Notas para resistir la manipulación de Falsimedia
18/12/2003
- Opinión
En estas últimas semanas ha vuelto a acelerarse y a tensarse el
proceso político en Venezuela.
La coyuntura, en la que se presentan otra vez maniobras
mediáticas internas y externas coordinadas entre sí y también con
acciones desestabilizadoras y amenazas golpistas contra el gobierno
de Chávez, gira en torno a la iniciación de un proceso, regulado en
la constitución, con el que los sectores de la abusivamente
denominada "Coordinadora Democrática" –todos ellos responsables
directos del golpe de abril de 2002 y del brutal cierre empresarial
y sabotaje petrolero que se inició en diciembre de aquél año y se
prolongó durante dos meses- proponen la realización de un referéndum
para la revocación del presidente Chávez. Al mismo tiempo –y como
platos menores en el gran festín revocatorio- tanto los grupos
bolivarianos como la oposición manifiestamente golpista han
recopilado firmas para poner en marcha procesos similares con el
objetivo de proponer a los electorados de las circunscripciones
electorales afectadas la revocación del mandato de varias decenas de
diputados nacionales.
Firmazos, Reafirmazos y pucherazos de planilla
"Gira en torno" –subrayo- a la recogida de firmas necesarias
para proponer la realización del referéndum revocatorio previsto en
la constitución bolivariana, pero no se agota, ni mucho menos, en
esta propuesta. De hecho los "firmazos" y "reafirmazos" sucesivos,
organizados sin garantía ni regulación electoral alguna y trampeados
por la mencionada Coordinadora, han servido hasta ahora como
simulaciones democráticas para el desarrollo de planes
insurreccionales. Tras esas algaradas de firmas aparentes, firmas no
consentidas y firmas multirreincidentes, todas ellas contadas y
recontadas para la suma final, se amparaba la exigencia furibunda de
la dimisión inmediata de Chávez. Esos burdos pucherazos de planilla,
seguidos de amenazas e intentos de chantaje, siempre han tenido un
apoyo mediático casi generalizado tanto en Venezuela como en el
exterior. Algo así se ha pretendido en los primeros días de
diciembre y se teme para las próximas semanas.
Recordemos que el lock out empresarial y sabotaje petrolero de
finales del año pasado tuvo como caballo de Troya el intento de
convertir por las bravas una recogida ilegal y absolutamente
fraudulenta de firmas –realizada dentro de los locales,
cuartelillos, "plazas liberadas", covachas, y demás recintos
controlados por la Coordinadora, incluidos los archivos de datos
bancarios sobre los ciudadanos- en un plebiscito nacional vinculante
para el "derribo" de Chávez. Todo servía para incorporar firmas al
gran fraude encubierto y apoyado por los grandes medios de
comunicación.
Recordemos también que la pretensión de transformar la figura
constitucional de "referéndum consultivo" en un referéndum
revocatorio, para anticipar este último y eliminar las condiciones
legales para su ejercicio y su control, provocó el intento de golpe
empresarial y petrolero con el que se intentó, por segunda vez y
también por las bravas, derrocar al presidente. Otro fraude
mayúsculo a la legalidad bolivariana que también fue encubierto y
apoyado como "única solución posible" por los órganos de
Falsimedia(1).
Tres avales para una confianza plena
Estos son los dos grandes "avales" –además del golpe de estado
de abril- que "justifican" la ilimitada confianza de los grandes
medios de comunicación internacionales en la oposición venezolana.
Para descubrir y evitar manipulaciones mediáticas
extremadamente groseras es imprescindible conocer el proceso legal
de los revocatorios y, sobre todo, la dinámica de largo recorrido y
la coyuntura específica en la que se realizan. También son
necesarias algunas referencias a la historia inmediata en la que se
ha desenvuelto la revolución bolivariana y a lo sujetos políticos
que participan en esa historia.
Los procesos revocatorios: la recogida de firmas y el referéndum
Empezaré por aclarar algunos elementos fundamentales sobre el
procedimiento revocatorio. Se realiza en dos fases separadas y
totalmente distintas. Es importante saber que la primera es
necesariamente anterior a la realización de un referéndum
revocatorio pero que, de ninguna manera, conduce necesariamente a
él. En esa fase previa, los autores de la propuesta de revocación
intentan la recogida de las firmas necesarias para llegar al mínimo
que exige la constitución. En el caso de la revocación del
presidente de la república ese mínimo –el 20% del electorado- es de
unos dos millones y medio de firmas. Si no alcanzan esa cifra el
fracaso de la propuesta es tan evidente que ni siquiera se realizará
la consulta al electorado.
En caso de éxito en la recogida de firmas -éxito que por
supuesto tiene que ser comprobado por el Consejo Nacional Electoral
que efectuará la validación y el recuento de unas firmas que son
recogidas por los propios proponentes-, sólo en ese caso, se
realizará el referéndum cuyo resultado será la reafirmación popular
del presidente o su revocación. Esta última se produce cuando el
número de ciudadanos que la reclaman supere al de los que se oponen
a ella y también a los que han votado a Chávez como presidente de
Venezuela: 3.757.773. Además, para que las peticiones de revocación
alcancen su objetivo tiene que votar al menos el 25% del censo
electoral (los votantes registrados).
Ambas son condiciones de elemental lógica democrática para que
una minoría no se imponga a una mayoría. La revocación se produce o
fracasa en dos fases, una de ellas iniciada ya con la recogida de
firmas y pendiente de su evaluación y recuento.
