Asamblea Constituyente SÍ: para salir de la larga noche neoliberal…
16/04/2007
- Opinión
Nos dijeron que en Ecuador hemos tenido ya demasiadas, y para qué queríamos una más. Pero no debemos olvidar que muchas de estas Constituciones fueron elaboradas por Juntas de Notables, conformadas por quienes ostentaban el poder. Desde la primera Constitución del Ecuador en 1830, se ha limitado la participación de los y las ciudadanas, de la gente de nuestro pueblo, pensando que solo los que tenían recursos, tenían capacidad para pensar en lo podía ser nuestro país. Esto ha permitido que las Constituciones, en su mayoría, sean elaboradas para favorecer a las élites, que han ejercido el poder político en base a su poder económico.
“Para entrar en el goce de los derechos de ciudadanía, se requiere
1. Ser casado o mayor de 22 años
2. Tener una propiedad raíz, valor libre de 300 pesos, o ejercer alguna profesión, o industria útil, sin sujeción a otro como sirviente doméstico o jornalero.
3. Saber leer y escribir.” Constitución 1830, Art. 12
“Para ser diputado se requiere
1. Ser ecuatoriano en ejercicio de la ciudadanía
2. Tener treinta años de edad
3. Tener una propiedad raíz, valor libre de cuatro mil pesos, o una renta de quinientos, como producto de una profesión científica, un empleo o de una industria particular.”
Constitución 1830, Art. 24
Pero, ¿por qué es tan importante la Constitución? Según la Constitución actual, “La Constitución prevalece sobre cualquier otra norma legal” (art. 172). Por esto, es la Ley Suprema , que está por encima de cualquier otro instrumento jurídico. Ninguna disposición puede estar en contradicción con sus normas. Siendo, entonces, la Ley Suprema que nos rige, es coherente que sea elaborada por todos y todas, no solo por las élites.
Ahora muchas organizaciones y personas apuestan a que esta nueva Constitución sea elaborada por los representantes que decida el pueblo, que es el soberano y por ello que tenga poderes plenos no asusta, pues son los plenos poderes del soberano, es decir del pueblo.
Incluso antes de que ganara rotundamente el SÍ en la consulta del domingo 15 de abril, varias organizaciones, movimientos sociales, ciudadanos y ciudadanas, iniciaron procesos de elaboración de propuestas, de encuentros y foros, pero eso sí, entre quienes tenemos fe y esperanza que podemos, debemos y vamos a hacer los cambios profundos que requiere el país. Allí están las mujeres, los y las jóvenes, los ambientalistas, los pueblos indígenas y afro-ecuatorianos los que luchan por la soberanía y la dignidad. Y sobre todo, los que luchan por un cambio verdadero.
Al mismo tiempo vimos que salieron a defender el NO, los mismos de siempre, para defender lo indefendible. Para defender que nada cambie, para que todo siga igual. Para defender que se mantenga la pobreza. Para defender que se mantenga la inequidad. Para defender que nos sigan quitando la educación, la salud, la vida misma. ¿Y todo para qué? Para defender sus bolsillos, sus intereses, sus negocios. Allí salió de la nada Oswaldo Hurtado, ex Presidente, a quien le cayó la Presidencia del cielo, por el extraño accidente en el cual falleció el presidente elegido por voto popular, Jaime Roldós. Y junto a él, salió Álvaro Noboa, quien tampoco quiere que nada cambie. Y ellos, o sus parecidos, quieren permanecer en el poder, aunque ya en la Constitución de 1843, se decía que en el Ecuador “no podrán crearse títulos de nobleza, distinciones o empleos hereditarios…”
Pero bueno, estos sectores ya fueron derrotados, en el primer round, o sea en esta consulta. Ahora hay que avanzar al segundo round, a ganar las elecciones en una lista unitaria para asegurar que ganen los y las representantes honestas y dignas que sueñan de verdad con un país tan grande y hermoso como el que sabemos que podemos construir.
