Lentamente… se mueve
11/09/2014
- Opinión
“Para vivir en el presente se necesita hacer algo que los políticos detestan: repensar las cosas. […] Las cosas están cambiando. Lentamente, muy lentamente, pero de forma perceptible. […] Es demasiado pronto para decir algo con fundamento sobre el declive del imperio estadounidense, pero no se necesita un sismógrafo para percibir que hay movimientos en esa dirección.”
Uri Avnery.
Nuestros errores y neglicencias dan fe de los graves desajustes del imperialismo en la actual hegemonía capitalista.
Muchos eventos importantes de las luchas contra la expasión del sistema burgués en el siglo XX se suscitaron durante etapas de expansión de esa dominación. Aun si discutible, los movimientos del pueblo políticamente organizado, y las mentes más lúcidas, emergieron bajo esas condiciones históricas. El Viet Nam que derrotó a la agresión anglonorteamericana (que alcanzó nivel global de genocidio), y su líder histórico Ho Chi Ming ofrendaron cientos de miles de muertos y personas mutiladas durante lo que Vo Nguyen Giap calificó lúcidamente como una victoria cultural.
El triunfo de la revolución Cubana liderada por Fidel Castro Ruz finalizando la primera mitad del siglo XX fue un mazazo histórico que colocó no solo a Cuba sino a la región de nuestramerica en una posición decisoria para el equilibrio del mundo. Y aportó el pensamiento, la acción y la obra de de un hombre proa contra la expasión imperialista: Ernesto Che Guevara.
Cuando más “refulgente” estuvo la luz oscura del neoliberalismo en la región, y coincidienco con el cambio, también apagado del siglo XX mismo en 1992 el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías protagonizó en 1992 la asonada de lo que fue el adelanto de la revolución actual que experimenta la República Bolivariana de Venezuela; que por cierto, no es ni será tan pacífica como algunos izquierdistas de barriga ancha y curriculo político estrecho preconizan.
La hegemonía angloestadounidense resbala con cada mancha que provoca, no pocas mentes fláccidas disciernen que tomará el camino de la noche tropical, sola, sin decir adios; como pregonan las canciones románticas de borrachera a través de ese pop fabricado con edulcorantes sintéticos que oferta el consumismo del libre mercado.
A la hegemonía angloestadounidense, autista de naciomiento, en medio de sus crisis orgánicas no le queda otra alternativa que huir hacia delante y alimentar su imaginario deshistorizándo al ejercicio de su poder hasta el punto de asumir como credo que su, no tan lento, desmantelamiento es reafirmación de su “eternidad”. Ese trastorno no hace sino acrecentar los procesos de agresión, la reiteración insoportable de los genocidios que perpetra, al tiempo que sofistica la morfología y promoción de los referentes a través de los que se expande, desde hace más de doscientos años la cultura del capitalismo, con que acrecentar el agobio, el cansancio de los individuos y los pueblos ante la prolongación excesiva de las etapas de lucha y resistencia, sin que se vislumbre una perspectiva inmediata de “abundancia” material y solaz de espirtual felizmente vacía como, o mejor que la que hoy promueve el sistema burgués.
Mientras resistimos y tratamos de avanzar, a su vez, lamentablemente, se van vaciando algunos “moropos” revolucionarios; la gente deja de alimentar el intelecto y la praxis política con la actualización político-cultural indispensable, la adoración por el pop despolitizado y dessindicalizado incentiva peligrosdamente la insesibilidad ante la bio-vulnerabilidad y el ecocidio que arrastra consigo el acopio parasitario de capital, como relación de poder que es propiedad privada de una plutocracia global, que se vanagloria de que en los EEUU, por ejemplo, una de cada siete personas requiera apelar a bonos de indigentes para poder comer, por ser la confirmación efectiva de la libertad en la desigualdad como principio de su democracia. O que los trastornos zoónicos en las selvas africanas fueron previstos, pero no evitados por esa desruralización del mundo por parte del capitalismo desde sus primeros momentos de expansión colonialista a lomos de esa modernidad europea. Cada vez más, por sobre cualquier síntoma de escándalo la gente pobre, es decir, las mayorías son empujadas hacia el espacio salvaje para que de manera inhumana compartan, “armoniosamente” su vida con las fieras, o de lo contrario, penetren a la fuerza en los paisajes arrasados por las guerras imperialistas, y las de sus caos locales.
