Notas sobre xenofobia:

Análisis ideológico de discurso de la obra de teatro “El Nica”

20/06/2007
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Ser objetivo es tratar al prójimo como se trata u objeto,


 a un muerto, es comportarse con él como un sepulturero. 


E.M.Cioran

 


Justificación

Este artículo pretende aportar un vocabulario categorial que permita discutir sobre una problemática aún no abordada: la sedimentación estética de los usos sociales del miedo.  Sedimentación que expresa y condensa prácticas, lógicas y relaciones sociales asimétricas, que legitiman un estado de cosas (i.e.  Plan de Mano Dura en EL Salvador, leyes de portación de armas, legitimación de sistemas de vigilancia, privatización de la seguridad, incremento de los índices de homicidios, linchamientos públicos, etc.) Estudiar estas sedimentaciones es una apuesta sociológica por descubrir mitificaciones[1]. 

Sedimentación ideológica y estética (perceptible) son las obras de arte que pretendemos hacer hablar respecto de su contexto social desde su horizonte interno de articulación.  Ya que:

"(...) cada producto ideológico (...) no se encuentra en el alma, ni en el mundo interior o el mundo abstracto de las ideas y de los sentidos puros, sino que se plasma en el material ideológico objetivamente sensible: en la palabra, en el sonido, en el gesto, en la combinación de volúmenes, líneas, colores, cuerpos vivientes, etc.  Todo producto ideológico (ideologema) es parte de la realidad social y material que rodea al hombre, es momento de su horizonte ideológico materializado...  más allá de lo que una palabra signifique, lo importante es que siempre establece una relación entre los individuos de un medio social más o menos extenso, relación que se expresa objetivamente en reacciones unificadas de la gente: reacciones verbales o gestuales, actos organización, etc.  (…) la significación no existe sino en la relación social de la comprensión, esto es, en la unión y en la coordinación recíproca de la colectividad ante un signo determinado"[2]

Análisis Ideológico de Discurso (AID): Noción

Cabe aclarar que Análisis Ideológico de Discurso[3] (AID) acusa a la sospecha, supuesto o hipótesis fundamental de que cualquier texto[4], discurso, argumento, disertación, etc., condensa y expresa contradicciones sociales antropo-socio-históricas (sean diacrónicas y/o sincrónicas) a la vez que es una práctica social contradictoria[5]. 

El ejercicio de analizar (separar sus unidades y considerar sus relaciones internas) ideológicamente el texto (El Nica) pretendemos reconstruir las estrategias de dominación que utilizan los sectores que legitiman el Statu Quo.  En otras palabras, nos permite comprender el por qué, el para qué y el para quién(es) se produce, como también, indagar sobre el contexto y cuestionar el discurso. 

Denunciar un discurso como ideológico, supone hacerlo desde un lugar social[6] que produzca una trama epistémica de distancia frente al discurso.  El lugar que ocupa este trabajo, se quiere desde la los sectores que padecen las consecuencias de una cultura del miedo[7] (i.e.  nicaragüenses, prostitutas, travestís, “anormales”, etc.) es decir las no-personas[8]. 

Es importante aclarar tres corolarios referidos a lo argumentado.  Primero, las obras pretenden hacer sensible el discurso de los marginales lo cual es una impugnación a la realidad circundante donde los y las marginales son objeto y no sujetos.  Segundo determinar la sutileza ideológica orgánica que logra internalizar en la conciencia de los y las personajes (sujetos ideológicos) el estado naturalizado de su marginalidad (asimetría).  Tercero, no existe ningún tipo de análisis que sea absolutamente objetivo (imparcialidad absoluta).  Por el contrario, partimos de una parcialidad: la necesidad de denunciar la dominación sistémica que ha utilizado el miedo como una herramienta de legitimación de su dominio.

En resumen, toda ideología[9] responde a una dimensión de la sociabilidad fundamental que da cuenta de las relaciones sociales y la justificación que se da de las mismas por un colectivo social.  Toda ideología nace de la división del trabajo, esta ligada sustantivamente a las estructuras de poder (condición y producto, a la vez).  Sus rasgos sobresalientes son:

  1. No es arbitraria, es orgánica e históricamente necesaria, forma el entramado de sentido donde los hombres y mujeres producen y reproducen su quehacer
  2. Posee una función específica dentro de una configuración social, por un lado oculta y desplaza las contradicciones sociales y por otro reconstituye una coherencia discursiva de orientación sobre lo que acontece desde las relaciones sociales

  3. Es capaz de articular conjuntos y subconjuntos de discursos más o menos móviles, más o menos contradictorios, más o menos coherentes; que permanecen opacos a los diversos agentes que hacen uso de ellos

  4. Se materializa o institucionaliza en prácticas más o menos palpables

AID de la obra de teatro EL Nica

Las refracciones discursivas concatenan las vivencias y las valoraciones éticas y estéticas que un colectivo social expresa o calla sobre su devenir.  Esto es así, porque el cambio de las funciones de determinados valores no es el resultado de una valoración subjetiva, sino de un cambio objetivo de las relaciones sociales: de la praxis humana.  El captar estas refracciones parte de un enfoque del análisis ideológico del discurso. 

