Se busca una mujer para la Secretaría General de la ONU (II)

24/05/2016
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Segunda parte

 

El camino a la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) nunca ha sido terso. En la guerra fría y hasta el día de hoy, se hizo indispensable contar con candidatos que pudieran satisfacer las expectativas de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, en particular –aunque no exclusivamente- de Estados Unidos y la Unión Soviética. Cuando esto se tornaba imposible, entonces se echaba mano de un “candidato de compromiso”, que emergía como una opción viable en medio de la parálisis decisoria que tantas veces hizo acto de presencia en el seno del órgano más importante de la ONU.

 

En la historia de los candidatos fallidos y exitosos para ocupar la Secretaría General de Naciones Unidas, llegaron a figurar varias mujeres, incluso tan temprano como en 1952, cuando, tras la renuncia del noruego Tryve Lie, la Unión Soviética propuso a una fémina –la primera-, Vijaya Lakshmi Pandit, hermana de Jawaharlal Nehru y tía de Indira Gandhi, para ocupar el cargo. Esta mujer había fungido como embajadora de India en la URSS y más tarde en Estados Unidos y México, y en su currículum figuraba el haber sido la primera fémina en desempeñar un cargo político en su natal India, amén de ser una destacada intelectual. Sin embargo, en esos tiempos parecía difícil para Pandit lograr el visto bueno, no sólo de las grandes potencias en el Consejo de Seguridad, sino, especialmente de una comunidad internacional donde cargos como el descrito estaban reservados exclusivamente para los hombres.

 

El “trabajo más imposible del mundo”

 

Con estas palabras fue que el primer Secretario General de Naciones Unidas, Trygve Lie, decidió dimitir al cargo, estando ya en su segundo período al frente de la institución y faltando tan sólo un año para concluirlo. Nadie discute que, a primera vista, ser el funcionario de mayor rango del organismo internacional más importante del mundo, es un honor y un privilegio. Sin embargo, cuando las cosas se miran desde fuera, se pierde de vista la complejidad de la política, en este caso mundial y las dificultades que el Secretario General debe enfrentar en su quehacer cotidiano, que implica, nada más y nada menos, la gestión de los problemas internacionales frente a actores diversos, quienes buscan que prevalezcan sus intereses particulares sobre los de los demás.

 

Trygve Lie fue electo como una suerte de “caballo negro” o candidato de compromiso, dado que las opciones inicialmente ponderadas para el cargo incluían a celebridades como Dwight Eisenhower, Charles De Gaulle, Anthony Eden y otras más, porque se pensaba que sólo un personaje de esa estatura podría llevar a cabo el trabajo de “moderador” de las relaciones internacionales. Sin embargo, los países en desarrollo representados en ese momento en la institución –la ONU nació con 51 Estados miembro-, consideraban inadmisible que el Secretario General fuese alguien procedente de naciones que controlaban al Consejo de Seguridad y pedían preservar el puesto para un nacional del “Sur.”1 Ante esta confrontación fue necesario ponderar a alguien a quien Estados Unidos y la Unión Soviética pudieran controlar e influenciar con relativa facilidad. Luego de un ir y venir en propuestas por parte de Washington y Moscú que resultaban inaceptables para uno y otro, apareció el Ministro de Asuntos Exteriores de Noruega, siendo electo al cargo el 1 de febrero de 1946 por un período de cinco años y en sustitución del Secretario General en funciones, el británico Hubert Miles Gladwyn Jebb.

 

Trygve Halvdan Lie nació en 1896 en Oslo y era hijo de un carpintero. Se graduó en leyes en la Universidad de Oslo en 1919. A los 25 años de edad se integró a las filas del Partido Laborista y más tarde fue consultor legal de la federación de sindicatos de su país. Cuando inició la Segunda Guerra Mundial y Noruega fue ocupada por los alemanes, partió al exilio con los demás funcionarios gubernamentales a Londres, donde estuvo a cargo de la cartera de asuntos exteriores hasta 1945. En ese lapso encabezó a la delegación de Noruega que participó en la configuración de la carta de San Francisco. Cabe destacar que en ese marco estuvo a cargo de la comisión responsable de la redacción de los artículos correspondientes al Consejo de Seguridad.

 

Una vez al frente de la Secretaría General, Lie se enfrentó a los albores de la guerra fría. Dos conflictos en particular, el derivado del nacimiento del Estado de Israel en 1948 y la Guerra de Corea, pusieron a prueba sus dotes diplomáticas y su paciencia para coadyuvar al cese de las hostilidades y a establecer las bases para la paz. De entrada, Lie, a quien muchos consideraban inicialmente incapaz de proyectar liderazgo, introdujo reglas de procedimiento en el Consejo de Seguridad, mediante las cuales el Secretario General podría hacer propuestas de viva voz y escritas. Pocos recuerdan que Lie fue también quien aseguró la sede de la ONU en Nueva York, al negociar directamente con John D. Rockefeller Jr. la compra de los terrenos que hoy ocupa el organismo internacional. Rockefeller efectivamente los adquirió y los donó a la institución. Anteriormente, las sesiones de los órganos más importantes de la ONU tenían lugar en Long Island, en condiciones muy precarias.

 

Entre otros logros del novicio Secretario General se pueden mencionar el retiro de las tropas soviéticas de Irán; la promoción del cese al fuego en Kashemira tras la primera Guerra Indo-Paquistaní y el apoyo al nacimiento del Estado de Israel. Asimismo urgió a la comunidad internacional a reconocer al recién instalado gobierno de la República Popular China (RP China), por considerar que Taiwán no podría cumplir con los compromisos correspondientes en el Consejo de Seguridad.

 

Los problemas de Lie se acentuaron con la Guerra de Corea, la cual se desarrolló a partir del 25 de junio de 1950 con la incursión masiva de las tropas norcoreanas al sur del paralelo 38°. En ese mismo año, la Asamblea General votó a favor de extender el mandato del Secretario General por tres años más, pero la Unión Soviética se negó a reconocer la investidura de Lie, debido al apoyo que éste dio a Estados Unidos durante el citado conflicto.2 A medida que la guerra se complejizó y prolongó, otros países externaron fuertes críticas al Secretario General, por considerar que no estaba haciendo lo necesario para poner fin a la contienda. La cereza en el pastel fue que, en el marco de la histeria anticomunista que se gestaba en Estados Unidos, un Senador de ese país acusó a Lie de ser “desleal” por haber contratado un staff de funcionarios que no cumplían con su trabajo –claro, desde la óptica estadunidense. Todos estos acontecimientos determinaron la renuncia de Trygve Lie al cargo, el 10 de noviembre de 1952, a tan sólo un año de cumplir su período extendido.3

 

En su autobiografía, Lie expresa cierta amargura respecto a sus años al frente de la Secretaria General, a la que llegó haciendo realidad un sueño, que a la postre, se tornó en pesadilla. En el discurso de su renuncia –la cual hizo sin previo aviso-, afirmó que el puesto de Secretario General era “el trabajo más imposible del mundo.”4 Se especula que al actuar de esa manera dejaba la puerta abierta para que se postulara al cargo quien lo deseara, aunque posiblemente lo que esperaba era que, siendo la elección de un nuevo Secretario General algo tan tortuoso, sobre todo en ese contexto, las naciones del mundo le suplicarían regresar al cargo. Esto no sucedió y tras su retiro de Naciones Unidas, Lie se mantuvo activo en la política noruega, donde estuvo a cargo de distintas carteras. Tryve Lie murió de un ataque al corazón a la edad de 72 años, el 30 de diciembre de 1968.

 

Hammarskjöld: el viaje más largo…

 

Tras la dimisión de Lie arrancó la búsqueda de un nuevo Secretario General con el tradicional veto interpuesto por Estados Unidos y la URSS sucesivamente. La Unión Americana sugirió el nombre del diplomático, estadista y escritor filipino Carlos Peña Romulo, quien no obtuvo el placet soviético como tampoco el de otros miembros del Consejo de Seguridad, al conseguir sólo 5 de 11 votos posibles.5 Fue así que Estados Unidos, postuló, a continuación, al Ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, el célebre Lester B. Pearson,6 quien logró el beneplácito de 9 de los 11 miembros del Consejo de Seguridad, pero no así, el apoyo de Moscú, quien lo vetó.7 En contrapartida, la URSS postuló a la primera mujer formalmente propuesta al cargo, Vijaya Lakshmi Pandit, quien naturalmente fue vetada por Estados Unidos. Fue así que Gladwyn Jebb, a la sazón representante de la Gran Bretaña ante Naciones Unidas, propuso un candidato de compromiso para romper la parálisis generada por Washington y Moscú en torno al tema, y sugirió al sueco Dåg Hammarskjöld, a quien dijo no conocer muy bien, aunque lo consideraba competente para el cargo. De hecho todo parece indicar que la percepción que se tenía en torno a Hammarsjköld era la de un funcionario que cumpliría con su trabajo, que no entraría en conflicto con nadie y que tampoco actuaría con tanta independencia frente a las potencias.8 Fue quizá por ello que al ser postulado por Francia, de inmediato la URSS secundó la propuesta y rápidamente el resto de los miembros del Consejo de Seguridad, hicieron lo propio, con la sola abstención del gobierno de Taiwán.

