La historia económica presente en el gabinete de Barack Hussein Obama

23/12/2008
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En el Siglo V ANE (Antes de Nuestra Era) tuvieron lugar “Las guerras del Peloponeso” durante las cuales las ciudades de Atenas, Esparta y Tebas se alternaron en la hegemonía. Un general ateniense, Tucídides, escribió una obra notable conocida, precisamente, como “Las guerras del Peloponeso”. Tucídides de Atenas fue, para muchos, el fundador de la historia científica. Algunos, erróneamente simplifican su pensamiento y le adjudican una visión cíclica de la historia según la cual todo se repite eternamente. Su fino análisis y su practicidad sofística le dieron una mayor profundidad. Cuando dijo que no le interesaba el pasado por sí mismo, como hecho anecdótico, sino como herramienta para comprender el presente y prevenir los acontecimientos futuros. El pasado no se repite mecánicamente pero influye en el devenir y genera situaciones similares, no iguales. Tucídides decía que había que aprender de él para no incurrir en los mismos errores. Una visión que tomaron los romanos cuando en su espíritu de la sapiencia, la ciencia aplicada, afirmaban “historia magistra vitae est”.

Tucídides no dejó sólo el relato de los acontecimientos militares de “Las guerras del Peloponeso”. Fue una historia integral política, social y económica. Sobre esta última, entre otras cuestiones, nos dejó, por ejemplo, la relación entre la feracidad de las tierras y los movimientos migratorios como hoy lo son los vínculos entre las nuevas migraciones y las sociedades más opulentas. Del mismo modo, el greco-romano Polibio de Megalópolis, dos siglos más tarde, en su “Historia Universal”, no sólo relató los sucesos militares de las Guerras Púnicas sino que también avanzó en el marco global de la rivalidad económica entre Cartago y Roma que concluyó en una globalización comandada por Roma tras el fin del poderío cartaginés, porque la globalización tampoco es una idea nueva.

En materia económica en conocimiento histórico ha sido importante entre los grandes pensadores. El canadiense devenido en estadounidense John Kenneth Galbraith, fallecido hace un par de años, fue en tiempos recientes un claro ejemplo de ello. De sus conocimientos del pasado pudo inferir muchas de las cosas que hoy suceden como los abusos catastróficos para las propias empresas por ellos administradas por parte de la burocracia gerencial. Salvando las distancias, la corrupción de la burocracia eunuca fue un elemento vital en el derrumbe romano en el Siglo IV. Galbraith fue uno de los asesores económicos de John Fitzgerald Kennedy y seguramente, de no haber sido asesinado éste, hubiese ganado en influencia después de la catástrofe a la que llevaron al entonces presidente los halcones de su gobierno en la Bahía de Cochinos. Claro que para algunos burdos economistas que sólo entienden de cuentas y ajustes Galbraith era apenas una suerte de comentarista.

Pero quién ahora revaloriza la historia económica es el futuro presidente de los Estados Unidos de América, el afro-hawaiano Barack Hussein Obama. Días atrás designó como jefa de su gabinete de asesores a la historiadora económica Christina Romer, una mujer que ha dedicado buena parte de su vida académica a estudiar la crisis desatada en Wall Street en 1929 y todo el proceso posterior que se conoce como “La gran depresión”. Es una de las mayores conocedoras de todo eso, de cómo se cayó y de cómo se salió de ella. Con la designación de esta economista e historiadora, más allá de que se coincida o no con sus apreciaciones, frente a la hecatombe –que en griego significa cien toros- sobre la que deberá cabalgar, Obama empezó por demostrar que va a escudriñar en las semejanzas del pasado para sacar enseñanzas, aunque hoy no se trate de copiar medida por medida sino considerar lato sensu los tiempos de Franklin Delano Roosevelt y John Maynard Keynes.

Christina Romer es también una experta en macroeconomía y hasta tiene el estigma de que en materia monetaria ella y su esposo, también economista, se basan en algunas ideas de Milton Friedman. Christina, de 49 años, es profesora de Economía de la Universidad de Berkeley, California, desde 1988. Al presentarla con su jefa de asesores económicos, Barack Obama dijo: “Ella trae consigo una perspectiva crítica necesaria”, destacando su condición de historiadora económica. Una presentación que coincidió con las de Timothy Geithner, como próximo secretario del Tesoro (ministro de economía) y la de Lawrence “Larry” Summers como jefe del Consejo Nacional Económico. Pero puntualizó que Christina es una de las “principales expertas en las crisis económicas y en como resolverlas”.

Es que, por otra parte, la economista e historiadora, que también se desempeñó en la Universidad de Princenton, New Jersey, lleva más de un lustro codirigiendo el “Programa de Economía Monetaria” de la Oficina Nacional de Investigación Económica donde se dedica a la investigación de los períodos contractivos en los Estados Unidos y ha elaborado propuestas sobre políticas fiscales y otras para enfrentar las recesiones. Precisamente su condición de historiadora y experta en temas monetarios hizo que fuera una reiterada expositora ante las juntas de gobernadores de la Reserva Federal (banco central).

Pero no todas fueron flores en la carrera académica de Christina. En mayo pasado fue rechazada como docente en la Universidad de Harvard (Cambridge, Massachusetts). Ella y su esposo, David Romer, habían sido propuestos como docentes en esa famosa casa de altos estudios en el Departamento de Economía. Tenían el aval de todo el cuerpo de profesores pero Drew Faust, la primera mujer que presidió Harvard en la historia de esta Universidad, cargo en el que reemplazó a Lawrence Summers, le bajó el pulgar, aunque no a David. Hasta ahora no se sabe porqué. David, que había conocido a Christina cuando ambos estudiaban en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y hoy padre de sus tres hijos, rechazó entonces su nombramiento. Ahora el neokeynesiano Nicholas Gregory Mankiw, otra cabeza de Harvard, quién lamentó en su momento lo sucedido, aplaudió la designación hecha por Obama.

Christina no será la única mujer en el equipo económico de Obama. Melody Barnes, ex colaboradora del senador Edward “Ted” Kennedy y del ex presidente Williams “Bill” Clinton se ocupará de una restructuración en materia de salud y de asistencia social. Pero es Christina y sus conocimientos históricos la estrella. Por ello Obama, aunque valoró sus conocimientos monetarios y fiscales puntualizó que “su trabajo sobre la recuperación de los Estados Unidos tras la Gran Depresión y la robusta expansión económica que siguió” será relevante en las actuales circunstancias. “Su investigación tiene que ver con muchos de los asuntos que va a confrontar esta Administración, desde la política fiscal a la lucha contra la recesión”, agregó el presidente electo para quién “la claridad y la independencia de su análisis le han valido (a Christina) elogios por parte de analistas conservadores y progresistas al mismo tiempo”.

Fernando Del Corro

Periodista, historiador, docente de grado de Historia Económica Argentina y subdirector de la carrera de Periodismo Económico en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y colaborador de la cátedra de grado de Deuda Externa y de la maestría en Deuda Externa de la Facultad de Derecho (FD) de la UBA.

https://www.alainet.org/pt/node/131580
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