El coronavirus y la lucha global anticapitalista

27/03/2020
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En medio de la guerra global que vivimos, el coronavirus se está transformando en un ensayo de control social hacia un futuro de incertidumbre y crisis político-económica del capitalismo dominante y periférico.

 

Ya no hay duda que del mundo unipolar con una potencia hegemónica pasamos a un mundo multipolar con hegemonías compartidas.

 

Ahora estamos en la fase de génesis de un nuevo orden mundial con bloques muy claros que se perciben y se van configurando en medio de la pandemia. Un nuevo orden mundial no quiere decir desaparición del capitalismo. Pero sí supone un re-acomodamiento global con una severa crisis político económica.

 

Hay que ver si los sectores sociales, la izquierda anticapitalista y los pueblos, están a la altura para aprovechar el momento y generar herramientas que encaminen el rumbo caótico actual hacia la construcción de otro sistema, dejando a un lado el miedo provocado por el coronavirus y el control social que se trate de instalar después.

 

Para enfrentar el futuro partiendo de la pandemia, hay dos modelos. Uno es ese control de la sociedad mediante el estado semipolicial que quiere instaurarse con distintas características a nivel global.

 

Otro modelo parte de construir una nueva organización colectiva de la sociedad. Construir un nuevo acuerdo de los pueblos a nivel del mundo, región y países, por fuera de las estructuras institucionales. Que el combate a la pandemia sirva para organizarse en el combate a la desigualdad, en la lucha por los derechos sociales, culturales, económicos, políticos, la soberanía alimentaria, la salud… En fin, sobre todo, en la lucha global contra el capitalismo.

 

En el momento de crisis sistémica que vivimos y que se consolidará luego de la pandemia se debe construir una gran organización de diversidades, integrada por organizaciones, colectivos autónomos, ciudadanos, estructuras políticas, sociales, nacionalidades… que, sin perder su autonomía, logren coordinar algunas propuestas y acciones contundentes que incidan en el cambio de rumbo global, en medio de ese capitalismo en quiebra.

 

Es la oportunidad de que los pueblos, con su diversidad, puedan incidir en este momento de génesis de un nuevo orden mundial. Es la oportunidad de empezar a influir en la nueva configuración del mundo. Si eso no ocurre, el nuevo orden se impondrá desde las superestructuras políticas y económicas con todo lo que eso significa.

 

Lamentablemente no hubo la capacidad de consolidar una integración que incidiera en la nueva superestructura del mundo. Si bien Fidel Castro, Hugo Chávez y algunos otros líderes latinoamericanos pensaron en el significado estratégico de la integración, faltó pensar estratégicamente en colectivo. Faltó generar una integración que incidiera en una nueva construcción simbólica decolonial de América Latina, consolidándose con fuerza para actuar en la creación de ese nuevo orden.

 

Será imposible incidir en la gestación del nuevo orden manteniendo miradas y esquemas del pasado, con oportunismos individuales, organizaciones anquilosadas, pensamientos burocráticos y acomodados. Para incidir en la gestación de ese nuevo orden es fundamental la unidad global, pero respetando diversidades y autonomías.

 

Para incidir en la gestación de ese nuevo orden, hay que tener en cuenta la diversidad de luchas, que pasan por la lucha de clases, de género, por derechos, la luchas de las nacionalidades, la lucha de bloques… En fin, todas las luchas.

 

Es fundamental genera una lucha global anticapitalista con tres o cuatro grandes propuestas y acciones comunes, y la solidaridad con todas la luchas en cada país y región sin entrar en contradicciones estériles. Tal vez en un año, el mundo tome un camino bastante diferente y es necesario que los pueblos se apropien del cambio. Sólo así, los pueblos podrán salir victoriosos de esta pandemia.

 

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/fr/node/205524
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