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06/04/2016
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La evasión fiscal y la "optimización fiscal", esta última una forma legal de evasión fiscal, la practican las grandes empresas y los grandes capitalistas en todo el mundo. Cuando más grandes son menos impuestos pagan. En mi libro “La armadura del capitalismo”, (Edit. Icaria 2010, pags. 61-62), escribí:

 

…"En cuanto al control de los paraísos financieros, la famosa “lista negra“ (ahora de diferentes tonalidades) de paraísos fiscales fue elaborada por la OCDE hace diez años y no sirvió para nada. La razón es muy simple: buena parte de los paraísos fiscales (que no figuran en las listas) están en territorio de las grandes potencias o controlados por éstas: la City de Londres, la isla de Jersey, la isla de Man, el Estado de Delaware en Estados Unidos, Mónaco, Macao, Hong Kong, las islas Caimán, etc. etc. Y quienes se sirven de los paraísos fiscales son las grandes empresas transnacionales, los grandes bancos y sus clientes y los grupos financieros, que son intocados e intocables. Además, la “lista negra” o “gris” es como una puerta giratoria. Así como se entra se sale. Pero el G20 incluso dejó para más adelante el tema de las sanciones a los paraísos fiscales.

 

Según un autor, el profesor Michael Krätke [1], se estima que los más ricos tienen alrededor de un 30% de su patrimonio colocado en plazas financieras offshore. Más de un quinto (23%) de todos los depósitos bancarios del mundo se halla en los paraísos fiscales, al menos 3 billones de dólares según cálculos conservadores. Casi el 50% de las transacciones financieras transfronterizas mundiales pasan por ellos. Dice Krätke que de acuerdo con los cautelosos análisis del Tax Justice Network, los capitales disimulados en los paraísos fiscales evaden impuestos por un monto de entre 250 y 300 mil millones de dólares cada año.

 

Es una buena parte del dinero que falta para reactivar la economía, aumentar el poder de compra de los más pobres y en general para mejorar la situación de los 3000 millones de personas que viven en el mundo con menos de 2,5 dólares por día.

 

Como señaló recientemente Eva Joly, más que controlar a los paraísos fiscales habría que controlar directamente las finanzas de las grandes empresas, los grupos financieros y los bancos que los utilizan.

 

Eva Joly, que fue hasta 2002 jueza de instrucción en Francia a cargo de la investigación de grandes “affaires” y renunció a causa de las presiones políticas que recibió destinadas a trabar su acción, escribió: “...yo pensaba que estábamos ante una criminalidad superficial, marginal, accidental, una especie de falta de moral individual. Hoy tengo la certidumbre de que la criminalidad financiera está incrustada en la economía y que ensombrece nuestro porvenir” (nuestro el subrayado) [2].

 

[1] Michael Krätke, Paraísos fiscales. Publicado por Sin Permiso http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=1716. 2 de marzo de 2008.

 

[2] Eva Joly, Notre affaire à tous, Ed. Les Arènes, Paris, junio 2000, pág. 183. En julio 2003 Eva Joly publicó otro libro: Est-ce dans ce monde-là que nous voulons vivre?, Edición Les Arènes, donde relata las persecuciones y amenazas que sufrió mientras instruía la causa ELF. Véase también Christian de Brie, Dans l’archipel planétaire de la criminalité financière, en Le Monde Diplomatique, abril 2000). « En febrero de 2002 la jueza Eva Joly anunció su retiro de la función judicial. Su anuncio fue precedido por algunos días por un anuncio similar del juez Eric Halphen y de la noticia del traslado, a su pedido, de la jueza Laurence Vichnievsky a otras funciones. Un año antes había abandonado la carrera judicial la jueza Anne José-Fulguères. Todos ellos se ocupaban de asuntos de corrupción y de negociados de gran envergadura y todos denunciaron las fuertes presiones, provenientes de los medios políticos y económicos, de que fueron objeto".

 

https://www.alainet.org/pt/node/176561
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