Es Libre el Comercio?

17/07/2008
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Introducción

En las siguientes páginas intentaremos dar respuesta sociológica a nuestra interrogante es ¿libre el comercio? Para ello desarrollaremos dos tesis que intentan establecer los hitos para la discusión.  Finalmente nos plantearemos los alcances político-ideológicos del supuesto libre comercio.

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Tesis I.  El libre comercio tiene un origen histórico, el cual es olvidado como medio de su mistificación.

El principal motor, de la transformación de la Europa Medieval fue el comercio impulsado desde el siglo X-XII, por las primeras familias mercaderes, que trasladaban artículos desde los rincones alejados del mundo conocido.  Uno de los principales obstáculos, fue la seguridad en el transporte, otra los diversos impuestos que se debía pagar en cada comarca, pueblo o bien territorio por el que se debía transitar, y finalmente, estaba el problema de las transacciones o equivalencias de las monedas a utilizar.  Este proceso, lento, se fue consolidando y con el “descubrimiento” del nuevo mundo, una nueva era comercial floreció.

Lo determinante, fue que estas transacciones fueron generando las condiciones materiales y subjetivas de un nuevo tipo de relaciones humanas, es decir, las del intercambio mercantil.  Además, éste impulsó nuevas necesidades y estilos de vida, los cuales tras la primera revolución industrial (alrededor 1850) dispararon exponencialmente la lógica de acumulación capitalista: creación del valor desde la plusvalía y la del mismo desde el intercambio especulativo.  En otras palabras, se fue perfilando un espacio privilegiado de las nuevas relaciones humanas, el cual reoperaba sobre las mismas y se transmutaba a sí mismo como natural y necesario.  El Mercado.

Esta transmutación del Mercado como el espacio natural y ahistórico de las relaciones humanas se vio acompañada de un debate sobre libre comercio frente al proteccionismo de los mercados (locales, nacionales, de bloque a, inicios del siglo XXI).

En favor del primero se ha argumentado siempre que da lugar a la realización del ser humano individual-egoísta y racional que máxima la competencia, y por tanto, a la mayor eficiencia en la producción y a la reducción de precios, beneficiando en último término al consumidor,

En favor del segundo se ha argumentado siempre que el libre comercio, tiene consecuencias negativas para diversos factores económicos nacionales, tanto a corto como a largo plazo.  A corto plazo incrementa el desempleo y provoca el cierre de empresas locales, y a largo plazo obliga a los países débiles a concentrarse en actividades económicas de menor beneficio.

Ambas posiciones tienen razón hasta cierto punto.  Es un absurdo justificar que son las virtudes abstractas del libre comercio, o bien, las virtudes abstractas del proteccionismo las que determinan lo que efectivamente sucede.  En última instancia, la cuestión es tanto política como económica.  Dado que las perspectivas teórico-metodológicas de ambas posiciones ideológicas gestan políticas económicas distintas, las cuales no son recetas (listas de políticas, objetivos e instrumentos técnicos) Son ante todo, relaciones económicas, y por ende, relaciones socio-históricas, es decir, concretas.

En otras palabras, las políticas económicas “actúan sobre las relaciones económicas, el hecho de que actúan (para modificar, detener, revertir, impulsar, diversificar) aspectos particulares, más o menos amplios y más o menos complejos, de las relaciones económicas, tanto las de producción -es decir aquellas por medio de las cuales los seres humanos producen bienes y servicios (es decir, mercancías tangibles e intangibles) como las de distribución, esto es, aquellas por medio de las cuales se determina qué cuota de la producción total corresponde a cada individuo o grupo dentro de la sociedad” .  En resumen, moldean (afectan) las estructuras económicas de producción y distribución; específicamente

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Tesis II.  Dicha mistificación potencia la dominación imperialista del proyecto occidental