Otro Ecuador sí es posible…
La primera tarea de la Asamblea Constituyente nacionalista y popular será garantizar y legitimar las reformas estructurales y un nuevo orden económico. La segunda tarea es reformar de raíz la organización política vigente. La reforma profunda requiere de otra organización del poder en que los pueblos indios, los afroecuatorianos, los migrantes, los trabajadores urbanos y los campesinos, las mujeres, los y las jóvenes, los movimientos sociales y populares germinen como mecanismos de representación y dirección política del Estado. (Carta abierta a la sociedad ecuatoriana)
En la Constitución de 1998, los movimientos progresistas, sociales, ambientalistas, de objeción de conciencia, juveniles, indígenas y afro-ecuatorianos, ganamos mucho en derechos sociales. Y en esta nueva Constitución se deberá mantener la vigilancia para asegurar no solo que se mantengan estos derechos, sino que se profundicen. La educación y la salud no pueden ser sólo para quienes tienen dinero, son derechos, por lo cual el Estado tiene que garantizar el acceso a servicios públicos de calidad para todos los ecuatorianos y ecuatorianas.
En esta Constitución tenemos que no sólo reafirmar que el Ecuador es un Estado soberano, sino además que es un territorio de paz, por lo cual no albergará tropas extranjeras en su suelo. Y así, de paso, tenemos claro que nunca más tendremos militares estadounidenses, ni en la Base de Manta “Eloy Alfaro”, ni en la Amazonía , ni en ningún lugar del territorio de los y las ecuatorianas.
En lo económico, la nueva Constitución se presenta como una oportunidad para cambiar, para trastocar la Constitución de 1998 en la cual se abrió paso al neoliberalismo y sus privatizaciones, de la salud, de las áreas estratégicas, de las telecomunicaciones. Retomar el control de las áreas estratégicas, asegurar el desarrollo sustentable y sostenible, cuidar el medio ambiente para nosotros y para nuestros hijos e hijas, serán prioridades.
En lo político, las organizaciones plantean reformas como el referéndum revocatorio para todas las autoridades de elección popular, la elección de los miembros de los organismos de control con la participación de la sociedad civil, la democratización de las fuerzas políticas mediante elecciones primarias y las elecciones pluripersonales a medio período, entre otras.
Sin duda, la Constituyente nos abre las puertas para desarrollar un proceso organizativo en nuestro pueblo. Los talleres, seminarios, encuentros de todos los sectores del pueblo deben confluir para que la nueva Constitución sea el resultado de un intenso trabajo de millones de voluntades que soñamos con un Ecuador de justicia, paz y equidad, soberano en una América Libre.
“Para entrar en el goce de los derechos de ciudadanía, se requiere
1. Ser casado o mayor de 22 años
2. Tener una propiedad raíz, valor libre de 300 pesos, o ejercer alguna profesión, o industria útil, sin sujeción a otro como sirviente doméstico o jornalero.
3. Saber leer y escribir.” Constitución 1830, Art. 12
“Para ser diputado se requiere
1. Ser ecuatoriano en ejercicio de la ciudadanía
2. Tener treinta años de edad
3. Tener una propiedad raíz, valor libre de cuatro mil pesos, o una renta de quinientos, como producto de una profesión científica, un empleo o de una industria particular.”
Constitución 1830, Art. 24
Pero, ¿por qué es tan importante la Constitución? Según la Constitución actual, “La Constitución prevalece sobre cualquier otra norma legal” (art. 172). Por esto, es la Ley Suprema , que está por encima de cualquier otro instrumento jurídico. Ninguna disposición puede estar en contradicción con sus normas. Siendo, entonces, la Ley Suprema que nos rige, es coherente que sea elaborada por todos y todas, no solo por las élites.
Ahora muchas organizaciones y personas apuestan a que esta nueva Constitución sea elaborada por los representantes que decida el pueblo, que es el soberano y por ello que tenga poderes plenos no asusta, pues son los plenos poderes del soberano, es decir del pueblo.
Incluso antes de que ganara rotundamente el SÍ en la consulta del domingo 15 de abril, varias organizaciones, movimientos sociales, ciudadanos y ciudadanas, iniciaron procesos de elaboración de propuestas, de encuentros y foros, pero eso sí, entre quienes tenemos fe y esperanza que podemos, debemos y vamos a hacer los cambios profundos que requiere el país. Allí están las mujeres, los y las jóvenes, los ambientalistas, los pueblos indígenas y afro-ecuatorianos los que luchan por la soberanía y la dignidad. Y sobre todo, los que luchan por un cambio verdadero.
