Se amplía brecha entre los que saben y los que no saben

17/08/1999
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La diferencia mundial entre los que tienen y no tienen, entre los que saben y no saben, se está ampliando, advierte el Informe sobre Desarrollo Humano 1999 dado a conocer por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.

 

Actualmente, es el conocimiento el camino que conduce hacia el poder económico, como antes lo fueron la búsqueda del oro, la conquista de la tierra y el dominio de la máquina, señala el Informe del PNUD, preparado por expertos independientes, que dedica un capítulo a las "nuevas tecnologías y la carrera mundial por el conocimiento".

 

En los últimos años, dos tecnologías destacan en el contexto de la mundialización en curso: la primera, relacionada con la información y las comunicaciones, y la segunda con la biotecnología. En ambas se han registrado innovadores adelantos que implican "no sólo mejores maneras de hacer cosas antiguas, sino maneras radicalmente nuevas de hacer cosas que anteriormente no se habían ni imaginado".

 

Según el documento del PNUD, la fusión de computación y comunicaciones -especialmente por conducto de la Internet- ha roto los límites de costo, tiempo y distancia, iniciando una era de formación de redes de información mundial. En cuanto a la biotecnología, la capacidad de identificar y mover material genético a través de tipos de especies ha roto los límites de la naturaleza, creando mecanismos totalmente nuevos con consecuencias enormes pero desconocidas.

 

 Varios autores han advertido sobre las repercusiones que tienen -y tendrán aún más en el futuro- las "nuevas tecnologías" de la información en todos los órdenes de la vida humana. Las redes informativas son ya una realidad y han potenciando las ventas del más variado tipo y el mercado mundial de capitales, que moviliza, a la velocidad de la luz, billones de dólares por día; han posibilitado a las transnacionales coordinar y controlar sus operaciones a escala mundial. Los gobiernos y las pequeñas empresas efectúan múltiples gestiones y transacciones; las comunidades científica y académica desarrollan innumerables contactos e intercambios; los medios de información se ven obligados a cambiar sus estrategias y formatos; las Ongs y los movimientos de la sociedad civil del más diverso tipo desarrollan sus campañas a nivel planetario; los neonazis y los grupos guerrilleros dan a conocer sus proclamas. Pero al mismo tiempo, las mafias vinculadas a las drogas aprovechan las redes para movilizar y blanquear sus dineros, en tanto que los vendedores de pornografía hacen sus negocios "online".

 

Un asunto estratégico

 

 La Internet es el instrumento de comunicación de más rápido crecimiento que ha habido jamás, enfatiza el informe del PNUD. En una década, el número de computadoras con conexión directa ascendió de 100.000 en 1988 a más de 36 millones en 1998, y se espera que hasta el año 2001 supere los 700 millones.

 

La economía de la información se presenta actualmente como una de la más dinámicas y de mayor desarrollo. En Estados Unidos, por ejemplo, ésta representó una tercera parte del crecimiento económico registrado entre 1995 y 1998. Las inversiones de las empresas de ordenadores y tecnologías de la comunicación se cuadruplicaron durante los últimos diez años. Se estima que en el año 2006, la mitad de los trabajadores de Estados Unidos estará empleada en este sector o en empresas que usan intensivamente las nuevas tecnologías de la información.

 

Dominar el mundo de la comunicación y la información se ha convertido en un asunto de carácter estratégico para los países industrializados, pues quien se coloque a la vanguardia de la "revolución informática" será más poderoso que ningún otro. En el ámbito de la geo-política mundial, luego de la guerra fría, la supremacía en materia de información ha venido a reemplazar a la supremacía nuclear. Así lo ha entendido el equipo Clinton-Gore que ha colocado a los Estados Unidos a la cabeza de las "autopistas de la información", como forma de prolongar su dominación en el siglo XXI. Estas "autopistas", que se desarrollan bajo la égida de unas pocas transnacionales e invocando el "libre flujo de la información", consisten en la interconexión de tres aparatos de comunicación: el teléfono, el ordenador y el televisor, que permiten una conexión interactiva.