Volver a las andadas
Sin ánimo de abordar ahora toda la estrategia desinformativa de
los medios locales e internacionales de Falsimedia, me limitaré a
señalar alguno de sus elementos fundamentales. Primeramente los que
se refieren a la información sobre el proceso de solicitud del
revocatorio puesto que falseando este proceso van a intentar
configurar una opinión pública contraria al presidente Chávez y a la
revolución bolivariana y, por otro lado, participar en un proceso de
"descarrilamiento" del proceso revocatorio.
Ya que estas notas tienen la función prioritaria de ayudar a la
interpretación desde el exterior de los hechos que están ocurriendo
en Venezuela(2), voy a referirme directamente a los "elementos de
manipulación informativa" que en relación con el mecanismo
revocatorio se están utilizando. Estoy hablando de manipulación
dura, es decir, de un proceso desinformativo deliberado que se
define e inscribe dentro de una estrategia de liquidación, "a
cualquier precio", de la revolución bolivariana.
-En primer lugar la confusión intencionada entre la recogida de
firmas de las organizaciones que intentan recibir el apoyo necesario
para la realización del referéndum revocatorio, y el propio
referéndum. No sólo el proceso de recogida de firmas, efectuado por
los mismos convocantes, tiene que ser evaluado por las autoridades
electorales sino que el apoyo ciudadano que posibilita la
realización de un referéndum es muy inferior al que produce la
revocación del presidente.
Establecida la confusión entre la "recolecta partidaria" inicial de
firmas y la revocación presidencial, todo el proceso se deforma. La
oposición golpista, con la colaboración necesaria de los grandes
medios de comunicación venezolanos –y la cobertura de Falsimedia
internacional- intenta convertir el proceso previo organizado por la
Coordinadora en un proceso electoral, eliminando el control público
imprescindible del Consejo Nacional Electoral para realizar un
gigantesco fraude. Se trata de convertir la derrota en una victoria
efectiva produciendo una "avalancha insurreccional" montada sobre
una declaración de victoria y una exigencia de la dimisión inmediata
de Chávez. Este esquema golpista se intentó a finales del año
pasado.
-En segundo lugar extender la idea de que el procedimiento
revocatorio es un instrumento para salir de una crisis política
catastrófica, que ha impuesto la oposición a través de una "revuelta
democrática" y a regañadientes del gobierno bolivariano. Se
produciría a la defensiva y como recurso final desesperado del
presidente de la república.
El revocatorio fue señalado por Chávez
Todo esto es absolutamente falso. En realidad el revocatorio –
convocado en tiempo y forma- ha sido el camino reiteradamente
señalado por Chávez a una oposición que en diciembre pasado
apostaba, por segunda vez, por el golpe de estado. Al referéndum
revocatorio, elemento de democracia directa introducido en la
Constitución de la V República, fue conducida una oligarquía que no
ha creído nunca en él. De hecho dicha oligarquía podría reivindicar
con razón haber creado, para asentarse con comodidad en él, uno de
los sistemas más corruptos de "democracia representativa", el de la
alternancia Acción Democrática-Copei, al que dieron fin los
sucesivos triunfos de Chávez.
La potestad para la revocación de los cargos públicos es un
instrumento fundamental de democracia participativa que pone en
marcha la constitución bolivariana. Esta potestad revocatoria
aparece como manifestación del poder soberano que pertenece al
pueblo, y que no se ejerce únicamente cuando se elabora la
constitución sino en todo momento. Ese poder constituyente y
soberano, que se ejercita permanentemente, está por encima de los
demás poderes del estado. La revocación de cargos públicos es casi
absolutamente excepcional en el derecho comparado. También lo es la
concepción bolivariana de soberanía activa y vigilante que se
contrapone radicalmente a la cristalización y el bloqueo del poder
político oligárquico, desvinculado del pueblo y que se ejerce sobre
una ciudadanía apática y manipulada, robotizada por los medios de
comunicación y por los mecanismos de mercado político, propia de las
llamadas "democracias representativas".
El proceso político
En el anterior apartado hablamos ya de maniobras
desinformativas que se extienden al proceso político y dan cobertura
a un plan insurreccional. Sería extremadamente ingenuo pensar que
toda la coyuntura política venezolana, signada por una lucha radical
y sin tregua, en la que la "Coordinadora Democrática" definió sus
objetivos y dio prueba de sus procedimientos durante el golpe
fascista del 11 de abril, se circunscribe y se agota en la
realización de un acto democrático previsto en la constitución
bolivariana.
En realidad el proceso que se ha escenificado hace unos días en
una recogida de firmas viene desde muy atrás y no se limita a los
mecanismos democrático formales. De nuevo han aparecido los guiones
virtuales desestabilizadores, y los intentos de convertir estos
guiones en sustitutos de la realidad misma. Como ya sabemos –y la
experiencia venezolana es una prueba de ello- los hechos sobre los
que se movilizan o desmovilizan y reaccionan los ciudadanos se
fabrican en parte, y en determinadas circunstancias, dentro del
recuadro rectangular de los aparatos de televisión y también en los
titulares de los periódicos. La realidad virtual se convierte
después en una guía para la acción a la que se adaptan los grandes
actores de la tragedia y sus comparsas innumerables.
Ya he dicho antes que para entender desde fuera lo que ocurre
en Venezuela, y cuál va a ser la "intervención" de nuestra
Falsimedia particular, es imprescindible conocer no sólo el proceso
formal del referéndum revocatorio sino también los planes
desestabilizadores que cabalgan sobre él y por supuesto la
resistencia y el impulso popular bolivariano. Eso requiere hacer un
poco de memoria. De otra forma la "opinión pública" será totalmente
manipulada.
