Complejidades

17/10/2017
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  • Opinión
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Tratar de elaborar razones y posibles soluciones para los males que nos aquejan en cuanto al rumbo que, como sociedad, en definitiva, como pueblo estamos padeciendo, implica sumergirse en un mar de complejidades. Eso intentaremos con la esperanza de que, quizás, luego del recorrido no todo sea tan complejo.

 

¿Qué estamos pensando?

 

Primero que son 77 días de preguntar dónde está Santiago Maldonado.

 

Segundo que Milagro Sala fue detenida y trasladada en forma absolutamente ilegal el último fin de semana.

 

Tercero: pasan cosas muy graves en nuestro país lo que nos obliga a unirnos y organizarnos para enfrentar las políticas represivas (explícitas, implícitas y subliminales) del gobierno que van sólo a favor de una ínfima minoría (la dueña del poder económico, de la cual una gran parte multiplica sus ganancias por vía de la especulación financiera).

 

Claro, para esto no alcanza la voluntad, sino que hay que vencer muchas, muchas trampas:

entre ellas, el individualismo, el sectarismo, la banalidad, el consumismo (que no sólo es de objetos materiales ya que estamos pasando del objeto descartable al sujeto descartable) el aquí y ahora mal usado (nos borran permanentemente nuestra historia y sin ella, sin identidad y origen no hay futuro posible), los microclimas. Obviamente habría que seguir con esta pequeña lista, pero la tarea por una sociedad (más) JUSTA basada en la dignidad humana y en la emancipación colectiva es ahora, es siempre.

 

También pensamos que es muy difícil, prácticamente imposible, disponer de información veraz relacionada a cuestiones generales y colectivas de este país. Y que esto dificulta enormemente la acción política conjunta que sigue pendiente de organizarse en defensa de nuestros derechos, los de lo público, los de lo colectivo. El avance de lo privado sobre lo público viene paralelamente al avance del individualismo (sea este individual, grupal o, incluso, masivo). Solidaridad es trascender mi o nuestro reclamo para ir por lo comunitario, lo colectivo, lo nacional (pensándonos como conjunto de naciones).

 

¿Es posible el ejercicio de manifestarme peticionando por algo que no tiene que ver precisamente con nuestro ombligo? ¿Puedo entender otras necesidades que no son las de los grupos a los que pertenezco? ¿Puedo salir del microclima sociocultural que me rodea? ¿Puedo, en definitiva, luchar por la justicia?

 

Tenemos por delante varios asuntos a resolver, por nombrar algunos: la desaparición de Santiago Maldonado, la situación de los pueblos indígenas, la conferencia de la Organización Mundial del Comercio OMIC que se realizará en diciembre próximo en la Argentina, la cumbre del G20, la reforma laboral (de paso decimos que los dirigentes sindicales son un problema nuestro, de las trabajadoras y los trabajadores, que la democracia y la libertad sindical la ganaremos nosotras, que nada tienen que opinar empresarios y medios hegemónicos), la reforma previsional, la deuda que sigue creciendo, la soberanía que se sigue perdiendo, el colonialismo económico, social, cultural) que sigue creciendo, la integración latinoamericana que se aleja (Será importante tomar nota de los comentarios de la dirigencia política sobre los resultados de las elecciones en Venezuela y de los silencios... dice Enrique Martínez con respecto a este triunfo del chavismo y la democracia), el cuidado del ambiente que se dificulta por la acción de las empresas transnacionales, la precariedad de nuestras luchas, la fragmentación de la comunidad, la desigualdad y la pobreza que crecen al ritmo de la concentración y extranjerización de la economía. Ninguna de estas batallas podrá darse sin convocar exitosamente a una parte significativa del pueblo.

 

Se me ocurren dos cosas: la primera es que el papel en las crecientes luchas y el protagonismo de las mujeres (acabamos de reunirnos, una vez más, con todo el esfuerzo que significa en Chaco) tiene que dirigirse al servicio de la unidad del pueblo, no sólo en las cuestiones de igualdad de género sino en todos los temas mencionados anteriormente, y muchos más que seguramente habría que incorporar a la lista. La segunda es que, por más que piense, creo que aquel hermano que perdimos hace 50 años en Bolivia, al cual nos debería costar mucho mirar hoy a los ojos, tenía razón en una idea irremplazable: sin MUJER NUEVA no habrá sociedad emancipada y justa, me refiero precisamente a ese asunto del desarrollo de la conciencia.

 

Estamos pensando todo esto, unos pocos días antes de las elecciones acá en Argentina, sabiendo que éstas tienen su importancia, deseando y trabajando para que el pueblo no vote en contra de sus intereses legítimos, pero también sabiendo que si realmente queremos defender este territorio que llamamos patria, nuestra acción deberá parecerse más a la de marzo pasado que a la de estos tiempos electorales. Que esta es una batalla importante seguramente, pero la principal es la cultural y la de la acción política diaria y esta sigue más allá del resultado electoral. Se trata de superar las complejidades.

 

17 de octubre de 2017

 

https://lauragarciavazquez.tumblr.com/post/166497276258/complejidades

 

https://www.alainet.org/fr/node/188668?language=es
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