Del tenue cinismo de algunos a la brutalidad de Paul Wolfowith
18/06/2003
- Opinión
Los senadores y representantes en los EEUU, los parlamentarios del
Reino Unido y también algunos grandes medios de comunicación,
ponen ahora gestos de sorpresa y descubren –semanas después de
finalizada la guerra- lo que ya era evidente hace muchos meses: la
"posibilidad de haber sido engañados" por los gobiernos de sus
países(1) en relación con la existencia de armas de destrucción
masiva en Irak.
La simulación de creer y la simulación de dudar
Digo, claro está, "posibilidad de haber sido engañados" con
conciencia plena de que todos esos políticos y profesionales de
Falsimedia, manipuladores del "sentimiento público", participaron
de la enorme simulación de creer, o de la también enorme
simulación de dudar, cuando todos los datos señalaban hacia la
evidencia indiscutible de que Irak carecía de armas nucleares,
químicas o bacteriológicas. Las denuncias de Bush y de Blair
fueron un montaje con una capacidad de engaño muy reducida. Los
parlamentarios y periodistas "sorprendidos" ahora, aportaron
entonces dosis masivas de la "credulidad necesaria" para respaldar
la belicosidad de sus gobiernos y para generar patriotismo de
misil y bombardeo masivo, en sus respectivas opiniones públicas.
La conducta criminal y latrocida que supuso el feroz ataque a
Irak, en el que los valientes guerreros de "occidente" se
ensañaron con un antagonista casi indefenso, y destruyeron a
mansalva para que sus gobiernos entregaran las "ruinas sin dueño"
a las multinacionales y generaran éstas gigantescos beneficios,
tuvo muchos cómplices silenciosos que colaboraron al no ejercer
resistencia alguna mientras las jugadas más importantes, políticas
y militares, se llevaban a cabo.
La mentira que ahora denuncian –bien es cierto que sin rasgarse
demasiado las vestiduras- funcionó con toda libertad y sin
provocar escándalo alguno, durante meses, en Falsimedia, en todas
las instituciones internacionales y en el Consejo de Seguridad de
la ONU. Generó resoluciones tramposas, como la 1441, y trabajos de
mera coartada –como el de los inspectores de la Unmovic(2) -
mientras un enorme ejército era trasladado a la zona y la marcha
hacia la guerra se hacía totalmente irreversible, y durante alguna
semana más hasta que la destrucción y la ocupación de un país se
hubo completado.
Los ciclos de silencio y de protesta en el "consenso global"
En conjunto y dentro de las "democracias modelo" la cuestión del
consenso global funciona de manera cíclica, con los tiempos de la
"guerra mundial antiterrorista" y de la "contestación pacífica"
desfasados para que cada cual pueda desempeñar su papel, desde la
provocación inicial y la preparación material y propagandística de
la guerra, hasta la protesta post mortem, sin mayores
contratiempos.
Desde la conformidad -o la aceptación resignada- con el proceso
general de la implantación del Imperio, los políticos y los
intelectuales del "consenso democrático"(3) tienen que simular la
supervivencia de un orden mundial multinacional, con respeto de la
soberanía de los pueblos y de los principios generales de la Carta
de la ONU. Mientras los Estados Unidos preparan las crisis y
montan las intervenciones militares que están consolidando su
Imperio y destruyendo de paso todo el orden jurídico
internacional, las instituciones internacionales, los gobiernos
respetuosos de los derechos humanos y los intelectuales
progresistas desaparecen y se convierten en aliados silenciosos.
Resucitan más tarde para crear de nuevo una apariencia de
democracia global.
El descubrimiento del engaño que precedió a la guerra de Irak se
produce no sólo cuando la guerra ha terminado sino cuando ha
pasado el tiempo suficiente para que el indigno Consejo de
Seguridad de la ONU haya avalado la empresa colonial y garantizado
el negocio, el G8 haya colocado las primeras piedras sobre las que
los EEUU levantaran otras empresas imperiales nuevas, y la opinión
pública haya olvidado, casi por completo, el abrumador entusiasmo
guerrero de todos los representantes del pueblo, especialmente en
los Estados Unidos.