Reafirmación frente a estrategia de derribo
La marcha hacia el referéndum revocatorio previsto en la
constitución bolivariana se inició con el enorme fracaso de la
coordinadora golpista durante el intento de bloquear la actividad
económica y poner en riesgo las actividades vitales con el lock out
empresarial y el sabotaje petrolero. Fue Chávez y el movimiento
bolivariano quienes, primero durante los peores momentos de aquella
insurrección prolongada y más tarde cuando era ya segura la victoria
popular, señalaron la salida constitucional para el enfrentamiento
político.
El instrumento revocatorio ha sido puesto en marcha por los dos
sectores como resultado de un enfrentamiento previo y con dos
objetivos distintos. El bloque que apoya al gobierno para la
reafirmación democrática del proceso político de la revolución
bolivariana en momentos en los que se intentaba falsear el
revocatorio e impulsar procesos de golpe de estado. El Movimiento
Quinta República intenta también la recuperación de los escaños
perdidos en la Asamblea Nacional cuando varios diputados "saltaron
la palanquera" al parecer inminente la derrota por la vía armada de
Chávez. Tales escaños resultan vitales para la aceleración del
proceso político de la revolución bolivariana.
El bloque opositor buscaba una salida para enmascarar en lo
posible la enorme derrota de enero de 2003, intentaba reanimar la
estrategia insurreccional en el largo camino hacia el proceso del
referéndum revocatorio, y confiaba de nuevo en el gigantesco poder
de los medios de comunicación para encubrir los objetivos que
habían quedado muy al descubierto durante el golpe fugazmente
triunfante del 11 de abril y el posterior sabotaje petrolero y
alimentario. El proceso revocatorio se inscribe en una larga
dinámica de golpe de estado con fuertes apoyos internacionales. Esa
es la experiencia previa que ilumina y permite un juicio terminante
sobre las prácticas golpistas de la Coordinadora.
No hay tregua
El revocatorio es un punto de llegada después de una enconada y
larga lucha, y también es un punto de partida para enfrentamientos
posteriores. Difícilmente un momento de discontinuidad ya que es muy
claro el empecinamiento en el derribo de Chávez no sólo de la
oligarquía venezolana castigada por las medidas sociales de la
revolución bolivariana, sino también de los Estados Unidos. En un
panorama en el que la implantación del Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA) es el proyecto estratégico para el continente, y en
que el petróleo es la materia prima fundamental, es imposible
ninguna tregua con el proceso de redistribución de la riqueza,
intervención pública y recuperación del patrimonio nacional que vive
Venezuela.
La revocación armada y la revocación por sabotaje petrolero
Habría que recordar, sumariamente, que la revocación de Chávez
fue realizada una vez –el día 11 de abril de 2002- por vía de golpe
de estado violento, camuflado por los medios de comunicación de
Venezuela y también por la mayoría de los medios internacionales.
Los mismos sectores lo intentaron de nuevo, después de meses de
llamadas al golpe militar y a la insurrección de las clases medias
realizadas desde la plaza de Altamira, mediante la paralización del
proceso económico y el sabotaje petrolero.
Los tres intentos de "revocación" tienen el mismo origen, los
mismos actores personales y organizativos, y representan el mismo
nivel de desprecio por las instituciones y los procesos
democráticos. El intento de desvincular aquél golpe de abril de los
actuales "revocadores" en una de las tareas asignadas a Falsimedia.
El aire democrático de la propuesta de ahora es incompatible con las
características claramente fascistas de las acciones de abril: desde
la utilización de provocaciones sangrientas hasta la inmediata
liquidación de todas las instituciones representativas
sustituyéndolas por la voluntad de una Junta golpista presidida por
el representante de la patronal Fedecámaras, pasando por la
iniciación inmediata de la persecución política y la represión.
Los dos primeros intentos revocatorios informan claramente, sin
ningún resquicio para la duda, sobre la naturaleza política y sobre
la calidad "democrática" de la oposición de la que tanto se hacen
eco los grandes medios de comunicación.
Preparar a la "opinión pública": todo vale contra Chávez
Los procesos de movilización popular intensa y de resistencia
al gran proyecto neoliberal disgustan profundamente a los Estados
Unidos y a sus aliados en ese "imperio compartido" del que hablan
algunos analistas. En América Latina la estrategia imperialista y
desde luego los movimientos de resistencia a la política neoliberal
se enfrentan en estos momentos en torno a la decisión de Washington
de implantación del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas"
(ALCA) en todo el continente.
El intento de derribar a Chávez y terminar con la revolución
bolivariana es una decisión estratégica –es decir, permanente
mientras se mantengan las condiciones actuales- de los Estados
Unidos que asume la "necesidad" de utilizar todos los medios
disponibles. La concreción de esa posibilidad y de los métodos a
emplear vendrá determinada por factores varios: su ajuste al
discurso ideológico dominante y la resistencia del pueblo
bolivariano.
Los instrumentos empleados: desde el golpe militar y la
represión ilimitada hasta la intervención armada desde el exterior,
dependen de varios factores interrelacionados, uno de ellos es el
"nivel de aceptación" que esos instrumentos pueden alcanzar en una
"opinión pública" nacional e internacional. Tal nivel de aceptación
es una variable que se concreta en una batalla ideológica cuyas
armas fundamentales son los medios de comunicación. El trabajo de
los medios sobre la opinión pública también condiciona al otro
factor fundamental que es el nivel de movilización, organización y
disponibilidad a la resistencia de el pueblo y las organizaciones
bolivarianas. De ahí la enorme importancia que tienen los medios de
comunicación generales y también la existencia de medios
alternativos.
