Sociedad capitalista vs sociedad espiritualista
- Opinión
Estamos en la fase de culminación de una sociedad capitalista que ingresó en franca decadencia, sobre todo por el surgimiento del hipercapitalismo o capitalismo salvaje. El edificio ya se derrumbó, y la caída será más o menos aparatosa de acuerdo a las circunstancias venideras. El capitalismo, a partir de una óptica neoliberal, ya cumplió con su función, y logró penetrar prácticamente en casi todos los países, incluido la China, que es un país teóricamente comunista.
Podrán leer este artículo tanto progresistas, que están en contra del capitalismo, como aquellos que desean que el capitalismo se perpetúe, y nadie podrá dar crédito a lo que se avecina. En el desarrollo, a momentos actuaré como un escritor futurista, y en otros instantes, seré un simple filósofo espiritualista.
El juego de ajedrez está en los últimos movimientos. Las blancas sacrificaron y sacrificarán ciertas fichas, y las negras piensan y pensarán que las blancas están perdidas, y aspirarán el opio gratificándose por la posible victoria. El opio penetrará hasta el fondo de los pulmones, y de ahí seguirá su curso inexorable hasta llegar a la cabeza. Y en la cabeza está Trump, y a su alrededor bailan sus compinches pensando que la fiesta de la victoria ya comenzó. No quisieron pactar para el equilibrio. Las blancas dieron señales de pacto, al principio las negras aceptaron, pero cuando vieron que no convenía a sus arcas, desistieron de toda posible unión.
El edificio ya no caerá verticalmente, sino que caerá desparramándose por todos los lados, y los edificios aledaños caerán también como por un efecto dominó. No quedará piedra sobre piedra dijo alguien que conocía el edificio y vio su efecto destructor. Los que vieron desaparecer en un abrir y cerrar de ojos a la ex Unión Soviética, podrán intuir sobre aquello que se nos viene. No hay tiempo para seudocompromisos. Los que tienen que transformar tendrán que transformar. Los que están con deseos de anquilosar la sociedad tendrán que ir preparando maletas.
A partir de la teoría de la disonancia cognitiva se puede decir que los individuos tenemos dos tendencias: La de enfrentar lo nuevo y lidiar con la transformación, y/o la de mantener el statu quo y reforzar el anquilosamiento. Estas dos tendencias definen la situación dónde uno se encuentra: En el colectivo del bien o en el colectivo del mal. De pronto alguien podría decir que los equipos ya están definidos, y cuando se vengan los cambios ya nadie podrá cambiar de equipo, y tendrá que asumir las consecuencias. Es una lógica deductiva bastante sencilla, sin embargo, se puede decir, que si bien el libre albedrio le permite al hombre pasar de un equipo a otro en un abrir y cerrar de ojos, puesto que depende de su voluntad, cuando el edificio haga ¡plum!, al individuo no le quedará otra que asumir el equipo que ya eligió.
Para aquellos que todavía andan confundidos, uno de los principios que deben conocer es: “Todo lo que existe en la Tierra es de los seres humanos”, por lo tanto, en la sociedad justa (la del futuro) se distribuirá la riqueza de forma totalmente equitativa. No habrá otra lógica. Entonces, aquellos que creen que el acaparamiento (principio fundamental del capitalismo) continuará por siempre, verán con sus ojos la finalización de una época. El espejismo del capitalismo se esfumará.
Y cuando ya estemos en otro momento podremos decir que el capitalismo ya pasó a la historia. Y quizá se añada que fue útil para que el hombre aprenda de la realidad y la irrealidad; Que fue provechoso para impulsar al individuo en el logro de metas y objetivos y salir de la masa; Que fue beneficioso para el desarrollo de la mente. Y algo más. Sin embargo, ya estaremos en otro periodo.
En la sociedad espiritual que se nos avecina se aprovechará de todo el aprendizaje que se tuvo en el milenio actual y en los milenios anteriores. Se aprovechará de toda la tecnología desarrollada hasta hoy por la civilización occidental y se recuperarán las tecnologías de anteriores civilizaciones. En lo sociopolítico, el mundo cambiará radicalmente, puesto que se implantará un modelo que dará prioridad a lo subjetivo, y pondrá en segundo plano lo material. Algunos seguramente lo llamaran comunismo espiritual, otros lo nominarán socialismo progresista, otros hablaran de un socialismo democrático verdadero, y así por delante, sin embargo, el denominativo será secundario, puesto que una ideología predominará en el planeta, y otras serán usadas de acuerdo a las necesidades y circunstancias.
De los estados de conciencia que son conocidos hasta hoy, como son el subconsciente, el consciente y el supraconsciente, el estado que se estimulará para ser más desarrollado será el del supraconsciente. El hombre atravesará con mayor facilidad el “velo” de Isis, y entrará a actuar en otras dimensiones, algunas intuidas hoy, pero muchas, totalmente nuevas para el hombre común. Pasará a las fases I y II del desarrollo tecnológico sugeridas por el astrofísico Michau Kaku. De aquí a 500 años, la humanidad estará en otra fase de desarrollo totalmente distinta, y en 1000 años, de lo que es hoy, sólo recordaremos por los libros de historia. La mente grupal predominará y el individualismo será simplemente para niños y púberes. La propiedad colectiva será la que predomine en un 95% del gran estado mundial, y la propiedad privada se minimizará a lo que tendría que ser, un 5%. En unos 2500 años, la única propiedad privada existente será el cuerpo físico de cada individuo, donde cada persona podrá decir “tengo mi cuerpo físico”. El dinero, tal como lo conocemos, ya no tendrá existencia, y el individuo podrá usar lo que necesite de acuerdo a sus requerimientos y responsabilidades.
Entonces, podemos ver que ver que una sociedad espiritualista es totalmente contrapuesta a una sociedad capitalista, por lo tanto, los líderes religiosos y espiritualistas del mundo tendrían que asumir una postura más clara en relación al capitalismo. Tener una conducta escapista y ponerse una venda frente a lo que el capitalismo significa y sublimar demasiado una sociedad espiritualista es simplemente una actitud de cómplice con el hipercapitalismo que se sostiene en la distorsión de la realidad. El líder espiritualista tiene que pisar tierra y darse cuenta de lo que pasa realmente en el mundo de hoy, no tomar conciencia es señal de mucha ignorancia lo que involucra complicidad con aquellos que desean anquilosar la vida humana conduciendo a las personas hacia la involución.
Iván Prado Sejas
Psicólogo, escritor y poeta.
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