Febriles negociaciones de Obama con los Republicanos

EE UU asomado al “abismo fiscal” y con chances de caerse allí

29/12/2012
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Barack Obama comenzará el 20 de enero su segundo mandato. Pero antes tendrá que arreglar las cuentas presupuestarias y zafar de un default por endeudamiento mayor al límite legal. Una perspectiva sombría para 2013.
 
 
La Cámara de Representantes de Estados Unidos llega a fin de año con mucho trabajo atrasado. Puede ser porque no laboró lo suficiente en 2012, un año electoral marcado por la puja entre Obama y el republicano Mitt Rommey. O bien por la profundidad de la crisis económica que agobia al imperio y sus aliados europeos. O por ambas razones conjugadas, lo cierto es que el domingo 30 de diciembre los legisladores se reunirán, con un límite apremiante: deberían sancionar un paquete impositivo con vigencia a partir del 1 de enero de 2013, o sea dos días más tarde.
 
La tarea luce titánica, porque en ese lapso brevísimo también se requerirá que lo acordado sea considerado y aprobado por el Senado, lo que motivará otras discusiones políticas, con muchos legisladores disconformes y prestos a presentar sus objeciones. Y no hay tiempo que perder.
 
¿Cuál es el apuro? El 1 de enero finaliza un paquete fiscal de tiempos de George W. Bush, que privilegió a los sectores más ricos. La expiración hará que no sólo esta capa pudiente deba pagar más impuestos -esta sería la parte buena de la historia- sino que toda familia con ingresos superiores a 50.000 dólares anuales verá incrementarse sus erogaciones.
 
El presidente Obama ha propuesto que los mayores impuestos afecten a la franja de estadounidenses que ganan más de 250.000 dólares anuales. Luego de los primeros escarceos con la oposición republicana les concedió subir ese rango hasta los 400.000 dólares. Así zafarían muchos millonarios. 
 
Sin embargo los republicanos, en este caso los mayores defensores de los bolsones de riqueza -y no por nada los privilegios fueron autoría del ex presidente texano-, elaboraron un "plan B" por medio del titular de la Cámara de Representantes, John Boehner, quien quiso poner el mínimo en un millón de dólares. Los demócratas no aceptaron pero razones opuestas y tampoco hubo simpatía de los grupos más reaccionarios de los republicanos, los del Tea Party. Y así la propuesta de Boehner fue descartada.
 
Si no se llega a un arreglo satisfactorio para los dos partidos del establishment, habría una subida casi generalizada de impuestos, por alrededor de 600.000 millones de dólares. El impuestazo supuestamente mejoraría la caja del fisco, pero sería un factor adverso a un reanimamiento del consumo. Algunos economistas directamente conjeturan que empujaría el imperio a una nueva recesión.
 
En simultáneo, el 1 de enero entraría en vigencia una serie de recortes al gasto público, en lo inmediato por 55.000 millones de dólares, acordados a mediados de 2011 por demócratas y republicanos como parte de la negociación para elevar la autorización al gobierno federal para endeudarse. Esa sería la poda automática y luego vendrían otras por 200.000 millones. Unos 2 millones de personas van a perder así sus programas sociales de ayuda al desempleo. Los planes de Medicare, Medicaid y otros también achicarán sus beneficios.
 
Sería una combinación letal: más impuestos y menos programas sociales. Una manera de empezar el año 2013 con el pie izquierdo, para un presidente de derecha como Obama.
 
Deuda monumental
 
La discusión impositiva y presupuestaria está políticamente atascada. Obama regresó anticipadamente de sus vacaciones en Hawai para negociar con los republicanos, pero éstos no se dieron por aludidos. Sin embargo esta "dureza" será difícil de mantener, teniendo en cuenta su clara derrota política en las presidenciales de noviembre. Varios representantes del extremista Tea Party perdieron sus cargos, de modo que en la nueva composición del Capitolio ese sector no tendrá la misma fuerza obstruccionista del bienio 2010-2012.
 
Por eso se puede conjeturar que la amenaza del "abismo fiscal", con un rebote que genere otra vez recesión y en las condiciones de un debilitamiento del partido republicano y sus alas más recalcitrantes, podría desembocar en acuerdos parciales de último momento. No se alcanzarían compromisos definitivos sino más bien algunos parches como para postergar el estallido del problema.
 
Un arreglo a medias, como el que puede obtenerse ahora en el mejor de los casos, es el que se obtuvo contrarreloj el 2 de agosto de 2011, cuando Estados Unidos estaba a punto de superar el límite del endeudamiento nacional permitido. En esa ocasión, el sistema bipartidista decidió en forma agónica aumentar el techo del endeudamiento en 2.1 billones (millones de millones) de dólares; en simultáneo los republicanos y parte de los demócratas le adosaron al gobierno la obligación de hacer recortes en programas sociales por 2.5 billones de dólares en varias etapas.
 