La información de Falsimedia
La información de los medios de comunicación generales –
Falsimedia-, que en las grandes cuestiones económicas y políticas
reflejan los objetivos y las fobias del capitalismo neoliberal y se
ajustan a la estrategia del Imperio, se convierte en un instrumento
de primer orden en los intentos de dominación en América latina. Tal
es la situación en Venezuela.
En un cuadro definido por un proceso continuo hacia el golpe de
estado uno de los papeles asignados a los medios ha sido el de
asegurar la impunidad continuada de sus actores, incluidos los
propios medios de comunicación. Ese papel ha sido apoyado desde el
exterior por las presiones de los EEUU y de los países que como
España comparten los intereses económicos y se han vinculado, sin
reserva alguna, a la hegemonía norteamericana.
La manipulación en los medios no tiene límite alguno porque en
estos momentos no hay mediación política posible.
Un ejemplo singular
En esa tarea de preparar a la opinión pública internacional
para la aceptación de un golpe de estado de evidentes connotaciones
fascistas y racistas, y con ello la conformidad y el encubrimiento
de una represión previsiblemente ilimitada, merece especial atención
el papel de determinadas empresas de comunicación social. El grupo
Prisa en general y su diario El País en particular han sido
señalados y acusados, con sobradas razones, de haberse convertido en
agentes exteriores de los intentos de golpe en Venezuela.
La importancia de esa implicación es extraordinaria porque, al
tratarse de un medio históricamente considerado como "progresista",
establece que la frontera entre el apoyo expreso, y la denuncia del
imperialismo y del control político y económico de las oligarquías
locales ejercida a cualquier precio, está situada más allá del
conjunto de los medios de comunicación generales.
No se trata únicamente de que la derrota -preferentemente por
vía militar o insurreccional para que sea definitiva-, de la
revolución bolivariana responda a los intereses de los socios
latinoamericanos de Prisa o a los propias expectativas empresariales
en el campo de la información o de la edición de libros, sino que
todos los grandes grupos de la comunicación están de una forma o de
otra, interrelacionados. La apertura de mercados y la no intromisión
del estado, es un interés común de las grandes empresas que las
alinea en contra de los gobiernos que se enfrentan a la política
neoliberal y a la privatización de empresas y servicios en América
Latina. No en vano la empresa editora de El País, Prisa, tiene
importantes intereses económicos y socios empresariales no sólo en
Venezuela sino también en Colombia, Méjico, con posibilidades de
expansión en otros países del subcontinente latinoamericano.
El papel que desempeña El País –léase el grupo PRISA- señala la
unidad de proyecto económico y político, expresado por el llamado
"pensamiento único" y hecho voluntad cooperativa por el también
denominado "consenso de Washington".
Por otro lado su discurso tiene características peculiares,
distinto al de los medios vinculados a la derecha más reaccionaria.
Al no poder utilizar un discurso claramente fascista, El País se ha
especializado en la hipocresía y en el encubrimiento.
En artículos anteriores (3) he señalado algunos de los
elementos más significativos de la intervención desinformativa de El
País en los momentos más importantes de la batalla política que está
viviendo Venezuela. Voy ahora a recordarlos y a analizar
intervenciones nuevas.
El golpe de abril
Una intensa preparación mediática precede al golpe del 11 de
abril en Venezuela. El diseño informativo que elaboran periódicos
como El País se configura con los siguientes elementos:
Bloqueo de la información de fuente gubernamental o bolivariana
mientras se convierte en "resistentes" a los medios privados
venezolanos –la inmensa mayoría- para potenciar sus acusaciones al
gobierno y su "construcción de la realidad". Se lanza con absoluto
descaro la denuncia de las presiones y la censura sobre unos medios
que en realidad se dedican a tiempo completo y con absoluta
impunidad a la agitación política.
Progresivamente esos medios son convertidos en "árbitros" y
censores de la democracia venezolana. Los agentes exteriores de
Falsimedia favorecen el monopolio de la "información relevante" por
los medios de comunicación privados. La demanda de "libertad de
prensa", convertida en una exigencia de monopolio, se identifica con
la propiedad privada de los medios. Sólo la élite puede crear
"opinión pública".
Los medios venezolanos, con el apoyo de los grandes medios
internacionales, desarrollan una metodología de movilización
vinculada a una auténtica "fabricación de la realidad".
El País colabora sistemáticamente en la difusión exterior de
una imagen de "dictadura" y en la criminalización del presidente
Chávez, abriendo con ello camino al derrocamiento por la vía del
golpe de estado.
El golpe democrático y los nadie
El golpe de abril es presentado como el resultado de la
movilización democrática de toda la ciudadanía venezolana. El País
comparte el desprecio de la oligarquía escuálida, los mantuanos de
nuestro tiempo, por los "terrúos", los "zambos", los "pata en el
suelo". Por eso mismo, por su desprecio de la mayoría de los
"nadies", el periódico silenciará la restauración, mano popular, de
Chávez.
Simultáneamente, el golpe se plantea como una exigencia
humanitaria de los generales ante la llamada "Masacre de Puente
Llaguno". Esa "masacre" –de cuya realidad, plenamente conocida
ahora, hablaremos más tarde-, atribuida inmediatamente a los
seguidores de Chávez, se convierte en el elemento clave en la
justificación del golpe y en el exculpamiento posterior de sus
participantes. También es la pieza fundamental en la teoría del
"golpe que nunca existió".
El golpe es recibido por El País con regocijo indiscutible
según reflejan los editoriales y los reportajes de aquellas jornadas
trágicas(4). En realidad El País se había incorporado a la cadena de
"todos lo mismo" que en el desarrollo de un verdadero terrorismo
mediático habían organizado los medios venezolanos. El objetivo, que
comparten los grandes medios internacionales, no es en modo alguno
informar sino "tumbar a Chávez".
