A 40 años de la victoria del pueblo vietnamita sobre los Estados Unidos
- Opinión
En abril de 1975 el pueblo de Vietnam culminaba su ofensiva contra las tropas estadounidenses y concluía así la guerra y empezaba el camino a la reunificación del país.
El proceso bélico había comenzado primero con la expulsión de los franceses y luego con la injerencia norteamericana que mantenía el control territorial de la parte sur de la nación.
Historias heroicas, ejemplos de luchas y resistencias se contaban a lo largo del mundo, mostrando el ejemplo de un pueblo y de un partido –con la conducción de Ho Chi Minh- que habían logrado sintetizarse en las banderas de liberación nacional y social de su patria.
Quedaron allí los efectos de los gases utilizados por las tropas yanquis, las bombas sin implosionar pero que, sólo en la Provincia de Quang Tri, ocasionaron casi 6800 muertos posteriormente, millares de familias deshechas.
Sin embargo de esta gesta memorable es necesario sacar conclusiones y realizar un aprendizaje de conjunto.
El imperialismo utilizó allí miles de hombres y toda su tecnología más efectiva puesta al servicio de la maquinaria militar, pero no pudo contra la organización, la unidad y el objetivo estratégico que se había planteado el pueblo vietnamita.
Sin embargo Estados Unidos tomó nota en serio de la situación. Ya en la televisión no se verían más los féretros de los caídos en Afganistán, Irak o cualquier otro conflicto en el mundo. Aceitó su táctica comunicacional y comenzó a esbozar y concretar la idea de que todo combatiente o militante político que resiste es un terrorista. Y lo masificó en sus diarios, canales de TV, películas, series, y toda actividad de propaganda que realizara.
Comprendió que no necesariamente la saturación de tropas en un territorio garantiza el triunfo. Perfeccionó sus mecanismos de inteligencia, desarrolló toda la tecnología del espionaje y generó armas en función de esos nuevos mecanismos; pero por sobre todo diseño la estrategia de los golpes suaves, metodologías de contrainformación, uso de Ongs para insertar recursos, discursos y la generación de condiciones que llevaran al desgaste a los gobiernos populares, luego que las atrocidades cometidas por las dictaduras militares que fomentó, las hicieran inviables como formas de gobierno, especialmente en nuestra América Latina.
Los movimientos populares, progresistas y revolucionarios en el mundo, a la luz de los acontecimientos, parece que no hubieran hecho una lectura correcta de las enseñanzas de la guerra de Vietnam.
En muchos casos sólo se quedó en la euforia y el homenaje permanente, pero poco se aprendió y aplicó de los ejemplos de unidad, organización, resolución de contradicciones y por sobre todo del análisis de un contexto que estaba cambiando raudamente.
Sin embargo, el pueblo vietnamita, superada la etapa de la reunificación, comenzó a reconstruir el país y a generar las condiciones para que su población acceda a un mejoramiento integral de su calidad de vida y a índices de prosperidad como nunca había tenido.
Queda entonces pendiente seguir revisando la guerra de Vietnam en su perspectiva histórica, analizando las etapas que fue atravesando, pero rescatando, por sobre todo, que es posible derrotar al imperialismo, aún frente a su rostro más feroz y sangriento.
Oscar Laborde, Director de CTA – IDEAL
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