Representantes de cerca de 2 mil organizaciones sociales, provenientes de más de 90 países, se reunieron en Rivas Vaciamadrid – España, en el III Foro Social Mundial de la Migración.  Dicho encuentro concluyó el sábado 14 del presente con una manifestación multitudinaria y multicolor en el centro de la ciudad de Madrid.

El Foro se convocó bajo el lema de “nuestras voces, nuestros derechos por un mundo sin muros”. Fue un verdadero espacio alternativo en el que se compartieron experiencias, se debatieron ideas y se asumieron compromisos para vivir y acompañar el fenómeno migratorio mundial con dignidad.

Se consensuó en que la migración no es un problema, sino una oportunidad para construir una ciudadanía universal intercultural más allá de los muros nacionales. La ciudadanía ha de estar fundada en la dignidad y en los derechos de toda persona humana, mas no condicionada al lugar del nacimiento de las personas.

Se ratificó además que la inmigración no es ningún delito. Delito son las causas que generan la migración: el sistema neoliberal, que mediante el aniquilamiento de las economías locales y nacionales de los países de origen empobrece a los pueblos y los “exporta” como brazos baratos y rentables para el sostén de la opulencia de los países del norte.

El Foro ratificó su denuncia contra la hipócrita política de los muros de la “vergüenza” de los países del norte. Éstos que utilizan a los trabajadores extranjeros como chivos expiatorios de sus problemas económicos, en los hechos permiten la migración ilegal para abastecer de mano de obra barata y sin derechos de ninguna clase a sus empresas que no se animaron huir hacia el sur en busca de más excedentes económicos.

En este sentido, la Declaración Final de Foro exige: “La derogación de la directiva de retorno de la UE, así como de todos los instrumentos legales que permiten la detención de migrantes en el mundo; el desmantelamiento del Frontex y de todos los dispositivos policiales y militares que criminalizan la inmigración y la fiscalización por parte de organizaciones sociales de los centros de internamiento, hasta su cierre definitivo.”

Así mismo, convoca a “las personas y comunidades migrantes a que se organicen, se rebelen, denuncien toda forma de dominación y explotación y hagan valer sus derechos, fortaleciendo sus organizaciones y las redes de apoyo mutuo”.

Para el ejercicio de la ciudadanía universal, plantea “la participación política del migrante para incidir, tanto en la política interna como en la política externa, de un país de llegada, a favor de su país de origen, visibilizando los beneficios que las personas migrantes traen, constituyéndose en sujetos activos”.

Ahora, queda el trabajo arduo de hacer que las conclusiones del Foro transformen el calvario humillante de los esclavos del siglo XXI. El sistema xenófobo ha logrado que muchos de los trabajadores extranjeros indocumentados o no se autoinculpen como sujetos ilegales, disminuidos frente al autóctono, reducidos a seres inferiores. El sistema ha logrado naturalizar la superioridad de los autóctonos y la inferioridad de los extranjeros.

Es nuestra tarea acompañar a que estos hermanos/as nuestros/as asuman su rol de ciudadanos planetarios. Para ello es necesario iniciar el largo camino de la concientización individual y colectiva. Necesitamos ante todo un proceso de autoliberación interna. Sólo así podremos hacer que caigan todos los muros que han cuarteado nuestra casa común dividiéndonos entre enriquecidos y empobrecidos.