¡Salvar a Assange de la Inquisición!

22/08/2012
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Ginebra. - Hace poco Atilio Boron, en Página 12 (18/08), calificó a Gran Bretaña y con razón como “Rogue State” - Estado Bandido. Ese término se aplica en Washington y Londres a países que –según ellos- no respetan normas y usos internacionales. En efecto, la historia británica es la de un pirata global, siempre astuto y a veces elegante, pero que con el caso de Julian Assange, se comporta como un torpe facineroso.

 
La fama de Julian Assange le viene porque Wikileaks, su agencia de noticias, divulgó archivos internos del gobierno de EE UU. Ignoro que material entregó a los medios, pero lo que se ha publicado es algo banal. Es seguro que en los papeles que circulan entre las elites de EE UU hay cosas más repugnantes, como es fácil deducir por las políticas que conducen. 
 
Sucede que Julian Assange es requerido al Reino Unido por un tribunal sueco, como testigo, no como acusado, por un par de aventuras galantes. El tribunal se interesa por el uso del preservativo en algún momento de esas noches y lo convierte en un problema internacional. Es porque Suecia tiene un reglamento, que muchos suecos desconocen, sobre el uso del preservativo en las relaciones íntimas. Esa norma no existe en Gran Bretaña y diría que en ningún otro país. El derecho internacional niega la extradición por actos que no son delito en el país anfitrión, sin embargo, Gran Bretaña concedió la extradición de Assange contra la opinión de la mayoría de sus juristas, de su gente y de su propia jurisprudencia.
 
Hay la impresión de que las quejas contra Assange son dudosas y que terminarían en poco o nada. Un hecho incongruente es que las dos mujeres que se dicen impropiamente acariciadas continuaron a tener con él una relación normal. Sus acusaciones son posteriores y una de las dos, la que lo invitó a Suecia, trabaja para una ONG norteamericana. La acusación sucede justo cuando se abre juicio contra Assange en EE UU.   
 
El juicio en EE. UU.
 
Michael Ratner, el abogado de Assange en EE UU ya denunció que hay un Gran Jurado en Alexandria, Virginia, que está examinando material para juzgarlo bajo la acusación de “conspiración para comunicar o trasmitir información relacionada con la defensa nacional” y “obtener información sobre defensa nacional protegida de revelación”. El expediente tiene el número 10-3793.
 
El 10 corresponde al número del año en que se instaló el Gran Jurado: 2010; Assange dejó Suecia el 27 de septiembre 2010. El 3 corresponde al estatuto de conspiración y 793 es el estatuto de espionaje. Eso quiere decir que en EE UU lo acusan de conspiración para cometer espionaje desde el año 2010, el año en que estuvo por Suecia.
 
Es notorio que el sistema judicial norteamericano ha dejado de ser aquel modelo en que hubo  garantías de defensa y equidad. Desde hace 11 años en EE UU se reinstaló la Inquisición, solo que dotada de ciencia y aparatos modernos. Se asesina por sospecha de ideas, a extranjeros o a ciudadanos norteamericanos; basta una orden presidencial. Se exige la delación y sus incita a inocentes a traicionarse. La tortura es ahora un medio legal de interrogación y se admiten confesiones obtenidas bajo tormento. Se detiene sin acusación alguna y sin límite de tiempo. Se acusa y se condena en tribunales sin informar al acusado de las pruebas en su contra. Se espía sin restricciones a ciudadanos y extranjeros dentro y fuera del territorio de los EE UU. Es un ambiente legal en que el trato para quienes dudan de la verdad oficial es similar al que se dio a los acusados de herejía. No hay hogueras, pero con mísiles igual los queman.  
 
Es sabido que en EE UU no hay garantías para procesos equitativos, sobre todo en el tema de seguridad y defensa. El centro de torturas en Guantánamo sigue allí, al igual que otros, como aquel donde internaron el soldado Bradley Manning, por denunciar crímenes oficiales.
Como Londres y Washington son cómplices en todo, no sorprende el exabrupto jurídico de conceder la extradición a Suecia por un caso ridículo, cuando el procedimiento usual es delegar el interrogatorio en un tribunal local. Assange ofreció responder preguntas pero en Inglaterra, como también la embajada ecuatoriana ofreció su sede para el interrogatorio.
 
Suecia ya confirmó que otorgaría la extradición a EE UU, si EE UU promete que Assange no será ejecutado. Lo dijo Cecilia Riddselius, directora de Asuntos Penales y Cooperación Internacional del Ministerio de Justicia sueco al Frankfurter Rundschau.
 
El asilo en Ecuador   
 
Ante la perspectiva de ser juzgado y condenado en EE UU por exposición de documentos verídicos, el periodista Julian Assange buscó la protección del Ecuador y la encontró. Eso no debiera sorprender en Inglaterra, que tiene una vieja tradición en albergar perseguidos; allí se cobijó a gente tan dispar como aristócratas franceses y revolucionarios bolcheviques. Hoy día Londres asila al gobierno de Chechenia en exilio y al Consejo Nacional Sirio, a pesar de que son grupos que buscan subvertir gobiernos que el Reino Unido reconoce. Sin ser tan agresivos son miles los asilados políticos que viven en Europa y en ambas américas.
 