El AID de la obra de teatro EL Nica se hará acorde a los lineamientos planteados por la propuesta de Helio Gallardo Pensar en América Latina.  Heredia, Costa Rica: EUNA, 1981.  Los elementos teórico-metodológicos de dicha prepuesta son los siguientes[10]:

  • Supone que todo [ORIGEN] autor de textos [SUJETO CULTURAL, siguiendo a Cros], y con ello, todo texto es portador de representaciones y valores más o menos concientes que expresan o traducen la posición o posiciones (movimiento) de un grupo o subgrupo social al interior de una formación económico-social.
  • Indica que el material explícito de un texto sólo adquiere su sentido comunicativo objetivo por su organización [ESTRUCTURA INTERNA = FORMA ESTÉTICA], y por su inserción posible de esa organización en los sistemas y subsistemas [IDEOLOGÍAS REGIONALES] que conforman el campo de la ideología (Cf.  páginas de este documento)
  • Señala que el material explícito de un texto remite a comportamientos o prácticas sociohistóricas “externas” al texto.  Prácticas que lo determinan [SENSIBILIDAD DOMINATE (ethos) = CULTURA DEL MIEDO]
  • Observa que los contenidos y la forma explícitos de un texto no constituyen necesariamente su mensaje comunicativo objetivo. 
  • Plantea que la forma y contenidos [ESTÉTICA DEL MIEDO] mediante los cuales un texto sesga un mensaje comunicativo objetivo es función del juego – defensa, refuerzo, negatividad, racionalidad, tecnología, etc.  – de las ideologías regionales frente a la ideología dominante.  Todo lo cual se encuentra tensionado así:

     

Esquema 1.  Relaciones ideológicas

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Fuente: Elaborado en base al esquema tomado de Gallardo; 1981: 161

La metodología del análisis se puede resumir así:

Cuadro 1.  Pasos, niveles y ejercicios para el AID

Paso a realizar

Nivel del Análisis

Ejercicio a realizar

1.  Construcción de los párrafos de sentido

Metodológico-técnico

Establecer los sujetos que participan en la obra y responder en una matriz cómo se percibe el sujeto a sí mismo y cómo percibe a los demás.  Este momento implica transcribir el texto de la obra (guión) dentro de los criterios de esa matriz

2.  Confección y análisis de cuadros de asociaciones de los párrafos de sentido

Metodológico-técnico

Analizar el contenido de la matriz de los párrafos de sentido y confección de cuadros de relaciones y jerarquizaciones de los discursos

3.  Análisis del Espacio simbólico interno a partir de las asociaciones antes determinadas

Análisis Ideológico de Discurso

Analizar las relaciones de las categorías socio-valorativas Referentes a la programación del comportamiento y sígnica

Decantadas a partir del paso anterior

4.  Elaborara conexiones sociotextuales y antropo-socio-históricas que den sustento contextual a la obra

Análisis Ideológico de Discurso

Elaboración hipotética de los hechos, acciones y valoraciones dentro de la ficción de la obra y el contexto real histórico (Costa Rica 1989-2005) esto mediante una matriz de ordenación de la información

5.  Conclusiones del ejercicio

Análisis Ideológico de Discurso

Consideraciones temporales de esta etapa.  Reacuérdese que esta investigación se quiere dialógica-dialéctica y por ello otros momentos del proceso redimensiones aspectos ya elaborados. 

Fuente: Elaboración propia

 

Inicio del proceso analítico

Cabe aclarar que nuestro análisis se hará en base al guión fijado por César Meléndez y Rodrigo Soto inscrito en el Registro Nacional de Costa Rica hacia el 2002 con el nombre “El Nica”. 

La primera matriz denominada PÁRRAFOS DE SENTIDO, que se construye a partir de los párrafos gramaticales del texto a considerar, identificando los diversos personajes o sujetos del discurso y distinguiendo para cada uno las preguntas ¿Cómo se percibe a sí mismo? ¿Qué dice de los otros? Lo cual sería así:

Cuadro 2.  Matriz de párrafos de sentido de la obra EL Nica

Personaje

¿Cómo se percibe a sí mismo?

¿Qué dice de los otros?

El Nica

 

 

Cristo

 

 

Rubén Darío

 

 

Los compañeros de la construcción

 

 

El Jefe Joselillo

 

 

La hija del nica

 

 

La Esposa Marilla

 

 

LA Reina de Ángeles

 

 

El público

 

 

Fuente: Elaboración propia

Al ser un trascripción ordenada del guión de la obra, según la siguiente matriz, esto hace que este reporte se haga mucho más amplio (al menos 15 páginas más).  He decidido suprimir esas páginas y pasar a un primer momento interpretativo de la información ordenada.

Consideraciones primarias al aplicar el anterior instrumento. 

La obra de teatro se denomina “El nica”.  Este título, inscripción o marca pretende de forma condensada ser el signo de un signo.  Es un metasigno que ejerce sobre los sujetos receptores su autoridad como programador de lectura.  Permite la mayor circulación y citación de la obra.  Es decir, no sería completamente necesario haber asistido a la obra para desde este programador aventurar algunas hipótesis de su contenido. 