 

Se ha señalado que Internet es una red abierta, sin embargo, no es una cooperativa, advierte Carlos Luis Cebrián, director-fundador del diario El País de España. "Los sistemas de transmisión (cables y satélites), los de acceso (servidores) y los de la navegación en la web tienen dueño", agrega Cebrián. Y esos poseedores son unas pocas empresas que amasan grandes fortunas, a tal punto que 20 de ellas tenían en 1995 un ingreso superior a un billón de dólares, equivalente al PIB del Reino Unido. Una sola empresa, la estadounidense Microsof cuyo patrón es Bill Gates, está presente en el 85% de las computadoras del mundo, cuenta con una facturación anual de once mil millones de dólares, y ha extendido sus dominios al ámbito de las telecomunicaciones y a la producción de contenidos, incluyendo el entretenimiento.  El "boom informativo" le ha permitido a Bill Gates convertirse en el hombre más rico del mundo con una fortuna de 90 mil millones de dólares, según la revista Forbes.

 

Disparidades

 

 En materia de comunicaciones e información la hegemonía la ejercen la triada Estados Unidos, Europa y Japón. "Si consideramos únicamente la producción de bienes y servicios de información, el nivel de control respecto a la totalidad del planeta es del 90 por 100", señala Ignacio Ramonet, director de Le Monde Diplomatic. Hacia 1990, de las 300 empresas más importantes de información y comunicación, 144 eran norteamericanas, 80 de la Unión Europea y 49 japonesas, es decir la inmensa mayoría, según datos de la UNESCO.

 

El panorama se presenta tremendamente desigual y excluyente. A mediados de 1998 los países industrializados, según los reportes del PNUD, con menos del 15% de los habitantes del mundo, tenían el 88% de los usuarios de la Internet. En América del Norte, con apenas el 5% de la población mundial, vivía más del 50% de los usuarios de la Internet, en tanto que el Asia meridional, en la que vive más del 20% de todos los habitantes, poseía menos del 1% de los usuarios de internet.

 

El estudio del PNUD ofrece otros elementos interesantes sobre las redes de información, que abarcan solamente al 2% de la humanidad y recorren las fallas "de las sociedades nacionales, dividiendo a los educados de los analfabetos, los hombres de las mujeres, los ricos de los pobres, los jóvenes de los viejos, los habitantes urbanos de los rurales". En base a encuestas nacionales realizadas en 1998 y 1999, el estudio presenta un perfil de los usuarios de internet: pertenecen a los grupos de ingresos superiores (en América Latina, el 90% de los usuarios) y con educación, predominan los hombres sobre las mujeres y los jóvenes sobre los viejos. Los factores étnicos también cuentan a la hora de acceder a las redes: el 80% de los estudiantes de universidades privadas de Estados Unidos usaban la internet periódicamente en comparación con algo más del 40% de los que asistían a instituciones públicas frecuentadas, entre otros, por los negros.

 

Otra situación de disparidad: el idioma que predomina en la Web es el inglés con un 80% de todos los sitios, gráficos e instrucciones, siendo que sólo el 8% de la población mundial habla este idioma. Esto quiere decir que quien desee acceder al grueso de los conocimientos y la información que circula en la Internet debe manejar -o está obligado a hacerlo- el inglés.

 

Súmese a ello la poca o nula disponibilidad de líneas telefónicas y de electricidad en la mayoría de países del Sur. Todas estas situaciones están creando una nueva frontera entre "enchufados" y "desenchufados", o si se quiere, entre "inforicos" e "infopobres".

 

 "Política de intervención activa"

 

 ¿Qué hacer para lograr auténticas comunicaciones mundiales? El PNUD propone un punto medio que denomina "política de intervención activa", advirtiendo que el mayor peligro es la creencia complaciente de que una industria rentable y creciente resolverá el problema por sí mismo.  El organismo de Naciones Unidas propone siete objetivos para lograr una sociedad de la información:

 

Conectividad: Establecer redes de telecomunicación y computación.

 

 Comunidad: Centrarse en el acceso de grupo, no en la propiedad individual.

 

 Capacidad: Formar las aptitudes humanas para la sociedad del conocimiento.

 

Contenido: Poner en la Web las opiniones, la cultura, las noticias y el comercio locales.

 

Creatividad: Aportar la tecnología a las necesidades y limitaciones locales.

 

Colaboración: Formular un sistema de gestión de la Internet adaptado a las diversas necesidades de todo el mundo.

 

Financiación: Hallar formas innovadoras de financiar la sociedad del conocimiento.

 

Desde Ginebra, Suiza

 

Publicado en América Latina en Movimiento, ALAI, # 298, 18/08/1999, Quito

 

https://www.alainet.org/es/active/489

https://www.alainet.org/pt/node/104483
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