 

 

Se cuenta que Hammarskjöld ni siquiera estaba enterado de que su nombre estaba siendo ponderado por los integrantes del Consejo de Seguridad el 1 de abril de 1953 y que supo de su designación a través de un periodista, con quien se encontró en el baño y a quien el diplomático sueco le dijo, incrédulo: “es de muy mal gusto hacer ese tipo de bromas el día de los inocentes.”9 Pero no, no era una inocentada.10

 

Dåg Hjalmar Agne Carl Hammarskjöld nació el 29 de junio de 1905 en Jönköping, en los entonces reinos unidos de Suecia y Noruega. Hijo de una familia de abolengo, pasó la mayor parte de su infancia en la ciudad de Uppsala, a la que consideró siempre su hogar. Fue el cuarto hijo de quien fungiera como Primer Ministro de Suecia, Hjalmar Hammarskjöld en los tiempos de la Primera Guerra Mundial (1914-1917) y de Agnes Almquist. Los ancestros de este personaje sirvieron a la monarquía sueca desde el siglo XVII. El joven Hammarskjöld estudió filosofía y derecho en Uppsala y antes de graduarse como abogado ya contaba con un empleo como asistente del comité de desempleo del gobierno sueco. Más tarde presidió ese comité y obtuvo un doctorado en economía en la Universidad de Estocolmo estando a cargo de diversas responsabilidades en la administración pública de su país. Entre sus actividades destacadas se puede mencionar que desarrolló planes para reactivar la economía sueca en la posguerra, siendo delegado de la nación escandinava en la conferencia de París para establecer los términos de recepción del Plan Marshall. En 1952 presidió la delegación de Suecia ante la Asamblea General en Nueva York.11

 

En contraste con la literatura en torno a la gestión de Tryve Lie al frente de la Secretaría General, la cual es sumamente escasa, la dedicada a documentar la vida y el trabajo de Hammarskjöld es abundante, copiosa y sigue siendo actual, no sólo por la trágica y misteriosa muerte de este personaje, sino porque para propios y extraños constituye, muy posiblemente, el mejor Secretario General en la historia de Naciones Unidas. De Hammarskjöld además, se ha escrito mucho no sólo en su condición de funcionario de la ONU, sino sobre su filosofía de vida. Inclusive, la obra Markings,publicada de manera póstuma en 1964, es controvertida, pues en ella Hammarskjöld revela una profunda reflexión filosófica el ser humano y sus misterios, la cual desarrolló desde los años 40 hasta su muerte. Entre algunas de las frases célebres que se pueden encontrar en esta obra de Hammarskjöld figuran las siguientes: “no hay que buscar la muerte. La muerte te encontrará a ti. Más bien, busca el camino que hace de la muerte, una consumación”; “nunca midas la altura de una montaña sino hasta que hayas llegado a la cima. A continuación podrás ver lo pequeña que era”; “creo que deberíamos morir con decencia para que al menos, la decencia pueda sobrevivir.”12

 

Al día de hoy se siguen debatiendo las contribuciones de Hammarskjöld a la solución de los conflictos internacionales inclusive desde la perspectiva de la seguridad humana.13 Hammarskjöld era filósofo, economista, político, pero sobre todo, fue una persona comprometida con la encomienda que asumió. Él le imprimió a la Secretaría General un estilo dinámico y propositivo, confrontándose no en pocas ocasiones con las grandes potencias y contribuyendo con acciones concretas, a gestionar los problemas mundiales.14

 

Hammarskjöld alguna vez señaló que “un hombre de firmes convicciones no pide, y no recibe, la comprensión de aquellos con los que entra en conflicto. El hombre maduro... es su propio juez. Al final, su único apoyo firme es ser fiel a sus propias convicciones. El consejo de los demás puede ser bienvenido y valioso, pero no le exime de la responsabilidad. Por lo tanto, puede llegar a estar muy solo.”15

 

Se podrían llenar muchas páginas para documentar el trabajo desarrollado por Hammarskjöld al frente de la Secretaría General, algo que rebasa los objetivos de la presente reflexión. Sin embargo, baste mencionar que a él se debe la configuración actual de las operaciones de mantenimiento de la paz (OMPs) a propósito de la Crisis de Suez en 1956 –con el apoyo invaluable de, justamente, el excandidato a ocupar la Secretaría General, el canadiense Lester B. Pearson-, amén de que trabajó arduamente para lograr que Naciones Unidas fuera un actor protagónico en los temas del desarrollo – de hecho, la década de los 60 fue bautizada así, “la década de la ONU para el desarrollo.”

 

La independencia del Congo Belga fue un proceso tortuoso porque en el camino, como solía ocurrir en la guerra fría, Estados Unidos y la URSS apoyaron a distintas facciones en el conflicto, coadyuvando a una previsible catástrofe. Hammarskjöld entonces dispuso hacer una gestión personal para mitigar la crisis y llevar a la mesa de las negociaciones a las partes en conflicto. Previamente, en 1957, el Consejo de Seguridad había aprobado de manera unánime la reelección del Secretario General para un segundo mandato. Sin embargo, la labor desarrollada por Hammarskjöld en torno a la crisis en el Congo Belga le valió que la URSS cuestionara su permanencia al frente de la Secretaria General. El líder soviético, Nikita Kruschov, se quejaba de que Hammarskjöld se metía en donde no lo llamaban y propuso que la Secretaría General fuera encabezada por una troika, esto es, por tres diplomáticos procedentes de Occidente, del bloque comunista y de países neutrales. La propuesta de Kruschov, por supuesto, fue desechada, pero las relaciones entre la URSS y Hammarskjöld fueron muy conflictivas.16

 

El Congo Belga había alcanzado su independencia el 30 de junio de 1960, y de inmediato cayó en el caos y la guerra civil. El Primer Ministro Patrice Lumumba fue asesinado en enero de 1961, mientras que la provincia de Katanga, de un valor estratégico incalculable como gran productora mundial de uranio y cobalto, se proclamó independiente del Congo, respaldada por Bélgica e Inglaterra, que tenían grandes intereses económicos en sus minas.

 

“La ONU envió un numeroso contingente fuerzas de paz para restablecer el orden, pero el 13 de septiembre de 1961 los cascos azules habían pasado de mediadores a parte activa en el conflicto, atacando a los secesionistas katangueños para mantener la unidad del país. El jefe de Katanga, Moisés Tshombé, había contratado un pequeño pero eficaz contingente de mercenarios europeos que hicieron fracasar la ofensiva de la ONU. Hammarskjöld decidió negociar con Tshombé, y convocó a un encuentro en la vecina Rhodesia del Norte (hoy Zambia), al que también acudiría el enviado británico a la zona de conflicto, lord Alport. La ONU no contaba con aviones de escolta y por temor a la aviación katangueña –unos Fouga-Magister de entrenamiento, armados para combate- se decidió que el DC-6 de Hammarskjöld volara de noche, con la radio en silencio, y dando un gran rodeo para alcanzar el aeródromo rhodesiano de Ndola sin sobrevolar Katanga. Hacia la medianoche del 17 de septiembre, el DC-6 llegó a Ndola y mantuvo un breve contacto por radio con la torre de control. Trazó un círculo para iniciar el aterrizaje y se perdió en la noche. Las autoridades concluyeron que había vuelto a Leopoldville sin decidirse a aterrizar y cerraron el aeropuerto yéndose a dormir, pero unos carboneros que trabajaban en un bosque cercano vieron al DC-6 de Hammarskjöld seguido de otro avión más pequeño que parecía hostigarlo, y del que en un momento dado salieron lenguas de fuego. Después el DC-6 se estrelló en el bosque y el avión pequeño desapareció.”17

 

Por muchos años, esta versión de los hechos no figuró entre las explicaciones acerca del avión accidentado. Se asumió que el vehículo tuvo fallas mecánicas y simplemente se desplomó. Nadie habló de un segundo avión más pequeño que lo persiguiera.18 Sin embargo, como se sugería anteriormente, investigaciones recientes efectuadas por grupos independientes, han reunido evidencias que sugieren que el avión fue derribado.19 Todo ello ha llevado a que el actual Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon solicitara a la Asamblea General en febrero de 2014, proporcionar nuevas evidencias y coadyuvar en las investigaciones en torno a lo sucedido.20

 

Kofi Annan quien décadas después asumiría la jefatura de la Secretaría General de Naciones Unidas, resume muy bien el legado de Hammarskjöld cuando señala: “No les sorprenderá oír que Dåg Hammarskjöld es una figura de gran importancia para mí - y debe serlo para cualquier Secretario General. Su vida y su muerte, sus palabras y su acción, han hecho más para dar forma a las expectativas públicas de la oficina, y por tanto del organismo, que cualquier otro hombre o mujer en su historia. Su sabiduría y su modestia, su integridad intachable y su devoción al deber, han establecido un estándar para todos los servidores de la comunidad internacional - y, sobre todo, por supuesto para sus sucesores - que es simplemente imposible de cumplir. No puede haber mejor regla de oro para un Secretario General, cuando se acerca a cada nuevo reto o crisis, que preguntarse a sí mismo, ¿cómo habría manejado esto Hammarskjöld?”21 Annan lo dice muy bien: Hammarskjöld marcó un antes y un después en Naciones Unidas. Tras su partida, sus sucesores tendrían unos zapatos muy grandes que, en los hechos, nunca han podido llenar.

 

U Thant: del interinato a Vietnam

 

Tras la muerte de Hammarskjöld, la Secretaría General quedó acéfala y los miembros del Consejo de Seguridad apresuraron la designación de un sucesor que, al menos, culminara el período que el célebre sueco dejó inconcluso. La URSS insistía en la propuesta de la troika, en tanto afloraron también otros nombres que resultaron inaceptables tanto para Washington como para Moscú. U Thant, representante permanente de Birmania ante Naciones Unidas y figura prominente en el recién establecido movimiento de los no alineados, apoyó activamente la búsqueda de un candidato aceptable para los estadunidenses y los soviéticos. No debe sorprender, entonces, que su nombre haya sido propuesto eventualmente para ocupar la vacante, y que su designación procediera sin ningún veto, primero, de manera interina y más tarde, para estar al frente de la Secretaría General por un período de cinco años.