El título interpela a los sujetos culturales que bajo este sintagma “El nica” operacionalizan remisonalmente cargas ideológicas de experiencias personales con personas de origen nicaragüense o bien de el legado discursivo de las relaciones dicrónicas entre los costarricenses y los nicaragüenses bajo el marco de los prejuicios heredados dentro de los horizontes históricos y del lenguaje. 

La característica evidente de esta obra es que su apuesta discursiva es un monólogo.  Un soliloquio.  Postura de mediación entre la intención de la obra y las expectativas del público.  Dado el carácter amenazante de las temáticas allí presentadas la táctica del monólogo logra atrapar al espectador dentro de la apariencia de los límites materiales de dicha estrategia:

-         El espacio escénico compuesto por un catre, una mesa, una silla, un crucifijo.

-         Un único actor

-         Un único tema a tratar

-         Un tiempo cronológico lineal de la actuación (llegar del trabajo, cenar, reflexionar sobre la jornada y dormir)

Monólogo que inicia con la negación de su desarrollo:

No debería hablarte, Cristo.  Jodido, qué dura me las ponés, estoy arrecho con vos, dónde estabas cuando te estaba necesitando

No obstante, esa sentencia inicial “No debería hablarte” expresa y condensa su intención sociotextual.  A saber, configurar desde su articulación genotextual una dialogía, una forma de vivir y leer lo social; donde toda apariencia monológica resulta imposible no sólo como figuración estética sino como propuesta sociocultural.

Si una tensión implica relación entre el sujeto hablante y su interlocutor, la obra “El nica” esta habitada por muchas tensiones dialógicas.  La obra esta habitada por muchas voces y todas estén presentes ante el público en su apariencia monológica.  La obra invita a la participación estética y diferenciada de las voces de:

-         El nica que funge como narrador o aquel capaz de transmitir experiencias.  Es decir, narra dando sentido a aquello que evoca

-         Cristo (el crucifijo) es el interlocutor primario de la obra.  Es interpelado por el nica, a la vez que expresa y condensa el horizonte de sentido del personaje.  Es quien da coherencia ascética-religiosa a los eventos traumáticos que porta el personaje.  Es el catalizador de sus cargas emotivas de amor-odio.  Sin embargo sólo escucha. 

-         Rubén Darío cuya voz implica la autorización moral y de autoestima del nica.  Le cita textual y oportunamente.  Texto cultural de afirmación de la pertenencia a una tradición histórica y a un soporte del lenguaje.  Es un criterio de autoridad. 

-         Marilla es la persona en la que el nica se reconoce sujeto.  Ella porta la espera y la esperanza.  El compromiso y la confianza.  Es su prójimo.  Una voz que no ocupa ser declamada para ser mostrada. 

-         Su hija muerta al tratar de cruzar el Río San Juan.  Es su estigma.  Señala la catástrofe, el momento de la renuncia y la responsabilidad como sobreviviente.  Es la voz encarnada.  Es el cuerpo sin voz presente.  La voz de los vencidos.  El momento de la negación de toda teología.  La interrupción de la historia y no obstante su recuerdo libera su potencial ético-político. 

-         El jefe Joselillo que expresa y condensa las relaciones socioeconómicas de la obra.  A la vez que es un personaje dotado de palabras y de la violencia simbólica de su ejercicio que se materializa frente al público en el sintagma ¡Huevón! Que sucede a toda palabra dirigida al nica y que asegura su asimetría simbólica en el guión de la obra, pues sus palabras son siempre en mayúsculas.  Si bien, este personaje reconoce alguna altura de sujeto en el nica, a saber, pregunta por su vida “privada” y le invita a una cerveza lo cual marca el carácter festivo del encuentro.  Le niega esta altura al ofrecerle una nueva relación laboral bajo una lógica de sobre explotación. 

-         Los compañeros de la construcción.  Plurales en sus cuerpos (ficcionales) y sin embargo monológicos en su voz los rejodidos ticos dijeron las palabras mágicas para que yo las escuchara ¡nica cabrón!”. 

-         El público que comporta el momento de enfrentamiento ante el personaje.  El receptor directo del sintagma irónico del perdón En este momento lo único que se me ocurre es pedirte perdón, que más puedo hacer, perdón hermano”

-         La Virgen de los Ángeles que implica dos mediaciones genotextuales.  Primero la identificación sociocultural entre el nica y el tico.  Segundo la materialización de lo femenino objetual.  Es decir, la mediación del otro a través del otro.  “Mira no te resientas por lo que te voy a enseñar, pero queriendo cubrir tu necesidad de compañía femenina te traje a tu mama en figura, ya no en estampa, de la Virgen de los Ángeles.  Te sentís todo contento,¿ sí? Yo también, me dijeron que ella hace milagros, no es que no confié en vos, pero de repente entre los tres manejamos mejor el barco”