Por ello sorprende la violenta reacción del gobierno británico. El Secretario de Relaciones Exteriores británico, William Jefferson Hague, FRSL, envió al canciller ecuatoriano una nota donde amenaza violar la sede diplomática de Ecuador. Dice textualmente: “Usted debe estar conciente de que hay una base legal en el Reino Unido, la Ley de Locales  Diplomáticos y Consulares de 1987, que nos permite tomar las medidas necesarias para arrestar al Sr. Julian Assange en los actuales locales de la Embajada.”  
 
El Sr. Hague ya se había hecho notar, durante la guerra de la OTAN contra Libia, por su falsa afirmación sobre una fuga de Mohamad Gadaffi a Caracas. Es muy probable que fuese para desinformar la defensa de los libios, pero eso mostró poco juicio, porque dejó al jefe de la diplomacia británica como un tonto mentiroso. Esas cosas se delegan a la prensa británica.
 
Que al Sr. Hague le incomodan los compromisos británicos en derecho diplomático esta  claro; pero la inviolabilidad de las sedes y personas diplomáticas tiene sólida base y es  necesaria para las relaciones entre estados. Se practicó en la Antigüedad. Se practicó en la Edad Media y el Renacimiento. Se confirmó en la Paz de Westfalia que es el origen de las relaciones internacionales de hoy día.
 
En época más reciente lo confirmó la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, que entró en vigor el 24 de abril de 1964. Su artículo 22, dice textualmente:
 
“1. Los locales de la Misión son inviolables. Los agentes del Estado receptor no podrán entrar en ellos, excepto con el consentimiento del jefe de loa Misión”
 
“ 2. El Estado receptor tiene especial obligación de tomar todas las medidas apropiadas para proteger la Misión contra toda intrusión o daño y prevenir cualquier molestia a la paz de la misión o disminución de su dignidad.”
 
“3. Los locales de la Misión, su mobiliario, las otras propiedades y los medios de transporte de la Misión deben ser inmunes a revisión, requisición, ligaduras o ejecuciones. “ 
 
El Artículo 30 de la Convención de Viena extiende esa extraterritorialidad inviolable a los locales y jardines de la residencia de la Embajada.   
 
El Sr. Hague, además de Secretario de Relaciones Exteriores es también Primer Secretario de Estado. Nos preguntamos sobre la calidad del gabinete británico, cuando un miembro con las mayores responsabilidades tiene reacciones viscerales que muestran ignorancia, hasta de su capacidad para imponerse. A los pocos días negó haber amenazado con invadir la Embajada de Ecuador, con lo que, encima, quedó en ridículo.
 
La diplomacia de Ecuador  
 
El Ecuador tiene diplomáticos de mucha calidad, que desde la presidencia de Rafael Correa tienen objetivos claros. Eso se ve en la Ginebra de negociaciones internacionales. El asilo a Julian Assange confirma la proyección política internacional de Ecuador. Su noble iniciativa para proteger de castigos norteamericanos al periodista australiano más famoso, recibe el apoyo de una amplia mayoría de países y el aplauso de la opinión pública mundial. Ese gesto contrasta con la actitud sumisa de Australia, que no se opone a su extradición y cuya embajada en Washington ya admitió que se prepara un juicio contra Assange en EE UU.
 
Ecuador tiene el respaldo de casi todos los países de Ibero-América. ALBA dio su apoyo total y solidario. UNASUR también y con despliegue de motivos. Cuando la amenaza de una agresión británica a su sede diplomática lo obligó a convocar una reunión de la OEA, sólo Honduras, Panamá, Trinidad, EE UU y Canadá se opusieron, el resto, incluyendo países del Caribe lo apoyaron.
 
En EE UU, la asociación Just Foreign Policy (Política Extranjera Justa) reunió las firmas de más de 4000 personas del ámbito intelectual que apoyan a Ecuador; mientras un grupo de congresistas de EE UU habla de aplicarle sanciones por dar asilo a Assange, lo que sería novedoso en la larga historia del asilo.
 
Conclusión y recomendación
 
El gobierno británico ha manifestado que no tienen la intención de dar un salvoconducto a Julian Assange para que salga del Reino Unido rumbo a Ecuador. Ante el clamor mundial, es improbable que intente violar la Embajada de Ecuador, porque, como dijo el Presidente Correa, eso pondría en riesgo la inviolabilidad de las sedes británicas en todo el mundo.
 
De congelarse la situación, la presencia de Assange en la Embajada de Ecuador en Londres puede repetir el caso de Raúl Haya de La Torre en Lima o del Cardenal Jozsef  Mindszenty en Budapest, algo que tampoco conviene al gobierno británico. Lo recomendable es una presión oficial enérgica ante Londres de los países de UNASUR y de quienes quieran acompañarlos, para dejar en claro las dimensiones del apoyo y las consecuencias de negar el salvoconducto.
 
- Umberto Mazzei es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia. Es Director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales en Ginebra.
 
https://www.alainet.org/pt/node/160451
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