El sesgo político de la OEA y el futuro de la región

20/03/2020
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Análisis
escudo_oea_mas_derechos_para_mas_gente.jpeg
-A +A

La Organización de Estados Americanos (OEA) es un jugador poderoso en los asuntos regionales. Puede hacer o deshacer democracias y ha jugado ambos roles durante sus siete décadas. La organización siempre ha sido influida de manera desmesurada por el gobierno de Estados Unidos, que paga aproximadamente el 60% de su presupuesto, pero en los últimos años esa relación ha pasado de la influencia al control casi total. El claro sesgo político de Luis Almagro, secretario general desde 2015, ha tenido un costo incalculable en la credibilidad de la organización y su capacidad para llevar a cabo dos de sus funciones básicas: observación de elecciones y monitoreo de derechos humanos.

 

Sesgo y manipulación en la observación de elecciones

 

Tres de las últimas misiones de observación de la OEA resultaron en la imposibilidad de facilitar elecciones pacíficas y transparentes, y provocaron acusaciones de que las acciones de la OEA provocaron, en lugar de evitar, conflictos internos: las elecciones presidenciales hondureñas de noviembre de 2017, las elecciones presidenciales bolivianas de octubre de 2019 y las elecciones municipales de República Dominicana de febrero de 2020. Estas elecciones dieron lugar a protestas populares generalizadas que, en los dos primeros casos, provocaron el asesinato de decenas de manifestantes por parte de las fuerzas de seguridad y violaciones masivas de los derechos humanos.

 

Elecciones presidenciales bolivianas 2019: Las elecciones presidenciales bolivianas del 20 de octubre de 2019 brindan el caso más trágico de partidismo de la OEA. Las acciones de la Misión Electoral de la OEA, encabezada por el costarricense Manuel González Sanz, condujeron directamente a una ruptura violenta con el orden democrático, el exilio del presidente electo y los asesinatos múltiples de manifestantes, en su mayoría indígenas.

 

Pocas horas después del cierre de las urnas y antes de que finalizara el recuento de votos, la misión de la OEA emitió un comunicado de prensa, seguido dos días después por un informe preliminar, que cuestionó la ventaja de Morales de un poco más del 10% necesario para evitar una segunda vuelta. El informe citó una pausa "difícil de explicar" en el conteo rápido y otras críticas al proceso. Basándose en las acusaciones de irregularidades y manipulación contenidas en el informe de la OEA, las fuerzas de derecha que tenían aspiraciones de tomar el poder obligando a Morales a una segunda ronda, se movilizaron para derrocar al gobierno electo. Junto a algunas organizaciones sociales y las fuerzas de seguridad del estado, organizaron manifestaciones y quemaron edificios. Cuando las Fuerzas Armadas intervinieron amenazando con un golpe de estado, Morales renunció para evitar más derramamiento de sangre. Un gobierno de ultraderecha tomó el poder y desató los ataques contra pueblos indígenas y partidarios de Morales.

 

Al utilizar a sus expertos para cuestionar los resultados oficiales de las elecciones, el informe de la OEA contribuyó a la violencia y la caída del gobierno electo y la masacre de indígenas. Un análisis de los informes de la OEA por parte del Centro de Investigación Económica y Política mostró que la Misión no proporcionó pruebas de fraude, y que el momento y las acusaciones del informe desempeñaron un papel político crítico en la cadena de eventos posterior. El 27 de febrero, unos expertos del MIT concluyeron en análisis por separado que determinó que "no hay evidencia estadística de fraude en los resultados de las elecciones presidenciales bolivianas", desacreditando el informe de la OEA que desencadenó el golpe de estado. En vista de las dudas y el impacto terrible, el gobierno mexicano ha exigido una explicación de la OEA. Hasta ahora, ni el liderazgo del organismo ni la misión han respondido a la solicitud.

 

Las elecciones presidenciales hondureñas 2017

 

Las elecciones presidenciales de noviembre de 2017 en Honduras proporcionan otro ejemplo de la agenda política de la OEA. El presidente Juan Orlando Hernández, conocido por sus iniciales JOH, se postuló a pesar de la prohibición constitucional de reelección. En la noche de la votación, miembros del tribunal electoral hondureño anunciaron que el candidato opositor Salvador Nasralla había establecido una ventaja "irreversible". Después, el tribunal cerró el recuento de votos y después regresó para anunciar la improbable victoria de JOH. La misión de la OEA inicialmente proclamó que el proceso era demasiado sucio para poder determinar quién ganó con confianza, y se debía convocar a nuevas elecciones. La administración Trump inmediatamente respaldó la posición del Tribunal y felicitó a JOH por su supuesta victoria, al tiempo que presionó a los aliados para que hicieran lo mismo. Siguiendo el ejemplo de Estados Unidos, Almagro retrocedió en su insistencia de nuevas elecciones y aceptó al gobierno de JOH.

