La caída del salario y la producción en Venezuela: pobreza y derroche rentístico
- Opinión
Tal como lo habíamos previsto en el año 2015[i], el estallido de la peor crisis económica de nuestra novel historia se dio en el año 2016. Aunado a una escasez nunca antes vista de bienes y servicios (y su pésima calidad), se nos presenta una inflación que (a falta de estadísticas oficiales) los más conservadores estiman en 500 % en lo que va de año. El PIB caerá por tercer año consecutivo y el PIB per cápita probablemente retroceda en un impresionante 25 % al anochecer del 2016.
Miles de personas salen del país y la lucha política se enciende en individuos que han entrado en la zona de la pobreza extrema, devengando alrededor de dos dólares diarios, en el mejor de los casos. Ante esta situación nos vamos a concentrar en mostrar algunos resultados económicos puntuales de la crisis, en lo que respecta a los salarios, el ingreso per cápita, lo que se pudo ahorrar y el laberinto de una izquierda en desbandada.
La “inverosímil” caída en la producción a pesar del auge petrolero sin precedentes
Como hace tantos años no sucedía, Venezuela gozó de un auge petrolero intenso y duradero. Desde el año 2005 hasta el año 2013 los precios del petróleo llegaron a sobrepasar y a sostenerse bastante por arriba de los 90 dólares, con excepción de la caída de los precios en el período que abraca la segunda mitad del 2008 y la primera mitad del 2009. La renta brotó con inusual vigor y dio el impulso para una expansión exorbitante de las importaciones, el gasto público y la compra de maquinaria. Con un precio del petróleo que llegó a ser 14 veces más alto que en el año 2000, se creyó que la distribución de la renta en forma “solidaria” podría ser suficiente para encender la llama de un proceso nacional de acumulación de capital que lleva casi 40 años de estancamiento.
Como vemos en el gráfico 1, la producción per cápita refleja que luego de la edad dorada del crecimiento económico (1951-1977), la economía empezó a mostrar graves signos de agotamiento, resultados económicos nefastos y una continua acentuación del ciclo recesivo. A la década pérdida (1980) le siguió un decenio cargado de slumpflaction (inflación más recesión) y una inestabilidad política sin precedentes. El pésimo desempeño económico nos situó junto a Haití como los peores resultados económicos del continente.
En el gráfico 1 se muestra desde 1951 hasta nuestro tiempo la evolución del PIB per cápita que inmediatamente al llegar el gobierno bolivariano, detenta un ligero repunte, para luego desplomarse en 2003 en el medio de huelgas patronales, golpes de estado y sabotajes a la producción petrolera. El control de la situación política se entroncó con un inusitado y virulento auge de la renta a mediados del año 2004. Los precios se elevaron exponencialmente, y pasaron de un tímido $ 10 por barril a estabilizarse en torno a los $ 100. Ahí es cuando empieza la última época “dorada” del esplendor de la renta. De un PIB per cápita cercano a Bs. 1.400.000 (poder adquisitivo de 1997), se salta a un PIB que casi roza los bs. 2.100.000. El crecimiento es tan fuerte que casi alcanza al pico histórico alcanzado en 1977.
Gráfico 1, PIB per cápita con variaciones interanuales (eje derecho)
La fiesta duró un tiempo excepcionalmente largo y en ella se profundizaron los errores propios de todas nuestras épocas de auges rentísticos. Los males que traen aparejadas los estallidos repentinos en el ingreso, se multiplicaron al disfrutar de una quintuplicación de las exportaciones. La industria y el agro fueron aniquiladas con la hoz de un tipo de cambio groseramente sobrevaluado (actualmente la sobrevaluación supera el 10.000 %). Lo importado era extremadamente barato y se desincentivó cualquier esfuerzo productivo. Estado y empresarios se volcaron a la tarea de exportar la renta petrolera a base de importaciones exageradas, importaciones fraudulentas, fuga de capitales (la más grande del planeta, de acuerdo al tamaño de nuestra economía) y un endeudamiento externo a lesivas tasas de interés.
