POSICION DE LA RED DE ACCION CIUDADANA FRENTE AL COMERCIO E INVERSION
La euforia y el optimismo extremo por la potencial firma de un Tratado de
Libre Comercio entre Estados Unidos y Centroamérica (TLCEU) ha propiciado que
el Presidente de la República, sus ministros y las cúpulas empresariales se
dediquen a propagandizar frenéticamente estos Tratados como una panacea para
alcanzar un vigoroso crecimiento de la economía y la creación de miles de
puestos de trabajo, justamente cuando nuestro país lleva ya más de un
quinquenio inmerso en una prolongada recesión económica, agravada con altos
niveles de desempleo y pobreza.
El Salvador ha ratificado a la fecha tres TLC: con República Dominicana,
México y Chile, y están en proceso Canadá y Estados Unidos. Para todos los
casos existe una enorme coincidencia en los contenidos de los Tratados, todos
responden a un enfoque eminentemente mercantil, que ubica el valor superior
de las cosas en la ganancia y no en el desarrollo humano.
La Red de Acción Ciudadana frente al Comercio e Inversión quiere dejar claro
que identificar los TLC como sinónimos de crecimiento, generación de empleo y
bienestar, es un planteamiento falaz que pretende crear una opinión favorable
respecto a una política comercial que solo favorece mayores niveles de
concentración del ingreso y la riqueza del gran capital y las empresas
transnacionales, y soslaya los graves problemas estructurales que
obstaculizan nuestro desarrollo.
Existen suficientes argumentos para demostrar las falacias del TLCEU, estos
son algunos de ellos:
1.- El libre comercio no es posible en el contexto en que un país como
Estados Unidos puede imponer medidas proteccionistas para su economía,
particularmente para sus importaciones de productos agrícolas y, por otra
parte, imponer una apertura indiscriminada a sus exportaciones de productos y
capitales.
2.- El no reconocimiento de las asimetrías existentes entre nuestras
economías y empresas, particularmente las micro, pequeñas y medianas, en
cuanto a su bajo nivel de eficiencia y competitividad determinada por la
ausencia de una política efectiva de incentivos, innovación, capacitación y
de acceso a recursos financieros, una infraestructura en franco deterioro y
tarifas de servicios de telefonía y electricidad- proveídos por monopolios
transnacionales- que experimentan continuamente sustanciales incrementos.
3.- Las severas restricciones a la migración de la fuerza laboral proveniente
de Centroamérica contrastan con la indiscriminada liberalización comercial
iniciada en 1989 bajo el auspicio del Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional a través de los Programas de Ajuste Estructural y de
Estabilización Económica, tema que además ha sido excluido de las
negociaciones comerciales.
4.- La ostensible debilidad institucional de los Estados nacionales
centroamericanos para regular la actividad de las empresas transnacionales e
inversionistas extranjeros en cuanto a tarifas, reglas de competencia,
calidad de sus servicios, derechos laborales, normas ambientales y
tributarias.
5.- La ausencia de Estudios de Evaluación de Impactos Económicos que permitan
prever el saldo neto en cuanto a creación y destrucción de empleos en cada
rama específica de nuestra economía y la medición de los impactos ambiental y
social de las nuevas inversiones.
6.- La exclusión de sectores representativos de la micro, pequeña y mediana
empresa de las negociaciones comerciales, así como también de los sectores
laborales, de consumidores, profesionales y demás representativos de la
sociedad civil.
Por tanto, exigimos:
* Se elabore un estudio integral y consistente que evalúe el impacto
económico, laboral, ambiental y social de los resultados previsibles de un
Tratado de Libre Comercio Estados Unidos – Centroamérica.
* La introducción de una cláusula democrática que condicione el otorgamiento
de beneficios comerciales al cumplimiento de normas mínimas en materia de
protección a los derechos civiles y políticos, que garantice el irrestricto
cumplimiento de los derechos humanos y la incorporación al Tratado de una
cláusula ambiental, migratoria y social, así como el establecimiento de
mecanismos de verificación del cumplimiento de éstos.
* Potenciar la articulación de esfuerzos y propuestas más elaboradas de la
sociedad civil, desde el plano local, el nacional y regional, principalmente
de los actores territoriales y sectoriales, que son quienes pueden articular
un movimiento que le de fuerza a las propuestas que pudieran surgir, y que
estarían a la base de un verdadero proceso de integración social entre los
países suscriptores de los tratados.
Hacemos un llamado:
A los partidos políticos representados en la Asamblea: que exijan la
elaboración y difusión de los estudios técnicos y de impacto en que deberían
sustentarse las negociaciones del TLCEU. Que se abra un proceso de consulta
que involucre a los diferentes actores económicos y sociales, definiendo para
ello mecanismos transparentes e incluyentes.
A las organizaciones sociales, instituciones y centros de
investigación: para que se pronuncien también por una mayor transparencia
en el proceso negociador del TLCEU, y expongan su posicionamiento frente al
mismo, exigiendo acceso a los estudios de impacto sectoriales y generales que
el gobierno debería haber hecho para estudiar las posibles implicaciones del
tratado por firmarse y la creación de efectivos mecanismos de participación
ciudadana en dicho proceso.
A los países y organizaciones gremiales y sociales de Centroamérica: a
privilegiar un acuerdo global de cooperación técnica y de integración
económica y social, que consolide nuestra posición negociadora frente a otros
países, incluyendo Estados Unidos, en materia de apertura comercial,
inversiones, renegociación de la deuda externa, migración, protección
ambiental y derechos humanos que oriente nuestros esfuerzos hacia el logro de
un desarrollo sostenible y sustentable para nuestra región.
San Salvador, 28 de Febrero de 2002