El País colabora en el encubrimiento del carácter fascista del
golpe de estado y en el silenciamiento total de la enorme
movilización popular que restableció en la presidencia a Chávez.
Para este órgano de Falsimedia la tenebrosa aparición de una Junta
que se autodefine como poder supremo es tan sólo una intervención
fuera de guión de Carmona. En cuanto al pueblo no podía estar en la
calle reclamando la libertad y el regreso de su presidente porque
por definición estaba en el otro lado.
Para encubrir el evidente carácter fascista del golpe, El País
traslada al exterior de Venezuela la fabulosa creación mediática de
una "dimisión presidencial", ocultando la evidencia del arresto y la
aplicación inmediata de un "programa" tan planeado como el propio
golpe. Identifica como democracia recobrada la liquidación de una
constitución aprobada por la inmensa mayoría de la población, y la
sustitución de todas las autoridades y poderes elegidos por una
junta y un presidente golpistas.
La masacre de Puente Llaguno
El diario del grupo Prisa participa en el lanzamiento
internacional de la versión golpista de la "Masacre del Puente
Llaguno" como detonador inevitable de un golpe improvisado: "Los
tiroteos de grupos chavistas causaron hasta 24 muertos", "Ni el luto
de los caraqueños por los primeros 16 mártires de la democracia,
muertos a balazos el pasado jueves por manifestarse en la calle
contra el ex presidente Hugo Chávez"... El periódico repite una y
otra vez, incesantemente, la acusación incluso cuando esa versión de
los hechos se ha roto por decenas de evidencias que dicen lo
contrario.
Año y medio más tarde, el 17 de septiembre de 2003, un tribunal
exculparía totalmente a los chavistas que no habían disparado contra
manifestación alguna sino replicado, con armas cortas, a los
disparos de la golpista policía metropolitana de Caracas. En el
juicio se pondría de manifiesto la manipulación de las imágenes en
un vídeo de Venevisión titulado: "La masacre del centro de Caracas",
cuyo autor, Luis Alfonso Fernández, fue más tarde premiado, por esta
obra maestra de la infamia política, con el premio Rey de España de
periodismo.
La provocación y los asesinatos de Puente Llaguno, planeados en
el guión del golpe del 11 de abril, ayudan a catalogar a esos
golpistas permanentes a los que apoyó y sigue apoyando Falsimedia.
Ayudan también a caracterizar la información de El País. A este fin
resulta casi ocioso aclarar que la sentencia sobre los hechos de
Puente Llaguno fue ocultada a sus lectores. Aunque parezca increíble
por el nivel de inmoralidad que supone, la aclaración de un hecho
cuya versión tramposa fue reproducida una y otra vez, y que sirvió
de pieza clave para justificar un golpe de estado, se publicó
únicamente en una referencia tan breve como ambigua el día 18 de
septiembre. La pequeña noticia que le dio cabida llevaba por
titular: "La oposición acusa a Chávez de intentar retrasar el
referéndum".
Pese a los remilgos manifestados posteriormente, El País había
expresado su apoyo a Carmona: "presidente de la junta cívico-
castrense que conducirá a Venezuela hacia unas nuevas elecciones a
corto plazo", "prometió una democracia 'amplia, pluralista, de
fuertes valores democráticos', diferente –aclara el periódico- a la
practicada por Hugo Chávez" (13 de abril). Tampoco tiene
inconveniente en justificar la represión desatada desde el primer
momento, mencionando, como primera prioridad del gobierno "el
desarme de los grupos incontrolados del oficialismo".
Cuando la rebelión popular derrota al golpe
A partir del momento en que una enorme respuesta popular aliada
con la resistencia de un grupo de militares bolivarianos, conduce a
la derrota de Carmona y al regreso de Chávez, El País adopta una
nueva estrategia de colaboración con los medios informativos de
Venezuela, agentes directos, como es notorio, del fracasado golpe de
estado.
El País reproduce y avala el invento de una "segunda voluntad
perversa" –emergente en el momento del golpe y "desconocida" hasta
entonces- que sustituye y frustra las intenciones del movimiento
cívico-militar democrático que "golpeó" a Chávez. El golpe fascista
sería una obra personal exclusiva de Carmona.
La estrategia es clara. Se trata de salvar los muebles para una
segunda intentona. De esta salvación sólo queda fuera Carmona. Los
demás responsables, personales e institucionales quedan listos para
reactivar el proceso insurreccional. Fedecámaras (que según
expresión inolvidable de El País engloba a 10 millones de
trabajadores) se limita a sustituir a su presidente por Carlos
Fernández para un reciclarse democrático. La CTV se recicla con
Carlos Ortega incluido.
El País exculpa, con especial dedicación, a Carlos Ortega que
será uno de los "presidenciables" en la nueva intentona de diciembre
y que según grabaciones telefónicas publicadas hace algunas semanas
está dispuesto a provocar diez años de dictadura para meter a los
bolivarianos en cintura.
J. J. Aznaez –corresponsal de confianza de El País y de Prisa-
sostendrá de manera inmediata esta teoría del "golpe duro"
sobrepuesto a un "movimiento democrático cívico-militar". Se
apoyará, entre otras, en declaraciones de Patricia Poleo, una de las
heroínas del golpe, también premio Rey de España de periodismo(5), e
hija de Rafael Poleo un prohombre de la prensa venezolana que
actuará fugazmente como notario del "presidente" Carmona.