 

El gobierno hondureño ha reprimido brutalmente las protestas posteriores a las elecciones, dando muerte a más de 30 manifestantes opositores. La culpa directa recae en el gobierno hondureño, sin embargo, la incapacidad de la OEA para asegurar o restaurar elecciones limpias y su apego a la política de EE. UU., ha contribuido al colapso del estado de derecho en el país y a la migración forzada de miles de hondureños.

 

República Dominicana, elecciones locales 2020

 

Las acciones de la OEA en las elecciones locales fallidas de la República Dominicana el 16 de febrero plantean dudas tanto sobre su imparcialidad como sobre su capacidad. Antes de las elecciones, la OEA presionó al gobierno de la isla para que cambiara el sistema de papeletas a uno de votación automatizado. El día de la elección, ese sistema se volvió loco. Cuando los dominicanos intentaron votar, los nombres de ciertos candidatos no aparecieron en las pantallas y ocurrieron otros problemas serios con el sistema electrónico en casi la mitad de los centros de votación. La Misión de Observación Electoral de la OEA dice que está estudiando el fracaso, pero hasta la fecha no ha podido identificar el problema técnico.

 

La Junta Electoral nacional suspendió las elecciones solo unas horas después de que se abrieron las urnas y las reprogramó para el 15 de marzo. Miles de dominicanos se manifestaron para exigir la renuncia de la Junta Electoral y convocaron a elecciones justas, en medio de reclamos de fraude y sabotaje. El 15, el partido opositor PLM obtuvo grandes victorias. Las elecciones locales son el precursor de las elecciones presidenciales del 17 de mayo, en los cuales el candidato presidencial del partido gobernante está abajo en las encuestas. El presidente Danilo Medina ha apoyado la candidatura de Almagro y estuvo entre los cinco líderes caribeños que asistieron a la reunión de Trump en Mar-a-Lago el 21 de marzo de 2019 para consolidar el apoyo a las políticas para derrocar al presidente venezolano Nicolás Maduro y apoyar a Almagro, aparentemente a cambio de promesas de inversión.

 

La Comunidad del Caribe (CARICOM) tiene 14 de 35 votos en la OEA. El liderazgo del grupo regional, la Comunidad del Caribe (CARICOM), ha condenado el apoyo activo de Almagro a los intentos de Estados Unidos de expulsar a Maduro y dividir a las naciones del Caribe. Muchos países de la CARICOM se han opuesto públicamente a la candidatura de reelección de Almagro.

 

Derechos humanos para algunos, un ojo ciego para otros

 

Las declaraciones del secretario general sobre los derechos humanos siguen el patrón de parcialidad al decidir qué gobiernos son objeto de presiones y qué líderes reciben apoyo a pesar de sus violaciones de derechos humanos. Mientras las presuntas violaciones de los derechos humanos del gobierno venezolano reciben atención casi a diario, los gobiernos de derecha aliados de Estados Unidos han cometido graves violaciones con poco o ningún seguimiento por parte de la OEA. Es el caso de Chile, Colombia--que patrocinó la candidatura de Almagro, Honduras y Haití.

 

Chile: La represión de las manifestaciones del presidente chileno Sebastián Piñera ha dejado 31 muertos, 445 disparos en el ojo, 195 denuncias de violencia sexual, 951 por tortura a manos de agentes estatales y 3,765 heridos. Muchas de estas cifras se incluyen en el informe preliminar de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, que condenó el uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad del gobierno y "la gran cantidad de violaciones de derechos humanos denunciadas en el contexto de la protesta social". Sin embargo, cuando Almagro visitó Chile en enero de 2020, el mismo mes en que salió el informe de la CIDH, felicitó a Piñera por la respuesta de su gobierno a las protestas y dijo: “en el marco del Estado de Derecho, de la preservación de la democracia, ha defendido con eficiencia el orden público, al mismo tiempo que tomaba especiales medidas para garantizar los derechos humanos".

 

Sus declaraciones provocaron indignación en las organizaciones nacionales. Aunque la CIDH continúa monitoreando los abusos contra los derechos humanos en Chile, Almagro y Trump han atribuido los 1.5 millones de manifestantes en las calles a la "influencia extranjera" en apoyo a Piñera, obviando el creciente número de víctimas.

 

Colombia: El gobierno de Iván Duque también ha sido objeto de un intenso escrutinio internacional por violaciones de derechos humanos, entre ellas los más de 500 dirigentes de base desde que se firmó el acuerdo de paz en 2016. El secretario general de la OEA ha optado por mirar hacia otro lado, a pesar de un informe de la CIDH que señala "el tema alarmante de asesinatos de líderes sociales y defensores de derechos humanos", especialmente desde que Duque llegó al poder.