Al mismo tiempo vimos que salieron a defender el NO, los mismos de siempre, para defender lo indefendible. Para defender que nada cambie, para que todo siga igual. Para defender que se mantenga la pobreza. Para defender que se mantenga la inequidad. Para defender que nos sigan quitando la educación, la salud, la vida misma. ¿Y todo para qué? Para defender sus bolsillos, sus intereses, sus negocios. Allí salió de la nada Oswaldo Hurtado, ex Presidente, a quien le cayó la Presidencia del cielo, por el extraño accidente en el cual falleció el presidente elegido por voto popular, Jaime Roldós. Y junto a él, salió Álvaro Noboa, quien tampoco quiere que nada cambie. Y ellos, o sus parecidos, quieren permanecer en el poder, aunque ya en la Constitución de 1843, se decía que en el Ecuador “no podrán crearse títulos de nobleza, distinciones o empleos hereditarios…”
Pero bueno, estos sectores ya fueron derrotados, en el primer round, o sea en esta consulta. Ahora hay que avanzar al segundo round, a ganar las elecciones en una lista unitaria para asegurar que ganen los y las representantes honestas y dignas que sueñan de verdad con un país tan grande y hermoso como el que sabemos que podemos construir.
Otro Ecuador sí es posible…
La primera tarea de la Asamblea Constituyente nacionalista y popular será garantizar y legitimar las reformas estructurales y un nuevo orden económico. La segunda tarea es reformar de raíz la organización política vigente. La reforma profunda requiere de otra organización del poder en que los pueblos indios, los afroecuatorianos, los migrantes, los trabajadores urbanos y los campesinos, las mujeres, los y las jóvenes, los movimientos sociales y populares germinen como mecanismos de representación y dirección política del Estado. (Carta abierta a la sociedad ecuatoriana)
En la Constitución de 1998, los movimientos progresistas, sociales, ambientalistas, de objeción de conciencia, juveniles, indígenas y afro-ecuatorianos, ganamos mucho en derechos sociales. Y en esta nueva Constitución se deberá mantener la vigilancia para asegurar no solo que se mantengan estos derechos, sino que se profundicen. La educación y la salud no pueden ser sólo para quienes tienen dinero, son derechos, por lo cual el Estado tiene que garantizar el acceso a servicios públicos de calidad para todos los ecuatorianos y ecuatorianas.
En esta Constitución tenemos que no sólo reafirmar que el Ecuador es un Estado soberano, sino además que es un territorio de paz, por lo cual no albergará tropas extranjeras en su suelo. Y así, de paso, tenemos claro que nunca más tendremos militares estadounidenses, ni en la Base de Manta “Eloy Alfaro”, ni en la Amazonía , ni en ningún lugar del territorio de los y las ecuatorianas.
En lo económico, la nueva Constitución se presenta como una oportunidad para cambiar, para trastocar la Constitución de 1998 en la cual se abrió paso al neoliberalismo y sus privatizaciones, de la salud, de las áreas estratégicas, de las telecomunicaciones. Retomar el control de las áreas estratégicas, asegurar el desarrollo sustentable y sostenible, cuidar el medio ambiente para nosotros y para nuestros hijos e hijas, serán prioridades.
En lo político, las organizaciones plantean reformas como el referéndum revocatorio para todas las autoridades de elección popular, la elección de los miembros de los organismos de control con la participación de la sociedad civil, la democratización de las fuerzas políticas mediante elecciones primarias y las elecciones pluripersonales a medio período, entre otras.
Sin duda, la Constituyente nos abre las puertas para desarrollar un proceso organizativo en nuestro pueblo. Los talleres, seminarios, encuentros de todos los sectores del pueblo deben confluir para que la nueva Constitución sea el resultado de un intenso trabajo de millones de voluntades que soñamos con un Ecuador de justicia, paz y equidad, soberano en una América Libre.
- Helga Serrano Narváez es comunicadora de
https://www.alainet.org/pt/node/120575
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