Notas críticas sobre la categoría marginalidad

09/07/2007
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La teoría de la marginalidad se inscribe dentro de la matriz de las teorías de la modernización, que en América Latina tuvieron su auge entre 1950-1980.   La teoría de la modernización demarca como concepto-valor central el progreso. Así, la modernización se expresa como un proceso sin-fin[1]; los países más atrasados siguen a los adelantados y cuando se logra ubicarse en la categoría que los distinguirá como modernos, los adelantados se encuentran en momentos de la modernización superior. Por ende, nunca se puede alcanzar a los países Modernos. Sólo se puede aspirar a lograr mejoras, en estos (nuestros) países en transición: tradicional-moderno.

 

En otras palabras, el modelo de análisis de la marginalidad acusa a aquellos sectores ó individuos que rezagan al colectivo social en su carrera hacia el progreso. Los marginados son aquellos que no logran acoplarse al ritmo del torrente social y éste como sistema que es (impersonal) los expulsa

 

Se advertiría que un concepto sociológico como la marginalidad implica modelos cerrados de sociedad con un adentro (integrados-cohesionados-funcionales) y un afuera (excluidos-disfuncionales-prescindibles). A la sociología le interesarían la marginalidad como hecho sociológico en tanto describible, mensurable, explicativo, etc. Por ello, si bien, son personas quienes padecen los procesos de marginación, éstos se transubstancian en categorías de análisis estáticas; por lo que la marginalidad se considera como originada desde la incapacidad de los individuos de adaptarse al sistema (ser competitivos, adaptados, etc.) y no como un proceso estructural del mismo entramado social[2].

 

Gino Germani[3] define la marginalidad como la falta de participación de individuos y grupos en aquellas esferas en las que de acuerdo con determinados criterios les correspondería participar. Por participación se entiende el ejercicio de roles o papeles concebidos de la manera más amplia:

a.       Incluyen tanto un actuar, como un no actuar (producir o consumir), un dar o un recibir, tanto obligaciones o deberes como derechos

b.      Se ejercen en distintas instituciones y esferas de la vida individual y colectiva. A cada individuo le corresponde un determinado conjunto de roles, conjunto que se le atribuye en función de su pertenencia a cierto número de categorías socio-culturalmente relevantes (sexo, edad, estado civil, etc.) La determinación de tales categorías dentro de una sociedad así como la definición de los roles que corresponden a cada categoría o status, se halla determinada socio-culturalmente por normas, valores, análisis, esto principalmente por la coexistencia de distintos esquemas normativos y criterios de participación[4].

 

Además, Germani considera que tanto la noción como el fenómeno concreto de participación-marginación supone aunado a los esquemas normativos dos elementos esenciales: los recursos objetivos con que cuentan los sectores o bien los individuos y las condiciones personales de cada individuo. 

 

Por ende, según este autor la marginalidad se define por la participación y para su estudio sociológico se debe asumir en tres momentos: descriptivo (acorde al esquema normativo), el explicativo (dependiente de las capacidades materiales y personales de los sujetos de estudio) y el ámbito del diagnóstico al que se llega en base a los análisis precedentes que se traducirán en políticas de acción[5].

 

Según, esta delimitación de Germani existen tantas formas o dimensiones de la marginalidad, como posibles roles con respecto a los cuales no se realiza efectivamente la expectativa de participación. Esta situación responde a la complejización de las formaciones sociales donde cada vez es más difícil conciliar el horizonte de expectativas generadas y el contexto de opciones concretas en las cuales los diversos sujetos sociales están insertos.

 

No obstante, la negación de las posibilidades objetivas o virtuales de estos o aquellos sujetos acumula la emergencia abierta de nuevos contextos de opción desplegados por las necesidades o aspiraciones de los sujetos sociales. Esto es así, porque toda formación social, tiende a las asimetrías entre los sujetos interactuantes. Algunas asimetrías son funcionales y temporales, otras se institucionalizan y despliegan sus imperios-dominios sobre los marginados, apareciendo así como “naturales”.

 

Por otra parte, Germani acusa que las situaciones de marginalidad no se dan aisladamente sino que representan como configuraciones de marginalidad: “multimarginalidad”. Sectores y/o individuos padecerían niveles y tipos de marginalidad. Sin embargo, la fusión de distintas formas y niveles de marginalidad genera un síndrome global, lo que pone en evidencia el hecho de que ciertas constelaciones una vez cristalizadas tienden a operar como factor de perpetuación del fenómeno. Lo cual es relativamente correcto, pues la marginalidad responde a una estructura (relacional) social y su permanencia depende los sujetos y su incapacidad para romper la relación de marginado, o bien, de su capacidad de resistencia y reorganización de las relaciones sociales. Esto último descansa en la capacidad de auto-concientización de la situación de marginalidad y de las acciones emprendidas para superar dicha asimetría. Es decir, de la capacidad de incidencia política de los sujetos marginados y la capacidad política del resto del entramado social para mantener las relaciones de marginalidad.