 

U Thant nació el 22 de enero de 1909 en Pantanaw, Birmania. Perteneciente a una familia acaudalada de terratenientes y comerciantes, se educó inicialmente en India. Su sueño era ser periodista, y de hecho fue una figura clave en la creación del diario The Sun en Rangún, la capital birmana. Estudió en la Universidad de Rangún y en 1928 comenzó a ejercer como profesor en la Escuela Superior Nacional de Pantanaw, de la que fue director en 1931. Desde ese cargo inició una campaña para promover la cultura del país. En uno de sus múltiples viajes por el país entró en contacto con U Nu, quien se convertiría luego en Primer Ministro de Birmania. En 1935 se adhirió al Movimiento Nacional, organización política que luchaba por conseguir la independencia del país. Durante la ocupación japonesa, U Thant colaboró con los invasores y aceptó durante algunos meses el puesto que le ofrecieron los administradores japoneses como Secretario Nacional de Enseñanza, cargo desde el que debía de promover la educación del pueblo birmano. Abandonó su puesto de director en 1947 para empezar a trabajar en la administración birmana. En ese mismo año colaboró en la creación de la Liga Popular Antifascista junto a U Nu y Aung San. Cuando la Asamblea Constituyente votó la independencia del país en 1948, U Thant se convirtió en jefe de prensa del gobierno provisional. En 1949 ocupó el cargo de secretario general del Ministerio de Información. En 1952 fue enviado por el gobierno de su país como embajador a Naciones Unidas, labor que compatibilizó con sus trabajos como secretario de la Oficina de Planificación del Primer Ministro hasta 1957, año en que su designación ante la ONU se convirtió en permanente.

 

Una vez al frente de la Secretaría General, U Thant debió lidiar con la Crisis de los Misiles de 1962; una nueva guerra entre India y Pakistán; la situación en Yemen y la crisis de Chipre. Su perfil fue ciertamente más cauteloso e incluso modesto respecto al de su antecesor, sin que ello signifique que las grandes potencias dejaran de presionarlo. Por ejemplo, sus continuas críticas a Estados Unidos por su incursión en Vietnam, le ganaron el enojo de Washington. Asimismo, tuvo dificultades con Francia y la Unión Soviética respecto a sus contribuciones financieras para el presupuesto de la institución. Por ello, al término de su primer período dijo estar “harto” de tantos problemas e hizo saber que no estaba interesado en postularse para un segundo período.22

 

 

En el mundo político, una forma de lograr lo que se desea, es negar interés en ello. Así, la comunidad internacional, sabiendo que sería desgastante iniciar la búsqueda y nominación de otra persona para el puesto, se manifestó a favor de su permanencia, por lo que U Thant fue reelecto de manera unánime por el Consejo de Seguridad y la Asamblea General para el lapso comprendido entre 1966 y 1971.

 

En su segundo mandato prevalecieron las fricciones con Estados Unidos en torno a la situación en Vietnam, pero a pesar de ello U Thant impulsó activamente la agenda para el desarrollo y coadyuvó a la celebración de la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) en 1964 y la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1965. Asimismo, fue proactivo en temas ambientales a los que confirió un papel protagónico en la agenda de Naciones Unidas, lo que llevaría al nacimiento en 1972 –para ese tiempo él ya no sería Secretario General- del Programa de las Naciones Unidas para el medio Ambiente (PNUMA).23 Una de sus últimas gestiones consistió en lograr que la Asamblea General de la ONU apoyara por 76 votos a favor, 35 en contra y 17 abstenciones, la reincorporación de la RP China al organismo internacional, tras 22 años de exclusión. La fecha de esta histórica votación fue el 25 de octubre de 1971.24

 

U Thant murió el 25 de noviembre de 1974 a causa de cáncer de pulmón en Nueva York. Su cuerpo fue llevado a Birmania sin que ninguna autoridad gubernamental estuviera presente para recibir el féretro en el aeropuerto de Rangún. En ese tiempo, el país era gobernado por una junta militar encabezada por Ne Win, quien se hizo del poder tras un golpe de estado el 2 de marzo de 1962. U Thant había mantenido nexos con el gobierno depuesto de U Nu y esto fue determinante para que las autoridades golpistas le negaran un funeral de Estado. Sin embargo, U Thant era considerado una celebridad en su país y gozaba de enorme popularidad. El día del funeral en que U Thant sería sepultado en un cementerio ordinario, estudiantes de la Universidad de Rangún robaron el féretro y lo enterraron en los terrenos de la citada universidad en donde se reunían periódicamente para realizar actos de protesta contra el gobierno. El 12 de diciembre de ese año, tropas del gobierno ingresaron a la universidad, mataron a varios estudiantes que resguardaban el cuerpo y se llevaron el ataúd para sepultarlo cerca de la Pagoda de Shwedagon, donde permanece hasta el día de hoy.

 

Un nazi llega a la Secretaría General

 

Cuando U Thant estaba por culminar su segundo mandato, Kurt Waldheim, a la sazón representante permanente de Austria ante Naciones Unidas, realizó una intensa campaña para ocupar la Secretaría General. El austríaco tuvo dignos rivales en la figura del finlandés Max Jacobson –a quien se considera el “padre de la política de neutralidad de Finlandia” y quien también había estado realizando una vigorosa campaña para el cargo -; y del argentino Carlos Ortiz de Rozas. Jacobson, de ascendencia judía, se topó con una fuerte oposición a su candidatura, de parte de las delegaciones árabes ante la ONU. En el caso de Ortiz de Rozas, éste fue postulado por Francia, ganando el apoyo de 13 de los 15 miembros del Consejo de Seguridad, encontrando, sin embargo, la oposición soviética. Moscú argumentó que Argentina era aliado de Estados Unidos en el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), insistiendo en que ese simple hecho descalificaba a Ortiz de Rozas para el cargo.25

 

Pese a la reducción de candidatos al cargo, Kurt Waldheim fue vetado inicialmente por la RP China y el Reino Unido. En una segunda ronda, Francia convenció a Ortiz de Rozas para que renunciara a su postulación y en cuanto la RP China retiró su veto, Waldheim fue electo. Era el tercer europeo en ocupar la Secretaría General.

 

Kurt Josef Waldheim nació el 21 de diciembre de 1918 en una aldea cercana a Viena. Su padre, un inspector escolar católico de origen checo, cambió su nombre tras la caída de la monarquía de los Habsburgo. El joven Waldheim realizó de manera voluntaria su servicio militar bajo el régimen nazi, el cual se había anexionado Austria en 1938 (Anschluss). Durante la guerra prosiguió con sus estudios en derecho, si bien fue apostado bajo las órdenes del ejército nazi, en Grecia y Yugoslavia.

 

Todo parece indicar que el pasado tenebroso de Waldheim se benefició de la atención que recibió la desnacificación de Alemania, no así la de Austria.26 Por lo tanto, en 1945, el ambicioso Waldheim se integró al servicio diplomático de su país actuando de manera discreta y a partir de ahí emprendió una carrera ascendente como Ministro de Asuntos Exteriores de Austria de 1951 a 1956, para luego ser embajador en Canadá.27 Acto seguido volvió a Austria para retomar la jefatura de la cancillería y ser remitido como representante de su país ante Naciones Unidas. A principios de los 70 se postuló para la presidencia austriaca y al ser derrotado, buscó a toda costa la Secretaría General de la ONU, omitiendo siempre esa parte de su biografía que de todos modos saldría a relucir años después.28 Es muy posible que el astuto Waldheim haya buscado encabezar al organismo internacional más importante del mundo a manera de protección respecto a su pasado, si bien a la fecha resulta sorprendente que los servicios de inteligencia de Estados Unidos, la Unión Soviética, la Gran Bretaña o Francia no contaran con información sobre las acciones desarrolladas por Waldheim durante la guerra –y si contaban con ella, sigue siendo un misterio el por qué permitieron que Waldheim presidiera la Secretaría General.29

 

Como Secretario General, Waldheim impulsó cumbres internacionales sobre diversos temas como el ambiental, las mujeres, el comercio y el desarrollo, la alimentación, etcétera. Asimismo empujó iniciativas de mediación en torno a Chipre y Kashemira. También acogió al entonces líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat, quien, el 13 de noviembre de 1974 pronunció un histórico discurso en la sede de la Asamblea General, en tanto el 22 de noviembre, la misma Asamblea General aprobó por 75 votos a favor, 35 en contra y 42 abstenciones una resolución en la que se reconocía el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación, la independencia nacional y la soberanía. A la OLP se le garantizó el estatus de observador permanente en Naciones Unidas y en 1976 se aceptó en el seno de la institución el principio de un Estado palestino.30 Con las cumbres internacionales señaladas y la apertura respecto a la OLP, Waldheim se echó a la bolsa a no pocos miembros de Naciones Unidas, lo que allanó el camino para su reelección para un segundo período, pese a la objeción inicial de la RP China.

 

 

Cabe destacar que Luis Echeverría Álvarez, Presidente de México de 1970 a 1976, buscó ser postulado a la Secretaría General de la ONU justo en el momento en que Waldheim buscaba la reelección para un segundo período. Las intenciones de Echeverría eran más que evidentes para el mundo, luego de una diplomacia muy activa que incluyó visitas a diversos y remotos países; la presentación de laCarta de derechos y deberes económicos de los Estados en ocasión de la UNCTAD III celebrada en Santiago de Chile en 1972; la acogida de refugiados chilenos; el establecimiento de relaciones diplomáticas con la RP China; etcétera. Sus viajes internacionales, en los que lo acompañaba una nutrida comitiva integrada, incluso, por chefs, cocineros, y nixtamaleras a efecto de promocionar, en cualquier lugar del mundo al que llegara el mandatario, la cultura y la gastronomía mexicanas, eran legendarios.31 De las aspiraciones de Echeverría mucho se ha escrito: mientras un Presidente mexicano está en el poder lo tiene todo, pero al finalizar su mandato, lo pierde todo –o casi. No puede aspirar a mantenerse “vivo” en el sistema político mexicano –no al menos en esos tiempos- y la Secretaría General de la ONU, parecía un paso lógico para mantenerse activo.