Ese parche funcionó, pero como el tremendo endeudamiento de la superpotencia estuvo lejos de solucionarse, este 31 de diciembre se volvería a superar el referido techo. La Casa Blanca quiere pedir una autorización adicional al Congreso para la ampliación del límite acordado de 400.000 millones a 1.2 billón, como para capear el temporal. En quince días se sabrá si lo autorizan. Aún así, sería patear otra vez la pelota para adelante, con una decisión que convertirá al "rojo" de las cuentas federales en un verdadero infierno.
 
Por supuesto el superendeudado estado federal no es el único. Numerosos estados están en situación similar, a su nivel, lo mismo que 7.000 municipalidades. 
 
En este momento el límite de deuda es de 15,2 billones de dólares y con el pedido de Obama se iría a 16,4 billones. De esa manera el afroamericano tendría el poco honroso título de ser el presidente en la historia del país que más aumentó la deuda nacional: cuando asumió estaba en 10 billones y empieza su segundo mandato en más de 16 billones, faltando recorrer todavía cuatro años. De los 41 inquilinos anteriores de la Casa Blanca, sólo le puede hacer sombra Bush, que recibió la cuenta en 6 billones y la llevó a 10 en ocho años; todos los anteriores no fueron nada en comparación con este par.
 
No es un defecto personal sino más bien un reflejo de la decadencia de un viejo imperio decididamente acostumbrado a gastar más de lo que tiene, emitir y endeudarse, con la complicidad de potencias europeas y socios del G-20 que hasta ahora se lo permitieron. El poderío del Pentágono intimida a muchos...
 
Sombrío 2013
 
Primer problema. ¿Qué pasa si el 1 de enero no hay un acuerdo bipartidista sobre los impuestos y recortes sociales? Quedó dicho: impuestazo y afectación de los más pobres. 
 
Puede haber una solución intermedia, como auspicia Obama, en cuyo caso pueden verse aliviados los ricos con ingresos de 500.000 dólares anuales. Paradojalmente, no se salvarían los beneficiarios del Seguro Social, Medicare y Medicaid, a los que los republicanos y buena parte de los demócratas mantendrán como víctimas de ajustes. A lo sumo pueden cortarles en fetas o por etapas esas partes fundamentales de su sobrevivencia.
 
Segundo problema. ¿Qué pasa si el gobierno federal supera el techo de endeudamiento permitido, de más de 16 billones de dólares? Técnicamente caería en default, las agencias Standard&Poor's y Moody's le rebajarían la nota de AAA, la más alta que hoy ostenta, y los créditos que solicitara deberían cobrarle mayores intereses. 
 
Pero más allá de esos efectos financieros y legales, en política esa superación del techo de endeudamiento sería una señal grave de continuidad de la crisis económica que arrancó en 2008 y que con intermitencias se ha mantenido. Sería la demostración que la administración Obama, por más que ponga en el tablero a nuevos jugadores (como el designado secretario de Estado, John Kerry, senador por Massachusetts), está agotada.
 
Luego de la reciente masacre en la escuela de Sandy Hook, Obama quiso opinar "como padre, no como presidente" y fue cuestionado porque era urgente una palabra presidencial contra el uso de armas, incluso de asalto, con que están pertrechados los particulares.
 
¿En la crisis económica y presupuestaria querrá opinar como dueño de casa o consumidor? Imposible. Fue votado el 6 de noviembre como presidente y asumirá el 20 de enero su segundo turno en la Casa Blanca. Unos 30 millones de desocupados y subocupados, unos 47 millones de estadounidenses pobres que comen gracias a bonos del estado, 50 millones que carecen del seguro de salud, etc, necesitan un presidente que haga algo por ellos. 
 
La mala noticia es que si los primeros cuatro años de Obama fueron escasos, regulares y malos, los que restan pintan peores. El trineo de Santa Claus no visitará los hogares pobres y medios en estas fiestas. En esas casas con tantas carencias se necesitaría un examen sobre qué hacer por sí mismos, sin depender de las negociaciones entre Obama, Boehner, Harry Reid y otros líderes.
 
Y para Argentina, el ruido de esa tormenta en el Norte, aconseja negociar rápido nuevos acuerdos en el Mercosur y Unasur, para blindar el vecindario. No sea cosa que los disfrazados de Santa Claus quieran robar aquí para hacer algo de demagogia allá, donde el desempleo llegará al 9 por ciento.
 
 
 
 
https://www.alainet.org/pt/node/163566
Subscrever America Latina en Movimiento - RSS