 

Pocos días antes de que Duque enviara una carta solicitando apoyo para la reelección de Almagro, éste emitió una declaración oficial de la OEA que establece que el gobierno de Duque "ha hecho todo lo posible por mantener la paz, profundizar la paz con la justicia y erradicar las plantaciones y combatir el narcotráfico". Los elogios de Almagro provocaron la indignación de organizaciones de derechos humanos colombianas, quienes lo acusaron de que “desconoce y contradice la realidad fáctica de lo que acontece en nuestro país”.

 

Haití: El gobierno cada vez más despótico Jovenel Moise en Haití rompió con CARICOM para apoyar la candidatura de Almagro. Haití no ha podido llevar a cabo elecciones para restaurar la democracia, los tribunales están cerrados y la población se ha movilizado para exigir la renuncia de Moise. La Oficina Integrada de las Naciones Unidas sobre Haití informó que 4.6 millones de haitianos requieren asistencia humanitaria inmediata. Pero el secretario general de la OEA ha presionado poco al régimen haitiano para que responda a las demandas populares en lo que parece ser un intercambio de favores. Ronald Sanders, embajador de Antigua y Barbuda ante la OEA, señaló el "silencio ensordecedor" de Almagro sobre la crisis en Haití, y publicó el 2 de marzo:

 

"De manera decepcionante, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien no ha necesitado ser instado a condenar a los gobiernos de Venezuela y Nicaragua por violaciones de los derechos humanos, civiles y políticos, no ha considerado conveniente llamar la atención sobre la problemática situación en Haití, en el Consejo Permanente de la OEA".

 

Honduras: Las denuncias de derechos humanos y corrupción contra JOH se han acumulado en proporciones de escándalo. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos documentó el asesinato de 22 personas durante las protestas posteriores a las elecciones de 2017, y otros informes documentan más de 30.

 

El último informe del Consejo de Derechos Humanos de la ONU señala que ha habido poco o ningún progreso en el enjuiciamiento de las fuerzas de seguridad responsables de los crímenes. Mientras tanto, un tribunal del distrito de Nueva York encontró a Tony, el hermano de Hernández, culpable de narcotráfico e implicó directamente a JOH. El presidente obligó a la Misión de Apoyo de la OEA contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH) —creada en 2016— a cerrar este año, con pocas protestas del secretario general. Juan Jiménez, el ex portavoz de MACCIH en el país que se fue citando la corrupción y la complicidad entre Almagro y JOH, declaró que la finalización del trabajo de la misión fue el resultado de negociaciones fallidas que implicaron asegurar el apoyo del gobierno hondureño para la reelección de Almagro.

 

La práctica de la OEA de utilizar una lente política para perseguir las violaciones de los derechos humanos hace que pierda credibilidad y eficacia. También crea una situación peligrosa para los defensores de los derechos humanos, ya que los ataques contra ellos se llevan a cabo con impunidad. El creciente número de asesinatos de defensores de los derechos humanos atestigua la crisis: de 300 defensores asesinados en todo el mundo en 2019, dos tercios de ellos estaban en las Américas.

 

La necesidad de un nuevo liderazgo

 

El resurgimiento de la mentalidad de la Guerra Fría en la OEA crea conflictos y divisiones y ha dejado de lado los problemas críticos que el liderazgo regional debería abordar, incluido el cambio climático, la acción coordinada contra las organizaciones criminales transnacionales, la migración y los derechos de los refugiados, y las catástrofes ambientales como la pérdida de la selva amazónica y la sequía hondureña. La OEA no ha presentado soluciones integrales contra la avaricia criminal de los gobiernos corruptos y la desigualdad, violencia y discriminación contra las mujeres.

 

Todo esto preocupa a muchas naciones. Los informes noticiosos confirman que Argentina bajo Alberto Fernández no votará por la reelección de Almagro. La representante mexicana de la OEA, Luz Elena Baños, anunció que México no apoyará la candidatura de Almagro. Muchos países de CARICOM han declarado su apoyo a la candidatura de la ex ministra de defensa ecuatoriana, María Fernanda Espinosa.

 

La búsqueda agresiva de Almagro de sus objetivos ideológicos ha llevado a la división, el conflicto y el derramamiento de sangre. La OEA debe restaurar su reputación como foro para que los gobiernos soberanos resuelvan los problemas más apremiantes de la región y construyan un futuro seguro y próspero. Para eso, necesita urgentemente un cambio de liderazgo.

 

Para ver el informe completo: https://www.americas.org/how-the-oas-revived-the-cold-war-in-the-americas/

 

https://www.alainet.org/fr/node/205365?language=en
S'abonner à America Latina en Movimiento - RSS