A costa de la vida misma
La carrera por mantener sociedades de alto consumo energético
14/04/2008
- Opinión
En un mundo globalizado, en donde no existen fronteras ni límites más que los impuestos por el mercado, sociedades y economías como la guatemalteca no están al margen de dicha situación, sino más bien, se encuentran influenciadas fuertemente por las decisiones de política que asumen las grandes transnacionales y los organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional –FMI-, el Banco Mundial –BM-, el Banco Interamericano de Desarrollo –BID- y la Organización Mundial del Comercio –OMC-. Que se arrogan el poder de decisión sobre el destino de la población mundial, en una “dialéctica perversa” por medio de la cual se promete un futuro perfecto basado en la destrucción de los otros, aquellos que pierden y desaparecen porque el sistema así lo definió.
Es un hecho que el mundo en general, se encuentra en una encrucijada sobre su futuro en términos de consumo energético, particularmente aquellos países altamente industrializados que con sus patrones de consumo, ponen en peligro la vida de millones de personas al destruir sus territorios y sus recursos naturales, al incrementar los efectos derivados del cambio climático, y al incrementar la escasez de alimentos provocada por la carrera en la producción de agrocombustibles (biodiésel y aceites vegetales) con tal de reducir los costos, paliar la escasez de combustibles fósiles, y de paso, reducir los gases efecto invernadero.
Estados Unidos y la Unión Europea, dos de los bloques económicos altamente industrializados, no parecen tener la voluntad de cambiar sus patrones de consumo energético; sino más bien, mantenerlos trascendiendo ahora sus planes y políticas específicas de seguridad energética y seguridad nacional a un marco de seguridad global, en donde la misma se alcanza por diferentes medios, uno de ellos, las guerras e invasiones abanderadas principalmente por Estados Unidos y cuyo ejemplo reciente lo constituye la invasión a Irak.
Para mantener los patrones de consumo energético, las potencias mundiales compiten férreamente por ampliar la escala de control geopolítico y bioeconómico, lo que ha llevado a que la Unión Europea (con sus 27 Estados miembros) tenga dentro de sus planes buscar las formas de superar su alta dependencia en la importación de energía y en 25 años, invierta aproximadamente 900,000 millones de euros para la generación de energía que supla las necesidades energéticas de todos sus miembros, reduzca la emisión de gases efecto invernadero y genere empleos[1].
De esa cuenta, la UE busca a través de la política energética (producción de energía renovable y nuclear) diversificar las fuentes de abastecimiento, constituirse en el principal promotor de la producción de energía renovable a través de los agrocombustibles para convertirse en el líder mundial en producción y distribución, reforzando con ello, las economías de los Estados miembros e introduciendo una nueva correlación de fuerzas a nivel global.
Estos objetivos se derivan fundamentalmente de la política energética de la UE contenida en el Libro Blanco de 1995 y el Libro Verde sobre “Una Estrategia de Seguridad del Abastecimiento Energético” de 2000[2]: “Garantizar, para el bienestar de los ciudadanos y el buen funcionamiento de las economías, la disponibilidad física y constante de los productos energéticos en el mercado a un precio asequible para todos los consumidores, teniendo en cuenta las preocupaciones ecológicas y con la perspectiva de lograr el desarrollo sostenible[3]”. Disposiciones que se emitieron previo a que ratificaran el Protocolo de Kyoto[4] y que posteriormente, dio lugar a un giro a su política hacia mayor producción de energías renovables, no tanto por convicción propia de cada Estado, sino por los efectos que ellos mismos empezaban a enfrentar.