 

Los archivos de Wikileaks que diera a conocer Julian Assange hace algunos años, corroboran que la embajada de Estados Unidos en México tomó nota de las pretensiones de Echeverría, y pese a considerar que el aspirante en turno era megalómano, poco diestro en torno a la política internacional y autoritario, no lo descartó del todo, al menos mientras se supiera si Waldheim buscaría o no un segundo mandato.32 Una vez que quedó claro que Waldheim se mantendría como Secretario General, Echeverría, planeando una “jubilación digna”, creó el costoso Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo (CEESTEM) en el barrio de San Jerónimo y a cuya inauguración, el 14 de septiembre de 1976, asistieron una pléyade de figuras políticas nacionales e internacionales de renombre, encabezadas justamente por Kurt Waldheim, quien, con bombos y platillos apadrinó la iniciativa. El CEESTEM sobrevivió 7 años –que coincidieron con la presidencia de José López Portillo-, tras los cuales, ya en el mandato de Miguel de la Madrid y sin mediar explicación alguna, el gobierno federal retiró el financiamiento al centro -que ascendía a 200 millones de pesos-, sin dar mayores explicaciones.33

 

No conforme con su reelección para el período 1976-1981, Waldheim tuvo la osadía de postularse para un tercer mandato, algo inédito en la historia de la Secretaría General de la ONU. Sin embargo, la RP China y diversos países africanos promovieron al Ministro de Asuntos Exteriores de Tanzania, Salim Ahmed Salim, con el argumento de que ya era tiempo de que África contara con un representante en la Secretaría General. Waldheim insistió, pero se topó con 16 rondas de votaciones con sendos vetos de parte de Beijing. Estados Unidos, por su parte, vetó a Salim 15 veces y la URSS ciertamente no quiso apoyar a un candidato apoyado por la RP China.34

 

Así las cosas, el argentino Carlos Ortiz de Rozas probó suerte, con un argumento similar al de los países africanos: América Latina nunca había estado representada en la Secretaría General. Sin embargo, subsistió la objeción de Moscú a su candidatura. Por lo tanto, se buscó un candidato de compromiso y las opciones posibles eran el Príncipe Sadruddin Aga Khan de Irán y Javier Pérez de Cuéllar de Perú. Como era de esperar, la Unión Soviética vetó al primero y ello allanó el camino para la asunción de Pérez de Cuéllar como el primer latinoamericano en llegar a la jefatura de la Secretaría General.

 

Pero antes de proseguir con el análisis de la gestión de Pérez de Cuéllar, es importante aclarar cuál fue la suerte de Kurt Waldheim al dejar el cargo. De vuelta a su natal Austria, Waldheim volvió a contender por la presidencia. Pero ésta vez su pasado tenebroso salió a relucir.35 “Waldheim tenía entonces 63 años pero no quería desaparecer, sino únicamente no hacer olas, y para ello fue elegido Presidente de su país en 1986. Pero, una vez en palacio, la patente de corso que le había acompañado como una maga toda su vida, dejó de protegerle. El cazanazis, también austriaco, Simon Wiesenthal y otros rastreadores del Holocausto presentaron pruebas de que el Presidente no lo había contado todo sobre su pasado. Waldheim había escrito que, herido en 1941 -antes de que comenzara a aplicarse la solución finalhitleriana-, pudo retirarse a Viena a estudiar. Pero una foto le mostraba como teniente en los Balcanes en 1943 y 1944, en una unidad de las SS que había eliminado a 42 000 judíos griegos, así como a miles de civiles yugoslavos.”36

 

Este tema, abordado magistralmente por el recientemente desaparecido investigador mexicano Jorge Basurto37 fue un balde de agua fría para la comunidad internacional, incluyendo a la propia Naciones Unidas y a los países miembro. En marzo de 1988 negando ser “personalmente culpable”, Waldheim pidió perdón públicamente por los crímenes cometidos por los nazis austríacos durante la Segunda Guerra Mundial. Más tarde, en 1996, publicó su versión de los hechos en un libro titulado La respuesta, en el que “reconocía el error de haber ocultado esa parte de su historia, pero porfiaba en que su conducta había sido irreprochable. Puede que obediencia debida fuera la explicación que se daba a sí mismo, y ni siquiera es preciso que fuera un criminal de guerra, lo que, por otra parte, nadie ha probado; pero lo seguro es que hechos atroces se sucedieron en su vecindad sin que se sepa que tratara de impedirlos. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra, pero su jefe, el general Alexander Lohr, murió ejecutado. Lo cierto es que, la opinión austriaca, muy en su papel de paquete distraído en el viaje al horror del nazismo, le redobló su apoyo mientras gran parte del mundo no lo quería ver ni en lontananza. Estados Unidos le retiró el visado y los viajes presidenciales al extranjero se redujeron a varias visitas al Vaticano, nada melindroso cuando se trata de estadistas católicos, y algunos países árabes.”38

 

Toda la agitación que suscitó el caso Waldheim determinó que al terminar su mandato presidencial el 8 de julio de 1992, el defenestrado político se retirara definitivamente de la vida pública y se mantuviera en Viena en medio del repudio internacional hasta su muerte.39 Se puede argumentar que la historia lo juzgará, pero en su vejez disfrutó de dos jugosas pensiones, una por sus años de servicio en la ONU y otra como ex Presidente de Austria. Kurt Waldheim falleció el 14 de junio de 2007 por complicaciones cardiacas tras una infección de la que día antes, aparentemente, había salido bien librado. Antes de su muerte pidió que ningún dignatario extranjero asistiera a sus exequias, si bien el Presidente de Austria en turno, Heinz Fischer, encabezó el funeral de Estado en el que señaló que Waldheim había sido erróneamente acusado de cometer crímenes de guerra y lo calificó como un “gran austriaco.”40

 

De pianista frustrado a Secretario General

 

Javier Felipe Ricardo Pérez de Cuéllar y de la Guerra nació el 19 de enero de 1920 en Lima Perú y en la actualidad tiene 96 años. Se integró al Ministerio de Relaciones Exteriores en 1940 y al cuerpo diplomático peruano en 1944. Paralelamente ejerció la docencia como profesor de derecho internacional en la Escuela Diplomática de Perú y también como académico en la Academia de Guerra Aérea del Perú.

 

En 1961, fue ascendido al rango de embajador, y ejerció esas funciones en Suiza, la Unión Soviética, Polonia y Venezuela. En 1971 fue designado representante permanente de Perú ante Naciones Unidas en Nueva York, cargo que ostentó por tres años. Entre 1973 y 1974 participó en el Consejo de Seguridad, desempeñando la función de Presidente del Consejo durante la crisis de Chipre en julio de 1974. Dos meses después, Pérez de Cuéllar fue designado por Naciones Unidas como representante especial del Secretario General en Chipre, cargo que desempeñó hasta diciembre de 1977. El 27 de febrero de 1979 fue nuevamente llamado por la ONU y nombrado Secretario General Adjunto de Naciones Unidas para Asuntos Políticos. Desde abril de 1981, y cuando aún estaba en este puesto, fue representante personal del Subsecretario General para Afganistán. En mayo de ese mismo año regresó a su país, donde su permanencia sería muy corta, toda vez que al poco tiempo sería investido como Secretario General.

 

A Pérez de Cuellar le tocó lidiar con la nueva guerra fría patrocinada por la administración de Ronald Reagan en Estados Unidos, pero también fue testigo del ascenso de Mijaíl Gorbachov al liderazgo soviético y del debilitamiento de la influencia soviética en el mundo. América Latina lo pasaba muy mal, tanto con la llamada “década perdida” como con los conflictos en América Central y, por si fuera poco, la Guerra de las Malvinas. En otros temas y regiones, Pérez de Cuéllar coadyuvó a la independencia de Namibia; a mitigar el conflicto entre el Frente Polisario y Marruecos en torno al Sahara Occidental; a proponer opciones ante la crisis de Chipre; a promover el diálogo en Yugoslavia ante el secesionismo de Croacia y las acciones perpetradas por Serbia; a buscar una solución a la guerra entre Irán e Irak, al igual que de cara a la invasión soviética a Afganistán.41

 

Cuando culminó su primer mandato, Pérez de Cuéllar había sido sometido a una cirugía a corazón abierto y previamente había comentado que no le interesaba permanecer en el cargo para un segundo período. Esto fue suficiente para su reelección, en la que presenció la caída del Muro de Berlín, la democratización de buena parte de los países de Europa Oriental, la unificación de Alemania, y ciertamente, un Consejo de Seguridad más activo, dado que el debilitamiento que experimentaba la URSS le impedía seguir ejerciendo el derecho de veto. Cuando Pérez de Cuéllar terminó su gestión, también dejó de existir la Unión Soviética. Lo anterior no significa que Pérez de Cuéllar haya tenido un papel destacado en tan significativos cambios geopolíticos, pero lo que sí se puede afirmar es que, al menos, estuvo en primera fila para presenciarlos.

 

Uno de los problemas más serios que enfrentó como titular de la Secretaría General, fue la crisis financiera de la institución. Las finanzas de Naciones Unidas pasaban por un mal momento y la institución estuvo varias veces en bancarrota, poniendo en riesgo los programas humanitarios y sociales más esenciales que auspiciaba en beneficio de las sociedades. Irónicamente, la década de los 80 presenció una renovada carrera armamentista encabezada por la “segunda guerra fría” impulsada por la administración de Reagan, la que a su vez, acusaba a Naciones Unidas de ineficaz. Al final de su segundo período, la elección de su sucesor fue tan complicada, que extraoficialmente se le preguntó si podría quedarse sólo por dos años más al frente de la Secretaría General, algo a lo que se negó.