Las tensiones antes mencionadas indican la manifestación del programa sociotextual de la obra, es decir su genotexto.  Genotexto que acusa al fondo y productividad significante.  Es una dinámica combinatoria de elementos que hace progresar el texto.  No se percibe por sí mismo.  Lo que percibe es su manifestación o fenotexto.  El genotexto programa para la producción del significante pero es tributario de las estructuras de sociedad y por ende la necesidad de relacionarlo con ellas.  Esta constituido por las condiciones históricas del producto más las condiciones culturales de la sociedad.  Esta combinación sociohistórica programa todo el devenir del texto.  Corresponde al momento ante-predicativo de todo enunciado, es decir las prenociones y prejuicios que son portadas por los sujetos culturales como herencias de su lenguaje y su historia.  Es el momento originario de los intertextos.  Considérese los marcos referenciales de la siguiente aseveración:

(…) perdón por ser moreno y por mis ojos negros, por ser medio indio, es una desgracia que en el pasado, de ese del que ni yo ni ustedes somos responsables, no hayan llegado tantos Europeos cultos ni bonitos o que no se mezclaron con el pueblo, como pasó aquí, tal vez tendríamos una democracia centenaria y ejemplar, perdoname hermano porque me gusta el béisbol, sé que aquí yo no tengo derecho de muchas cosas, es obvio que sería mil veces mejor si jugáramos fútbol que es el único deporte que realmente cuenta

Intertextos asumidos desde su enunciación.  Pero que con su presencia convocan tensiones socioculturales de los corolarios propuestos:

  • El origen aborigen enfrentado al origen europeo
  • Lo culto enfrentado a lo popular
  • La democracia y la no-democracia
  • Los derechos y sus negaciones
  • El deporte

La obra “El nica” apuesta por un dialogismo que convoca una antropología relacional donde el otro juega un papel decisivo[11].  Su fundamento indica que no es posible concebir el ser si no es por las relaciones que él mantiene con el otro.  El otro efectúa la función de completar provisoriamente la concepción de nosotros mismos.  Es participar posicionalmente en diversos diálogos: interrogar, escuchar, responder, estar de acuerdo o no, etc.  Esta especificidad relacional de la naturaleza social del ser humano funda tal principio dialógico anonímico.  En este sentido para Bajtin habla de la palabra habitada por las voces de los otros, de la palabra anónima ajena de la que nos apropiamos; esta palabra habitada será luego la responsable de la polifonía e intertextualidad literarias así como de la heteroglosia carnavalezca.  En este sentido, encontramos un momento clave en la obra cuando el personaje afirma:

(…) perdoname hermano porque los guardas de las fábricas y de los barrios de la ciudad en su mayoría son nicas paisas y supongo que a ustedes deben causarles muchas congojas saber que su seguridad depende de personas violentas e incultas corno nosotros, perdoname por las pulperías y los abastecedores que hemos comprado pagando hasta el último cinco, como dicen ustedes, y por las miles de mujeres que cocinan todos los días lo que ustedes se comen, y que les lavan su ropa y le ponen el abrigo a sus chavalos, perdoname porque nos pagan menos que el salario mínimo y no cotizamos para la seguridad social, perdoname por mi acento, imagino que cuando me oyen deben sentirse muy incómodos,

Con lo cual el lenguaje se transmuta en el punto de convergencia entre: individuo, colectividad, vivencia e historia.  La historia se asume como un diálogo de voces y cada conciencia una intersección de voces.  Es decir, el lenguaje sería dialógico en tanto que es unas interacción en situaciones contextuales inmediatas entre yo-otro, a la vez que expresa la “realidad” o construcción creativa de la existencia.

En dicha competencia del lenguaje se articulan la “comprensión y el significar”.  En el lenguaje entra siempre el interlocutor, auque el concreto este ausente, pues los monólogos son realidad dialogías con voces objetivas internalizadas en la conciencia de cada individuo.  Por ejemplo, afirma el personaje:

 

(…) perdoname por recordar otra vez a mi Rubén Darío, pero necesito poner sus palabras en mi boca

“Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,

y más la piedra dura, dichosa la piedra dura,
porque esa ya no siente,

pues no hay dolor mas grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente,
ser y no saber nada y ser sin rumbo cierto”,

Por ello, en el proceso dialógico la palabra le pertenece a quien la enuncia y a quien la recibe y el lenguaje es el campo de lucha por la comprensión y significado[12] de los “signos”, es decir, heteroglosia[13]: lucha social por el signo ideológico orientada axiológicamente en sus contextos de producción, recepción, comprensión, empoderamiento. 

Según esto, la ley del lenguaje es la lucha por el signo, donde se condensan y expresan formas de conceptuar, valorar y significar las diversas experiencias sociales en sus diversas tonalidades, entonaciones y verdades.  Cada conciencia se articula en un sector social que vive la lengua de forma distinta.  La heteroglosia (lucha por el signo) devela y oculta la coexistencia de múltiples lenguajes que son refracciones y reflejos de múltiples conflictos socioculturales. 

“El nica” apuesta su función social: testimoniar.  Testimoniar que convoca la capacidad de inscribir la propia vida en la historia de los acontecimientos sociohistóricos.  Es una tensión entre su autobiografía y la sociografía.  Pero también implica el movimiento de inscripción de la Historia en el relato de su vida, puntualizando cuando dicha Historia en su dimensión trágica alcanza su propia intimidad profunda.  Una tensión entre yo y el mundo.  Una sentido entre la interioridad sensible y la exterioridad catastrófica; de ahí que confronte lo inefable con lo decible.  Intenta transmitir la verdad del mismo testimonio, a saber, el trauma individual que intenta ser un hecho histórico.  Desde ese lugar desde el cual testimonia su vivencia pretende testimoniar su tiempo sociohistórico el cual le permite garabatear su vida, y no obstante lo hace con las posibilidades de su lugar sociotextual, por ejemplo cuando afirma:

(…) como quisiera tener las palabras y la educación para explicar que yo no soy el responsable directo de estar aquí en este país, incomodándolos. 