Los dos ejes centrales de la política energética de la Ue están en la producción de energía renovable y energía nuclear, ambas requieren de fuertes inversiones para su generación[5] y ambas reducen la contaminación por dióxido de carbono (C02)[6]. Sin embargo, la energía nuclear produce efectos perniciosos en la salud de la población si ocurren accidentes y atentados que provoquen contaminación radiactiva y la inadecuada disposición de los desechos radiactivos; así como el abastecimiento de la materia prima (uranio que está distribuido en todo el mundo, aunque Canadá y Australia aportan el 45% de los requerimientos europeos[7]). El dilema ético de afectar o no la vida y lo viviente pareciera quedar a medias con estas disposiciones de la Ue en su carrera por evitar que sus economías y sociedades decaigan ante la falta de fuentes de energía para incrementar sus procesos de acumulación.
En cuanto a los agrocombustibles, éstos son la única alternativa para la gasolina y el gasóleo en el sector del transporte. La UE importaba los agrocombustibles, pero el abastecimiento ha sido precario, por lo mismo definieron políticas para suplir esta situación; sin embargo, solamente Alemania, Francia y Suecia han logrado alcanzar dichas metas. La deficiencia en el resto de países se debe a los altos costos de producción en el corto plazo, estructuras inadecuadas para la producción, los proveedores son reacios a utilizar bioetanol (aunque solamente representa el 20% del consumo total de agrocombustibles), tienen un marco normativo débil y atrasado sobre los mismos.
Ante esta situación la UE ha protegido la importación de etanol con un 45% de protección arancelaria ad valorem y la importación de otros agrocombustibles son inferiores (representan entre el 0 y 5%). No obstante ello, se plantean que al abrir el mercado europeo a la importación ello facilitaría el desarrollo de la producción de agrocombustibles internamente, aunque paralelamente están desarrollando acciones en el marco de la Ronda de Doha de la Omc para importarlos de productores competitivos situados en África, el Caribe, Mercosur y el Pacífico[8].
Esta política implicaría que la Ue disminuya los costos de inversión, reduzca problemáticas derivadas de la producción de agrocombustibles, garantice la producción de maíz y otros granos para el abastecimiento interno y la exportación, y deje que los países pobres y productores de materias primas enfrenten los problemas derivados de la producción de agrocombustibles como: Reconcentración de tierras, monocultivos y cambios en los ecosistemas, nueva legislación y asignaciones presupuestarias, desabastecimiento de granos para la alimentación, cambio de patrones alimenticios y mayor dependencia alimentaria.
En cuanto a Estados Unidos, una de las potencias mundiales más influyentes en la vida política, económica y en la seguridad mundial, ahora también incide en la seguridad energética mundial; y ello, no es para menos ya que consume el 25% del crudo mundial, mientras solamente produce el 12%; estimándose que el consumo total de energía en Estados Unidos aumentará de 98,000 billones de unidades térmicas británicas (Btu) en 2002 a 136,000 billones de Btu en 2025, previéndose un incremento sustancial de las importaciones netas para el 2025 (de un 53% a un 70%), debido a los escasos esfuerzos en la producción nacional.
De ahí, que fuera de especial importancia para los Estados Unidos la adopción de un plan de seguridad energética [9] de largo plazo que se tradujo en la Política Energética Nacional –Mep- que busca mediante una amplia gama de fuentes de energía, mejorar la seguridad energética, la competitividad económica y el desempeño ambiental de los Estados Unidos, ello dentro del marco de seguridad nacional y seguridad global que propició el Gobierno de George Bush.
Estados Unidos busca mantener la hegemonía a nivel mundial, y ello lo puede hacer si mantiene el control en la producción y distribución de las diversas fuentes energéticas propias y ajenas dentro del concepto de seguridad energética nacional y global. Esta lucha por mantenerse en el ápice, implica la implementación agresiva de una estrategia integral para diversificar las fuentes de energía que le permitan a la economía norteamericana competitividad en el mercado mundial, mantenerse como líderes del mundo en tecnología de punta, tal y como lo expresó el Presidente Bush: “(…) necesitamos asegurarnos de ser el líder de tecnología en el mundo. No quiero decir solamente con relación a épocas pasadas en la historia de Estados Unidos. Creo que este país debe ser el líder del mundo y continuar siendo el líder del mundo[10]” reduciendo su consumo de energía y generando así una serie de relaciones de fuerza en disputa.