 

Lo anterior, nos lleva a la pregunta por el origen de la marginalización social. Según Germani la marginalidad se produce al desaparecer la correspondencia entre el nivel de participación, los recursos personales y las condiciones personales necesarios para hacer la participación misma. Dicha correspondencia puede ser parcial (pérdida de uno de los elementos) ó completa. Al ser parcial, la marginalidad no es captada por los afectados y al ser total debería ser captada (sentida, padecida, etc.) Sin embargo, no es condición necesaria pues en este punto Germani olvida el factor de internalizacíón de las relaciones sociales de dominación y de las capacidades de incidencia de los actores que en ocasiones son carenciales o ausentes. Dialécticamente, lo que nos indica, esta lectura crítica de Germani es: esta teoría es conformista con el sistema social existente y se basa en la inercia del progreso (valor) afirmando la estructura social existente.  Por su parte, Hinkelammert expresa:

La marginalidad es la falta de algo… la marginalidad como fenómeno surge en el caso de una sociedad no integrada… el hombre marginado no se enfrenta como integrante de una clase frente a otra, sino se enfrenta con una sociedad desintegrada como tal. Esta sociedad desintegrada produce al marginal como uno de los grupos sociales existentes en la sociedad.  El no se enfrenta con hombres que viven en la integración, sino que se enfrenta con grupos sociales que están aprovechando la desintegración de la sociedad y deben sus privilegios al hecho que se formaron con una sociedad desintegrada existente [6]

 

Este autor aplicando un criterio dialéctico determina que la marginalidad es producto de un proceso relacional sociohistórico asimétrico y nos indica que el marginal un aislado que se enfrenta con otros sectores que le producen. No obstante, hay dos aparentes falencias: a) para que esos marginados se enfrenten a quienes les “marginan” deben organizarse y para ser sujetos sociopolíticos han de articularse, tomar conciencia, producir un lugar epistémico y consolidar un tipo de sujeto colectivo, b) nos presenta el fenómeno respecto a una sociedad desintegrada, lo cual, es contradictorio pues las sociedades modernas capitalistas son estructural y funcionalmente desintegradoras para su funcionar operan a partir del principio de fragmentación como estrategia de manutención del Status Quo. Más adelante explica:

(…) el vive en un abandono total y para él ya sería una ventaja convertirse en un ser explotado. Pero él vive en una sociedad sin capacidad para la expansión económica. El conflicto para el cual él puede preparar y organizar es por lo tanto un conflicto con la sociedad como tal (…) el marginal, por lo tanto, para salir de su situación desesperada, tiene que atacar la sociedad subdesarrollada existente es sus estructuras. Él no puede conciliar e incorporarse en la sociedad existente, si no puede solamente actuar frente a esta sociedad en nombre de una sociedad por hacer. [7]

 

Lo que nos comunica el autor es una imposibilidad estructural en Latinoamérica subdesarrollada para que los marginales sean reintegrados al torrente societal. Un marginado en América Latina padecería una doble exclusión: a) la que padece directamente el o los afectados, b) el sistema mundial de dependencia donde Latinoamérica se encuentra en situación de marginalidad-funcional al capital global.

 

Hoy a la altura del 2005 en los estudios sociológicos sobre estos fenómenos de marginalidad se dan tres situaciones: a) las propuestas de Germani se sienten obsoletas, b) el proyecto radical de sociedad como imposibilidad lógica y factible, c) en su lugar la sociología se ha conformado con ser un mecanismo de mensura y abandono de actuar político.  Por ejemplo el Consejo Nacional de Población (Conapo) de México ha abandonado el concepto marginalidad y se sustenta en la marginalidad como una categoría mensurable:

Este concepto se objetiva en las localidades y municipios a través de las dimensiones, educación, vivienda e ingresos monetarios, mientras que para el nivel estatal se agrega a ellas la dispersión de población. La exposición, de aquí en adelante, pone atención preferente a la marginación en las localidades (…) Una vez definidas las dimensiones se utiliza el porcentaje de población analfabeta como indicador de la educación; los porcentajes de viviendas particulares sin agua entubada, de viviendas particulares sin drenaje, de viviendas particulares sin energía eléctrica, de viviendas particulares con piso de tierra y el promedio de ocupantes por cuarto, como indicadores de la dimensión vivienda (...)El próximo paso, consiste en tomar pie en tos indicadores para dar cuenta de  la marginación socioeconómica de las localidades, entendiendo a la marginación como carencias en el acceso de bienes y servicios básicos (…) El problema entonces se reduce  a resumir la información proporcionada por los 7 indicadores (o 7 variables) en una sola medida que refleje el grado de marginación de las localidades del país”[8]

 

El concepto de marginación en su versión más abstracta intenta dar cuenta del acceso diferencial de la población al disfrute de los beneficios del desarrollo. La medición se concentra en las carencias de la población de las localidades en acceso a los bienes y servicios básicos. Debe notarse que la marginación es un fenómeno que afecta a las localidades.