Así el sintagma fijo EL NICA convoca un emergente, es decir alguien que no se le encuentra allí, a la vuelta de la esquina, o esperando en el parque.  Se le construye.  Es una apuesta.  Proceso o despliegue.  Una posibilidad.  Sujeto imperfecto, si se le considera como acción humana, pero pefectible.  Está, ausente y presente, por debajo de las relaciones sociales que producen el hambre, la desesperanza o la agonía y el goce sin horizontes.  No obstante, la esperanza es lo que sostiene a ese sujeto natural inexistente.  Esta esperanza hace referencia a una confianza y un compromiso.  El compromiso se pone de manifiesto en su testimonio, es decir, es una acción con incidencia, por ello comunica la esperanza al proclamar una identidad y una capacidad en el proceso de construir con otros y para otros.  Por su parte, la confianza significa sostener animosa y firmemente la esperanza.  Es una fe antropológica, es decir relacional y fundante de la capacidad de reconocer y asumir procesos de liberación.  La esperanza es un testimonio material de una o varias formas de fe antropológicas: étnica, de clase, de género, etaria, etc., es decir como fe que se enraíza y deriva de tramas sociohistóricas y responde a ellas.  Con ello se pretende romper con la desidentificación frente al otro, tal como anuncia el maestro Gallardo[14]:

“(…) Ver al pobre como objeto se convierte en desidentificarse respecto de él y no únicamente en desidentificarlo: yo no soy como él, no soy pobre, se autoproclama la mirada que observa al pobre como una índole que se determina a sí misma.  En relación con este proceso de desidentificación (que contiene la atribución de identidades) es que se le atribuye al pobre ser flojo, alcohólico, mujeriego, abúlico, incapaz, bruto o delincuente.  Detrás de cada una de estas identificaciones el imaginario social sostiene y exclama: ¡Yo no soy así! Se le da limosna al pobre precisamente porque uno es su diverso.  Y se exige garrote policial contra él por idéntico motivo.”

En este sentido, el fenotexto de la obra “El nica” presenta al personaje central realizando un aparente examen de si frente a Cristo crucificado –el crucifijo- y no obstante en su carácter genotextual esta actividad compele una impugnación al orden ideológico del aperente examen.  La misma inversión impugnante vale respecto del sintagma repetido en 19 ocasiones durante el monólogo, a saber, “perdoname” y que por lo mismo apuesta a una forma de reclamo irónico del quien ha de rendir un examen de sí.  Pero volviendo a la correspondencia Cristo-El nica, la tensión a la que dirigimos nuestra solicitud remite a que dicha relación refuta el orden del discurso donde El nica debería actuar conforme a una actitud confesional y subordinada. 

En su lugar, el genotexto ha operado según la simetría funcional de una relación profunda entre dos amigos.  Es una lectura anti-idolátrica, que pretendería el acompañamiento y reconocimiento de las experiencias humanas de contraste y desde esta comunidad la construcción de una religiosidad popular que tendría su kayrós en las remisiones sociohistóricas de la Teología Latinoamericana de la Liberación acaecidas vivenciadas en la Nicaragua de las décadas 70 y 80 del siglo anterior; pero, además, de portar el intertexto bíblico de este tipo de relación de amistad profunda entre Dios y el ser humano.  Abraham-Yahvé, por ejemplo.  Tal impugnación del orden es expresado por Foucault en estos términos[15]:

“(…) El cristianismo pertenece a las religiones de la salvación.  Es una de aquellas religiones que, en principio, deben conducir al individuo, de una realidad a otra, de la vida a la muerte, del tiempo a la eternidad.  Para conseguirlo, el cristianismo ha impuesto una serie de condiciones y de reglas de conducta con el fin de obtener cierta transformación del yo.  El cristianismo no es tan sólo una religión de salvación, es una religión confesional”

Es decir, la tensión fenotextual Cristo-El nica no encontramos ese carácter ascético de renuncia de sí y de la realidad, de un inventario para descubrir pecados.  En su lugar encontramos una inversión.  El nica es quien habla y pregunta, dialoga con un Cristo que no posee voz propia, sino que comporta un alter ego dialógico del personaje.  Cristo no habla, ni oculta; muestra la función genotextual de una hermenéutica del yo que cuida de sí y hace comunidad con aquel o aquella que se aventure a acompañarlo y reconocerlo:

Si, jefe, con una gran Marilla.  No es la mujer más bella del mundo, tampoco es perfecta, pero cuando entendí que yo tampoco soy ninguna de las dos cosas, me atrapó el alma aquella mujer que me quiere en las buenas y en las malas.  Y con todo respeto, le dije, usted que es tico de Costa Rica, no se puede imaginar cuantas malas hemos pasado juntos.  Bueno, me casé, no?”