Si bien es cierto que el Presidente Bush se ha planteado como estrategia la diversificación de fuentes energéticas (las renovables y la nuclear) al interior de su país, su principal estrategia está encaminada a profundizar los mecanismos militares como la guerra para tomar control de las reservas de combustibles fósiles y territorios potencialmente productores de energía renovable y de los poseedores de uranio.
Estados Unidos, el mayor contaminador del mundo (en el 2000 la producción de dióxido de carbono representó el 24.4% del total mundial) busca reducir sus emisiones[11] a través del abastecimiento garantizado de combustibles renovables (Renewable Fuel Standard o Rfs). Así para el 2017 pretende alcanzar 35,000 millones de galones de combustibles renovables como etanol de maíz[12], etanol celulósico, biodiesel, metanol, butanol, hidrógeno[13] con los cuales reemplazará el 15% (8,500 millones de galones) del uso anual proyectado de gasolina[14]. Acompañada de la anterior medida, se espera que a través de la Corporate Average Fuel Economy o Café se reduzca un 5% adicional de consumo en galones de gasolina; así como en 10 años reducir las emisiones de anhídrido carbónido de autos, camionetas livianas y camionetas deportivas.
La disputa de los recursos naturales y económicos de Asia, África, el Caribe, el Pacífico y el Mercosur entre dos potencias mundiales como Estados Unidos y la Unión Europea, conlleva la profundización de las brechas estructurales existentes entre regiones económicas, entre países y entre microregiones al interior de los, cada vez más endebles Estados-nación. Asimismo, condenan a millones de vidas humanas a una permanente lucha entre la vida y la muerte por la carestía de alimentos provocada por el incremento de la producción de agrocombustibles para suministrar a las voraces máquinas que brindan el lujo y la comodidad a un mínimo porcentaje de la población mundial.
El énfasis en la producción de agrocombustibles está llevando a que la población pobre incremente sus acciones de protestas y se enfrente a las autoridades de sus países, libren luchas intestinas entre pueblos y en el mejor de los casos, busquen formas para mitigar el hambre como: Reducir de tres a un tiempo de comida (si es que a eso se le puede llamar alimentación –tortilla con chile-); beber medio vaso de agua con un poco de azúcar o panela y una hogaza de pan; “inventen” cómo engañar al hambre -que duele- al “preparar” galletas de tierra, mantequilla, sal y agua como lo hacen actualmente los haitianos; se incrementen los éxodos de comunidades completas entre territorios en búsqueda de alimentos y agua como el caso de los africanos; o bien perezcan.
No basta con que ahora los mismos organismos que han propiciado y consentido medidas que están afectando la vida del planeta (Fmi y Bm) se rasguen las vestiduras y adviertan de las “consecuencias terribles para países pobres” sobre las acciones para la producción de etanol y otros agrocombustibles que han sustituido la producción de granos básicos. Más pareciera ser un nuevo llamado para que el sistema no colapse y los países altamente consumidores de energía reaccionen ante dicha situación; sin embargo, el sentido de guerra prevalece porque para unos pocos es necesario en aras de su seguridad nacional, -el control de los territorios, sus recursos naturales renovables y no renovables-, mientras que la vida del ser humano parece no importar.
Guatemala, 14 de abril de 2008
- Mildred López
Estudios Agrarios, AEC/ AVANCSO
Fuente: Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala (AVANCSO)
Notas:
[1] Para el 2003, varios países miembros de la UE presentaron miles de personas desempleadas, tal es el caso de Alemania con 3,883.0; Polonia con 3,328.5; Francia con 2,648.2; España con 2,127.4; Italia con 2,096.8; y Reino Unido con 1,485.5 personas. El resto de países de la UE estuvieron por debajo de 800,000 mil personas. Informe sobre Desarrollo Humano 2005. Indicadores del Desarrollo Humano. Pág. 312.
