La pequeña y mediana producción de cara a la nueva Ley de Soberanía Alimentaria

27/11/2008
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

Se puede prescindir de ropa nueva, de combustible para el transporte, pero no de los alimentos. Ahí radica la importancia de la soberanía alimentaria.

Con esta frase el Senador colombiano Jorge Enrique Robledo inició su ponencia en el Foro: "Las pequeñas y medianas producciones de cara a la Ley de Soberanía Alimentaria" que tuvo lugar el 20 de noviembre en Quito a la que asistieron Asambleístas, funcionarios del gobierno y público en general.

Èl añadió que se puede tener dinero, pero no necesariamente alimentos. Porque los alimentos no van a estar disponibles siempre de manera inexorable. Y ante una posible falta de disponibilidad de alimentos, el neoliberalismo plantea que este problema puede solucionarse a través del flujo de alimentos en el mercado mundial, pero en momentos de crisis como el que vivimos, son los países que producen sus alimentos los que mejor han podido enfrentarla.

La agricultura campesina representa en Colombia el 70% del valor agregado en el mundo rural. El campesino produce aquellos alimentos de los que depende la alimentación de la población. Además el grueso de la producción del café en Colombia está en mano de pequeños productores.

La producción campesina es tan eficiente que los empresarios han tenido que crear trucos para no tener que enfrentarse con ellos en la competencia capitalista con ellos. El campesino no se arruina, porque se aferra a la tierra, aun cuando tenga que disminuir una comida al día, o sacar a sus hijos del colegio.

Es a ese pequeño productor que una ley de soberanía alimentaria debería privilegiar, sin dejar de reconocer que existe una diversidad de formas de producir en nuestros países que también deben ser protegidos.

Sin embargo, a ellos se les impone normas técnicas como las llamadas medidas fitosanitarias, que obligan a un productor de gallina criolla a sacrificarlas como si estuvieran en una mesa de operación, o a un panelero a usar agua potable, en zonas donde no existe siquiera para el consumo humano. Esto significa sacarlos de la producción. Se quiere que en pocos meses adopten medidas que a los estadounidenses les tomó 200 años.

El punto central de la ley debe basarse en la prohibición de las importaciones de los alimentos estratégicos, aquellos que forman parte de la canasta básica, porque no se puede delegar a otros países, la alimentación de una nación. El texto de la nueva Constitución ecuatoriana brinda algunos elementos para proteger la producción nacional, por ejemplo a través de medidas arancelarias y establece al auto-abastecimiento como un objetivo permanente del estado.

Otros elementos que debe incluir esta ley es una fuerte prohibición a las semillas y cultivos transgénicos y asegurar el libre flujo de las semillas, porque la semilla es la base y el inicio de agricultura, y perder control sobre ellas, ya sea por medio técnicos (a través de la agrobiotecnología), o vía legal a través de los derechos de propiedad intelectual, es perder control sobre todo el proceso productivo, y por lo mismo, perder soberanía.

Finalmente, es vital evitar promover los agrocombustibles como política de desarrollo del país, pues este tipo de cultivos si bien pueden ser generadores de divisas, desplazan la producción de alimentos, y nos subordina al mercado internacional. Es decir, nos hace perder soberanía alimentaria.

Elizabeth Bravo
Acción Ecológica

 

https://www.alainet.org/pt/node/131092?language=en
Subscrever America Latina en Movimiento - RSS