La invitación que hace el genotexto es ¿siendo yo nica a que parte de mí he renunciado? Lo cual plantea un proyecto sociotextual, una ontología con tres alcances:

  1. Una ontología histórica de nosotros y los otros en relación con la verdad que nos constituye como sujetos de conocimiento.  Esto implica una revisión de los sedimentos ideológicos de los sintagmas-mitos que legitiman las asimetrías sociales
  2. Una ontología histórica de nosotros y los otros en las relaciones de poder que nos constituyen como sujetos actuando sobre los demás.  Esto implica un examen de las configuraciones del tejido social. 
  3. Una ontología histórica de nosotros y los otros en relación a la ética por medio de la cual nos constituimos en sujetos de acciones morales.  Esto implica una examinar críticamente las acciones y las omisiones frente al otro así como los discursos que legitiman o estigmatizan dichas prácticas. 

La obra “El nica” cuestiona la sociabilidad fundamental que en los últimos años ha sufrido América Latina en la recomposición degradada de lo político bajo el ideario neoliberal que ha producido un deterioro de los espacios de acompañamiento y reconocimiento.  Un empobrecimiento de la fe antropológica en la comunidad.  Un incremento de los índices de criminalidad, violencia e (in)seguridad.  Por ello, el recurso al monólogo expresa y condensa el abismo de muchos individuos OTROS que deben afrontar sus dolores sociales desde este vacío relacional.  Expresa u condensa una tematización estética del miedo.  Tal como lo recuerda Primo Levi[16]:

“(…) Hoy, en nuestro tiempo, el infierno debe ser así, una sala grande y vacía y nosotros cansados teniendo que estar de pie, y hay un grifo que gotea y el agua no se puede beber, y esperamos algo realmente terrible y no sucede nada y sigue sin suceder nada.  ¿Cómo vamos a pensar? No se puede pensar ya, es como estar ya muerto.  Algunos se sientan en el suelo.  El tiempo transcurre gota a gota.”

Ante ello, la obra “El nica” convierte su puesta en escena en una fiesta de resurrección de la palabra ajena.  La habitada.  La palabra del arte.  Una declaración que conoce y re-conoce algo.  Una turbación enlazada con dicho re-conocimiento.  Un asombro, un espanto de que algo así ocurriera, o que seres humanos lograran algo así.  Un espacio donde nos elevamos por encima de lo cotidiano experimentado como superior a nosotros mismos.  Un espacio donde se congrega la comunidad festiva y se trasciende moralmente.  Dado que nos muestra lo inefable de nuestra extrañeza de todo eso que apostado en la escena; a saber, nuestra afirmación frente al nica se funda en la negación del nica[17]:

“(…) me acordé de Rubén Darío “Tienen labios de Borgia, sangrientos labios, dignos de exquisitas calumnias y de decir blasfemias”.  Es que no podía pensar mas porque mientras yo te llamaba una otra vez yo no escuchaba tu vos, donde estabas, dónde estás.  Los rejodidos ticos decían cosas corno SI ES LA VERDAD MAJE, PARA QUE CALLARNOS SI ESTE ES UN PAIS LIBRE Y DEMOCRATICO.  ESOS NICAS VIENEN A ROBARNOS EL TRABAJO, NICAS PULGUIENTOS, NOS ROBAN LAS MEDICINAS DEL SEGURO SOCIAL QUE PAGAMOS LOS COSTARRICENSES, PORQUE ESOS NO PAGAN Y SE LA PASAN RECIBIENDO BENEFICIOS.  NOS ESTAN INVADIENDO.  ESTÁN METIDOS POR TODAS PARTES.  SON LOS CAUSANTES DE QUE EL TURISMO NO LEVANTE PORQUE AFEAN DONDE VAN.  VIVEN EN TUGURIOS POR TODAS PARTES.  VIENEN A ROBAR, A MATAR NUESTRAS MUJERES, HIJUEPUTAS MEDIOS HOMBRES QUE LES PEGAN A LAS MUJERES.  NOS ENFERMAN CON SUS COMIDAS CALLEJERAS, CON SU HIHIJUEPIJTA PINOLILLO Y SUS DICHOS DE MIERDA.  (Se arrodilla delante del Cristo) Me abandonaste y me dejaste solo con mi imperfección humana.  Y no encontré otro remedio que pensar que tantos millones de hombres tendremos que hablar inglés para que nos respeten la dignidad”

Coda

Los cambios en las estructuras sociales acaecidas en Costa Rica desde el año 1989 al 2005 gestan y despliegan nuevas formas de relación intersubjetivas, simbólicas, sígnico-ideológicas que se pueden aprehender sociológicamente, por medio, de los de miedos latentes, creados, percibidos (existentes o fantasiosos), etc.; cuyo carácter puede ser individual y/o colectivo y que son portados-reconfigurados por los sujetos culturales costarricenses que se constatan en las semióticas de la cotidianidad: armas, alarmas, sistemas antirrobo, alambradas tipo navaja, tapias, guardas de seguridad, vestimentas agresivas, estigmatización de potenciales enemigos, las creaciones plásticas, literarias, teatrales, los documentales, las carteleras de cine, los comics, los medios de comunicación, los comunicados de prensa, las diversas propagandas políticas, la xenofobia contra los nicaragüenses, etc. 