[2] Una Política Energética para la UE, COM(95)682 de 13.12.1995 y Libro Verde Hacia una Estrategia Europea de Seguridad del Abastecimiento Energético. COM (2000)7659final de 29.11.2000 y COM(2002)321. Cita de la Pág. 2. En: Reunión Parlamentaria: El futuro de Europa: De la Reflexión a la Acción. 4-5 de diciembre de 2006, Bruselas. Nota de Síntesis Hacia una Política Energética Europea. NT/641843ES.doc Traducción Externa. Pág. 10.
[3] Ibid.
[4] El Protocolo de Kyoto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático fue adoptado el 11 de diciembre de 1997; sin embargo, fue ratificado por la UE el 31 de mayo de 2002.
[5] Para la producción de energía renovable se requiere de una inversión de 18,000 millones de euros que les permita producir el 20% de lo que la UE requiere
[6] La Unión Europea produce el 15% mundial de emisiones de dióxido de carbono y se espera reducirlas en un 30% para el 2020 con respecto a 1990, y las emisiones mundiales deben reducirse hasta un 50% con respecto a 1990, lo que supone que los países altamente industrializados deberán de reducir entre un 60 y un 80% las emisiones de dióxido de carbono para el 2050.
[7] Reunión Parlamentaria: El futuro de Europa: De la Reflexión a la Acción. 4-5 de diciembre de 2006, Bruselas. Nota de Síntesis Hacia una Política Energética Europea. NT/641843ES.doc Traducción Externa. Pág. 31.
[8] Ibídem. Pág. 8.
[9] Dicha política fue preparada por el Grupo de Desarrollo de la Política Energética Nacional (Nacional Energy Policy Develpment Group –Nepdg-) presidido por el vicepresidente Dich Cheney, expresidente de la Halliburton, una de las mayores empresas de equipamiento petrolero del mundo.
[10]Entrevista Radial al Presidente Bush sobre la política energética de Estados Unidos en 2006. http://www.whitehouse.gov/infocus/energy/index.es.html
[Fecha de consulta: 31 de octubre de 2007].
[11] El Presidente se ha fijado como objetivo reducir en 18 por ciento nuestra intensidad de gases de invernadero para el 2012, y sus presupuestos han dedicado casi $29,000 millones a programas relacionados con el clima de tipo científico, tecnológico, ayuda internacional e incentivos.
[12] En el Medio Oeste están utilizando gasolina E85 que quiere decir que el 85% del combustible que le echan a su auto es un derivado del maíz. Al respecto, el Presidente Bush indica que “Utilizar maíz para combustible ayuda a nuestros agricultores y contribuye a nuestra política exterior al mismo tiempo. Es un buen negocio. El problema es que necesitamos más fuentes de etanol, que simplemente el maíz. Es necesario guardar un poco de maíz para comer. una de las cosas interesantes que está sucediendo en este laboratorio y por todo el país es lo que se llama el desarrollo del etanol celulósico (pasto aguja, maíz. productos de madera, cosas que uno generalmente permite que se pudran, para que se conviertan en una fuente de energía)”.
[13] Se puede generar a partir de una amplia gama de fuentes nacionales, desde las renovables hasta combustibles fósiles y fuentes nucleares. Tiene el potencial de librar a Estados Unidos de la dependencia de importaciones de energía. De ahí que planee en los próximos cinco años destinar 1,700 millones de dólares para superar barreras técnicas y económicas que impiden el desarrollo y uso expandido del hidrógeno, las pilas de combustible y las tecnologías automotrices avanzadas. Esperándose que para el 2015 y 2020 los vehículos sean propulsados por hidrógeno y para el 2040, el hidrógeno podría reemplazar a más de 11 millones de barriles de petróleo diarios, lo que representa casi el equivalente de las importaciones actuales de petróleo en Estados Unidos.