El reflujo productivo fue (inicialmente) cubierto por el gobierno que en inversión superó ampliamente al sector privado, hasta el punto de cuadruplicarlo en el año 2014. Aunque esa inversión se tipifica como formación bruta de capital fijo (FBCF), es decir, adquisición de medios de producción, la producción total ha caído vertiginosamente ya que las empresas estatales no tienen la más mínima vocación hacia la rentabilidad, no por el hecho de ser estatales, sino por vender las mercancías que realizan a precios ridículamente bajos. Los subsidios que se aplican a bienes como la energía eléctrica, el servicio de agua, el Metro etc. rondan el 95 %. Ni hablar de la gasolina, que a pesar de un aumento de 6.000 % en febrero de este año, aún permite con un dólar vendido en el segundo mercado oficial: DICOM, llenar tres tanques de gasolina. El corazón de la economía: PDVSA, languidece y se arruina al ser obligada a vender parte de las divisas que genera a un precio de Bs. 10 (DIPRO), cuando el gobierno le compra a los exportadores los dólares a Bs. 650, (DICOM). Esa transferencia de renta, otrora plusvalía, a quienes compran esas divisas sobrevaluadas enriquecen a quienes las obtienen y arruinan a quienes las vende (PDVSA).
Cuando la renta deja de tener una faz fenomenal, se caen las importaciones, se deprecia la moneda y la desaparición de la producción se nos muestra con una formidable caída en la oferta de bienes y servicios. El descenso de la oferta impulsa los precios (inflación), cuya gasolina no es más que la producción alocada de dinero inorgánico (la expansión de la Base monetaria (1999-2016) fue de 41 mil %) y la congelación de las tasas de interés para hacer más baratos los préstamos y las deudas en bolívares. Con ello se facilita la compra de divisas que impulsan la fuga de capitales.
Este coktail desastroso tiene que necesariamente devenir en una destrucción del poder adquisitivo, o sea, en una pobreza trepidante.
La grotesca caída del salario real y la defensa de lo indefendible
El comportamiento del salario ha sido revelador en estos años. Por más insólito que parezca, economistas “progresistas” salen en televisión estatal diciendo que el salario mínimo en Venezuela se ha incrementado en 33 ocasiones en todo el período bolivariano (casi 18 años) y luego pasan a graficar el salario nominal (!¡). De tal forma muestran una curva ascendente que refleja una elevación salarial meteórica. Sin ningún empacho se “olvidan” de indexar la inflación al cálculo del salario, y desarrollar un indicador tan elemental como el salario real que a continuación mostramos en el gráfico 2.
Gráfico 2, el salario real Anual (2000-2015)
El gráfico 2 nos muestra que desde el año 2006, hasta el año 2015 el salario real ha caído en un impresionante 37,49 %. Teniendo en cuenta que las proyecciones más optimistas de la inflación anual consideran que en el año 2016 la inflación será el doble de la del año pasado, es probable que la inflación alcance la cifra de 400 % (el FMI estima la inflación para el año 2016 en 720 %) y que los aumentos previstos este año no lleguen al 60 %; lo cual generará la caída salarial más drástica de nuestra historia, marca batida en 2015. Si la inflación alcanzara la mitad de la cifra que estima el FMI para el 2016, la caída del salario real para el breve período 2012-2016 alcanzaría el 78 %, una depauperación absoluta.