Históricamente, los países que en determinado momento son particularmente eficientes en las actividades productivas suelen ser los que proclaman las virtudes del libre comercio, que obviamente favorece sus intereses nacionales[1] ya que pueden vender sus productos en los mercados extranjeros sin la penalización de tarifas aduaneras u otras barreras, y también les permite invertir el capital excedente en otros países.  Los países moderadamente fuertes han sido, normalmente, los más partidarios del proteccionismo, juzgando que si pueden proteger sus mercados internos durante un tiempo frente a la competencia de los productores de los países más fuertes, podrán mejorar su propia eficiencia y desarrollar un mercado interno capaz de resistir a la competencia abierta.  Para ellos es una cuestión de tiempo; la protección es temporal[2].  Los países verdaderamente débiles en el terreno económico suelen ser también demasiado débiles en el terreno político como para poder erigir barreras proteccionistas.

Después de la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos era el productor más eficiente y por supuesto estaba a favor del libre comercio, pero para reforzar políticamente sus alianzas contra la Unión Soviética permitía que Europa occidental, Japón, Taiwán y Corea del Sur tomaran ciertas medidas proteccionistas, lo que reforzaba económicamente a esos países hasta cierto punto.  Cuando en la década de 1970 llegaron a resultar altamente competitivos Estados Unidos comenzó a quejarse de sus políticas proteccionistas.  Pero precisamente porque Estados Unidos se había debilitado relativamente desde el punto de vista económico, también reforzó sus propias políticas proteccionistas en un sector industrial en declive.  El gobierno estadounidense, como otros gobiernos, se veía sometido a una intensa presión política interna para preservar los puestos de trabajo y los beneficios de los empresarios locales[3].

Estados Unidos volvió a sus ojos hacia lo que llamaba "mercados emergentes"[4], con lo que se refería a algunos de los mayores países del Sur del mundo, como Malasia e Indonesia, India y Pakistán, Egipto y Turquía, Sudáfrica y Nigeria, Brasil y Argentina...  Veía a esos países como mercados donde vender los productos estadounidenses (industriales, de tecnología de la información y biotecnología) así como lugares privilegiados para determinadas transacciones financieras, pero esos países se habían comprometido con una ideología desarrollista que les llevaba a adoptar ciertas medidas proteccionistas, de forma en Estados Unidos “tuvo que explicarles” (algo irónico) que en una era de "globalización" esas prácticas eran dañinas y contraproducentes.  Los mercados emergentes tenían que abrirse al mercado libre, esto es, a las inversiones y actividades estadounidenses (y de otros países).

Los principales instrumentos para conseguir el sometimiento a ese nuevo régimen eran el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y posteriormente la Organización Mundial del Comercio (OMC, su antecesor GATT), que establecieron las reglas obligatorias del libre comercio, destinadas “naturalmente” a aplicarse a otros países, no a Estados Unidos.

El problema de las reglas, no obstante, es que los demás también las pueden utilizar.  Cuando Estados Unidos (y Europa occidental) trataron de extender esas reglas a los llamados mercados emergentes, encontraron resistencia en Cancún, donde Brasil encabezó una coalición de las potencias medianas insistiendo en que las reglas funcionaran en ambos sentidos, esto es, que si el Sur tenía que desmantelar sus barreras proteccionistas Estados Unidos y el resto del mundo debían hacerlo también.  Estados Unidos se negó a aceptarlo y por eso fracasó la cumbre de Cancún.  Es decir, el libre comercio es un entroncado ideológico y teórico que utilizan los mercados fuertes (nacionales) con el fin de someter a su beneficio a los mercados débiles, no obstante las mismas reglas e instituciones de su aplicación pueden ser un arma contra los mercados fuertes[5].

Esta nueva envestida del libre comerció a finales del siglo XX, e inicios del siglo XXI, se cimentó en el denominado neoliberalismo[6] (que tuvo su inicio teórico data de 1945[7] cuando F.  Hayek publicase Camino de Servidumbre[8]).  Por su parte, en la práctica política data el neoliberalismo sus primeros pasos en la dictadura del Chile de Pinochet, con los Chicago Boys.  Luego, en los países centrales de la mano de M.  Tatcher y R.  Reagan, hacia inicios de la década de los ochenta.  Para el caso de América Latina[9] los programas de ajuste estructural impulsados por los organismos financieros internacionales (OFI´s), en especial, Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial (BM) quienes indujeron dicha aplicación como acreedores de las deudas externas de nuestros países entre 60´s y 70´s del siglo anterior.