[14] Para el 2017, los componentes del plan sobre combustibles renovables y eficiencia de combustibles reducirían las emisiones anuales de autos y camionetas livianas hasta en 10 por ciento, aproximadamente 175 millones de toneladas métricas o el equivalente a eliminar del todo las emisiones anuales de 26 millones de automóviles.
Es un hecho que el mundo en general, se encuentra en una encrucijada sobre su futuro en términos de consumo energético, particularmente aquellos países altamente industrializados que con sus patrones de consumo, ponen en peligro la vida de millones de personas al destruir sus territorios y sus recursos naturales, al incrementar los efectos derivados del cambio climático, y al incrementar la escasez de alimentos provocada por la carrera en la producción de agrocombustibles (biodiésel y aceites vegetales) con tal de reducir los costos, paliar la escasez de combustibles fósiles, y de paso, reducir los gases efecto invernadero.
Estados Unidos y la Unión Europea, dos de los bloques económicos altamente industrializados, no parecen tener la voluntad de cambiar sus patrones de consumo energético; sino más bien, mantenerlos trascendiendo ahora sus planes y políticas específicas de seguridad energética y seguridad nacional a un marco de seguridad global, en donde la misma se alcanza por diferentes medios, uno de ellos, las guerras e invasiones abanderadas principalmente por Estados Unidos y cuyo ejemplo reciente lo constituye la invasión a Irak.
Para mantener los patrones de consumo energético, las potencias mundiales compiten férreamente por ampliar la escala de control geopolítico y bioeconómico, lo que ha llevado a que la Unión Europea (con sus 27 Estados miembros) tenga dentro de sus planes buscar las formas de superar su alta dependencia en la importación de energía y en 25 años, invierta aproximadamente 900,000 millones de euros para la generación de energía que supla las necesidades energéticas de todos sus miembros, reduzca la emisión de gases efecto invernadero y genere empleos[1].
De esa cuenta, la UE busca a través de la política energética (producción de energía renovable y nuclear) diversificar las fuentes de abastecimiento, constituirse en el principal promotor de la producción de energía renovable a través de los agrocombustibles para convertirse en el líder mundial en producción y distribución, reforzando con ello, las economías de los Estados miembros e introduciendo una nueva correlación de fuerzas a nivel global.
Estos objetivos se derivan fundamentalmente de la política energética de la UE contenida en el Libro Blanco de 1995 y el Libro Verde sobre “Una Estrategia de Seguridad del Abastecimiento Energético” de 2000[2]: “Garantizar, para el bienestar de los ciudadanos y el buen funcionamiento de las economías, la disponibilidad física y constante de los productos energéticos en el mercado a un precio asequible para todos los consumidores, teniendo en cuenta las preocupaciones ecológicas y con la perspectiva de lograr el desarrollo sostenible[3]”. Disposiciones que se emitieron previo a que ratificaran el Protocolo de Kyoto[4] y que posteriormente, dio lugar a un giro a su política hacia mayor producción de energías renovables, no tanto por convicción propia de cada Estado, sino por los efectos que ellos mismos empezaban a enfrentar.
Los dos ejes centrales de la política energética de la Ue están en la producción de energía renovable y energía nuclear, ambas requieren de fuertes inversiones para su generación[5] y ambas reducen la contaminación por dióxido de carbono (C02)[6]. Sin embargo, la energía nuclear produce efectos perniciosos en la salud de la población si ocurren accidentes y atentados que provoquen contaminación radiactiva y la inadecuada disposición de los desechos radiactivos; así como el abastecimiento de la materia prima (uranio que está distribuido en todo el mundo, aunque Canadá y Australia aportan el 45% de los requerimientos europeos[7]). El dilema ético de afectar o no la vida y lo viviente pareciera quedar a medias con estas disposiciones de la Ue en su carrera por evitar que sus economías y sociedades decaigan ante la falta de fuentes de energía para incrementar sus procesos de acumulación.