En este sentido, los y las costarricenses han ido desarrollando diversas estrategias de seguridad para la protección de sus bienes y sus personas.  Pero esta falta de seguridad se ve fundada en su correlato de legitimación: el miedo.  Entonces en la dimensión de la pragmática del miedo los y las costarricenses aplican soluciones concretas ante hechos sociales amenazantes, sean materialmente existentes o perceptivamente imaginados.  Es decir, dichas prácticas de seguridad se asientan en la discursividad y vivencia del miedo.  El miedo se hace presente, se hace fetiche.  ¿Por qué? En la pragmática del miedo, éste se transmuta en fetiche al propiciar un doble nivel de circulación de mercancías:

a.       Es rentable vender miedo, no sólo por razones del mercado sino, por sus alcances sociopolíticos que legitiman la represión, las leyes más duras, las guerras, las invasiones, la impotencia de los actores para actuar críticamente frente al mundo en el cual se desenvuelven. 

b.      Naturaliza el estado de cosas, es decir, los diversos estratos del miedo se transforman en seudoconcreciones Por ello, la recurrente referencia de la violencia como objeto-representación del miedo conducente a pensarlo ubicado en los aspectos relativos a la interacción social que supone enfrentamiento y un poder en permanente acecho de la ciudadanía.

Como se advierte en la obra y en el entorno de la vida cotidiana costarricense, el miedo es una construcción social que es producida y reproducida por, en y desde las relaciones sociales que niegan ciertas experiencias humanas y legitiman identificaciones falsas (nicas, homosexuales, chapulines, etc.) es decir, están regidas por las asimetrías propias de una dominación funcional que llamaremos sensibilidad dominante.  Los alcances materiales y simbólicos de la sensibilidad dominante que utiliza política e ideológicamente el miedo, se caracterizan por la negación difusa de los y las “responsables” ético-políticos del miedo; lo cual responde al carácter estruturante-estructurado de esta estética del miedo.  aspectos todos asumidos con diversos alcances por la obra “EL nica”. 

En resumen, estos mapas cognitivos del miedo hasta aquí anunciados nos permiten asumir éste no como un sentimiento irracional, sino, como un proceso sociohistórico que debilita, fragmenta y aísla.

- Javier Torres Vindas es Sociólogo y linotipista.



[1] Una estética del miedo, se pregunta ¿Cómo se sedimenta en el arte el uso político-ideológico del miedo? ¿Cómo se construye socialmente el miedo en su forma estética? ¿Cómo dicha forma estética nos orienta en el estudio sociológico de un colectivo social en un período dado?

[2] Bajtin, M [Voloshinov, Valentin Nikólaievich] El marxismo y la filosofía del lenguaje: Los principales problemas del método sociológico en la ciencia del lenguaje.  (trad.  Tatiana Bubnova) Alianza Editorial.  1era Edición.  Madrid.  1992.  pp.  42

[3] Todo discurso en una práctica social enunciativa que debe ser considerada en relación a sus condiciones antropo-socio-históricas de producción.  Su estudio se debe abordar en dos momentos: el estructural hegemónico y el coyuntural donde el momento estructural se inscribe de forma específica.

[4] Del latín textus que se traduce como tejido y por ello la pertinencia de considerar cualquier texto como un constructo intencional donde explícita e implícitamente se apuesta una toma de posición frente a la tematización que gesta y despliega el contenido que se teje y que adquiere relevancia según la forma elaborada que le permite un ámbito de difusión e impacto.  Los elementos implícitos o genotextuales son los que hacen que un texto adquiera aceptación o rechazo para los distintos grupos antropo-socio-históricos; al dialogar (consenso-discenso) con sus propias prenociones o prejuicios sedimentados en el lenguaje e historia de esos grupos. 

[5] Es contradictoria en tanto que, implica un narrar (encadenamiento de ideas, valores, visiones de mundo, etc.) que un yo-psicológico (moi) tiene para delimitar un sincronismo de actos y prácticas y reconfigurarlos significativamente en sus estructuras diacrónicas sedimentadas por un yo-gramatical (je) en su discurso.  Es decir, toma elecciones axiológicas de lo que lee en su entorno y vierte selectivamente en sus textos acorde a intensionalidades y objetivos apostados dentro de la totalidad concreta de cada texto elaborado.

[6] El orden social, sus instituciones y lógicas de producción y reproducción predeterminan (constituyen) los lugares sociales y con ellos las identidades que le son propias o adecuadas.  Establecen cristalización o sedimentación, virtualidad o posibilidad y transformación radical mediante fuerzas sociales.  Es decir, negación de normalidad-anormalidad.  Desde esta posición la sociedad no existe (es un artilugio).  Lo que existen son lugares sociales articulados por lógicas antropo-socio-históricas, es decir, producidas por seres humanos en tramas sociales.  Tramas que determinan los tipos de seres humanos (antropológicos) permisibles o necesarios para esas relaciones sociales.  Así como sus negaciones (no-personas).  Estas relaciones son de fuerza.  Son de dominación o imperio.  Gesta, estructura y relaciona los lugares sociales dominantes y dominados.  De ahí, que toda relación social sea asimétrica.  Asimetría que puede ser estructural o sistémica.  Pero que también determina las posibilidades resistencia (situacional o estructural) posibles a esas dominaciones. 

