La UE tras Ucrania: ¿poder global o gran potencia?
17/03/2014
- Opinión
La crisis de Ucrania ha disparado algunas alarmas a las que conviene prestar atención.
El objetivo siempre ha estado claro: que la Unión Europea sea un poder global relevante en el mundo. Hoy, tras años de carencias, Bruselas cuenta con todas las condiciones necesarias y muchos (no todos) de los instrumentos suficientes para serlo.
Condiciones: referente mundial en libertades, democracia y derechos y un peso económico extraordinario. Instrumentos: una clara definición de sus objetivos en la escena internacional, mecanismos institucionales adecuados para tomar decisiones en política exterior y de seguridad y un servicio diplomático con amplios recursos humanos y económicos.
Sin embargo, la crisis de Ucrania ha disparado algunas alarmas a las que conviene prestar atención. La primera y más importante de ellas es esta: ¿Hay en la UE quien traduce poder global relevante por gran potencia? Porque las dos cosas no son lo mismo.
Una Unión Europea con poder global relevante, tal y como se ha concebido siempre por los europeístas y por quienes redactamos en la Convención los objetivos de la Política Exterior Europea, busca garantizar la paz y la solución de los conflictos como fines indiscutibles a alcanzar, teniendo siempre como primera referencia el Derecho Internacional. Sobre esa base, el resto de países del mundo son considerados interlocutores y, a ser posible, socios en pie de igualdad.
Pero una gran potencia, como la historia y el presente nos enseñan, estima que todas sus actuaciones exteriores se supeditan a sus propios intereses geoestratégicos por encima de cualquier otra consideración y ve al resto del planeta, incluidos los Estados y las organizaciones internacionales, bien como aliados subordinados a sus tales fines y a su fuerza –en muchos casos, militar-, bien como enemigos.
En resumen: un poder global busca consensuar y crear alianzas; una gran potencia, imponer y conseguir adhesiones. El primero tiene muy claros sus principios, la segunda aplica la doctrina de Groucho con los mismos.
¿Hasta qué punto la Unión Europea no ha tratado de actuar en Ucrania como una gran potencia, aplicando la doctrina de los espacios de influencia como si todavía estuviéramos en el siglo XX o, peor aún, en el XIX? Si la Unión Europea se equivoca ahora y pretende actuar como una gran potencia, las consecuencias para el futuro serán tan claras como negativas.
Una, que de ser vista como facilitador de acuerdos entre partes, con su propio criterio, pasará a ser percibida como una amenaza. Dos, que en muchas crisis desaparecerá su autonomía para compartir con los Estados Unidos el mismo bloque, en nombre del cual hablará siempre Washington. Tres, que prevalecerán en su seno los mismos parámetros que hacia fuera: los más fuertes (Alemania, Francia, Reino Unido) mandarán sobre los más débiles a la hora de tomar decisiones. Cuatro, terminará resucitando una Guerra Fría por la que ya pagó el precio más alto de todos los actores protagonistas o secundarios.
Reivindicar el papel de la Unión Europa como poder global relevante no significa caer en un buenismo inane. Pero sí saber que, también en esto, somos y queremos ser diferentes porque así lo demanda la ciudadanía…Irak mediante.
- Carlos Carnero es Director gerente Fundación Alternativas
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