Argentina, treinta años de democracia y los viejos demonios siempre emboscados

11/12/2013
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La fiesta frustrada. La democracia, en la mira. En momentos en que la Argentina conmemora treinta años de democracia. La huelga de la policía - bajo pretexto de reivindicaciones salariales – que se inició en la provincia de Córdoba, se extendió como un reguero de pólvora a las fuerzas policiales de varias provincias argentinas, generando caos y dejando las puertas abiertas al pillaje de los supermercados que lo pasaron muy mal. El balance, como siempre, muy duro.
 
Pero también igualmente duro su verdadero sentido precisamente en momentos en que el país festejaba los treinta años de regreso a la democracia. Aunque las provincias gozan de cierta autonomía - ya que se trata de un gobierno federal – el caos creado parece demasiado bien organizado para haber sido espontáneo. Es a la democracia a la que se ha querido quebrar, amenazar en oportunidad de esta celebración.
 
Nadie es tonto. Los viejos demonios se agitan con aires golpistas. Los saqueos no tienen nada que ver con el hambre y el poder de compra, han sido de alguna manera «autorizados» mediante la ausencia de las fuerzas policiales y también «orquestados» Una manera de secuestrar el sistema democrático dejando voluntariamente la instalación del caos.
 
En momentos en que en la escena internacional se le reconoce a la Argentina su trayectoria de los últimos diez años por el coraje que ha mostrado en sus decisiones económicas y su lucha por el deber de mantener la memoria, la justicia y la verdad ¿quién puede tener interés en sembrar la confusión en el país?
 
Una confusión planificada que nada tiene que ver con el azar. Luego de treinta años todos los esfuerzos por instalar la justicia y la paz social, un largo camino, algunos se permiten marginar a la democracia e instalar el miedo, jugar con la amenaza de la inseguridad, todas esas recetas tóxicas, pero que algunos políticos y algunos medios cocinan a fuego lento esperando el momento de hacer explotar la olla.
 
Uno estaría tentado de llamarlos irresponsables aprendices de brujos, pero lamentablemente no son aprendices porque ya que jugaron con fuego durante la dictadura. Se conocen muy bien los resortes – tanto interiores como exteriores – de este tipo de operaciones (como quedará de manifiesto en la conferencia sobre el Plan Cóndor que se llevará a cabo en el Senado de París el próximo viernes 13).
 
La policía debe defender a la democracia y a los ciudadanos y no ponerlos en peligro. Pero también les compete a los gobernadores de las provincias asumir su parte de responsabilidad, de cumplir con su tarea frente a las fronteras demasiado porosas entre el mundo de la delincuencia, de la droga y de la policía. A los ciudadanos sancionar a los gobernadores demasiado conciliadores y clientelistas en oportunidad de las elecciones. En las «Mani Pulite» (1) si son garantía democrática, cada uno tiene su parte de responsabilidad.
 
- Estelle Leroy-Debiasi, para El Correo
 
Traducido del frances para El Correo : El Correo
 
Notes
(1) (N.de T.) “Mani Pulite” o Manos Limpias fue un proceso judicial italiano llevado a cabo por el fiscal Antonio Di Pietro en 1992. El proceso descubrió una extensa red de corrupción que implicaba a todos los principales grupos políticos del momento y a diversos grupos empresariales e industriales.
https://www.alainet.org/fr/node/81594?language=en
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