Religión y fiestas

22/12/2009
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La Iglesia católica ("la verdadera"), nacida de las entrañas del Imperio romano hace 1600 años se ha enfrentado a toda clase de retos. No podemos decir que las ha ganado, pero la historia nos asegura que ha sabido acomodarse y prosperar. La guerra más reciente la tuvo contra el desarrollo del capitalismo. La Iglesia declaró toda usura pecado. El capitalismo, a su vez, colocó en un lugar privilegiado de su agenda la eliminación absoluta de la institución fincada en el Vaticano que obstaculizaba la generación y acumulación de riqueza para una burguesía en ascenso y en expansión. Finalmente, la Iglesia se subordinó a los poderosos estados capitalistas. Ya había hecho igual con los caudillos germanos y visigodos, con los señores feudales, los príncipes medievales y los reyes absolutistas.

Por casi un par de siglos se enfrentó al proyecto de liberación de la clase obrera y su ideología humanista y racional. Ahora el enemigo es el Islam. Pero no se trata en el siglo XXI de un deseo de conquistar el medio oriente y abrir al comercio el camino de seda. Esa tarea se la deja a EEUU y a su portaaviones Israel.

En la actualidad, la Iglesia le preocupa que el Islam conquiste a Europa mediante las migraciones masivas de trabajadores - cuyos países de origen son musulmanes - que llegan a poblar a una vieja Europa. Sus brazos jóvenes de Levante, el Medio Oriente e, incluso, más al este, reemplazan a los europeos que optan por los placeres del consumo y no dejan descendencia.

Para asumir su defensa la Iglesia se ha proclamado europea. Durante la primera expansión capitalista del siglo XVI, la Iglesia se proclamó universal. Ahora ha cambiado de posición: Dice que es la legítima heredera de toda la cultura europea. (¿Qué dirán los griegos clásicos, romanos y Santa Claus?). En Europa, señala el papa (obispo de Roma), no hay espacio para religiones que no son cristianas.

En el siglo XX surgieron los curas obreros en la Europa occidental, comprometidos con las luchas de los trabajadores, sus partidos y sindicatos. Durante la segunda mitad del siglo apareció la Teología de la Liberación en América latina (con una vanguardia poderosa en Brasil) cuyos mártires siguen clamando por la justicia social. En el siglo XXI las ideas y los procesos encontraron nuevos caminos abiertos por los enfrentamientos constantes entre los diversos grupos sociales.

Los cristianos seguirán acomodando sus creencias y aspiraciones a las necesidades. Sin duda, también pondrán su cuota de combatientes.

Durante casi dos milenios los cristianos debatían si Jesús resucitó y subió al cielo, según pronosticaban las leyendas de la antigua Biblia judía. Los reformistas europeos desplazaron este debate sobre la muerte del Nazareno y adoptaron el nacimiento como el verdadero símbolo de la esperanza para todos quienes vivimos sobre la tierra.

En la actualidad, el capitalismo ha convertido al humilde carpintero palestino en un experto en mercadeo y vendedor de toda clase de mercancías. Desde un Santa, pasando por el trineo y llegando al árbol de pino, todo está en función de las ventas.

En el parque de mi barrio ya apareció el árbol de navidad representado en una reconocida botella de refresco popular, son sus lucecitas, parches de nieve y la lista de regalos. El árbol salió del fondo de la Selva Negra baveriana, de los modestos hogares escandinavos, pasando por la Plaza Trafalgar y la Plaza de San Pedro, para llegar finalmente a mi vecindario vestida de... refresco popular.

¡Felices navidades!

- Marco A. Gandásegui, hijo, es docente de la Universidad de Panamá e investigador asociado del Centro de Estudios Latinoamericanos (CELA) Justo Arosemena. http://marcoagandasegui.blogspot.com

https://www.alainet.org/pt/node/138543
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