los intereses políticos particulares y de cúpula a los intereses de la colectividad nacional, entendida como la integración de organizaciones sociales, políticas, económicas, ambientales, culturales, etc., que se aglutinan dentro del FNRP para marchar en contra del golpe de Estado y gobiernos ilegítimos, demandando sus miembros satisfacción de necesidades humanas en democracia.
Se le recuerda no solo por sus amplios conocimientos de la economía, política, filosofía y cultura, sino por su don de gente, amigable, con una capacidad para el diálogo y resolución de conflictos; en la actualidad hay ausencia de estos valores y atributos entre dirigentes y líderes de los partidos de oposición política, organizaciones gremiales y grupos de interés.
Tegucigalpa, DC, 28 de diciembre de 2016
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