Sospechosamente, está en boga una marcada tendencia reformista, que intenta re-negorciar, por enésima vez con la autoproducción burguesa para que ésta le pemita a las mayorías sin derechos políticos performar “cambios sociales” limitados por las exigencias del dominador capitalista. Debido a que la izquerda está “en baja”, es decir “perdiendo”, y le es harto complicado alcanzar el poder político para el indispensable logro de la hegemonía debe intentar “cosas”, sin tocar el grifo de las oligarquías locales; en disposición permanente para reajustarse ante las exigencias de esa autoproducción. Emergen los luchadores sociales por la defensa del rentismo improductivo en enfrentamiento diametral contra el cuerpo social.
Entonces, unos más que otros, aprovechan, como de todas maneras la hegemony “¿se va?” en cualquier momento; y como la vida es una y hay que vivirla, con las dos terceras partes del cuerpo se dedican a disfrutar de los placeres urbanos y campestres, y con la tercera que resta le dedican dos o tres días de la semana, non sancta a ver qué pueden hacer por el cambio radical socialista. ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Cuál es el sentido? No importa mucho siempre que nos espere otra noche de gozadera, mientras esa hegemonia decida el día en que reservará o no su boleto de avión.
Asi se ha ido perdiendo la intelección elemental con que discernir el lugar en que se situa el Infierno imperialista; las variantes más comercialmente placenteras de las religiones clásicas o populares, y sus fundamentalismos homicidas nos irán haciendo el trayecto más cómodo. Y de esa manera iremos viviendo sin erogar conexiones sinápticas incómodas, excesivamente estresantes; por ahí comentaron que la dominación tiene su lado agradable. ¿Con tanta vidirera repleta quién va a pensar demasiado en la hambruna y sus víctimas? Además, ya no estaremos vivos cuando el mundo se desplome por la contaminación de la biosfera. No es suficiente sacurdir-se.
Ciudades enteras fuera de los centros de poder capitalista realizan esfuerzos enormes por la higienización de sus comunidades, y a su vez conviven en medio de océanos de basura y desperdicios; sin perder de vista los escombros radiactivos que reciben desde la industrialización transnacional. Los habitantes arrojan sus desechos a las calles para después pasear a sus niños o dejarlos jugar sumergidos en ellos. Es improbable que exista un síntoma más sórdido de pasividad cultural, espiritual y depreción en la autoestima. El analfabetismo funcional en cultura política socialista nos convetierte en sub-especies depredadoras. La higienización, la pulcritud ambiental, el derecho a la atención médica y la salud parecen “legados” a la plutocracia global como propiedad privada; cuando el cambio social radical en pos de la justicia efectiva alcanza el poder político, las mayorías están obligadas a desmantelar a la intersubjetivación impuesta por la cultura capitalista durante la autoproducción burguesa.
Casualmente el núcleo duro del capitalismo piensa más o menos así de mal de nosotros; y han ido determinando que no van a irse tan de prisa. Es decir, que no se van. Durante unas cuantas generaciones más seguirán bombardeando, expoliando en medio de nuevos genocidios. De paso buscan, por si acaso, estructurar una perspectiva de dominación post-neoliberal.
¿Experimentaremos la travesía durante la pugna de fuerzas en la lucha de clases, con semanas de vacaciones de verano, de invierno, de otoño, días de Hallowwen, Pascuas, fiestas de fin de año, algún que otro “party” “drinkeando” en casa de los amigos de militancia más íntimos, disfrutando por la TV campeonatos de béisbol y de fútbol.? ¿Y lo que reste se sub-utilizará en la batalla contra los enemigos de clase?
Sólo que los muertos resultado de los genocidios que provocan las guerras (en tanto daños colaterales), las riadas de emigrantes hambrientos, los indigentes en cualquier ciudad del mundo, la insoportable acumulación y distribución polarizada de la riqueza nos dejan en el esqueleto, a las puertas del crematorio. Entonces, solo entonces nos damos de brucers –no tan lentamente- con que existe “vida” unicamente para el reajuste de la dominación imperialista. Emocionante; ¿eh?
Desde el litoral oeste de La Habana, revolucionaria, marxista, bolivariana y martiana. 11/09/2014
https://www.alainet.org/pt/node/103285
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