En cuanto a los agrocombustibles, éstos son la única alternativa para la gasolina y el gasóleo en el sector del transporte. La UE importaba los agrocombustibles, pero el abastecimiento ha sido precario, por lo mismo definieron políticas para suplir esta situación; sin embargo, solamente Alemania, Francia y Suecia han logrado alcanzar dichas metas. La deficiencia en el resto de países se debe a los altos costos de producción en el corto plazo, estructuras inadecuadas para la producción, los proveedores son reacios a utilizar bioetanol (aunque solamente representa el 20% del consumo total de agrocombustibles), tienen un marco normativo débil y atrasado sobre los mismos.
Ante esta situación la UE ha protegido la importación de etanol con un 45% de protección arancelaria ad valorem y la importación de otros agrocombustibles son inferiores (representan entre el 0 y 5%). No obstante ello, se plantean que al abrir el mercado europeo a la importación ello facilitaría el desarrollo de la producción de agrocombustibles internamente, aunque paralelamente están desarrollando acciones en el marco de la Ronda de Doha de la Omc para importarlos de productores competitivos situados en África, el Caribe, Mercosur y el Pacífico[8].
Esta política implicaría que la Ue disminuya los costos de inversión, reduzca problemáticas derivadas de la producción de agrocombustibles, garantice la producción de maíz y otros granos para el abastecimiento interno y la exportación, y deje que los países pobres y productores de materias primas enfrenten los problemas derivados de la producción de agrocombustibles como: Reconcentración de tierras, monocultivos y cambios en los ecosistemas, nueva legislación y asignaciones presupuestarias, desabastecimiento de granos para la alimentación, cambio de patrones alimenticios y mayor dependencia alimentaria.
En cuanto a Estados Unidos, una de las potencias mundiales más influyentes en la vida política, económica y en la seguridad mundial, ahora también incide en la seguridad energética mundial; y ello, no es para menos ya que consume el 25% del crudo mundial, mientras solamente produce el 12%; estimándose que el consumo total de energía en Estados Unidos aumentará de 98,000 billones de unidades térmicas británicas (Btu) en 2002 a 136,000 billones de Btu en 2025, previéndose un incremento sustancial de las importaciones netas para el 2025 (de un 53% a un 70%), debido a los escasos esfuerzos en la producción nacional.
De ahí, que fuera de especial importancia para los Estados Unidos la adopción de un plan de seguridad energética [9] de largo plazo que se tradujo en la Política Energética Nacional –Mep- que busca mediante una amplia gama de fuentes de energía, mejorar la seguridad energética, la competitividad económica y el desempeño ambiental de los Estados Unidos, ello dentro del marco de seguridad nacional y seguridad global que propició el Gobierno de George Bush.
Estados Unidos busca mantener la hegemonía a nivel mundial, y ello lo puede hacer si mantiene el control en la producción y distribución de las diversas fuentes energéticas propias y ajenas dentro del concepto de seguridad energética nacional y global. Esta lucha por mantenerse en el ápice, implica la implementación agresiva de una estrategia integral para diversificar las fuentes de energía que le permitan a la economía norteamericana competitividad en el mercado mundial, mantenerse como líderes del mundo en tecnología de punta, tal y como lo expresó el Presidente Bush: “(…) necesitamos asegurarnos de ser el líder de tecnología en el mundo. No quiero decir solamente con relación a épocas pasadas en la historia de Estados Unidos. Creo que este país debe ser el líder del mundo y continuar siendo el líder del mundo[10]” reduciendo su consumo de energía y generando así una serie de relaciones de fuerza en disputa.
Si bien es cierto que el Presidente Bush se ha planteado como estrategia la diversificación de fuentes energéticas (las renovables y la nuclear) al interior de su país, su principal estrategia está encaminada a profundizar los mecanismos militares como la guerra para tomar control de las reservas de combustibles fósiles y territorios potencialmente productores de energía renovable y de los poseedores de uranio.
