Urden revolución de colores para Grecia
22/02/2015
- Opinión
Con fundado regocijo fueron recibidas en todo el mundo las noticias de la reciente victoria del movimiento Syriza en Grecia, un país aplastado por las políticas de austeridad impuestas por el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y los oligarcas corruptos de la nación helena.
Por abrumadora mayoría, el pueblo griego respaldó a los triunfadores y mostró sus esperanzas de que esta victoria sea el presagio de un verdadero cambio de dirección y no un simple canje de un oligarca y su partido por otro con proyecciones similares.
Para quienes observan los acontecimientos desde lejos, la esperanza estaba en que la chispa que ha prendido en Grecia incendiará la pradera en toda Europa y en el resto del mundo en rechazo a la imposición de una austeridad para los pueblos que se traduce en recortes de los gastos sociales y el dominio de los bancos internacionales en las economías nacionales.
Lo descrito es el cuadro que presenta el analista internacional Brandon Turbeville, para lanzar la pregunta “¿Prepara Soros una revolución de colores para Grecia?” en un trabajo que publicó la revista digital “Activist Post” el 10 de febrero último.
Para el analista, aunque a primera vista las señales que llegan procedentes de Grecia pueden parecer positivas, una fatídica nube pende: la de George Soros y su aparato de revoluciones de colores. Si Syriza se mantiene tan firmemente en contra las políticas de austeridad, el poder de los banqueros y la troika como parecen indicar su retórica y sus primeras acciones, sin dudas los oligarcas griegos, los banqueros internacionales, las juntas corporativas y las sociedades secretas responderán con rudeza tan pronto como les sea posible montar una estrategia demoledora contra el proyecto del nuevo gobierno griego.
El multimillonario especulador de divisas George Soros y sus redes de revoluciones de color pudieran ser portadores de esa respuesta que estos oligarcas están listos para dar.
En enero de 2014, George Soros ofreció apoyo financiero a Grecia consistente en el establecimiento de una serie de “centros de solidaridad”, que funcionan sobre bases filantrópicas teniendo como justificación el alivio económico de los afectados por la crisis. A ellos acude un número creciente de griegos afectados por la crisis económica del país para recibir de diversas ONG asesoría legal y el cuidado de la salud por parte de varias organizaciones benéficas que se ofrecen para ello.
Con sus donaciones George Soros ha comprado la lealtad de algunos con ojos llorosos pero, conocida la trayectoria de su vida, los especialistas en temas internacionales se han preguntado si la apertura por Soros de los “centros de solidaridad” ha tenido como propósito desviar atención del creciente descontento griego por las políticas de austeridad o si no fue más que en previsión de una victoria de Syriza en las elecciones que entonces estaban próximas. Turbeville apunta que, en las revoluciones de colores, estos “centros de solidaridad” están llamados a funcionar como núcleos de coordinación y mando apropiados para el trabajo de las ONG pro-democracia y pro-sociedad civil que el especulador de divisas Soros financia en muchas partes de Europa y hasta en Estados Unidos. Si Syriza mantuviera su postura contra el poder del Banco Central de la Unión Europea, el FMI, Banco Mundial y la red atlantista anglo-estadounidense, inevitablemente se verá en la mira de estas instituciones y organizaciones. En una primera etapa, se le aplicarán presiones de todo tipo y el siguiente paso será dar rienda suelta a la movilización popular contra el gobierno recién elegido mediante el manejo de los mismos métodos que se utilizaron en las revoluciones de color en los países de Europa Oriental. Si todo esto falla, vendría la amenaza de desestabilización violenta que no sería la primera en la historia reciente de Grecia. Tampoco sería la primera desestabilización violenta a cargo de agentes de la OTAN que operan dentro del país helénico.
Entonces la pregunta sigue siendo si Syriza permanecerá firme en su plataforma económica popular o venderá al pueblo griego como tantos gobiernos y partidos que le han precedido? Si se mantiene firme, la pregunta será cuales peligros tendrá que enfrentar en los próximos meses.
Sea como fuere, concluye Turbeville, en Grecia “las posiciones para los enfrentamientos ya están siendo ocupadas y se afilan las lanzas por el aparato de la revolución de colores. La historia muestra claramente que quienes controlan ese aparato están dispuestos a apuñalar a su objetivo de frente o por la espalda y el líder griego Alexis Tsipras haría bien en comenzar a cuidarse las espaldas”.
Febrero 21 de 2015.
https://www.alainet.org/pt/node/167735
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