Las políticas neoliberales fueron enarboladas, con mayor precisión, en el conocido como Consenso de Washington[10].  Dicha receta constaba de diez aspectos: disciplina presupuestaria; cambios en las prioridades del gasto público (de áreas menos productivas a sanidad, educación e infraestructuras); reforma fiscal encaminada a buscar bases imponibles amplias y tipos marginales moderados; liberalización financiera, especialmente de los tipos de interés; búsqueda y mantenimiento de tipos de cambio competitivos; liberalización comercial; apertura a la entrada de inversiones extranjeras directas; privatizaciones; desregulaciones; garantía de los derechos de propiedad.  Luego de esta receta vino la segunda generación de reformas[11] conocida como la nueva economía institucional, impulsada, por las OFI´s[12].  Esta globalización de la economía bajo la égida neoliberal.  Las principales políticas macroeconómicas impulsadas han sido: políticas monetarias restrictivas, políticas fiscales restrictivas, liberalización, privatización[13] y desregulación[14].  En todos los casos, los teóricos neoliberales afirman que la mejor manera de alcanzar la distribución de la riqueza y el bienestar de los individuos es mediante un crecimiento total del producto, que por su propia dinámica permea al total de los integrantes de la sociedad (la llamada trickle down policy); los liberales promueven mediante el beneficio individual, alcanzar el beneficio de toda la sociedad.

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Consideración final.  El libre comercio como imperialismo económico.

La naturalización del libre comercio ha negado su núcleo político fundante.  La negación de lo político que contiene este neoliberalismo conduce desde luego a una práctica política que promueve la desconfianza contra todo poder político y forma de Estado.  Así, sus objetivos políticos son: todos los medios para inhibir y controlar el poder del Estado al servicio de la libertad individual y de la propiedad privada.  Gesta pues una polarización típica y recurrente entre dos esferas heterogéneas que son investida: Ética y economía[15], espíritu y negocio, educación y propiedad.  Es decir que, “(…) todo el pathos liberal se dirige contra la violencia y la falta de libertad.  Toda constricción o amenaza a la libertad individual, por principio ilimitada, o a la propiedad privada o a la libre competencia es “violencia” y por tanto eo ipso algo malo.  Lo que este liberalismo deja en pie del Estado y de la política es únicamente el cometido de garantizar las condiciones de libertad y de apartar cuanto pueda estorbarla”[16]

En otras palabras, un discurso pendular entre la ética (espiritualidad) y la economía (negocios) que presentan desde estos polos a la política como una esfera de violencia invasora y obstáculo a los “buenos negocios”[17], todo esto, en tanto que su dogma es que la producción, el consumo y los precios son parte de una esfera económica autosuficiente que no debe ser interferida por ningún obstáculo en su despliegue natural de competencia perfecta.  Lo decisivo, es aquí, la vinculación de la fe en el progreso que se dice humanitario, moralizante e intelectual que se logra sólo bajo el desarrollo económico, técnico e industrial que los países desarrollados han logrado construir (efecto de demostración).

Finalmente, un imperialismo de base económica intentará, llevar al mundo a un estado en el cual él pueda aplicar sin obstáculo alguno sus medios pacíficos de poder económico, tales como bloque de créditos, embargo de materias primas, hundimiento de las divisas externas.  Además, considerará “violencia extraeconómica” cualquier intento de sustraerse al efecto de estos métodos pacíficos realizado por cualquier pueblo a grupo humano distinto al proceder económico occidental.