Estados Unidos, el mayor contaminador del mundo (en el 2000 la producción de dióxido de carbono representó el 24.4% del total mundial) busca reducir sus emisiones[11] a través del abastecimiento garantizado de combustibles renovables (Renewable Fuel Standard o Rfs). Así para el 2017 pretende alcanzar 35,000 millones de galones de combustibles renovables como etanol de maíz[12], etanol celulósico, biodiesel, metanol, butanol, hidrógeno[13] con los cuales reemplazará el 15% (8,500 millones de galones) del uso anual proyectado de gasolina[14]. Acompañada de la anterior medida, se espera que a través de la Corporate Average Fuel Economy o Café se reduzca un 5% adicional de consumo en galones de gasolina; así como en 10 años reducir las emisiones de anhídrido carbónido de autos, camionetas livianas y camionetas deportivas.
La disputa de los recursos naturales y económicos de Asia, África, el Caribe, el Pacífico y el Mercosur entre dos potencias mundiales como Estados Unidos y la Unión Europea, conlleva la profundización de las brechas estructurales existentes entre regiones económicas, entre países y entre microregiones al interior de los, cada vez más endebles Estados-nación. Asimismo, condenan a millones de vidas humanas a una permanente lucha entre la vida y la muerte por la carestía de alimentos provocada por el incremento de la producción de agrocombustibles para suministrar a las voraces máquinas que brindan el lujo y la comodidad a un mínimo porcentaje de la población mundial.
El énfasis en la producción de agrocombustibles está llevando a que la población pobre incremente sus acciones de protestas y se enfrente a las autoridades de sus países, libren luchas intestinas entre pueblos y en el mejor de los casos, busquen formas para mitigar el hambre como: Reducir de tres a un tiempo de comida (si es que a eso se le puede llamar alimentación –tortilla con chile-); beber medio vaso de agua con un poco de azúcar o panela y una hogaza de pan; “inventen” cómo engañar al hambre -que duele- al “preparar” galletas de tierra, mantequilla, sal y agua como lo hacen actualmente los haitianos; se incrementen los éxodos de comunidades completas entre territorios en búsqueda de alimentos y agua como el caso de los africanos; o bien perezcan.
No basta con que ahora los mismos organismos que han propiciado y consentido medidas que están afectando la vida del planeta (Fmi y Bm) se rasguen las vestiduras y adviertan de las “consecuencias terribles para países pobres” sobre las acciones para la producción de etanol y otros agrocombustibles que han sustituido la producción de granos básicos. Más pareciera ser un nuevo llamado para que el sistema no colapse y los países altamente consumidores de energía reaccionen ante dicha situación; sin embargo, el sentido de guerra prevalece porque para unos pocos es necesario en aras de su seguridad nacional, -el control de los territorios, sus recursos naturales renovables y no renovables-, mientras que la vida del ser humano parece no importar.
Guatemala, 14 de abril de 2008
- Mildred López
Estudios Agrarios, AEC/ AVANCSO
Fuente: Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala (AVANCSO)
Notas:
[1] Para el 2003, varios países miembros de la UE presentaron miles de personas desempleadas, tal es el caso de Alemania con 3,883.0; Polonia con 3,328.5; Francia con 2,648.2; España con 2,127.4; Italia con 2,096.8; y Reino Unido con 1,485.5 personas. El resto de países de la UE estuvieron por debajo de 800,000 mil personas. Informe sobre Desarrollo Humano 2005. Indicadores del Desarrollo Humano. Pág. 312.
[2] Una Política Energética para la UE, COM(95)682 de 13.12.1995 y Libro Verde Hacia una Estrategia Europea de Seguridad del Abastecimiento Energético. COM (2000)7659final de 29.11.2000 y COM(2002)321. Cita de la Pág. 2. En: Reunión Parlamentaria: El futuro de Europa: De la Reflexión a la Acción. 4-5 de diciembre de 2006, Bruselas. Nota de Síntesis Hacia una Política Energética Europea. NT/641843ES.doc Traducción Externa. Pág. 10.