 

Luego de su paso por la Secretaría General, en 1995 Pérez de Cuéllar contendió, sin éxito, contra Alberto Fujimori, por la presidencia de Perú. Posteriormente, entre 2000 y 2001 fue Ministro de Asuntos Exteriores de su país y embajador peruano en Francia hasta 2004. En la actualidad, aunque retirado de la política nacional e internacional, sigue haciendo declaraciones y aclaraciones. El año pasado, por ejemplo, su nombre figuró entre probables evasores fiscales en una cuenta de HSBC en Suiza.42 De manera más reciente manifestó su apoyo a Pedro Pablo Kuczynski, candidato a la presidencia de Perú por el “Partido Peruanos por el Kambio.”43

 

En alguna ocasión, Pérez Cuéllar comentó en una entrevista, que habría preferido ser pianista concertista, pero que en su natal Perú eso estaba reservado solamente para las mujeres. Muchos consideran que debió seguir su vocación. Tristemente para América Latina, la gestión de Pérez de Cuellar en la Secretaría General es considerada como una de las más grises en la historia de la institución y sólo ha sido superada por la mediocridad característica del actual titular de ese órgano, el surcoreano Ban Ki-moon, de quien se hablará más adelante.

 

África por fin llega a la Secretaría General

 

 

Con el fin de la guerra fría y el colapso soviético, algunos miembros permanentes del Consejo de Seguridad aprovecharon la oportunidad para postular candidatos que consideraban favorables a sus intereses particulares. El tema de la equidad de género resonaba en la sede de Naciones Unidas y la Gran Bretaña postuló a la doctora noruega Gro Harlem Brundtland a la Secretaría General. Brundtland había presidido cuando fue Primera Ministra de Noruega –y a invitación de Pérez de Cuéllar-, una importante comisión denominada popularmente Nuestro futuro común, cuya relevancia estriba en que introdujo al debate internacional el concepto de desarrollo sustentable. Las recomendaciones de la Comisión Brundtland serían la base para la celebración, en 1992, de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro. Sin embargo, Brundtland se enfrentó a la oposición del continente africano a que otro europeo ocupara la Secretaría General. Así las cosas, Gran Bretaña empezó a promover al Ministro de Finanzas de Zimbabue, Bernard Chidzero. Sin embargo, Francia deseaba influir en el proceso con un candidato africano de habla francesa, por lo que propuso al egipcio Boutros Boutros-Ghali. La vieja rivalidad entre Francia y la Gran Bretaña afloró de manera muy desafortunada, pero lo interesante de este proceso fue que Rusia no tuvo mucho que hacer –o más bien, no podía, luego del colapso de la Unión Soviética- y aunque Estados Unidos vetó la propuesta francesa, tampoco estaba muy interesado en posponer por mucho más tiempo, la designación del sucesor de Pérez de Cuéllar y ser percibido por el continente africano como poco sensible o peor, racista, respecto a esa región. Washington propuso al entonces Primer Ministro canadiense Brian Mulroney para el cargo,44 pero éste rechazó la oferta, debido a diversos problemas internos que enfrentaba en Canadá, incluyendo el referéndum en torno a la aprobación del Acuerdo de Charlottetown, la crisis económica y otros tantos dilemas.45 Francia entonces desarrolló una campaña entre los simpatizantes de Chidzero, para que apoyaran a Boutros-Ghali. Así, en la votación decisiva, Estados Unidos se abstuvo, allanando el camino para la investidura del diplomático egipcio, el primer árabe en ascender al cargo. Pero que quede claro: Boutros-Ghali nunca fue del agrado de Washington.

 

Boutros Boutros-Ghali nació el 14 de noviembre de 1922 en El Cairo, en el seno de una familia de cristianos coptos. En su árbol genealógico figura un abuelo, Boutros Basha Nirus Ghali, que fue Primer Ministro de Egipto entre 1908 y 1910. Boutros-Ghali recibió educación universitaria en El Cairo y luego en París, lo que lo llevó a conservar a lo largo de su vida una estrecha conexión con la cultura francesa. Después de sus estudios en relaciones internacionales en la capital francesa, se desempeñó como profesor de derecho en la Universidad de El Cairo.
En 1977 se convirtió en Ministro de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Anuar El Sadat, y se mantuvo en el cargo bajo el mandato del sucesor de Sadat, Hosni Mubarak por un período de 14 años. Boutros-Ghali jugó un rol clave en la conclusión de los acuerdos de paz egipcio-israelíes de Campo David en 1978 y suscritos un año después.

 

Especialista en temas de desarrollo escribió diversos ensayos sobre la distribución desigual de la riqueza entre los países ricos y pobres y sobre la relación entre la conservación del agua y la estabilidad política en África y Medio Oriente. Boutros-Ghali fue además una figura clave en la liberación, tras 27 años en prisión, de Nelson Mandela en 1990.

 

Una vez instalado en la Secretaría General, Boutros-Ghali enfrentó un entorno geopolítico internacional desafiante. Claro que lo mismo se podría decir en el caso de quienes le antecedieron. Estados Unidos le exigió reformar a la institución, desburocratizarla y hacerla más viable en términos financieros. Sin embargo, los gastos crecían: las OMPs se multiplicaron y la estrategia de la comunidad internacional para lidiar con los numerosos conflictos que acontecían en la guerra fría, parecía privilegiar, a priori, el envío de cascos azules a zonas en conflicto a un costo crecientemente oneroso. Varios sucesos muy desafortunados se sucedieron en esos años: Somalia, Ruanda, Yugoslavia, un fracaso tras otro. Las reformas desarrolladas por Boutros-Ghali dejaban mucho qué desear: la equidad de género en el seno de la institución, simplemente fue hecha a un lado y el predominio de hombres en los cargos de alto nivel, era escandaloso: sólo la mexicana Rosario Green figuraba como una de las pocas mujeres entre los funcionarios de alto nivel en Nueva York. Los derechos humanos, tema que había adquirido gran notoriedad en la agenda internacional, fue otro de los temas menos favorecidos por el egipcio, si bien fue durante su mandato (1993) que la Asamblea General creó la figura del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, cargo que le fue encomendado al ecuatoriano José Ayala Lasso. Por otra parte, las finanzas de la institución estaban en números rojos y el Secretario General se quejaba de que no había recursos ni siquiera para comprar papelería.46 Un hecho a destacar es que a lo largo de su gestión, Naciones Unidas realizó numerosas cumbres internacionales encaminadas a analizar diversos temas relacionados con el desarrollo, largamente pospuestos a lo largo de la guerra fría como la infancia, el desarrollo social, el medio ambiente, etcétera. No faltaron, sin embargo, fuertes críticas a estas cumbres a las que se calificaba de retóricas, al fijar grandes objetivos sin que las naciones asumieran compromisos concretos para llevarlos a la práctica, y ello sin dejar de lado que no eran reuniones especialmente baratas.

 

Con todo, lo que selló la suerte de Boutros-Ghali fueron los desencuentros que mantuvo con Estados Unidos, en particular con la representante de ese país ante Naciones Unidas: Madeleine Albright. Así, hacia 1996, cuando el egipcio buscaba la reelección al cargo, la embajadora Albright dejó en claro que sin importar la opinión de la comunidad internacional, Boutros-Ghali debía irse.47 En general, la comunidad internacional estaba a favor de la reelección del egipcio, quien montó una campaña para ese fin, pero la ofensiva desarrollada por el gobierno de Clinton en su contra, probó se decisiva. Un alto funcionario de Naciones Unidas resumió la confrontación entre Boutros-Ghali y Estados Unidos en los siguientes términos: “Estados Unidos puede sobrevivir sin la ONU, pero la ONU no podría sobrevivir sin Estados Unidos.” Más claro, ni el agua.

 

Por supuesto que Francia montó en cólera, porque su idea de ser protagonista en un Consejo de Seguridad donde el colapso soviético había generado vacíos de poder que la apabullada Rusia no podía llenar, simplemente no se pudo materializar. Así, París desarrolló una campaña, con el apoyo de los países africanos, contra la posición de Estados Unidos. Pero Washington, a sabiendas de que para el continente africano no sería aceptable nadie que no procediera de esa región, empezó a decantar a favor del Subsecretario Kofi Annan, un ghanés, que si bien no era francófilo, podría dar la batalla en esta contienda.

 

Según un despacho de The New York Times, Boutros-Ghali no quiso quedarse con la duda, y una vez que se resignó a que no sería reelegido en el cargo, en ocasión de una reunión con Albright, le preguntó a ella directamente: “¿qué hice mal?” De conformidad con la misma fuente, Albright le explicó al egipcio que Estados Unidos esperaba que él hubiera hecho más para solucionar los problemas en Medio Oriente: después de todo, él contaba con bastante experiencia en el tema, considerando su contribución y participación en los acuerdos de Campo David.48

 

Tras su gestión en la Secretaría General, Boutros-Ghali fue designado, con el apoyo de Francia –por supuesto- como Secretario General de la Francophonie para el período 1997-2002. Posteriormente se integró a la junta de gobierno delSouth Center, un centro de investigación intergubernamental abocado al análisis de los problemas del desarrollo. También fungió como director del National Council on Human Rights, y participó activamente en la campaña para hacer de Naciones Unidas un parlamento internacional.

 

Boutros Boutros-Ghali falleció a la edad de 93 años en un hospital de El Cairo, el pasado 16 de febrero, a consecuencia de las complicaciones derivadas de una fractura de cadera, que, debido a su avanzada edad, no pudo superar.49

 

El insider, nativo de Ghana

 

Para los países africanos, la frustrada reelección de Boutros-Ghali era poco más que una afrenta. Todos los Secretarios Generales previos habían podido aspirar –si bien no todos lo pudieron hacer realidad- a dos períodos al frente de la Secretaría General.