La conclusión de todo esto es muy clara: El País no sólo
participó en la publicidad mediática del golpe de estado sino que ha
hecho todo lo posible para sostener la "legitimidad democrática" de
los agentes del mismo y del propio proceso de desestabilización.
En diciembre-enero
Entre abril y diciembre continúa el peligroso juego de la
impunidad-intimidación en el que participa plenamente Falsimedia. Se
consolida la teoría de la "no planificación del golpe", de la
espontaneidad del mismo. Además, el "movimiento cívico-militar" que
derroca a Chávez no "se expresa" en el terrible decreto de Carmona.
El esfuerzo es notable en cuanto a evitar sanciones a los
medios. Condolezza Rice centra sus amenazas en la conservación de
esta herramienta fundamental para renovar la desestabilización del
gobierno de Chávez.
La demanda de referéndum anticipado, confundiendo abusiva y
tramposamente dos figuras constitucionales distintas –referéndum
consultivo y referéndum revocatorio- será el caballo de batalla que
conducirá al intento de golpe petrolero.
Impunidad y reality show. Lock out empresarial y sabotaje petrolero
En los meses que van desde abril a diciembre se produce la
sentencia del Tribunal Supremo que exculpa a militares, niega
existencia del golpe y da carta blanca a los medios de comunicación
para que jaleen a los militares sublevados conra el pueblo de
Venezuela. La impunidad, ofrecida en bandeja por la máxima autoridad
judicial, hace inevitable un nuevo enfrentamiento. El Tribunal
Supremo ha establecido una norma de "coste cero" para nuevas
intentonas golpistas.
Los medios crean un escenario-estudio en la Plaza Francia de
Altamira que se convierte en un territorio liberado para el golpe de
estado.
Los medios privados venezolanos siguen operando dentro del
estado mayor insurreccional. Establecen un nuevo guión del golpe que
es a la vez orden de operaciones y guía de propaganda. Como en
abril, van a intentar trasladar a la realidad un guión
preestablecido. El "reality show" sin embargo ya no funciona. El
pueblo venezolano, que observa con un recelo creciente a los medios
de comunicación privados, se resiste tozudamente a dejarse arrastrar
por los "hechos" que divulgan los canales de televisión. La
realidad, esta vez, va a mantenerse al margen del guión virtual que
proclaman insistentemente los medios.
Hasta tal grado llega el intento de establecer los hechos tal
como tendrían que haber ocurrido, o como van a ocurrir sin lugar a
dudas, que la opinión pública que sigue a medios como El País en la
evolución de la intentona insurreccional de diciembre, va a quedarse
estupefacta ante el fracaso final de un lock out y un sabotaje
petrolero que parecían alcanzar sus objetivos sin resistencia
alguna.
En Venezuela la claridad de los alineamientos de clase anuló en
gran parte la capacidad de agitación general de los medios de
comunicación. Fue un enfrentamiento entre la capacidad de "creación
de realidad", de manipulación, de los medios privados al servicio
del golpe, y la capacidad de resistencia, denuncia y réplica
informativa de los sectores populares.
La propaganda exterior
Los medios exteriores califican como "proceso democrático" el
actuar claramente insurreccional de los mismos actores del golpe
fascista de abril. Se irán acomodando a una escalada que terminará
aterrorizando y castigando severamente a la población con intentos
de sabotaje alimentario, manteniendo en todo momento el esquema
básico: "triunfo inminente de una insurrección democrática,
generalizada y pacífica.
Su esfuerzo principal consiste en desvincular a los nuevos
actores de los sucesos de abril. El País, por ejemplo, en su edición
del 20 de diciembre establece claramente esta tesis de la no
vinculación: "El empresario –se refiere a Carmona- había disuelto ya
los poderes públicos y el bloque opositor lo abandonó a su suerte".
El objetivo es mantener la "calidad democrática" de individuos
y organizaciones y por lo tanto de las acciones que tendrán lugar en
diciembre y enero.
El segundo frente informativo consiste en mantener la
criminalización del presidente Chávez. La "matanza de abril"
continua ocupando un lugar central en esta criminalización que se
enlaza y refuerza con otra acusación de responsabilidad en la nueva
matanza de la plaza de Altamira: "El gobierno fue derrocado durante
47 horas, después de una manifestación reprimida a tiros", "el
siempre comedido constitucionalista Escarrá acusa al presidente de
ser el primer criminal de la República ( El País 8 de diciembre)
El pueblo bolivariano, muy presente en la realidad de diciembre
y enero sosteniendo a su presidente Chávez, desaparece de los medios
de comunicación. Eso hace posible la reiteración del "todos contra
Chávez". Un Chávez demonizado que "intimida a la prensa de
oposición" y es responsable de la "división social imperante".
"Chávez amenaza" -dicen los medios-, siempre amenaza.
Falsimedia apoya a la oposición golpista venezolana en su
intento de manipulación de la constitución y de la ley con la
promoción de un "referéndum consultivo especial" convertido en
referéndum revocatorio cuando no se cumplen los plazos ni las
condiciones establecidas en la constitución.
Falsimedia se coge los dedos
Los grandes medios de comunicación falsean la naturaleza de los
hechos de diciembre y enero. Como en abril llegarán a cogerse los
dedos. Un ejemplo bochornoso lo da El País cuando en su afán
inmoderado de criminalizar al presidente venezolano le acusa de una
actuación claramente humanitaria. Ante la apertura de un nuevo
frente golpista, el del acaparamiento de alimentos y el boicot a su
distribución, el periódico acusa: "Chávez amenaza con enviar al
Ejército a las fábricas de alimentos" (12 de enero).