 

Así, a pesar de que los términos marginación y marginalidad[9] son fonéticamente parecidos no hay razón para confundirlos. Presentan múltiples diferencias, sin embargo, sólo destaquemos algunas de ellas.

  1. En primer lugar, el significado del concepto marginalidad se encuentra determinado dentro de la teoría de la modernización y se refiere a las personas, ésta es una de las varias teorías del desarrollo, en boga por la época 1950, que tenían como propósito central develar las determinantes del desarrollo económico. Por su parte el concepto marginación pretende dar cuenta de la exclusión social v da por hecho que representa un fenómeno estructural que se origina en la modalidad, estilo, o patrón de desarrollo.
  2. En segundo lugar, ambos conceptos difieren en extensión y en comprensión. La marginación es un concepto que comprende a toda la población, en tanto marginalidad, sólo considera zonas urbanas.
  3. En tercer lugar, difieren sus unidades de análisis. La marginación refiere a agregados sociales espacialmente localizados ya sea en estados, municipios o localidades, mientras que la marginalidad predica sobre individuos. Este es un punto especialmente delicado pues es frecuente que la lectura de los datos de marginación incurra en falacia ecológica (se comete un error lógico al atribuir las características de los agregados como son, por ejemplo, las localidades, a los individuos que habitan en ellas).

 

En resumen, la teoría de la marginalidad presentaba problemas de conceptualización dialéctica referida a la dinámica misma de las sociedades latinoamericanas y su inserción dentro de la estratificación global del capital. En la actualidad esta teoría ha sido sustituida por la de la marginación que permite estudios estadísticos y se refiere a localidades concentrando la atención en los elementos estructurantes de la exclusión, pero abandonando toda disputa sobre el potencial transformador de los agentes afectados y del papel de responsabilidad social de quines les estudian. 

 

- Javier Torres Vindas es Sociólogo y linotipista.



[1] A este respecto ver “La significación social de un proceso de modernización sin fin”, cap. 4 de: Berian, J (1990) Estado de Biernestar, Planificación e Ideología. Editorial Popular, S.A. Madrid.

[2] Esto es comprensible en los marcos de una sociología positivista donde el orden social se constituye y tiene su condición de posibilidad en la negación del caos. En términos dialécticos dicho orden es una meta a conseguir desde las instancias de dominación y las manifestaciones propensas a romper el orden manifiestan la improbabilidad de tal orden, lo cual dista de los procesos de integración social asimétrica.

[3] Germani, G (1973) El concepto de marginalidad. Ediciones Nueva Visión. 1era. Edición, Argentina

[4] Estos sistemas normativos son asumidos por Germani como el conjunto de valores y normas que definen las categorías (status), las áreas legítimas, esperadas o toleradas de participación y los mecanismos de asignación de los individuos a cada categoría. Además el autor establece que tales esquemas para su eficacia, deben ser internalizados por los sectores dominantes y los dominados. Para unos y otros, dichos sistemas normativos se encuentran fuera de toda duda, y forma parte del orden natural o divino, siendo usualmente racionalizado en términos religiosos u otros equivalentes. Tal es el grado de naturalización que algunos sectores dominados no se consideran a sí mismos como dominados-marginados. Si bien, Germani encuentra el centro de la dominación marginal no comprende su proceder: esta cristalización como parte de las mismas relaciones entre los sujetos sociales; es decir, que los valores y normas no son comprendidos por Germani como efecto mediado de las interacciones sociales, así como los sujetos en estructurados en dichas relaciones.

[5] Es importante hacer notar los alcances epistémicos y metodológicos de la consideración de Germani: a) deben hacerse explícitos los esquemas normativos y explicativos del análisis, b) El investigador debe aclarar su propios esquemas de valoración y como estos afectan su estudio, c) dichos criterios valorativos no son elementos puramente subjetivos, dependen de valores originados en las formaciones sociales concretas mismas y de las cuales no podemos ser extrínsecos, aspirar a ello lleva al absurdo metafísico cartesiano.

[6] Hinkelammert, F (febrero 1968) “Marginalidad y Lucha de Clases” En Universidad y Desarrollo, Santiago de Chile. Pág. 57.

[7] Ídem. Pág. 58 y 60.

[8] Cortés, F “Consideraciones sobre la marginalidad, marginación, pobreza y desigualdad, en la distribución del ingreso” En: Papeles de Población. Nueva Época. Año 8. No.31 Enero-marzo 2002. Centro de Estudios Avanzados de Población, México. Pág. 10.

[9] Confundir marginación con marginalidad implica; a) considerar iguales conceptos con raíces teóricas distintas, que organizan conjuntos de hechos distintos de acuerdo con diferentes teorías, y b) mezclar los referentes empíricos.

https://www.alainet.org/pt/node/122154
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