La integración eléctrica de Yacyretá e Itaipú, en lo más inmediato, con la ampliación de la primera a través del brazo Añá Cuá y la ejecución de las proyectadas usinas de Corpus y Garabí, constituyen la alternativa más razonable que aparece en el horizonte de los tres socios del MERCOSUR hermanados en la llamada Triple Frontera, una de las zonas más ricas en materia fluvial del planeta Tierra. Una alternativa que, incluso, puede beneficiar al cuarto de los socios del pacto regional: el Uruguay.

Durante su campaña electoral, el desde el pasado viernes presidente del Paraguay, el ahora “laico” Fernando Armindo Lugo, y sus expertos en materia energética, como el ingeniero Ricardo Canese, el más importante de ellos, dirigente del movimiento Tekojoja, reclamaron enfáticamente una reformulación de los acuerdos suscriptos en su momento por el gobierno del tenebroso dictador Alfredo Strossner con los gobiernos de la Argentina y el Brasil para los emprendimientos de Yacyretá e Itaipú, respectivamente.

Instalado Lugo en el deslumbrante “Palacio de López” (casa de gobierno) oradores a ejecutar políticas de cambio para el atrasado Paraguay, el discurso maximalista de campaña ha dado lugar a otras expectativas más realistas como lo señaló en su discurso de asunción delante de sus pares argentina Cristina Elisabet Fernández y brasilero Luiz Inácio Lula Da Silva el propio Lugo. Algo que luego MERCOSUR Noticias desarrolló in extenso con Canese, por ahora diputado del Parlasur.

Sin cargos formales en el área energética, Canese, quién goza de gran popularidad en el país, fue quién acompañó a Lula a Brasilia y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuando Lugo fue a conversar del tema con Lula y Cristina, respectivamente. Aunque él no lo dice ni lo reconoce, aparece como el ideólogo de la táctica que ya ha esbozado Lugo en ese mismo discurso de asunción, el cual, en varios tramos, debe ser leído entre líneas para llegar al fondo de una exposición obispal.

Lugo tuvo elogios hacia la presidenta Cristina y hacia el pueblo argentino. No dejó de precisar que millones de paraguayos se ganaron la vida en la Argentina a lo largo de, por lo menos, los últimos ochenta años. Su “gracias, presidenta Cristina” fue el remate de todo ello. Lugo negocia con Lula y sabe que el sindicalista-presidente hará concesiones. Sus hechos serán mucho más flexibles que la irritativa dureza del director brasilero de Itaipú, Jorge Samek, y aún que los del canciller Celso Amorim.

Tal vez por ello designó como director paraguayo al liberal Carlos Mateo Balmelli, lo que le costò la renuncia anticipada de la primera ministra de Relaciones Exteriores designada, Milda Rivarola, del Partido País Solidario (PPS), la que quería para ese cargo, precisamente, a Canese. Balmelli, del más a la derecha Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) tiene el perfil para una negociación menos ríspida. Ayer ya anunció que están abiertas las conversaciones para avanzar en un nuevo trato con el Brasil.

Pero lo que está claro es que desde el Palacio del Planalto (casa de gobierno), el gobierno de Lula no va a renegociar los términos del tratado original firmado por los presidentes Stroessner y el también general Emilio Garrastazú Médici que obliga al Paraguay a vender al Brasil, precio de costo, toda la energía eléctrica que no consuma. A diferencia de ello, el tratado de Yacyretá ya registra antecedentes de modificaciones por notas reversales (1992) donde habla de precios y no de costos.

Esto hace que en el Palacio de López se piense más en buscar un acuerdo con la Argentina , aunque si bajar las banderas de la remediación ambiental indispensable para subir la cota del embalse hasta los finales 83 metros por sobre el nivel del mar. Con ello se incrementará fuertemente la generación eléctrica, algo vital para la Argentina cuya matriz energética aún tiene un componente fòsil de más del 50 por ciento y a la que ya se le han sumado varios sofocones. Y vital para el Paraguay que tendrá mayores ingresos.

Un arreglo global con la Argentina , que también pueda incluir al Uruguay, eventualmente, no sólo por Yacyretá sino para una integración eléctrica regional, será un caso testigo a presentarle al Brasil. Un caso testigo para un país cuya matriz energética es en más de un noventa por ciento hidroeléctrica, lo que lo hace caminar permanentemente por el filo de la navaja de una eventual sequía como, la que golpeó, duramente al país con los apagones desde mediados de 2001 a principios de 2002.

En el caso de Yacyretá el gobierno paraguayo también quiere que se concrete la obra de Añá Cuá, pero sin aceptar el sistema iniciativa privada que se diseñó años atrás en la Argentina. La iniciativa de esa obra fue de la empresa argentina Pescarmona. Canese ya dialogó con directivos de la firma y les hizo saber que el Paraguay impulsará la propuesta, pero que deberá llamarse a una licitación pública abierta, lo que fue comprendido y aceptado por los funcionarios de aquella.

Además la idea pasa por avanzar con la Argentina en Corpus, a lo que pone objeciones el Brasil ya que esta otra eventual represa, si se concretara, haría mermar la generación de potencia de Itaipú, razón por la cual, en un marco de acuerdo global, se puede apuntar a la compensación de dicha pérdida. Y con Garabí, entre el Brasil y la Argentina, apuntar a la integración de las cuatro centrales, lo que daría un enorme potencial hidroeléctrico a la región, en un esquema al que se puede añadir el Uruguay con Salto Grande.

En tanto, las nuevas autoridades instaladas en la antigua ciudad guaraní sobre la que luego se aposentaron los colonialistas el 15 de agosto de 1537 y de cuyo gobierno nacional e hizo cargo Lugo 471 años después, también tienen otro proyecto estratégico, que es el de impulsar el desarrollo industrial y tecnológico para lo cual el país tiene una oferta natural de gran importancia: estar situado en el corazón del MERCOSUR, en el corredor interoceánico y contar con mucha energía excedentaria y a bajo costo.


- Fernando Del Corro.
Desde Asunción del Paraguay. Periodista, historiador, docente en la Facultad de Ciencias Económicas (FCE), de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina. De la redacción de MERCOSUR Noticias.