Debió discurrir un tiempo muy largo, penoso y sangriento en el desigual combate de la Justicia contra el crimen transnacional para que comenzara a vislumbrarse en el horizonte de América Latina la posibilidad real de constituir una Corte Penal propia, integrada por las doce (12) naciones que conforman la Unión de Naciones Suramericanas – UNASUR -, idea propuesta por el fiscal general de Ecuador, Galo Alfredo Chiriboga, en una reunión de ministerios públicos realizada en Buenos Aires Argentina, el pasado 7 de junio, cuyo objetivo será, entre otros: “que las instituciones de justicia de los países suramericanos estructuren un sistema jurídico, en el cual se proceda, por iniciativa de cada fiscal general, en casos en los que se consideren operan bandas criminales internacionales, como el narcotráfico y la corrupción”.
En interesante reportaje que el diario El Espectador le hizo al hoy Secretario General de UNASUR, el Ex presidente Ernesto Samper, fue claro al decir que “Corte Penal de UNASUR no es para las FARC”. En esta forma deshizo todos los corrosivos y malintencionados comentarios que sectores de derecha y opuestos a las grandes expectativas del bloque regional de naciones y además malquerientes del Ex Presidente, han venido haciendo, sin ningún respeto por la verdad jurídica. Ernesto Samper manifestó su complacencia con estos esfuerzos y los definió como “un órgano que juzgue delitos transnacionales –distintos a los que se ocupa la Corte Penal de La Haya- que por su naturaleza se cometen en varios países simultáneamente, como por ejemplo el lavado de activos”.
El crimen del narcotráfico y la corrupción genera unas cifras astronómicas de dinero que se mueven en el circuito financiero de una economía criminal global, que fácilmente escapa a los filtros de las naciones, para ubicarse en forma rápida en otros países diferente a los primeros, creando una madeja de actividades que enmascaran los lavados de activos. Es allí donde tiene lugar y vigencia una estructura jurídica como la planteada.
En muy buena hora, un bloque significativo de naciones latinoamericanas aglutinadas en la UNASUR ha dado un paso tan trascendental que les permite la constitución de un órgano jurídico de carácter regional para juzgar unos delitos multinacionales que se han constituido en transgresiones de ocurrencia diaria como lavado de activos, tráfico de armas, corrupción, trata de personas, delitos informáticos y narcotráfico que ponen constantemente en riesgo la estabilidad jurídica de todas nuestras naciones por el exagerado cúmulo de divisas que mueve a nivel internacional y por el daño profundo que hace a nivel de corromper la ética e integridad de funcionarios públicos, miembros de fuerzas militares y de policía.
Ya es hora que nuestras naciones soberanas busquen entre todas y basados en un concepto de unidad regional la forma respetuosa, pero autónoma de ver, analizar y juzgar delitos que están impulsados por el concepto capitalista de hacer dinero fácil para acceder al gran consumo internacional. Esta autonomía debe cubrir todos los espacios en el sentido de encontrar un cambio mundial en política de drogas, pues como lo manifiesta el Secretario de UNASUR Dr. Ernesto Samper “la única región que tiene autoridad moral para plantear una política alternativa en materia de lucha contra las drogas, que sustituya la fracasada política prohibicionista, es América Latina. Hemos vivido, sentido y sufrido el monstruo del narcotráfico encima”.
Recibimos con alegría esta noticia que es demostración fehaciente de la gran madurez jurídica que refleja la Justicia a lo largo y ancho de nuestra América. El inconcluso sueño del Libertador Simón Bolívar de ver una América del Sur fuerte y unida se está logrando, se acerca cada vez más a partir del reconocimiento de sus fortalezas jurídicas y académicas.
Remata el Ex. Presidente Samper expresando “Nuestra vocación no es de conflicto y violencia, sino de Paz e igualdad. Un magnifico escenario para sentarnos a conversar con Estados Unidos sobre nuestros problemas hemisféricos, eso sí, cada quien con la camiseta de su partido puesta. Y nuestro partido es el Sur”. Nos damos por informados de esta importante propuesta, la que gran madurez brinda a nuestro continente, para construir republicas hermanas, el verdadero “Siglo de las luces”.
Alonso Ojeda Awad
Ex embajador de Colombia.
Director Programa Paz, Universidad Pedagógica Nacional.
Foto: ALER