[7] Este lugar social comporta un descentramiento del investigador que no pertenece Strictu Sensu a ninguna de las categorías marginales mencionadas, ni representa materialmente a ningún grupo específico.  Sino, que la validez mi toma de posición deviene de una sensibilidad epistémico ante estos sectores.  Sensibilidad epsitémica acusa a una construcción de conocimientos desde ciertas necesidades e intereses sociales mediante un esfuerzo de crítica, organización y materialización del torrente de la información que recibimos día a día.  Implica poder desde el lugar privilegiado que nos concede el púlpito sociológico captar, criticas (jerarquizar) y procesar (organizar) información sobre aquellos hechos sociales relevantes, o bien, triviales y darles la altura epistémica de hechos sociológicos. 

[8] La no-persona es una categoría analítica que convoca la inversión ideológica de negación y exclusión de aquellos y aquellas que no entran dentro del horizonte legitimado antropo-socio-históricamente como “normal”, portador de derechos, ciudadano, etc.  (i.e.  el que no es adulto, empresario, exitoso, sexualmente potenciado, etc., es negado y excluido) En otras palabras, los no James Bond pueden ser mancillados, perseguidos, torturados, escupidos, violados con perros, desalojados, garroteados, etc.

[9] Ver mis artículos “El concepto de Ideología en Mijail Bajtin” y “Discurso Ideológico sobre la violencia en los colegios públicos de Costa Ricahttp://alainet.org/active/16627

[10] Helio Gallardo Pensar en América Latina.  Heredia, Costa Rica: EUNA, 1981.  pp.  159-160

[11] Antropología que invita a un compromiso existencial que se ha expresado y condensado en el texto cultural del “buen samaritano” y que circula como referente axiológico de algunas dinámicas sociales.  En este sentido acusa Gallardo: “(...) La parábola del samaritano es, pues, un relato sobre la identidad humana.  Dice: la identidad humana se produce cuando te pones en condición de reconocer a los otros como prójimos.  Las instituciones históricas (la división social del trabajo, por ejemplo) deben potenciar esta producción.  Dice, así mismo, que esta producción hace posible y patente a Dios (…) ser samaritano es, entonces, una lucha.  Como ser judío, como ser indígena.  Como ser peón que aspira a su liberación.  O como ser creyente religioso.  Autoconstituirse como sujeto significa siempre una lucha.  Y eso implica un compromiso” Gallardo, Helio Habitar la Tierra.  Cenro de Estudios Ecuménicos.  2da edición.  México, 2004.  Páginas 25 y 33

[12] En Bajtín el significar es remitido a la posibilidad de conciliar la polisemia de la a palabra con su unidad y para ello es necesario comprender; éste último es la capacidad de concebir la palabra en su contexto social y en las orientaciones activas de los interlocutores hacia futuros axiológicos abiertos.  La muerte de una palabra deviene al ser cancelada de todo contexto de orientación axiológica, es decir, de su compresión activa.

[13] La heteroglosia en los estudios bajtianos apunta a dos posibilidades de configuración.  (a) una de tipo cultural (sociohistórica) la CRANAVALESCA, (b) la otra de índole poética (literaria) POLIFONÍA.  En ambas se elaboraban formas especiales del lenguaje y de los ademanes, que se quieren francas y sin constricciones, que absuelven toda distancia entre los individuos en comunicación, liberados de las normas corrientes de la etiqueta y las reglas de conducta.  A partir de esta estética de la polifonía el texto se caracteriza esencialmente por la naturaleza ambigua de la palabra y la versatilidad significativa del lenguaje en su proyección histórica y el dialogismo de allí la inscripción del discurso en una pragmática comunicativa explorada por Bajtín en su teoría del enunciado.

[14] Gallardo, Helio.  Abisa a los compañeros pronto.  Ediciones Perro Azul.  2da edición.  San José, Costa Rica, 2000.  Página 177

[15] Foucault, Michel Tecnologías del yo y otros textos afines.  Paidós.  Barcelona, 2000.  página 80

[16] Levi, Primo.  Si esto es un hombre, Muchnik, Barcelona, 1995, p.  32

[17] En este sentido de la dominación-poder-palabra acusa Gallardo: “(…) Las formas de dominación buscan borrar estas determinaciones particulares mediante su desplazamiento ideológico.  Por ejemplo, ser mujer se invisibiliza/revisibiliza mediante la imagen de “el hombre” (ser humano, humanidad).  Maya/quiché, mediante la imagen de “los sectores rurales” o “campesinos de Guatemala” o de “guatemalteco”.  Esta última denominación permite, así mismo, invisibilizar al empobrecido agrario (que puede ser un trabajador temporero o mano de obra semiservil, por ejemplo) y reasumirlo como un ciudadano igual a todos, con plenos derechos”.  Gallardo, Helio Habitar la Tierra.  Centro de Estudios Ecuménicos.  2da edición.  México, 2004.  Página 37

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