[3] Ibid.
[4] El Protocolo de Kyoto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático fue adoptado el 11 de diciembre de 1997; sin embargo, fue ratificado por la UE el 31 de mayo de 2002.
[5] Para la producción de energía renovable se requiere de una inversión de 18,000 millones de euros que les permita producir el 20% de lo que la UE requiere
[6] La Unión Europea produce el 15% mundial de emisiones de dióxido de carbono y se espera reducirlas en un 30% para el 2020 con respecto a 1990, y las emisiones mundiales deben reducirse hasta un 50% con respecto a 1990, lo que supone que los países altamente industrializados deberán de reducir entre un 60 y un 80% las emisiones de dióxido de carbono para el 2050.
[7] Reunión Parlamentaria: El futuro de Europa: De la Reflexión a la Acción. 4-5 de diciembre de 2006, Bruselas. Nota de Síntesis Hacia una Política Energética Europea. NT/641843ES.doc Traducción Externa. Pág. 31.
[8] Ibídem. Pág. 8.
[9] Dicha política fue preparada por el Grupo de Desarrollo de la Política Energética Nacional (Nacional Energy Policy Develpment Group –Nepdg-) presidido por el vicepresidente Dich Cheney, expresidente de la Halliburton, una de las mayores empresas de equipamiento petrolero del mundo.
[10]Entrevista Radial al Presidente Bush sobre la política energética de Estados Unidos en 2006. http://www.whitehouse.gov/infocus/energy/index.es.html
[Fecha de consulta: 31 de octubre de 2007].
[11] El Presidente se ha fijado como objetivo reducir en 18 por ciento nuestra intensidad de gases de invernadero para el 2012, y sus presupuestos han dedicado casi $29,000 millones a programas relacionados con el clima de tipo científico, tecnológico, ayuda internacional e incentivos.
[12] En el Medio Oeste están utilizando gasolina E85 que quiere decir que el 85% del combustible que le echan a su auto es un derivado del maíz. Al respecto, el Presidente Bush indica que “Utilizar maíz para combustible ayuda a nuestros agricultores y contribuye a nuestra política exterior al mismo tiempo. Es un buen negocio. El problema es que necesitamos más fuentes de etanol, que simplemente el maíz. Es necesario guardar un poco de maíz para comer. una de las cosas interesantes que está sucediendo en este laboratorio y por todo el país es lo que se llama el desarrollo del etanol celulósico (pasto aguja, maíz. productos de madera, cosas que uno generalmente permite que se pudran, para que se conviertan en una fuente de energía)”.
[13] Se puede generar a partir de una amplia gama de fuentes nacionales, desde las renovables hasta combustibles fósiles y fuentes nucleares. Tiene el potencial de librar a Estados Unidos de la dependencia de importaciones de energía. De ahí que planee en los próximos cinco años destinar 1,700 millones de dólares para superar barreras técnicas y económicas que impiden el desarrollo y uso expandido del hidrógeno, las pilas de combustible y las tecnologías automotrices avanzadas. Esperándose que para el 2015 y 2020 los vehículos sean propulsados por hidrógeno y para el 2040, el hidrógeno podría reemplazar a más de 11 millones de barriles de petróleo diarios, lo que representa casi el equivalente de las importaciones actuales de petróleo en Estados Unidos.
[14] Para el 2017, los componentes del plan sobre combustibles renovables y eficiencia de combustibles reducirían las emisiones anuales de autos y camionetas livianas hasta en 10 por ciento, aproximadamente 175 millones de toneladas métricas o el equivalente a eliminar del todo las emisiones anuales de 26 millones de automóviles.
https://www.alainet.org/pt/node/126984?language=es
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