- Javier Torres Vindas es sociólogo costarricense



[1] Aquí se refiere a las formaciones sociales de los Estado-Nación gestados desde el siglo XVIII-XIX y que se consolidan como modelo dominante en el siglo XX.  El elemento dinámico de la aglutinación dentro de cada formación son las estructuras sociales que les subyacen,, lo cual, “implica fundamentalmente un proceso de relaciones entre los grupos, fuerzas y clases sociales a través del cual algunos de ellos intentan imponer al conjunto de la sociedad la forma de dominación que les es propia” Cardoso, F.  H.  y Faleto, E.  Dependencia y Desarrollo en América Latina.  México: siglo XXI, 15ª edición, 1978.  pág.  13.  Dicha dominación se da cuando “(...) una clase dominante en cualquier sociedad de clases se constituye en virtud de su control efectivo de sobre las tres fuentes principales de dominación: 1) los medios de producción, 2) los medios de administración del Estado y los medios de coerción y 3) los principales medios de comunicación y consenso (…) cada una de estas tres fuentes de control constituyen una parte de la estructura de dominación” Milinband, citado por Vargas Op.  Cit.  Pp.  12

[2] Hay ciertas ambigüedades en los países fuertes que proclaman las virtudes del libre comercio, ya que sólo lo defienden hasta cierto punto.  Por ejemplo, en el siglo XVII los holandeses (lo que entonces se llamaban las Provincias Unidas), que eran los productores (y comerciantes) más eficientes de Europa, predicaban las virtudes del libre comercio a Inglaterra y Francia, entonces más débiles; pero eso no significa que no protegieran ciertos mercados.  Hoy día, Estados Unidos, expande la misma lógica del libre mercado a países débiles como los de Centroamérica, pero en el denominado TLC con la región, los EEUU protegen los intereses de sus productores y obligan a lños centroamericanos a eliminar sus barreras proteccionistas.

[3] La dicotomía libre comercio-protección se resuelve generalmente como un juego de intereses y relaciones de poder

[4] Cf.  Lascano, Marcelo Ramón.  Claves del desarrollo asiático.  Buenos Aires: Ediciones Macchi, 1997.

[5] Para una lectura detallada.  Chang, Ha-Joon y Green Duncan La inversión en la OMC, una trampa del Norte.  México: RMALC, 2003

[6] En realidad, el neoliberalismo y más precisamente el resurgimiento de las ideas liberales que impulsara Friedrich Hayek desde los años cuarenta, ha tenido un contexto favorable para su desenvolvimiento en los acontecimientos recientes de la historia mundial.  La tesis del llamado "fin de la historia", expresión según la cual asistimos al triunfo de la democracia liberal capitalista y a la derrota definitiva del marxismo, nos deparará según sus defensores una expansión del liberalismo económico y político al que sólo se opondrán determinadas formas de nacionalismo y religión, significando un cambio radical en la consideración del papel del Estado como agente económico, cuyas funciones básicas se asociaron desde los años treinta a la responsabilidad de la puesta en marcha de los mecanismos necesarios para asegurar objetivos como el pleno empleo de los recursos, y que tuvo su fundamento teórico en la revolución keynesiana (…) Actualmente, el neoliberalismo al oponerse a la intervención redistributiva del Estado, perpetúa la desigualdad socioeconómica tradicional y la acrecienta.  Este sistema introduce el criterio de que solamente el mercado posee la virtud de asignar eficientemente los recursos y fijas a los diversos actores sociales los niveles de ingresos”.  Cabrera Reyes, Cabrera Reyes.  Neoliberalismo: Principios y efectos.  http://www.elprisma.com/apuntes/economia/neoliberalismoconcepto/

[7] Luego, hacia 1947 en la estación Mont Pèlerin (Suiza) conjuntamente con Milton Friedman, Karl Popper, Lionel Robbins, Ludwig Von Mises, Walter Eukpen, Walter Lipman, Michael Polanyi y Salvador de Madariaga; fundaron la Sociedad de Mont Pèlerin.