Un dato no menor es que para realizar el cálculo hemos tomado los salarios unidos al bono de alimentación que sólo reciben los trabajadores en el sector formal de la economía, que apenas alcanza a la mitad del total de los obreros. Eso quiere decir que el ingreso es considerablemente menor, ya que el bono de alimentación duplica al salario. Semejante incongruencia no es casualidad. En un fallo histórico y bochornoso, el Tribunal Supremo de Justicia determinó que el bono de alimentación que se les paga a los obreros mensualmente como parte de su remuneración al trabajo, no es salario (¡!), y por ende debe excluirse de la contabilidad laboral que se toma en cuenta para el cálculo de prestaciones sociales, liquidaciones, utilidades, vacaciones etc. Un esperpento jurídico de dolorosas magnitudes, una expropiación sin precedentes. En el gráfico 3 graficamos el índice del salario real sin cesta ticket, el salario en stricto censu. Su caída es tremenda.
Gráfico 3, Índice del salario real sin Cesta Tickets
En el gráfico 4 observamos la medición del salario a través de dólares no oficiales, los que comúnmente se transan en el mercado y sirven de referencia para la fijación de precios de la mayoría de mercancías. En la figura a continuación notamos que el máximo nivel salarial se obtuvo en el año 2001, cuando el salario mínimo rondaba los 400 dólares mensuales, en esa época era quizás el salario más alto de América Latina. A partir de 2003 se aplica un severo control de cambio, lo cual no es óbice para ver el salario merodear los 315 dólares (en 2003 había caído a $ 250), ya lejos del año 2001, pero bastante arriba en comparación de muchos salarios en América Latina. El último año de cierto nivel de estabilidad en el salario fue el 2011, donde el precio del petróleo mostró su último gran impulso. En ese año el salario ya había caído a los 250 dólares. De ahí en adelante la caída del salario explica parte de la tenaz situación que la clase obrera sufre en la actualidad. Con apenas 61 dólares el salario del 2016 es 87,6 % más bajo que el salario del año 2011, y es 92 % más bajo que el salario del año 2001, en el cual el chavismo no había implantado el control de cambio actual y no había problema alguno para cambiar los bolívares por las divisas que se quisieran.
Gráfico 4, salario en dólares no oficiales…
Para nadie es un secreto que más del 90 % de los precios se cotizan en precios que expresan el tipo de cambio no oficial (paralelo). Los bienes que son rígidamente regulados se muestran como extremadamente económicos y por ello son víctimas de una sobredemanda que los termina exportando por contrabando o los empuja al mercado negro. Demás está decir que desde hace años dichos bienes son imposibles de conseguir sin tener suerte y ánimo de hacer una fila que puede extenderse por 20 horas.
En la actualidad el gobierno bolivariano ha creado el Plan de Abastecimiento Complementario (PAC)[ii], ahí se legaliza la venta de productos de la cesta básica a precios internacionales multiplicados por la cotización del dólar paralelo. En su afán por poner alguna mercancía en el anaquel el gobierno cuasi derogó de facto la absurda ley de precios justos, y permite que mercancías “rígidamente” reguladas se vendan a precios siderales. Ello alivia un poco la situación de la escasez, ya que a esos precios son pocos los que pueden acceder a esos bienes, pero enerva a los productores internos que se quejan del por qué los bienes importados no sufren de control de precios y los nacionales sí.
Ante la volatilidad de los precios del petróleo, el ahorro debió haber sido la respuesta racional, pero se optó por el derroche (como siempre)
El ahorro no evita la crisis, la modera, es decir, suaviza el ciclo económico con una premisa muy sencilla: ahorra un buen porcentaje de tus ingresos cuando estos sean muy altos, y gasta (usando lo que ahorraste) un poco más de lo que tienes cuando el ingreso sea muy bajo. Estas medidas contracíclicas parten de ahorrar en la bonanza exportadora e invertir en industrias que puedan desarrollar fuerzas productivas capaces de generar ingresos independientes de la renta petrolera. Esa juiciosa utilización de la renta, minimiza los males tipificados en ideológicas teorías como: la enfermedad holandesa y la maldición de los recursos. Ni hablar del ignominioso mito del: “excremento del diablo”.
