Un diálogo ciudadano alternativo por la defensa de la salud y la educación
- Opinión
Honduras, el país que sin estar en guerra (convencional), está entre los más violentos del mundo.
Serían innumerables los enunciados de validez, la importancia, el hito histórico, y la esperanza que representa para la población un diálogo ciudadano alternativo al “diálogo/monólogo” simulado por Juan Hernández; diálogo alternativo como parteaguas en una etapa de agotamiento de la democracia y del principio de representación.
Para una lectura en retrospectiva, 1982 una Constituyente pactada entre élites políticas, empresariales, militares y la intervención de EEUU en el marco de la Guerra Fría; década del noventa a través de la imposición del Consenso de Washington donde se profundizó la desregularización, liberalización y privatización de la economía, y que en el 2004 se hizo más visible con la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio, (TLC) entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos; el 2009 Golpe de Estado político militar en contra del Gobierno de Manuel Zelaya; el 2017 golpe electoral; en 2018 extradición por narcotráfico de cercanos colaboradores al régimen, y miembros del Partido Nacional en el “Gobierno”, lo que culminó, o tuvo su máxima expresión con la detención del hermano del dictador; Tony Hernández; a partir de allí se posiciona la narco-política como sello de identidad del régimen (TH).
Frente a lo anterior, se hace visible el rechazo contundente por parte de la ciudadanía a la violencia estructural basada en la corrupción, el despojo, y la privatización; en 2019 surge la Plataforma en defensa de la salud y la educación como alternativa popular para hacer frente a las políticas privatizadoras de lo público.
En suma, todos los apuntes previos constituyen hitos que marcan tendencia, y visibilizan al país como uno de los más desiguales, con mayores índices de corrupción, de impunidad, y lo convierten en uno de los más violentos del mundo.
En estos últimos 20 años asistimos también a la intensificación de las políticas neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI), políticas privatizadoras que han servido exclusivamente para ampliar la brecha entre opresores y oprimidos. Cuentos con final no “feliz”, por parte del FMI y sus “slogan”: “combate a la pobreza”, “desarrollo sostenible”, “desarrollo sustentable”, “progreso”, “participación y políticas públicas”, “incidencia”, entre otros estribillos repetidos por la misma cooperación internacional y por las ONGs, alineadas y subordinadas a estas políticas que en síntesis han reducido al Estado a una situación de permanente endeudamiento, de no salida a la crisis económica, y de profundización de la desigualdad.
En el marco de esta crisis histórica, de permanente violación a los Derechos Humanos, y de reacción contrahegemónica desde la ciudadanía expresada recientemente en más de cuarenta días de una amplia, y extendida movilización popular por la defensa de la salud y la educación; La Plataforma plantea un dialogo ciudadano alternativo, que bien podría convertirse en la máxima expresión de construcción de poder popular, de los de abajo que caminan hacia arriba en difíciles y complejos tiempos de dictadura; dialogo ciudadano alternativo con movilización popular.
¿Por qué un dialogo alternativo?; la respuesta podría ser muy simple: porque el dialogo impulsado por el régimen, no tiene legitimidad. Sin embargo y para ampliar la respuesta se puede inferir que ante la permanente negación de la palabra a la ciudadanía, del derecho negado a expresar sus preocupaciones e intereses, deliberaciones y propuestas para repensar el país, y sus políticas económicas, sociales, políticas y culturales; la respuesta por parte del régimen ha sido la censura permanente, el establecimiento de guiones pactados con los medios de comunicación hegemónicos para imponer una sola mirada de la realidad, el uso de redes clientelares para teatralizar la “democracia”, y sus “bondades”, la complicidad de gobiernos y organismos de cooperación que callan ante la violencia del régimen; o el pacto de impunidad promovido por la OEA a manera de ejemplo.
Pese a toda esta embestida de la maquinaria de poder, el régimen no ha logrado generar condiciones de gobernabilidad y tampoco de legitimidad. Por tanto, asistimos a una etapa de acumulación de fuerza donde La Plataforma por Defensa de la salud y la educación se constituye en un interlocutor válido del sector popular, con la capacidad aglutinadora de dar respuesta a un dialogo ciudadano alternativo soñado, en primera instancia de carácter nacional pero que podría en el mejor escenario multiplicarse a diálogos alternativos locales, departamentales y regionales, que a su vez potencien la fuerza orgánica y movilizadora de esta gran Plataforma popular en defensa de lo público.
Sin lugar a dudas, el surgimiento de un dialogo ciudadano alternativo representará un hito para la historia de las resistencias, de la construcción de poder popular frente al poder constituido, la confrontación de clases frente a un Estado secuestrado y en harapos; la palabra de los pueblos frente a la pérdida del principio de representación de un Estado débil, y capturado por las élites en el poder.
Se avizoran buenos tiempos para la construcción de poder popular, para que la palabra fluya, y no sea relegada al remanso de la política electorera tradicional que ve en la ciudadanía votos, y no personas capaces de repensarse, razonar, deliberar, y proponer otro mundo, otra economía, otra educación y salud posible.
Berta Cáceres mostró un horizonte cercano, habló de los levantamientos territoriales como la vía para contener las políticas neoliberales, y el proyecto de despojo del gran capital impulsado por el actual gobierno; es el tiempo de Berta, de miles de Bertas multiplicadas en la lucha.
¡Berta Vive, la lucha sigue!
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