La política se concilia con la ética?

08/12/2002
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La moral tiene implicaciones políticas y económicas. En la Edad Media la Iglesia condenaba el interés. Si tal censura perdurase hoy día, ningún católico podría ser banquero o agiotista. Pero, por ironía del destino, el mismo Vaticano posee el Banco del Espíritu Santo... La ética protestante recomendó a sus fieles tenacidad en el trabajo y austeridad en los gastos, incentivando el ahorro. Algunos autores creen que tal ética fue decisiva para enriquecer a los países de fuerte tradición protestante, como Alemania, Suiza o Estados Unidos. En el capitalismo la moral predominante en la sociedad es ambigua y contradictoria, pues el supremo valor para el sistema es la acumulación de capital. De esa manera en la 'moral' de dicho sistema la propiedad privada es un valor superior a la misma existencia humana. Para la doctrina de la Iglesia si una persona tiene hambre, tiene el derecho de hacer uso de la propiedad ajena. "Es mayor y más divino el bien común que el bien particular", recuerda santo Tomás de Aquino (De regimine principum). La lógica del capital destruye los valores y corroe la ética. El mismo comerciante que llama a la policía para que aprese al joven que le robó una lata de sardinas aumenta los precios de modo exorbitante y engaña al fisco. En los Estados Unidos se hizo una investigación para averiguar en qué fase de la vida consume más una persona. Y se supo que es cuando se casa. Un casamiento siempre desencadena el consumo, desde los anillos hasta la nueva casa, pasando por la ropa de los invitados y los reglaos. Resultado: "hagamos que las personas se casen varias veces". No es de extrañar que las novelas consideren rara la fidelidad e incentiven tanto la rotatividad conyugal. En la política burguesa la lucha por el poder hace que el fin justifique los medios. Sin embargo la historia demuestra que el medio utilizado influye en el carácter del fin que se quiere obtener. Se ha discutido mucho, a lo largo de la historia, sobre la relación entre moral y política. Hay quien defende que la política debe ser autónoma o independiente en relación a la moral. Tal propuesta es atribuida al famoso politólogo italiano Maquiavelo (1469-1527). De ahí que se llame 'maquiavélica' toda actitud política que ignora los preceptos morales. De hecho fue Maquiavelo quien sugirió a los poderosos el principio de que 'el fin justifica los medios', en su conocido libro "El Príncipe". El gran desafío de la política liberadora es el de basarse en la ética. No se puede construir el hombre y la mujer nuevos usando métodos viejos. Cuando se echa mano de las mentiras, de las difamaciones, de trapicherías, para ganar lo que se desea, de hecho se está perpetuando la vieja sociedad opresora en nombre de ideales libertarios. Eso es a lo que el Evangelio llama echar vino nuevo en odres viejos. La ética se enraíza en el corazón humano. No es sólo una cuestión de comportamiento político. Ella sólo adquiere fuerza cuando se encarna en la vivencia personal. El opresor actúa movido por intereses; el liberador, por principios. Así, nunca un militante de la justicia puede aceptar desviar dineros públicos, tergiversar procesos electorales, mentir al pueblo o hacer uso de lo que es colectivo en beneficio personal. "El que es fiel en las cosas pequeñas –advierte Jesús- es también fiel en las grandes, y el que es injusto en lo poco, también lo es en lo mucho" (Lucas 16, 10-12).
https://www.alainet.org/pt/node/106712
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