En el gráfico a continuación vemos la cantidad de recursos que se pudieron haber ahorrado, de haber seguido los sencillos pasos que antes explicamos. Veamos:
Gráfico 5, estimación del ahorro en las exportaciones que se pudo haber captado desde 2004
En el gráfico anterior podemos ver que con un ahorro de apenas 20 % de las exportaciones, que repetimos, se multiplicaron por casi 4 veces en el período 2003 a 2012, se pudo haber ahorrado más de 170 mil millones de dólares, lo equivale a más de 15 veces la totalidad de las exiguas reservas internacionales (2016) del país. Esta fabulosa cantidad es igual a 12 años de importaciones, tomando en cuenta las importaciones del año 2003 (el primer año del control de cambio). Si consideramos que el incremento neto de las exportaciones llegó a ser de 257 %, es plausible imaginar que se pudo ahorrar el 40 % de las exportaciones con un poco de disciplina. De haber hecho esto, el país hubiera podido acumular más de 345 mil millones de dólares. Con ello tendría el equivalente a más de 30 veces las minúsculas Reservas Internacionales de hoy en día y a la vez tuviera una cifra de ahorro equivalente a 24 años de importación (a niveles del año 2003), cuando el control de cambio daba sus pinitos. Incluso ahorrando un 10 % de las hercúleas exportaciones se pudo obtener más 6 veces las reservas internaciones de nuestra actualidad y más de cinco años de importaciones (2003).
De tal forma se calcula que el FONDEN gastó en cerca de 8 años la cantidad de 137.403 millones de dólares[iii], en proyectos de difícil verificación. Con el monto que gastó el FONDEN, se hubiera podido pagar nuestra deuda externa entera (2012), 6 veces la deuda de Uruguay, 11 veces la deuda de Ecuador, 22 veces la deuda de Bolivia y 130 veces la deuda de Haití[iv].
Corolario a una “izquierda” es desbandada…
La izquierda naufraga en luchas fragmentarias y estériles propias de la postmodernidad. Cuando ve a la gente crujir de hambre, se lamenta y levanta una bandera por la Pachamama. Cuando ve a la gente hurgando comida en basurales, se entristece y levanta un grito en contra de la violencia simbólica sexual. Cuando ve a miles de personas mendigando, se deprime y protesta contra el calentamiento global, el racismo, la discriminación sexual y mil cosas más. Su táctica micropolítica la despedaza y debilita hasta el extremo: la hace ver exótica. Critica todas las cosas que ve, menos al capital, la relación social general que anega a millones en la miseria. Los obreros en extrema depauperación los suelen ver con asombro y se preguntan: ¿Será que estos son importados?
Caracas, 24/10/2016
Manuel Sutherland
@marxiando
Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO_ALEM)
Correo: alemcifo@gmail.com Web: https://alemcifo.wordpress.com/
[i] Sutherland, Manuel. La crisis económica estallará en 2016. Fecha: 28/12/2015. Disponible en: http://www.aporrea.org/ideologia/n283382.html
[ii] Noticia: Con harina a Bs. 1890 inician plan de abastecimiento complementario en Caracas (Lista Precios). Portal: Latabla.com. Fecha: 14/10/16. Disponible en: http://www.latabla.com/con-harina-a-bs-1890-inician-programa-de-abastecimiento-complementario-en-caracas-lista-precios/
[iii]Figueroa, Ahiana. Gobierno gastó en ocho años $137.403 millones de sus fondos. Fecha de publicación: 10/04/14. Artículo disponible en: http://www.elmundo.com.ve/noticias/economia/politicas-publicas/gobierno-gasto-en-ocho-anos--137-403-millones-de-s.aspx#ixzz40GUJUSwj
[iv] Fajardo, Nelson. La deuda externa de América Latina y el Caribe. ¿Hasta cuándo?.Fecha de publicación: 09/04/2014. Artículo disponible en: http://www.semanariovoz.com/2014/04/09/la-deuda-externa-de-america-latina-y-el-caribe-hasta-cuando/ (Los datos de la deuda de los países llegan hasta 2012)
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