 

Kofi Annan, quien fungía como subsecretario responsable de las OMPs, al tanto de la inminente defenestración de su jefe, comenzó a jalar agua para su molino. Una de las estrategias que más beneficios le reportó al ghanés fue el lobbycon los delegados emplazados en Nueva York, a quienes les molestaba el estilo diplomático del egipcio, quien solía negociar directamente son los ministros de asuntos exteriores de sus respectivos países. Los representantes permanentes, encantados de que Annan tomara en cuenta su sentir, resultaron clave en la designación del ghanés. Claro que el Ministro de Asuntos Exteriores de Costa de Marfil, Amara Essy, parecía un obstáculo insalvable, sobre todo por el rechazo de Francia a Annan, nativo de un país africano anglófilo. Con todo, las objeciones de los países africanos empezaron a ceder, y si bien Francia vetó una y otra vez a Annan, Estados Unidos y la Gran Bretaña vetaron una y otra vez a todos los demás contendientes. Francia estuvo a punto de convencer a Rusia de vetar a Annan, pero, el gobierno de Clinton pidió a Boris de Yeltsin dar su visto bueno a favor del ghanés. Francia eventualmente sucumbió ante la imposibilidad de llevar a buen puerto sus deseos y Annan fue electo por aclamación.50

 

Diversos estudiosos del tema consideran que, detrás de Hammarskjöld, Kofi Annan ha sido el mejor Secretario General de Naciones Unidas. ¿Por qué? El ghanés tenía en su haber algo que los demás no. Se trata del único Secretario General cuya carrera profesional se realizó íntegramente en Naciones Unidas. Todos sus antecesores tenían sus carreras diplomáticas hechas en sus respectivos países. Annan puede presumir de ser el único que, ascendiendo en el escalafón de la burocracia de Naciones Unidas, conoce verdaderamente el funcionamiento, las carencias y las fortalezas de la institución desde adentro. Se trataba de un genuino insider.

 

Kofi Ata Annan nació el 8 de abril de 1938 en Comassie (hoy Kumasi), Ghana. Estudio en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Kumasi y en 1961 completó sus estudios de economía en el Macalester College de St. Paul, Minnesota, en la Unión Americana. Más tarde, cursó estudios de postrado en ciencias económicas en Ginebra, Suiza. En 1962 ingresó al Sistema de Naciones Unidas como oficial administrativo y de presupuesto en la Organización Mundial de la Salud (OMS). Permaneció en el cargo 12 años, para regresar a su natal Ghana en 1974 y ser investido como Ministro de Turismo. En 1976 le fue ofrecido un cargo como asistente del Secretario General de la ONU. Trabajó también en la Comisión Económica para África (CEPA) en Addis Abeba; en la Fuerza de Emergencia de las Naciones Unidas (FENU II) y en el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Ginebra. Asimismo estuvo adscrito a la Sede de Naciones Unidas en Nueva York como Subsecretario General de Gestión de Recursos Humanos y Coordinador de Asuntos de Seguridad para el Sistema de Naciones Unidas (1987-1990) y como Subsecretario General de Planificación de Programas, Presupuesto y Finanzas y Contralor (1990-1992).

 

Dos encomiendas de extrema importancia antecedieron su designación como Secretario General: la Subsecretaría para las Operaciones de Mantenimiento de la Paz (de 1992 a 1993) y la Secretaría General adjunta (de 1993 a 1996). Cuando fue designado como Secretario General en 1996, se comprometió a realizar reformas a la institución en aras de hacerla más eficiente y financieramente viable. En honor a la verdad hay que decir que esta reforma la inició su antecesor, pero la falta de continuidad en el cargo, le impidió concretarla.

 

 

Kofi Annan corrió con mejor suerte y en 1997 reunió las iniciativas precedentes en un documento denominado Renovación de las Naciones Unidas: un programa de reforma. En él, Annan demandaba la simplificación administrativa, una mayor transparencia en los gastos, la rendición de cuentas y el refuerzo en la capacidad del Secretario General. Temas como los derechos humanos y el empoderamiento de las mujeres en cargos directivos de los organismos y programas del Sistema de Naciones Unidas, recibieron la mayor importancia.

 

Annan continuó impulsando diversas cumbres internacionales a lo largo de los 90 y en el año 2000 tuvo lugar la que marcaría un hito respecto a las aspiraciones en materia de desarrollo: la Cumbre del Milenio, celebrada en ocasión de la 65ª Asamblea General. De ella emanaron los objetivos de desarrollo del milenio (ODM) los que, se planteó, deberían concretarse a lo largo de los siguientes 15 años, para lo que se llevaría a cabo, en una ocasión subsecuente, la Cumbre sobre Financiamiento para el Desarrollo en Monterrey, México en 2002. Aunado a ello, Annan impulsó una asociación estratégica entre grandes empresas y Naciones Unidas –denominada Global Compact, de manera que las corporaciones que apoyaran al organismo internacional en sus diversas tareas en beneficio de las sociedades del mundo, serían reconocidas por la propia institución. Para los consorcios de todo el planeta, esta era una oportunidad dorada para mejorar su imagen a los ojos de las sociedades. Otra iniciativa importante de Annan fue el apoyo al principio de la responsabilidad de proteger (R2P), versión minimalista de la agenda de seguridad humana, destinada a liberar a las personas del temor –es decir, la guerra y la violencia.

 

Todo el trabajo emprendido por el diplomático ghanés determinó que muy temprano, en 2001, mucho antes de que terminara su primer período como Secretario General, fuera ratificado en el cargo de manera unánime y por aclamación de parte de todos los miembros de Naciones Unidas para un segundo quinquenio. Annan era, en ese tiempo, el hombre del momento, el que había logrado reformar a la ONU, el que había concretado objetivos concretos para promover el desarrollo y al que el Comité Nobel de Oslo no dudó en otorgarle el Premio Nobel de la Paz por posicionar a Naciones Unidas nuevamente en el centro de la política mundial.

 

Pero la felicidad por su reelección y ante tantos reconocimientos y elogios, pronto enfrentarían un tropezón. Los sucesos del 11 de septiembre de 2001 pusieron a la ONU contra la pared, al obligarla a, una vez más, colocar a la seguridad internacional en la palestra principal, en detrimento de la agenda para el desarrollo. La resolución 1373 (28 de septiembre) aprobada por el Consejo de Seguridad, instó a las naciones del mundo a dar la máxima prioridad al combate del terrorismo internacional. Con todo, Annan buscó equilibrar la agenda de seguridad con la del desarrollo, en atención a que reconocía que no se podía aspirar a llevar a buen puerto, de manera aislada, a ninguna de las dos por separado.

 

En respuesta a la solicitud de las demandas que los Estados miembro formularon por primera vez en el documento final de la cumbre efectuada con motivo del 60° aniversario de la ONU en 2005, Kofi Annan presentó un año más tarde una iniciativa destinada a fortalecer la gestión y la rendición de cuentas de Naciones Unidas. Desafortunadamente, buena parte de los debates se centraron en la reforma del Consejo de Seguridad, lo que impidió analizar reformas a otros órganos fundamentales de Naciones Unidas que podrían coadyuvar a que la institución cumpliera cabalmente con los objetivos que se propuso desde su creación.

 

Si Boutros-Ghali tuvo en Madeleine Albright a su peor pesadilla, Annan encontró serias dificultades para navegar en las turbulentas aguas del siglo XXI de cara a la administración neoconservadora estadunidense encabezada por George W. Bush. Una de las pruebas más duras para la gestión de Annan fue la decisión unilateral de parte de Washington, de iniciar las hostilidades contra el régimen de Saddam Hussein en Irak, el 20 de marzo de 2003. A pesar de que esta incursión bélica carecía de legitimidad y argumentos, Estados Unidos se salió con la suya, pasando por encima de los cánones previstos en la Carta de la ONU. No contento con violentar la normatividad internacional, Estados Unidos exigió a la ONU abrir una oficina en Bagdad, presumiblemente para legitimar o disfrazar la ilegalidad de esta incursión sobre un país soberano. Annan entonces, dispuso el envío de una misión especial a cuya cabeza colocó al diplomático brasileño Sergio Vieira de Mello, a la sazón, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Dado que las condiciones de seguridad en el país árabe no eran las ideales, los rebeldes yihaidistas y el líder de al-Qaeda en Irak, colocaron un coche bomba afuera del Hotel Canal -donde se alojó temporalmente la sede de la ONU-, mismo que estalló el 19 de agosto de 2003, matando a Vieira de Mello y a otras 22 personas ahí emplazadas. En Nueva York, todos los funcionarios de alto nivel, responsabilizaron de este desafortunado incidente a Annan, a quien culpaban de no haber exigido a Washington garantías mínimas de protección para el personal de Naciones Unidas enviado a Irak. Irónicamente, Vieira de Mello, era reiteradamente mencionado como uno de los posibles sucesores de Annan al frente de la Secretaría General. Cabe destacar que el líder de al-Qaeda en Irak, Abu Musab Zarqawi, al reivindicar el atentado, señaló que el ataque estuvo dirigido justamente a Vieira de Mello en represalia por la gestión que éste hizo previamente en Timor Oriental, donde, según Zarqawi, favoreció la independencia de ese territorio que originalmente pertenecía a Indonesia, un país musulmán hermano.51

 

Por si este hecho no había sido un descalabro lo suficientemente doloroso para Annan, en 2004, investigadores del Senado estadunidense dieron a conocer que el régimen de Saddam Hussein se había beneficiado con 17 300 millones de dólares derivados del programa “petróleo por alimentos.” Dicho programa era un plan por 60 millones de dólares que le permitía a Irak, a partir de 1996, comprar comida, medicamentos y otros suministros humanitarios con los ingresos obtenidos por ventas reguladas de petróleo, sin que ello implicara violar las sanciones impuestas a ese país después de la invasión dirigida por Saddam Hussein a Kuwait en 1990. El programa tenía como objetivo aliviar el sufrimiento de los iraquíes debido a las sanciones. Sin embargo, tras las revelaciones del Senado estadunidense, se dio a conocer que los implicados en las corruptelas descritas, incluían a países vecinos de Irak, a diversas empresas y a funcionarios de la ONU, quienes a cambio de sobornos no tuvieron empacho en violar los términos del programa. De los 17 300 millones de dólares, 13 600 millones se generaron por la venta de crudo a países limítrofes dispuestos a violar el embargo de Naciones Unidas, en tanto otros 3 700 millones habrían sido obtenidos por medio de sobornos y sobreprecios a productos y servicios ilegales provistos por empresas contratadas en el marco del programa. Como Naciones Unidas era la responsable de vigilar el programa, los ojos del mundo cayeron sobre ella, pero eso no fue todo.

