La globalización armada
03/11/2003
- Opinión
Legitimidad restaurada
"La ONU legitima por unanimidad la fuerza multinacional de Irak" y
"La ONU legitima la ocupación de Irak", decía El País del día 17 de
octubre con alborozo mal disimulado. El periódico, uno de los
órganos de Falsimedia considerado como "progresista" en el
departamento de matices de la factoría del "pensamiento único",
cumplía cabalmente su función sistémica, en este caso inducir la
vuelta a la normalidad de las masas alborotadas por la guerra. El
País anunciaba así, desde sus cabeceras y titulares, la aprobación
de la resolución 1.511 del Consejo de Seguridad. No se trataba,
desde luego, de un ataque de sinceridad o de "realismo sucio". En su
editorial, titulado significativamente, "Un rayo de luz",
puntualizaba con mucha mayor precisión su concepción de la legalidad
internacional cuando se refería a la aprobación del texto sobre
Irak: "primera buena noticia desde el punto de vista de la legalidad
internacional"(1). Según Falsimedia la legitimidad internacional,
nada menos, se establece por la fuerza, la coacción (véase que
oportuno el ataque a Siria de Israel), y los hechos consumados.
El texto de la mencionada resolución 1.511 constituye toda una
victoria de los Estados Unidos. "Éxito diplomático" dicen los
lacayos de Falsimedia para obviar las complicidades, las brutales
presiones y las rendiciones incondicionales de los "gobiernos
resistentes" de Europa. El único problema para todo el consorcio
político-mediático es que tal éxito aparece en un escenario poco
relevante, en un terreno en el que en esta "guerra mundial
antiterrorista" no se juegan las batallas. Se juegan sobre el
lebensraum de Bush y sus multinacionales, en este caso el territorio
de Irak.
Vuelta a la barbarie
La resolución establece un terrible precedente y es en sí misma una
tremenda conclusión. Aprueba la más flagrante y pública violación de
la Carta de las Naciones Unidas, y de las normas fundamentales del
derecho internacional, al autorizar la perpetuación de la ocupación
militar del territorio de uno de sus miembros por un contingente
internacional bajo mando del país agresor, los EEUU. Concluye que la
fuerza, marginando al derecho, rige en estos momentos, sin
limitación alguna y por "consenso de los pueblos civilizados", las
relaciones internacionales. El capitalismo neoliberal nos ha
devuelto, en apenas dos décadas, a la barbarie.
No le costó mucho a los Estados Unidos promover el consenso unánime
del Consejo de Seguridad, ni tampoco restañar las heridas en las
conciencias de los políticos, intelectuales y periodistas, que se
atrevieron a poner reparos a una guerra tan tecnológica y tan
avanzada. La resistencia, firme y empecinada de Francia, Alemania y
Rusia -según aseguraban los medios- se disolvió sin dejar rastro.
Todos quedaron contentos con una fecha en la que no comienza nada.
El día 15 de diciembre, el Consejo de Gobierno iraquí –nombrado por
los EEUU y bajo la autoridad absoluta de Paul Brener- fijará un
calendario para la transición sin sujeción a urgencia, método,
condición ni plazo alguno. Es decir, se prolonga la ocupación y se
autoriza la construcción de un "nuevo país" a la potencia ocupante.
La soberanía reside en el "estado iraquí", es decir, en la
"Autoridad Provisional" de los EEUU, hasta que tal autoridad decida
la transferencia de "soberanía".
La ONU se mantiene en el papel que le corresponde después del
proceso de humillación y sumisión continuada que le ha impuesto los
EEUU. Da cobertura legal y proporciona una imagen conveniente de
multilateralismo, muy favorecida por los medios de comunicación,
pero queda absolutamente al margen de todo proceso de decisión y de
control. El lugar de la organización internacional, el de la
"irrelevancia", le fue asignado públicamente y en varias ocasiones
por el presidente Bush, hace ya más de un año.
No sin íntimo regocijo y burlona seriedad tuvieron que proponer
Bush y Cia. esa parte del texto que habla de "reforzar el papel
crucial de la ONU". Sin duda se referían al papel legitimador de la
violación flagrante de su propia Carta, y de la barbarie, único que
efectivamente ha quedado consolidado.
"Se abrió el camino a la Conferencia de Donantes", aplaudieron los
partidarios de la guerra, al evaluar las consecuencias de la
Resolución 1.511. Diez días más tarde la réplica a ese estúpido
optimismo llegaría directamente de Bagdad.
La democracia imperial
En el guión del imperialismo la idea de democracia tiene un sentido
muy particular.