[8] Hayek, Frederick Camino de Servidumbre.  San José, C.R.: UACA, 1986.  El centro de dicho texto se da cuando afirma Hayek “Estamos abandonando rápidamente no sólo las ideas de Cobden y Brgth, de Adam Smith y Hume e incluso de Locke y Milton, sino una de las características de la civilización occidental tal como se ha desarrollado a partir de los fundamentos establecidos por el Cristianismo y por Grecia y por Roma.  No sólo el liberalismo de los siglos XIX y XVIII, sino el fundamental individualismo que heredamos de Earasmo y Montaigne, de Cicerón y tácito, Pericles y Tucides, se han abandonado progresivamente” p.  41

[9] Uno de los modelos experimentales fueron las políticas de choque aplicadas en Bolivia desde 1985 bajo la supervisión del economista norteamericano Jeffrey Sachs.

[10] La autoría de dicho recetario le corresponde a John Williamson.  Para una breve historia y descripción establecida por este autor, ver: http://www.iie.com/publications/papers/williamson0904-2.pdf .  Para una de las críticas más “feroces” ver de J.  E.  Stiglitz “El consenso post-consenso de Washington” en, http://www0.gsb.columbia.edu/ipd/pub/Stiglitz_PWCC_SPA.pdf Además se puede ver: “El "consenso de Washington" ¿Paradigma económico del capitalismo triunfante?” http://www.fespinal.com/espinal/realitat/pap/pap46.htm

[11] Sobre este tema ver (al menos) Nueva Sociedad No.195 Tema central “Después del Consenso de Washington” http://www.nuso.org/revista.php?n=199 Además, Cano, Wilson Soberanía y política económica en América Latina.  Cartago: Libro Universitario Regional, 2001.  Uno de los aspectos conclusivos de este autor es que lo permanente parece ser la inestabilidad y la inseguridad que reviste el sistema financiero internacional.

[12] Sobre este tema, ver mi artículo “Una lectura crítica a la Nueva Economía Institucional impulsada por las OFI´s" en, http://alainet.org/active/24400&lang=es

[13] Sobre el aspecto de liberalización ver.  Geiger, Erwin P.  Privatización y política económica.  San José, C.R.: Litografía e imprenta Lil, S.  A., 1992 y Ffrench-Davis, Ricardo “El contexto de las privatizaciones y la situación actual: entre el Consenso de Washington y el crecimiento con equidad” Revista Nueva Sociedad No.  207.  Páginas 46-62

[14] A fin de comparar dos casos concretos se recomienda ver los casos de Bolivia y Costa Rica.  Para el primer caso.  Morales, Juan Antonio.  Reformas Estructurales y Crecimiento Económico en Bolivia.  Instituto de Investigaciones Socioeconómicas Documento de Trabajo No.  04/91.  Abril 1991 y Morales, Juan Antonio.  “Cambios y consejos neoliberales en Bolivia”.  En: Nueva Sociedad, No.  121.  Setiembre-octubre, 1992.  pp.  134-143.  para el Caso de costa Rica Vargas Solís, Luis Paulino Costa Rica: 1985-1997.  Liberalización y Ajuste Estructural.  San José, C.R.: Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, 2002., y, Vargas Solís, Luis Paulino
La estrategia de liberalización económica (Período 1980-2000) San José, C.R.: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2003 Para este autor, el supuesto básico de dichas medidas es “la plena certidumbre de que la apertura a los flujos internacionales de comercio y los capitales, es la vía más apropiada para lograr el crecimiento de la riqueza material” Vargas, 2002.  Pp.53

[15] Sobre dicha inversión véase: Richards, Howard.  Ética y Economía.  Cartago: Editorial Tecnológica de Costa Rica, 1987.  con especial interés en Cap.  I “El control de la riqueza”.

[16] Smith, Carl.  El concepto de lo político.  Madrid: Alianza Editorial, 1998.  Pp.  99

[17] Quienes detentan el poder económico consideran cualquier intento “extraeconómico” de modificar su posición de poder como un acto de violencia criminal.  Para ello utilizan medios pacíficos, pero además, disponen de medios técnicos para infligir muerte física por la violencia, las armas y conocimientos científicos, todos ellos impulsados por el mercado competitivo.  Ejemplos recientes ha sido la invasión a Irak por los EEUU en los 1992 y en 2003.

https://www.alainet.org/pt/node/128749
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