 

El hijo y el hermano del Secretario General, Kojo y Kobina Annan, respectivamente, estaban directamente involucrados en el escándalo. “Kojo, de 32 años, trabajó entre 1995 y 1998 como consultor para Cotecna Inspections,una empresa suiza contratada para inspeccionar los contratos del programa. Aunque Kojo dejó de trabajar el mismo mes en que la empresa fue agraciada con el contrato de la ONU, sí pertenecía a ella durante la fase de adjudicación. Nacido en la elegante Ginebra en julio de 1973, el hijo del máximo líder de la ONU fue testigo desde muy pequeño de cómo sus padres se divorciaban, mientras pasaba su infancia en elitistas colegios de Gran Bretaña y Suiza. Kojo y su hermano son hijos de una nigeriana, primera esposa de Annan. En 1985, el Secretario General se casó en segundas nupcias con la abogada sueca Nane Lagergren. Con 22 años, uno antes de que su padre fuese elegido Secretario General de la ONU, es contratado por Cotecna. Después, durante el año 2000, es nombrado directivo de Air Harbour Technologies, una empresa con sede en la Isla de Man y dirigida por el hijo del jeque Yamani, ex ministro saudí del petróleo y ex dirigente de la OPEP. En noviembre de 2004 aparecían las primeras informaciones que demostraban que Kojo había estado cobrando 3 000 dólares mensuales -hasta febrero de 2004- de Cotecna, con la que aparentemente había dejado de tener relación (…) Como se demostró posteriormente, la cifra total cobrada por el hijo de Kofi Annan a Cotecna ascendía, entre salarios y dietas, a 310 000 dólares. El joven Annan quedaba así sujeto a una citación ante un gran jurado de Manhattan para aclarar su conexión con la empresa. El 30 de noviembre el propio Kofi Annan confesaba sentirse «decepcionado y sorprendido» por las revelaciones. En diciembre, por ejemplo, se supo que el hijo del Secretario General mantuvo estrechos contactos con jefes de Estado y de gobierno y altos diplomáticos de la ONU para explicarles los servicios que Cotecna podría ofrecer a sus países. También se sabe que en septiembre de 1998, Kojo organizó una serie de encuentros durante la apertura de la sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas entre dignatarios y ejecutivos de Cotecna en Nueva York.”52

 

El Secretario General fue acusado de obstaculizar las indagaciones arriba referidas, pero al final se limitó a decir que desconocía lo que había hecho su hijo y que estaba muy avergonzado por su comportamiento. Esto no exime a Kofi Annan de responsabilidad ni complicidad probables. Triste forma de culminar lo que, de otra manera, habría sido un mandato brillante. John Bolton, representante de Estados Unidos ante la ONU, pidió una y otra vez la salida de Annan por considerar que un funcionario con tan baja calidad moral, no podía seguir al frente de la institución. Pese a las objeciones de Bolton, Annan terminó su segundo período.

 

Al finalizar su mandato y seguramente para redimirse, el diplomático ghanés creó la Fundación Kofi Annan en 2007, misma que se propone coadyuvar a una mejor gobernabilidad en el mundo y a dotar de capacidades a personas de diversos países para promover un desarrollo armónico y la paz. La fundación tiene su sede en Ginebra, Suiza. Asimismo, ha fungido como enviado y/o mediador en diversas crisis internacionales como las de Kenia y Siria y forma parte de la Comisión Global sobre Elecciones, Democracia y Seguridad, misma que reúne, además de él, a personalidades como Amartya Sen, Madeleine Albright y el ex Presidente de México, Ernesto Zedillo.

 

¿Una mujer para suceder a Annan?

 

Quizá nunca como hasta ese momento, la elección de una mujer para suceder al saliente Kofi Annan, había logrado tanto consenso de parte de la comunidad internacional. Corría el año de 2006 y Asia se frotaba las manos para catapultar a un nacional de ese continente, a la Secretaría General. Bolton, el representante estadunidense, trabajaba estrechamente con un diplomático muy gris, el Ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, Ban Ki-moon, a quien consideraba una buena opción para encabezar la Secretaría General. Se cuenta que Condolezza Rice, a la sazón, Secretaria de Estado de la Unión Americana, también veía con buenos ojos a Ban y junto con Bolton, montaron una campaña para asegurar su elección.

 

Muchos nombres de políticos asiáticos aparecieron en este proceso sucesorio, al igual que de europeos orientales, quienes alegaban que nunca habían estado representados en la Secretaría General. Entre los asiáticos más citados figuraban, además de Ban, el Subsecretario General de Naciones Unidas, el indio Shashi Tharoor; el rector de la Universidad de Kabul, Afganistán, Ashraf Ghani; el primer Ministro adjunto de Tailandia, Surakiart Sathirathai; y el representante permanente de Jordania ante Naciones Unidas, el Príncipe Zeid bin Ra’ad. Todos ellos lograron ser, por así decirlo, finalistas en la contienda. Europa Oriental sólo logró insertar a la única mujer en esta lista de finalistas, la Presidenta de Letonia, Vaira Vike Freiberga.

 

Otras mujeres que fueron mencionadas en la contienda pero que no pasaron a la “gran final” fueron la japonesa Sadako Ogata, ex titular del ACNUR y Presidenta de la Comisión sobre Seguridad Humana; nuevamente la doctora noruega Gro Harlem Brundtland, ex Primera Ministra y a la sazón ex Directora General de la Organización Mundial de la Salud (OMS la entonces Primera Ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark; la también entonces Presidenta de ese mismo país, Silvia Cartwright; y la entonces Presidenta de Finlandia, Tarja Jalonen. Otros suspirantes al cargo incluyeron al Ministro de Asuntos Exteriores de Timor Oriental, José Ramos Horta; y al diplomático de Sri Lanka, Jayantha Dhanapala.

 

Como se puede observar, si bien en la lista larga figuraban distinguidas féminas, en la lista corta sólo se mantuvo la Presidenta de Letonia y muy posiblemente sólo para legitimar el proceso, toda vez que no tenía ninguna posibilidad de ser electa. En cambio, dos hombres fueron los que acapararon el proceso decisorio en el Consejo de Seguridad: el ya citado surcoreano Ban Ki-moon, y el diplomático y político indio Shashi Tharoor. Éste último desarrolló una campaña extraordinaria entre los miembros de Naciones Unidas, contando además con todo el apoyo de India. Así, logró hacerse de 13 de los 15 votos del Consejo de Seguridad –la RP China se abstuvo y Estados Unidos, con Bolton, lo vetó. Fueron necesarias cuatro rondas de votaciones para determinar quién sería electo, y en todas ellas, Tharoor quedó en segundo lugar respecto a Ban Ki-moon, y en primero en la encuesta en línea realizada por la BBC.

 

 

¿Qué habría sido de la ONU si Tharoor hubiera vencido a Ban Ki-moon? Eso nunca se sabrá. Lo que sí se sabe es que el surcoreano ha tenido un desempeño mediocre, contribuyendo a que Naciones Unidas sea desplazada como gestor de la paz y la seguridad internacionales, y de otros temas de singular relevancia en la agenda global. En las grandes crisis que han aquejado al mundo a lo largo de su mandato, trátese de Ucrania o Siria, la ausencia de la ONU ha sido más que notoria. Los países poderosos han optado por proponer soluciones al margen del organismo internacional, sin que ello repercuta en un entorno más seguro.

 

Ban Ki-moon nació el 13 de junio de 1944 en plena Segunda Guerra Mundial en una zona rural de Corea –que en ese tiempo estaba bajo la ocupación japonesa. Estudió en la Universidad Nacional de Seúl, donde se graduó en la especialidad en relaciones internacionales y a continuación, ingresó al Ministerio de Asuntos Exteriores de su país en 1970. Su primera encomienda fue en la Misión de Corea de Sur ante Naciones Unidas, cuando el país tenía todavía el estatus de observador. En ese marco solicitó ser enviado al consulado surcoreano en Nueva Delhi en 1971. Regresó a Seúl en 1975, donde se reincorporó al Ministerio de Asuntos Exteriores escalando diversas posiciones y siendo enviado al exterior en varias ocasiones. Hacia 1985 realizó una maestría en administración pública en la Universidad de Harvard. No sería sino hasta 2004, tras años de ir y venir con distintas encomiendas en materia de política exterior de los diversos regímenes que gobernaron al país, que Ban se convirtió en Ministro de Asuntos Exteriores, teniendo una actuación discreta en las pláticas con Corea del Norte en torno al programa nuclear de ese país, y manejando las tensiones con Japón que tanto en los libros de texto que emplean los niños nipones en las escuelas, como en diversas visitas del Primer Ministro a santuarios en los que se glorifica a criminales de guerra que perpetraron diversas atrocidades en la Segunda Guerra Mundial, ha pretendido justificar su actuación en la contienda, causando el enojo de las Coreas y de la RP China.

 

La designación de Ban Ki-moon como Secretario General fue aprobada por el Consejo de Seguridad el 9 de octubre de 2006. Ese mismo día, Corea del Norte realizó un ensayo nuclear, ensombreciendo la designación de Ban, toda vez que el Consejo de Seguridad hubo de redactar una resolución para condenar el hecho, mientras trabajaba igualmente en la resolución que remitiría a la Asamblea General para confirmar la designación del diplomático surcoreano.53Aunque aparentemente ambos hechos no están relacionados, puesto que la explicación de Pyongyang ante el ensayo realizado fue que lo hizo de cara a las presiones que recibía de parte de Occidente en torno a su programa nuclear, lo cierto es que así se estrenó Ban Ki-moon como Secretario General electo, con malos augurios que lo han perseguido hasta el día de hoy. Su mandato inició el 1 de enero de 2007 y a mediados de 2011, el “hombre invisible”54 –como se le apoda en los altos círculos diplomáticos internacionales- fue reelecto con mucha anticipación para un segundo período, posiblemente porque, al ser tan irrelevante, le permite a los poderosos hacer lo que les venga en gana.