Lo sustancial del modelo democrático universal puede analizarse muy
bien en la corrupción de las instituciones supranacionales como la
ONU. La legalidad fundamental de los principios de la Carta se
viola a voluntad de los más fuertes y la nueva "legitimidad" se
construye seguidamente por un "consenso" que se alcanza tras
amenazas, castigos y coacciones.
La escenificación más clara de esta extremada corrupción
institucional la ofrece el proceso de guerra larga de Irak –empezó
en 1991 y todavía continúa- que sirve de inspiración y ejemplo a los
sistemas "democráticos" estatales. Al fin y al cabo los agentes son
exactamente los mismos.
La democracia iraquí se ejercerá en unas condiciones específicas en
las que todo el país está previamente reestructurado por sus
conquistadores, desde su sistema económico y su distribución de la
propiedad hasta su sistema constitucional.
Ningún político profesional, analista ni intelectual puede
sorprenderse de esta "democracia lastrada" para que funcione
siguiendo exactamente un guión preestablecido. Los EEUU –en su
proyecto de imperio- están universalizando unas prácticas
ingerencistas en las que la democracia de los países bajo control
suponen el monopolio del gran diseño económico y político por parte
de los Estados Unidos.
Las bases económicas y políticas del modelo constitucional de Irak
cabalgan sobre textos legislativos aprobados hace ya muchos años por
el Congreso de los EEUU. El texto de la ley "América Free Trade Act"
de 1994, constituye una verdadera apología del neoliberalismo más
ortodoxo que es interpretado como la base necesaria para un gobierno
constitucional:
la reducción de interferencias del gobierno en los sectores
extranjeros y domésticos de la economía de una nación y la
concomitante promoción de las oportunidades y libertades económicas,
genera la libertad civil y el gobierno constitucional
(...)
los países que observen una política consistente de libre mercado,
de promoción de la libertad de empresa y otras libertades económicas
(incluyendo la protección efectiva de los derechos de la propiedad
privada), de remoción de barreras a las inversiones directas
extranjeras en el contexto de un gobierno constitucionalmente
limitado y de la mínima interferencia en la economía, seguirá la más
segura y más efectiva norma para aliviar la pobreza y proveer al
desarrollo económico, social y político...
La Ley Helms-Burton, específicamente dirigida contra la soberanía de
Cuba, sigue siendo el modelo más acabado de la deseada reordenación
del mundo por los Estados Unidos.
El principio contenido en este instrumento imperialista de
Washington, que ahora va a ser aplicado a Iraq es el siguiente:
antes de que un país pueda ser democratizado debe ser claramente
preparado para que ninguna democracia real sea posible. El método es
el siguiente:
-destrucción total de la propiedad colectiva, de las empresas y
servicios nacionalizados. La base material de la inmensa mayoría
tiene que ser extremadamente precaria.
-distribución "racional" de la riqueza que estimule la codicia
empresarial y la desesperación de las grandes masas de población. La
distribución de riqueza sitúa en el máximo escalón a las empresas
multinacionales norteamericanas.
-Construcción de un aparato institucional que se adapte como anillo
al dedo al control y al ejercicio del poder de esa nueva élite
económica, organizando, eso sí, el paseo periódico por las urnas de
esa enorme mayoría que previamente ha sido desposeída de seguridad
vital y vaciada de dignidad personal y colectiva.
El "período transitorio" finalizará con el cumplimiento total de
estos objetivos. Ése será el momento previsto para la fiesta
democrática.
La democracia no es entendida más que como un sinónimo de mercado
libre, o para decirlo con más propiedad, como expresión
publicitaria, en lenguaje político, del mercado capitalista. Lo
dicen con todo descaro sin reparo ni eufemismo alguno. La democracia
en Iraq se inicia al finalizar un peculiar proceso de transición
económica: "el objetivo es pasar de un sistema dirigido a un sistema
de libre empresa, los iraquíes tienen derecho a vivir en un sistema
democrático"(2)
La facilidad y la autoceguera con la que se consuelan los
intelectuales del sistema cuando en relación con Iraq repiten la
consigna: ¡miremos hacia delante! es ya realmente escandalosa.
La Conferencia de Donantes
Nada expresa mejor el triunfo de EEUU, en ese escenario de
legitimación tramposa que ha sido desde hace 12 años el Consejo de
Seguridad de la ONU, que la interpretación –inmisericorde con sus
"aliados resistentes"- que inmediatamente después de la aprobación
de la resolución 1.510 hizo el presidente Bush en un discurso en
California. Después de dar las gracias al Consejo de Seguridad
enumeró y repitió, una por una, todas las justificaciones de la
guerra en tono triunfante. Lo resumió paloma Powell cuando metió a
todos los países en su propio saco: "Ahora estamos juntos para
ayudar a los iraquíes y podemos dejar nuestras pasadas diferencias
también en el pasado".