El origen de la mala conciencia inservible que aparece ahora
enlaza fundamentalmente con procesos de recaptación de la opinión
pública disidente. También se trata seguramente de evaluacioes y
cálculos preelectorales, a medio y a largo plazo, hechos para
tantear posibles debilitamientos del adversario, que desde luego
no intentan mover al "sentimiento público" hacia el castigo del
crimen masivo que ha supuesto una guerra de ensañamiento militar y
puro saqueo económico.
Mientras algunos, en el tiempo de la "contestación pacífica" se
dan ahora ligeros golpes de pecho por el "engaño" de Irak, los
otros, en el de la "guerra mundial antiterrorista", se toman un
merecido descanso a la vez que empiezan a reanimar el miedo de la
gente y a reorientando hacia nuevos objetivos.
Mientras esos políticos e intelectuales de cinismo liviano rompen
pequeñas lanzas de caña a favor de una verdad ya intrascendente,
el Imperio prepara nuevos enfrentamientos. Irán y Cuba parecen ser
los nuevos objetivos. En principio los intentos de
desestabilización intensa ya han comenzado.
Aznar, el aliado servil
En un grado superior de cinismo se sitúa Aznar, el aliado más
servil de los Estados Unidos. El presidente del gobierno español,
que no ha tenido inconveniente alguno en emplear en el Congreso,
para justificar su apoyo activo a la guerra de saqueo y demolición
de Irak, los fantásticos informes de Blair, negados incluso por la
inteligencia británica, afirma ahora que la guerra se justificó,
sin más, en la resolución 1441. A Aznar, entregado a la "razón de
imperio" le importa poco la incoherencia, sabe que es
políticamente intocable si se mantiene en una obediencia absoluta
a Washington. Por eso, tanto él como Ana Palacio, su ministra de
exteriores, han repetido, incluso cuando el desprecio de los
políticos estadounidenses a la ONU o a la "vieja Europa" era más
evidente, o cuando las mentiras eran más escándalosas, los
argumentos y las afirmaciones de la administración Bush.
En los últimos días ante los desacreditadísimos informes de Blair
y la evidencia pública de que no hay armas de destrucción masiva
en Irak, Aznar ha recogido los "razonamientos" de Rumsfeld. Con la
no aparición de las armas de destrucción masiva en Irak se
demuestra –dice Aznar- otra cosa más que aumenta el nivel de
criminalidad del régimen de Sadam Hussein y por lo tanto la
justificación del bombardeo masivo, la destrucción y matanza de
civiles, y la ocupación del país. Tal cosa es que el gobierno
iraquí no sólo fabricó y almacenó las terroríficas armas con las
que amenazaba gravemente la seguridad de los pueblos de occidente,
sino que, además, las destruyó días antes de iniciarse la
invasión.
Doble delito pues del dictador de Bagdad. Amenazar con armas de
destrucción masiva –eso sí, tan silenciosamnete que sus amenazas
sólo se oían a través de los Estados Unidos-, y destruirlas justo
antes de empezar la guerra, sin duda para agraviar a sus tres
acusadores más vociferantes –EEUU, RU y España- con el sambenito
de los mentirosos.
La seguridad de Aznar es absoluta. No sólo en la gran impunidad
que le protege de sus muy seguros delitos mayores como la
complicidad y la colaboración en los "crímenes de guerra" y de
"lesa humanidad" que se cometieron en Irak, sino también en la
pequeña impunidad política de una democracia en fase de deprepitud
que le permite mentir reiterada e ilimitadamente, sin coste
alguno.
