Unión Europea: El fracaso de la mentira

08/03/2016
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En septiembre último la Unión Europea (UE) reconoció que sus andanzas en África y Medio Oriente no estaban dando los resultados que ella, junto a los Estados Unidos, había soñado. La Primavera Árabe, esa “maravillosa” iniciativa que llevaría “democracia” y “libertad”, solo generó muertos y amontonó a varios millones de refugiados en las fronteras europeas.  

 

De allí en más,  los 28 estados miembros de UE han realizado 4 consejos y varias cumbres extraordinarias sobre la ardiente cuestión inmigratoria. De todo ello solo emergió un ganador: Turquía, quien se ha erigido en el gran extorsionador en ese trágico juego.

 

Formalmente todo concluyó en juramentos de amor, grandes compromisos y otras yerbas pocos creíbles, pero la cuestión de fondo se sigue agravando.

 

Las condiciones que cientos de miles de refugiados están viviendo en Europa, ofende la condición humana y deja bien en claro que la construcción mediática de una Europa moderna y democrática era solo eso,  una construcción mediática, una gran mentira.

 

Las reuniones, los estrechones de manos, las sonrisas, las caras austeras y los miles de millones de euros que Turquía se llevó por convertirse en agente fronteriza, han fracasado y la propia unidad de Europa ha empezado a zozobrar, aunque todavía tiene vida, cosa que han perdido ya cerca de 10 mil personas desde 2014 a lo que va de este año.

 

Los intentos de la canciller alemana, Ángela Merkel, por distribuir con razonabilidad teutona a los refugiados, quedaron en la historia. La crisis económica europea sigue siendo lo suficientemente grave como para  que cualquier político arriesgue su carrera, por actuar con responsabilidad, ya olvidemos la obsolescencia de la fraternidad, palabreja que algunos tendrían que comenzar por borrar de sus enseñas nacionales.

 

El número de refugiados hacinados en la frontera greco-macedonia se ha duplicado lo que aumenta también la angustia y la desesperación entre ellos.

 

El cierre de la frontera en Macedonia es solo un caso más de  los que a tontas y locas se están produciendo espasmódicamente por toda Europa. Este tapón significara que los 70 mil refugiados que se estima hay en Grecia quedarán allí varados sin otro destino que el de la espera.

 

Grecia, es sabido, no tiene posibilidad material de resolverla la vida a nadie, empezando por los propios griegos, ¿qué será de estas 70 mil almas que se arrumban en campos como los de Idomeni, donde ya hay cerca de 12 mil refugiados (2500 niños), no solo sirios, sino también iraquíes, afganos, pakistaníes e inclusos africanos?

 

No hay que ser un físico como para saber qué pasa cuando a un tanque se le mete más contenido de lo que le cabe y que los resultados pueden ser catastróficos si ese contenido es inflamable.

 

El lunes 29 de febrero hubo una muestra cuando un grupo de refugiados derribó un sector de la valla fronteriza entre Grecia y Macedonia,  lo que habilitó a la policía a reprimir con gases  lacrimógenos y granadas aturdidoras.

 

En Atenas, los centros de acogida están repletos, como las zonas periféricas al puerto del Pireo, donde están muchos de los recién llegados en alguno de los dos transbordadores destinados al trasporte de los refugiados que llegan a islas como la de Lesbos, el punto de arribo de los refugiados que parten desde Turquía.

 

El Gobierno ha pedido a las municipalidades que habiliten centros de acogida provisorios para superar la emergencia que se estima se agravará en las próximas semanas, a menos que el  clima comience a mejorar.

 

Dos puntas, tiene el camino

 

Si bien la crisis en la frontera de Grecia con Macedonia es un nuevo y difícil escollo para los refugiados que hasta hace apenas un mes cruzaban con cierta liviandad buscando los países blancos de Europa, como Austria, Alemania o Suecia, en el norte de Francia al borde del euro túnel que une la localidad francesa de Calais con  Folkestone en Inglaterra se generó otro cuello de botella.

 

En las cercanías de Calais, comenzaron a formarse campamentos de refugiados que querían tener la oportunidad de cruzar el canal de alguna manera. Los campamentos crecieron improvisados, miserables, sin ninguna condición de salubridad, crecieron tanto que hasta les pusieron nombre como el de “La Jungla”, debido a la obstinación británica de no recibir refugiados frente a la crisis. Mientras Francia, que dejó hacer desde un principio esperando como un refugiado más que David Cameron se condoliera.

 

En  las últimas semanas, François Hollande descubrió que los ingleses no son muy dados a cambiar las tradiciones y,  antes que la situación estallara,  decidió con topadoras poner fin a la espera de los refugiados, para, de alguna manera,  diseminarlos por la región para que se los vea menos.

 

El desmantelamiento de las carpas fue a fuerza de derribos e incendios que no dejaron de producir serios disturbios. Según las fuentes, son entre 7 y 10 mil los refugiados que allí se encontraban, hoy muchos de ellos han desaparecido seguramente huyendo para no caer bajo en control de las autoridades que nada bueno tienen preparados para ellos.

 

La crisis no solo ha dejado al desnudo las miserias de los gobiernos europeos, el egoísmo contumaz de sus políticas, burlándose de todo lo que pregonaron desde la segunda guerra hasta ahora, claro,  olvidando Indochina, Argelia, Medio Oriente, Malvinas entre otras pavadas.

 

La crisis de los refugiados ha dado la gran oportunidad a neonazis como el primer ministro húngaro Viktor Orban y centenares de partidos y pequeñas organizaciones de ultra derecha del continente a exaltar los ánimos y promover acciones abiertamente racistas. Están mostrando que ya no solo son grupitos de exaltados sino un número considerable dispuesto a incendiar nuevamente la historia.

 

Hasta ahora, la UE solo ha tenido un plan, el de pagarle a Erdogán, el patrón de Turquía, para que de algún modo detenga a los refugiados en su territorio, el algún modo es claro: “de algún modo”. En el último acto extorsivo cuando se creía que alguna cosa más había imaginado Europa volvieron a caer en la trampa turca y ahora los 1500 millones de euros que eran hace unos meses,  a partir del último domingo serian 6 mil los millones.

 

Además,  desembozadamente ya se habla de deportaciones a Turquía que ya tiene cerca de 3 millones de refugiados en su territorio, pero bueno,  Erdogan sabe manejar la situación como siempre lo hace: barriendo los problemas bajo la alfombra o bajo la tierra que es más o menos lo mismo 

 

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Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC

 

https://www.alainet.org/pt/node/175906
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