Siguiendo a su Gran Guía el gobierno Aznar, anfitrión entusiasta de
la Conferencia había proclamado que la resolución 1.511 "despeja
cualquier tipo de duda sobre la calidad y la legitimidad del
proceso" y que "toda la familia de la ONU, el Banco Mundial y otras
instituciones ya no tienen ninguna razón para no colaborar en el
proceso" (3)
Por esta tierra de gobernantes-delegados no es extraño que a la
Conferencia de Donantes le hayan llamado "encuentro de solidaridad
con Irak". La realidad, sin embargo es muy diferente.
La Conferencia de Donantes ha estado repartiéndose Iraq dentro de
las condiciones y jerarquías del plan definido por los EEUU y
proclamado por Paul Brener, y con las dudas sobre la buena marcha de
las "inversiones" que ha impuesto a resistencia iraquí. El Plan es
en realidad la segunda fase de una "revolución económica" que inició
el embargo y continuaron los bombardeos. La primera fue realizada
por gente de guerra y consistió en la destrucción sistemática de las
infraestructuras, los servicios y las empresas públicas de Iraq,
incluidas las instalaciones estatales.
Por derecho de conquista
La noticia preparatoria de la Conferencia de Donantes fue hecha
pública el día 21 de septiembre por el ministro de Finanzas iraquí,
Kamil Mubdir al Gailani, quien detalló el decreto de Paul Brener
promulgado dos días antes. De acuerdo con el plan se producía la
total "liberalización económica" de Iraq al autorizar que la
propiedad extranjera pueda alcanzar el 100% en todos los sectores
económicos con excepción del petróleo –en donde la participación no
ha sido definida (4)-. En relación con el petróleo los
representantes del gobierno títere –portavoces de los portavoces de
Estados Unidos- han reclamado ante los medios de comunicación la
aprobación de un plan de privatización por la Autoridad Provisional
de la Coalición.
El resto de las determinaciones del "Plan Brener" reafirman que
estamos ante el ejercicio extremo de un "arcaico" derecho de
conquista. La misma fiebre depredadora pero camuflada en un
ilimitado cinismo. Los aranceles y los impuestos se reducen a un
mínimo y el sistema bancario nacional, -rápidamente arruinado y
parcialmente sustituido a través de concesiones a consorcios
extranjeros- va a ser privatizado y desnacionalizado totalmente en
un plazo de cinco años.
El saqueo es escandaloso a pesar de que los "eufemismos" enmascaran
todo lo que pueden: "los inversores extranjeros tienen que recibir
igual trato que los del país", "los inversionistas tienen
garantizada la repatriación inmediata y completa de los beneficios".
Todo eso se dice en una situación en la que las enormes concesiones
para la apropiación de la industria petrolera y las infraestructuras
básicas: electricidad, saneamiento, agua potable, se han realizando
a dedo, por el Pentágono, con procedimientos sometidos al secreto de
la "guerra antiterrorista" y en ejecución de acuerdos anteriores a
la guerra de invasión. Los contratos favorecieron a empresas
estadounidenses vinculadas a los altos cargos de la administración –
en particular el vicepresidente Cheney-.
No hay calificativo posible para un saqueo de tal magnitud en el que
el saqueado directo es, en gran parte, el pueblo de Iraq. Su enorme
patrimonio nacional está cambiando de manos.
Conferencia de ladrones
El resto de la información económica disponible en el momento de la
celebración de la Conferencia de Donantes reforzaba la evidencia de
que se trataba de una reunión de auténticos ladrones. Los EEUU se
habían apropiado, con la mala excusa de la reconstrucción, de los
fondos iraquíes bloqueados desde hace años en el sistema bancario de
los EEUU, de los remanentes del programa "Petróleo por Alimentos" y
de los fondos liberados por las ventas del petróleo cuya apropiación
ejercieron por cuenta propia y cuya gestión fue autorizada "a
posteriori" por la indigna resolución 1.483 del Consejo de Seguridad
de la ONU
Tal parece que el objetivo es mantener a la población de Irak en una
pobreza extrema para utilizarla como mano de obra semiesclava. (5)
La resistencia
La resistencia no tiene más palabras que las bombas pero las bombas
tienen un lenguaje muy directo. Si uno no se deja arrastrar por la
propaganda de guerra puede entender el sentido fundamental de su
discurso.