El mejor servicio contra Cuba
El próximo gran servicio de Aznar a los EEUU tiene que ver con
Cuba. Para esa tarea indigna de colaboración con el Imperio en el
reforzamiento de una agresión que Washington ha desarrollado
durante más de cuarenta años y que piensa llevar hasta su fin
ahora, Aznar cuenta con una baza ineludible: la débil, casi nula
resistencia institucional y el apoyo previsible del primer partido
de oposición, y con ello también la colaboración fundamental y
unánime de Falsimedia.
La responsabilidad de los grupos y sectores sociales
antiimperialistas y del movimiento antiglobalización es enorme. En
primer lugar presionar para que no triunfen las fuertes tendencias
de integración institucional y política de Izquierda Unida en el
"consenso democrático" que en este tema van a definir –están
definiendo ya, aceleradamente- los enemigos de Cuba. En segundo
lugar, la posibilidad de ofrecer una resistencia que debilite el
apoyo a los Estados Unidos depende del ajuste de la movilización
de solidaridad con Cuba al "tiempo" que va a ir marcando el
desarrollo de la estrategia del Imperio. Las primeras etapas de
esta última han sido ya cubiertas. Tampoco creo que la Izquierda
Unida de hoy sea capaz de impulsar una resistencia inmediata y
sostenida que se adapte al tiempo de la crisis y no a los tiempos
electorales.
Wolfowith o la abierta brutalidad del Imperio
Wolfowith, Vicesecretario de Defensa de los EEUU, consciente como
Aznar de las enormes posibilidades de la manipulación del
"sentimiento público" no tiene inconveniente alguno en decir,
primero, que la afirmación de que Irak tenía armas de destrucción
masiva fue una "excusa burocrática" con la que se resovía el
problema de aumentar el apoyo a la guerra; segundo, que la razón
real de la misma era que Irak flota en un mar de petróleo. ("La
mayor diferencia entre Corea del Norte e Irak es que
económicamente nosotros no teníamos otra opción en Irak. El país
nada sobre un mar de petróleo."
No hay ningún desliz inoportuno en las declarciones de Wolfowith.
El Vicesecretario de Defensa sabe que está señalando prácticas
aceptables y derechos imperiales para sucesivas etapas en la
conquista del mundo.
Al mismo tiempo que la ONU legitima la intervención militar de los
EEUU y del RU en Irak, estableciendo el estatus legal de
"potencias ocupantes" por un período de tiempo ilimitado, y
autorizando la venta de petróleo y el expolio total del país,
Wolfowith afirma que el motivo para la guerra fue inventado y que
el objetivo de la misma fue la apropiación del petróleo. El
resultado no deja lugar ningún lugar para la duda: la ONU ha
reconocido el derecho de los EEUU a engañar a la comunidad
internacional y el derecho a hacer la guerra sin necesidad de
excusa legal alguna, sin otra razón que el deseo de apropiación de
bienes ajenos.
La burla a la ONU, manipulada sin respeto alguno por los Estados
Unidos, es una parte del reajuste de poderes de este comienzo del
milenio.
Del cinismo tenue de los parlamentarios norteamericanos y
británicos que acosan levemente a Bush y Blair, y de los miembros
del Consejo de Seguridad que no apoyaron inicialmente la
declaración de guerra, hasta la directa brutalidad fascista de
Paul Wolfowith no hay, en la práctica, mucha diferencia. Son
diversos grados del mismo cinismo. Se complementan entre si pese a
las apariencias.
* Antonio Maira. Cádiz Rebelde
Notas
(1) Los más cinicos apuntan a los servicios de inteligencia para despersonalizar y desresponsabilizar el
engaño. Ya se sabe que estos servicios son como un pozo profundo para arrojar todos los cadáveres.
(2) Personajes como Blix –no digamos nada Kofi Annan- pertenecen también a la casta de esos "simuladores
de la duda" que han faciitado la guerra a los EEUU.
(3) Esos que encabezan sus manifiestos con frases como. "los abajo firmantes, intelectuales, artistas y
políticos del mundo democrático...". (Carta abierta contra la represión en Cuba, El país 7 de junio)
https://www.alainet.org/pt/node/107743
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