En plena actuación desestabilizadora de la oposición que trata
de paralizar la economía de Venezuela, El País afirma que la
gobernación es imposible y recomienda la realización de un
referéndum consultivo o la convocatoria de elecciones anticipadas.
Es decir, asume el éxito de la insurrección y el programa de los
golpistas. Con frecuencia el diario de Prisa realiza sus previsiones
apocalípticas siguiendo la estela del embajador estadounidense,
Chapiro: "la cosa va de mal en peor" (18 de diciembre).
A pesar de las evidencias de la absoluta implicación de los
medios venezolanos en los sucesivos intentos de golpe de estado, y
del enorme abuso que hacen de su virtual monopolio informativo, los
medios de prensa generales evitan plantear el tema de la libertad de
prensa en Venezuela. El asunto se convierte en un auténtico
esperpento cuando la Coordinadora golpista y los medios venezolanos
que pertenecen a ella, se lanzan furibundos contra los medios muy
conservadores de EEUU, Francia y el Reino Unido: The Washington
Post, Le Monde, The Guardian, CNN, por sus informaciones e
interpretaciones del proceso venezolano. Algunos de esos medios han
denunciado una actitud claramente racista en la oposición
venezolana.
El problema son los medios. El Pais en el golpe
J. J. Aznarez, desde El País, sortea hábilmente el verdadero
problema de la libertad de comunicación e información en Venezuela –
y en todos los países "democráticos" de occidente- cuando hace una
única concesión a Chávez: "los medios de comunicación protestaron
del derecho ciudadano a 'la información veraz', interpretada como un
paso previo a la censura. No obstante la libertad de prensa ha sido
un hecho con Chávez pese a las invectivas verbales del jefe de
gobierno y algunas intentonas por someter a los dueños de los
medios".
El análisis de la información sobre Venezuela de un periódico
como El País lleva a la conclusión de que sus textos son parte del
proceso conspirativo. El discurso completo, que aparece sin fisura
alguna en sus páginas, es idéntico al de la Coordinadora golpista:
Chávez aterroriza a la población, Chávez es Hitler, viola la
constitución, carece de legitimidad, es corrupto, no tiene proyecto
el único proyecto es echarle, Chávez es culpable de la sangre
posible y de la ruina económica que se deriva del enfrentamiento.
Después de un discurso tan evidente, El País alerta sobre la
posibilidad de una guerra civil y reclama la intervención exterior
(editorial, 10 enero).
Hacia el referéndum revocatorio: La estrategia del silencio
La estrategia de El País en la aproximación a la recogida de
firmas para la propuesta de referéndum revocatorio ha sido la de la
orientación puntual de la opinión pública y sobre todo la del
silencio.
Hemos visto la enorme importancia que han tenido los sucesos de
Puente Llaguno para los medios vinculados a la estrategia permanente
del golpe de estado. Según la versión del País esos hechos ocuparon
un lugar capital: en primer lugar en el propio estallido del golpe
"espontáneo" del 11 de abril provocado precisamente por la
indignación ante los asesinatos de Puente Llaguno. Además de servir
de base a las explicaciones del golpe como una reacción humanitaria
ante un asesinato masivo, estos hechos favorecieron las
exculpaciones posteriores -una vez reinstalados el presidente y la
constitución bolivariana por el pueblo alzado- de los personajes y
las organizaciones que participaron en él.
Los hechos tal como los presentaron los medios fueron los
siguientes. Pistoleros bolivarianos habían tiroteado una
manifestación pacífica y ocasionado cerca de una veintena de
muertos. Las televisiones venezolanas reprodujeron constantemente un
vídeo "la masacre del centro de Caracas" en el que varios hombres
disparaban armas cortas hacia un blanco fuera de campo. Una voz en
off afirmaba dramáticamente que tales disparos habían provocado dos
decenas de muertos en una manifestación pacífica que se dirigía
hacia el palacio de Miraflores. La criminalización de Chávez fue
instantánea y también la exculpación de los sublevados ante un
crimen tan espantoso.
Hace cerca de tres meses, el 17 de septiembre, un tribunal
absolvió a los cuatro hombres acusados de disparar desde el Puente
Llaguno. Después de una larga investigación la sentencia judicial
reconoce la deliberada manipulación de las imágenes que tanto
conmocionaron al mundo por los canales privados de la televisión
venezolana, y que los disparos que causaron los muertos procedían de
la policía metropolitana de Caracas(6), una de las fuerzas armadas
claramente alineadas con los golpistas de abril y de diciembre.
Están comandadas por Alfredo Peña y Henry Vivas dos de los
personajes más implicados en el escenario de violencia que recogían
las previsiones apocalípticas del País: "la Venezuela en barricadas
amamanta presagios aterradores" (13 diciembre).
A este hecho, fundamental para analizar la historia inmediata
de Venezuela, y la ferocidad y falta de escrúpulos morales de los
personajes de la Coordinadora golpista y de sus apoyos mediáticos,
capaces de servirse del crimen, El País responde con el silencio.
Sobre este mismo suceso de los muertos de Puente Llaguno –entre
otras cosas- versa el documental: "La revolución no será televisada"
que, pese a la enorme polvareda que ha provocado su difusión
internacional, tampoco ha sido mencionado por los órganos de
Falsimedia.
La insistencia del País en un engaño que sólo se sostiene con
el más absoluto silencio es, entre otras cosas mucho más graves, una
absoluta falta de respeto y una burla a la confianza de sus
lectores.
La masacre de Puente Llaguno –como bien saben la dirección y
los periodistas de El País- fue una operación planificada para
justificar un golpe minuciosamente planeado en el que los medios –
también los internacionales- tenían un papel preponderante.