El incremento espectacular de las acciones de guerrilla y de los
atentados en los últimos días es por un lado una respuesta inmediata
a la "demanda de seguridad", sin más explicaciones, que dirigían los
oradores en la Conferencia de Donantes a las potencias ocupantes,
especialmente a los Estados Unidos.
Si el latrocinio demanda seguridad la única defensa es la guerra. La
resistencia iraquí proclama: no habrá seguridad para el expolio.
Quién no tenga muy claro que significa esta reclamación unánime de
seguridad que hacían los futuros "donantes" puede leer en la
Jornada las excelentes crónicas de situación que hace Robert Fisk.
Una de las últimas lleva por titulo: "Soldados de EEUU en Irak: con
licencia para matar".
En esa misma respuesta, el brutal atentado contra la Cruz Roja –que
se había mantenido al margen del control de las autoridades de
ocupación- define con precisión que ante la votación unánime del
Consejo de Seguridad, ante el expolio consensuado y distribuido, y
ante el hipócrita discurso "solidario" de la Conferencia de
Donantes, no hay escenario posible para las intervenciones
humanitarias mientras dure la ocupación.
Hay otro discurso más, mucho menos previsible, que es el que se
produce en clave de guerra religiosa y civilizatoria. La misma clave
que la utilizada por Bush en su "guerra universal antiterrorista".
Ambos discursos, el patriótico y el religioso, coinciden en la
exigencia del final de la ocupación y en la identificación del
primer enemigo.
El orden imperial
Un informe de Donald Rumsfeld en el que el secretario de Defensa
advierte que el Pentágono no está bien organizado para ganar la
"guerra antiterrorista", ha sido rápidamente interpretado en ese
escenario "consensual" de la Resolución 1.511 y la Conferencia de
Donantes, como una suavización de la postura guerrerista e
implacable de este halcón de la administración norteamericana.
Nada que se le parezca. Rumsfeld, propone la creación de una nueva
institución dentro del Pentágono, o fuera de él, que "concentre a la
perfección" las capacidades de los distintos departamentos y
agencias. Siguiendo su método de "pensar lo impensable" que abrió el
sucio y tramposo camino para la guerra de Irak, el secretario de
defensa pide a los cuadros del Pentágono "ideas nuevas" sobre la
"guerra mundial antiterrorista". El problema según Donald es que "no
se ha tomado aún ninguna decisión audaz"(5).
Días más tarde, en lo que parece ser una reflexión inducida y
coordinada desde el propio departamento de Defensa, dos "expertos"
supuestamente independientes recomiendan la utilización de
"estrategias clásicas de contrainsurgencia", con regreso de los
marines, empleo de pequeñas patrullas de infantería para "aislar a
los atacantes de la población", y un aumento de las tropas en Irak.
Y por allí, claro está, campeando a sus anchas, con técnicas muy
ejercitadas en Argelia, Argentina, Guatemala, y Palestina, los
expertos de la inteligencia militar y de la CIA, y la nueva policía
del Consejo de Gobierno.
* Antonio Maira. Cádiz Rebelde
Notas:
(1) El País
(2) Estas dos afirmaciones complementarias que identifican la
democracia y la libertad con un mercado gobernado por las grandes
multinacionales y resumen el "programa de la transición" en Iraq,
son repetidas enfáticamente por Bush, Brener, la UE, y por supuesto
Blair, Aznar...
(3) Declaraciones del embajador en Washington el día 16 de octubre.
(4) Probablemente el plan de privatización del petróleo iraquí siga
una estructura de concesiones: extracción, refino, conducciones,
transporte, distribución, comercialización, similar al que se estaba
produciendo en Venezuela hasta la Ley de Hidrocarburos de Chávez, y
al proyectado con el gas en Bolivia.
(5) Para aproximarnos al espíritu y a la técnica del Plan Brener
podríamos decir que es una fantástica mezcla entre aquél documento
de la conquista de América, "el Requerimiento", por el que los
católicos reyes castellanos proclamaban sin más su propiedad sobre
todas las riquezas del Nuevo Mundo, y el Acuerdo Multilateral de
Inversiones.
(6) El documento de Rumsfeld que fue dado a conocer por el "USA
Today" llevaba como destinatarios a cinco personas, las más
importantes de ellas nada menos que a Paul Wolfovitz, Richard Myers
y Douglas Feith.
https://www.alainet.org/pt/node/108727
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