 

Felizmente la gestión de Ban Ki-moon termina el último día del presente año. El reto para la comunidad internacional estriba en designar como sucesor o sucesora a una persona con la experiencia, el ánimo y el oficio político para traer de vuelta a Naciones Unidas a la palestra que le corresponde en este atribulado siglo XXI.

 

 

 

Notas

 

1 David Steven (September 24, 2015), Becoming Secretary General-Learning from the Past, disponible enhttps://medium.com/unsg-2016/becoming-secretary-general-learning-from-th...

 

2 James Barros (1989), Trygve Lie and the Cold War: The UN Secretary General pursues Peace, 1946-1953, Chicago, Northern Illinois University Press.

 

3 Anthony Gaglione (2001), The United Nations under Tryve Lie 1945-1953, London, Scarecrow Press.

 

4 Trygve Lie (1954), In the Cause of Peace, London, MacMillan.

 

5 En ese tiempo, el Consejo de Seguridad contaba, además de los 5 miembros permanentes, con 6 no permanentes.

 

6 Es importante señalar que Pearson no era del completo agrado de Washington. Sin embargo, la Gran Bretaña montó una fuerte campaña a favor del canadiense, convenciendo a casi todos los miembros del Consejo de Seguridad y desechando la opción del filipino.

 

7 Chesly Manning (14 March 1953), “Soviet Veto Blocks Pearson as UN Chief”, en Chicago Tribune, p. 1.

 

8 Brian Urquhart (1994), Hammarskjöld, New York, W. W. Norton & Company.

 

9 Ibid.

 

10 Maggie Farley (January 18, 2006), „If You Want It, Forget It“, en Los Angeles Times, disponible enhttps://www.globalpolicy.org/component/content/article/228/32516.html

 

11 Ruth und Karl-Heinz Röhlin (2005), Dag Hammarskjöld: Mystiker und Politiker, Berlin, Kösel-Verlag.

 

12 Dag Hammarskjöld (1964) Markings, New York, Knopf.

 

13 Carsten Stahn y Henning Melber (2014), Peace Diplomacy, Global Justice and International Agency: Rethinking Human Security and Ethics in the Spirit of Dag Hammarskjöld, Cambridge, Cambrigde University Press.

 

14 David Arnault (2013), Whispers: The search for Dag Hammarskjöld, New York, Dog-Eared Independent Impressions.

 

15 Roger Lipsey (2013), Hammarskjöld. A Life, Michigan, University of Michigan Press.

 

16 William Taubman (2004), Kruschev, the Man and his Era, New York, W. W. Norton & Company.

 

17 Luis Reyes (17/10/2011), “La verdad sobre la muerte de Hammarskjöld”, en Tiempo, disponible enhttp://www.tiempodehoy.com/cultura/historia/la-verdad-sobre-la-muerte-de...

 

18 Susan Williams (2014), Who Killed Hammarskjöld: the UN, the Cold War and White Supremacy in Africa, New York, Oxford University Press.

 

19 The Guardian (August 17, 2011), “Dag Hammarskjöld: Evidence Suggests UN Chief’s plane was shot down”, disponible en http://www.theguardian.com/world/2011/aug/17/dag-hammarskjold-un-secreta...

 

20 The Hammarskjöld Commission (9 September 2013), Report of the Commission of Inquiry, The Hague, disponible en http://www.hammarskjoldcommission.org/wp-content/uploads/2012/03/REPORT.pdf

 

21 Kofi Annan (6 September 2001), Dag Hammarskjöld and the 21st Century, Uppsala University, Dag Hammarskjöld Foundation, disponible en http://www.daghammarskjold.se/event/dag-hammarskjold-21st-century-kofi-a...

 

22 June Bingham (1965), U Thant: The Search for Peace, New York, Knopf.

 

23 U Thant (1978), View from the UN, New York, David & Charles.

 

24 Este hecho se amparó en la resolución 2758 de la Asamblea General.

 

25 Alberto Amato (15 de marzo de 2014), “Ortiz de Rozas, una vida dedicada a la diplomacia”, en Clarín, disponible enhttp://www.clarin.com/politica/Ortiz-Rozas-vida-dedicada-diplomacia_0_1102089909.html

 

26 Robert Edwin Herzstein (1988), Waldheim: The Missing Years, New York, William Morrow & Co.

 

27 M. A. Bastenier (15 de junio de 2007), “Kurt Waldheim, Austria y el Holocausto”, en El País, disponible enhttp://elpais.com/diario/2007/06/15/agenda/1181858405_850215.html

 

28 Bernard Cohen y Luc Rozenzweig (1987), El misterio de Kurt Waldheim, Madrid, Gedisa.

 

29 M. Messerschidt (1993), Waldheim Report Submitted, Copenhaguen, Museum Tusculanum Press.

 

30 Elena Blum (12 novembre 2014), “Palestine: 13 novembre 1974, discours historique de Yasser Arafat à l’ONU”, enJeune Afrique, disponible en http://www.jeuneafrique.com/40326/politique/palestine-13-novembre-1974-d...

 

31 Mario Nudelstejer T. (3 de agosto 2011), “Echeverría y su voto en la ONU y cómo lidió con ello la comunidad judía de México”, en Enlace Judío, disponible en https://www.enlacejudio.com/2011/08/03/echeverria-y-su-voto-en-la-onu-y-...

 

32 Aristegui Noticias (s/f), “Con reservas EU tomó interés de Echeverría en Secretaría General de la ONU: Wikileaks”, disponible en http://aristeguinoticias.com/1404/mexico/eu-escrupuloso-por-interes-de-e...

 

33 María Esther Ibarra (17 de diciembre 1983), “Cierra el CEESTEM por incapacidad económica”, en Proceso,disponible en http://www.proceso.com.mx/137616/cierra-el-ceestem-por-incapacidad-econo...

 

34 David Steven, Ibid.

 

35 Andrew Nagorski (2016), The Nazi Hunters, New York, Simon & Schuster.

 

36 M. A. Bastenier, Ibid.

 

37 Jorge Basurto (1995), El juicio político y moral a Kurt Waldheim, México, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Sociales.

 

38 M. A. Bastenier, Ibid.

 

39 Eli M. Rosembaum y William Hoffer (1993), Betrayal: The Untold Story of the Kurt Waldheim Investigation and Cover-Up, New York, St. Martin’s Press.

 

40 El Mundo (18 de julio de 2007), “Kurt Waldheim, ex Presidente de Austria y ex Secretario General de la ONU”, disponible en http://www.elmundo.es/elmundo/2007/06/14/obituarios/1181826924.html

 

41 George J. Lankevich (2001), The United Nations under Javier Pérez de Cuéllar, 1982-1991, New York, Scarecrow Press.

 

42 Perú 21 (12 de febrero de 2015), “Javier Pérez de Cuéllar negó estar vinculado a escándalo bancario”, disponible enhttp://peru21.pe/politica/javier-perez-cuellar-nego-estar-vinculado-escandalo-bancario-2211819

 

43 RPP Noticias (6 de mayo de 2016), “PPK agradece respaldo de Javier Pérez de Cuéllar a su candidatura”, disponible en http://rpp.pe/politica/elecciones/ppk-agradece-respaldo-de-javier-perez-...

 

44 Lawrence Martin (24 September 2007), “Mulroney was big enough to fill the UN Secretary General’s shoes“, en The Globe and Mail, disponible en http://www.theglobeandmail.com/opinion/mulroney-was-big-enough-to-fill-t...

 

45 Brian Mulroney (2008), Memoirs, Toronto, Emblem Editions.

 

46 Boutros Boutros-Ghali (1999), Unvanquished: A U. S. – UN Saga, New York, Random House.

 

47 Eric Rouleu (November 1996), “Why Washington wants rid of Mr Boutros-Ghali”, en Le Monde Diplomatique,disponible en http://mondediplo.com/1996/11/un

 

48 Barbara Crossette (January 1, 1997), “Boutros-Ghali Query to Albright: ‘What Went Wrong?’”, en The New York Times, disponible en http://www.nytimes.com/1997/01/01/world/boutros-ghali-s-query-to-albrigh... Es importante revisar también la versión de Albright sobre este episodio. Véase Madeleine Albright (2013), Madame Secretary, New York, Harper Perennial.

 

49 BBC News (16 February 2016), “Boutros-Ghali, former UN Head, dies at 93”, disponible enhttp://www.bbc.com/news/world-middle-east-35590039

 

50 David Steven, Ibid.

 

51 Christopher Hitchens (2005), “Why Ask Why? Terrorists attacks aren’t caused by any policy except that of the bombers themselves”, en Slate, disponible enhttp://www.slate.com/articles/news_and_politics/fighting_words/2005/10/w...

 

52 Eric Frattini (28 de agosto de 2005), “La peligrosa corte de Annan”, en Crónica. Un suplemento de El Mundo,disponible en http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2005/515/1125180008.html

 

53 La Nación (9 de octubre de 2006), “Corea del Norte realizó una prueba nuclear subterránea”, disponible enhttp://www.lanacion.com.ar/847842-corea-del-norte-realizo-una-prueba-nuc...

 

54 David Steven, Ibid.

 

María Cristina Rosas es profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.

 

 

Fuente: Etcétera, 23 de mayo 2016

 

http://www.etcetera.com.mx/articulo/Se+busca+una+mujer+para+la+secretar%C3%ADa+general+de+la+ONU.+Segunda+parte/45924

 

 

https://www.alainet.org/pt/node/177670

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