Provocaciones golpistas y terrorismo mediático
La complicidad total del País con los intentos de derrocamiento
violento de Chávez es indiscutible. Ningún hecho ni ninguna
evidencia podrá alterarla.
Hace muy pocos días –el 20 de noviembre-a punto de comenzar las
jornadas de recogida de firmas solicitando la realización de los
refrendos revocatorios, un titular engañaba -sin más esfuerzo que el
de tragarse una palabra necesaria- a todos sus lectores con una
afirmación aparentemente intachable: "Un general venezolano, acusado
de ordenar el atentado contra la embajada de España". El general,
Felipe Rodríguez, golpista permanente en la plaza de Altamira, nada
tenía que ver ya con el ejército de Venezuela. La colocación de la
bomba no era una represalia encubierta contra un país, como España,
cuyo gobierno había apoyado inmediatamente el golpe de estado, tal
como sugería descaradamente el titular del periódico. Una
provocación de los sectores golpistas –que habían atentado también
contra el consulado de Colombia- era convertida en una prueba más de
la brutalidad y la violencia de Chávez.
El pueblo contra Chávez
De nuevo la consigna informativa, esta vez convertida en titular.
El día 30 de noviembre, el enviado especial Juan Jesús Aznarez, que
acude de nuevo a Venezuela para cumplir con la función de apoyo
externo a todos los intentos desestabilizadores, firma una crónica
indigna titulada muy significativamente: "Todos contra Chávez". El
"firmazo" ha comenzado y el diario de Falsimedia trata de preparar
las declaraciones de triunfo de la oposición venezolana.
Días más tarde, un editorial del 4 de diciembre: "Cuenta atrás",
resumía la situación en Venezuela. Después de mediar entre el éxito
del "firmazo" -que proclamaba la misma oposición del golpe de abril-
, y la denuncia de "megafraude" -que afirmaban los sectores
bolivarianos-, con una repetida expresión de sospecha dirigida hacia
Chávez, El País expresaba su fe en secretario general de la OEA,
Cesar Gabiria, y en el Centro Carter, para dar la razón definitiva a
los promotores del referéndum revocatorio.
En previsión de que la Junta Electoral, responsable de la
validación y el recuento de firmas, certificase el fraude, el
periódico de Prisa descalificaba su futuro trabajo:
"La Junta electoral tendrá que emitir su veredicto sobre
contabilidad tan peleada, pero no es fácil imaginar como, salvo
en casos flagrantes, va a descubrir cuanta firma espuria pueda
haber. Por ello, es de barruntar que el ejercicio tenga más de
política que de aritmética".
Y terminaba con una previsión expresada como certeza: "Si la
cuenta atrás es desfavorable al presidente, el referéndum terminaría
abruptamente su mandato", y con una afirmación de "lógica
democrática" que considera irrelevante la recogida de firmas previa
al referéndum:
"En la mejor lógica democrática, sería bueno que un referéndum,
respaldado por las firmas precisas, despejara un ambiente
explosivo y anunciara, con o sin Chávez, un nuevo comienzo. No
hay duda de que los tres años que lleva de mandato... han sido
tiempo perdido para Venezuela".
Ante esta reiteración en la mentira, ante una manipulación
informativa tan evidente, que pretende la identificación de sus
lectores con los sectores golpistas en Venezuela y la
internacionalización de sus consignas como demandas democráticas
del pueblo venezolano, es necesario concluir y divulgar que El
País es parte integrante de la misma conspiración que
inicialmente encabezó Carmona, elemento fundamental de su frente
internacional.
El País está en el golpe.
Notas:
1) Como hemos señalado ya en artículos anteriores y volveremos a ver
ahora, la reclamación de la "única solución posible" es uno de los
argumentos centrales de apoyo a los promotores permanentes del golpe
de estado cuando el éxito momentáneo es ya muy dudoso.
2) Si la manipulación de los grandes asuntos internos para conformar
el "sentimiento público" de la masa de "ciudadanos pasivos" puede
encontrar algunas dificultades, la de los asuntos internacionales
puede hacerse con descaro total. Con frecuencia nada se opone nadie
discrepa del discurso único. La información puede planearse entonces
para borrar los hechos, deformar la realidad y mentir con absoluta
impunidad.
3) "El golpe, las imágenes y las palabras", Cádiz Rebelde 42
4) http://www.eurosur.org/rebelion/internacional/maira020502.htm;
"Chávez resiste", C.R. 56
http://www.rebelion.org/venezuela/maira040103.htm;
"Falsimedia se atasca con su guión del golpe", C.R. nº 58:
http://www.rebelion.org/medios/falsimedia030203.htm
5) Para una información detallada ver: "PERIODISMO Y CRIMEN. El caso
Venezuela. Editorial Hiru.
6) Dos peones distinguidos de los medios, la mencionada Patricia
Poleo, y el periodista de Venevisión, Luís Alfonso Fernández, ambos
comprometidos en el golpe y autores de instrumentos mediáticos que
sirvieron para su desarrollo –denuncia de vinculaciones de Chávez
con la guerrilla colombiana (Poleo) y vídeo sobre sucesos de Puente
Llaguno (Fernández), serán premiados con el máximo galardón oficial
español lo que demuestra la máxima implicación del gobierno español
y también de la "oposición democrática" en el proyecto golpista en
Venezuela.
7) Los detalles de este suceso y de su manipulación mediática puede
leerse en "La mentira premiada" de pascual Serrano:
8) http://www.rebelion.org/medios/031210ps.htm
https://www.alainet.org/pt/node/108996
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