La obesidad como expresión de la posición y la desigualdad social
- Opinión
Introducción
La situación nutricional de muchos países en el mundo, especialmente en América Latina ha pasado rápidamente de un déficit nutricional a otra de problemas por exceso, caracterizada por la presencia de obesidad e hiperlipidemias. En la mayoría de los países de estas regiones se observado un cambio en la dieta tradicionalmente rica en cereales plantas, tubérculos y baja en grasas y proteína animal, por otra caracterizada por una alta ingesta en grasas, azúcares y alimentos procesados.
Es por eso que pudiera resultar hasta cierto punto sorprendente incluir la obesidad mórbida como un nuevo trastorno "emergente".
En México, en menos de 20 años se ha producido un alarmante aumento de obesidad, el sedentarismo y las hiperlipidemias.
El aumento de la obesidad en todos los grupos etáreos ha aumentado, inquietante en niños pequeños y embarazadas que por sus grandes consecuencias plantea un desafío.
Y no se diga la especial relevancia que adquiere el tema el hecho de que sea la obesidad más frecuente en los estratos de menores ingresos.
Aunque no se saben con certeza sobre los diversos factores involucrados con la etiología de la obesidad, es necesario considerar la posibilidad de elaborar un diseño metodológico integral para su prevención y manejo.
Se ha subestimado mucho el fenómeno social de la obesidad como problema de salud pública, por desgracia las estadísticas muestran una tendencia a incrementar dicho problema, aunado a esto tenemos entre otras cosas la dificultad de documentar la situación en cifras debido a la dispersión y poca representación de los estudios llevados a cabo. Hay que tener en cuenta que el mencionado problema también se desprende de tejidos socioeconómicos y culturales; familiarizados por las décadas anteriores a la presencia de la desnutrición caloricaproteica y otras deficiencias específicas asociadas a la pobreza, resulta "sorprendente" la presencia de la obesidad, sobre todo cuando en la etiología de ésta última no se percibe su carácter multifactorial.
Tanto en la política sanitaria como a los profesionales de la salud se dificulta el reconocer a la obesidad como un estado de salud altamente vulnerable de adquirir otros problemas de salud, a pesar de la evidencia de sus consecuencias y de las proporciones epidémicas que está causando, sigue ocupando puestos "bajos" en la lista de enfermedades, por no decir que ni figura en los planes que asignan presupuestos para asistencia e investigación. Y no se diga la dificultad para concebir la alimentación como un hecho social en la misma medida que nutritivo y biológico y en este sentido como una construcción sociocultural situada más allá de toda duda en ese marco sociocultural de las relaciones sociales de los individuos y los grupos.
El obeso pobre y el obeso rico
Es interesante enfocar el tema de la obesidad insertado en el sistema social-económico, como una gran plataforma que sostiene a la sociedad como un todo, puede dirigirnos a distinguir la obesidad y sus consecuencias diferentes entre los individuos pobres y los mas ricos, incluso del mismo país.
Las consecuencias, como diría Patricia Aguirre, no son las mismas en los pobres que en los ricos, ya que en población de menos recursos no solo es más frecuente la obesidad sino que las diferencias de minerales y micronutrientes esenciales, cuyos síntomas son enmascarados por ella, por lo tanto la mayor prevalencia de factores de riesgo, sumada la mayoría de las veces al menor acceso a la atención médica y a la atención oportuna hacen en estos grupos que la atención sea tardía y los casos se tornen mas graves y de consecuencias catastróficas, haciéndolos espacialmente mas vulnerables.
La diferencia entre personas obesas de mayor acceso económico y las de menor se sitúan en las grandes divergencias de las tasas de morbilidad y la esperanza de vida (LANDES, D. 2008:17). Por desgracia, como menciona David Landes: "Las personas de los países pobres no tiene que preocuparse por el colesterol y el nivel de grasa en las arterias, en parte debido a una dieta pobre y en parte porque mueren pronto".
Desde el punto de vista antropológico, el acto de comer está considerado un aspecto directamente relacionado con lo biológico de la especie humana así como también como un proceso adaptativo de acuerdo a las condiciones existentes en el tiempo y en el espacio.
Por lo tanto conocer los modos de alimentarse y quien y como los prepara nos aporta una considerable cantidad de información sobre el funcionamiento de una sociedad (CONTRERAS J. 2005).
Dificultades en la prevención de la obesidad
Hasta ahora la mayoría de las campañas de obesidad dirigidas a prevenirla, se basan en información "difusa" principalmente de los medios de comunicación, que más que aportar beneficios, han inducido terror al exceso de peso satanizando al obeso y haciéndolo totalmente responsable de su situación.
Se ha fomentado la reducción de algunos alimentos considerados "malos" como azúcares, féculas y ahora de grasas, promocionándose la dieta sana, que casi nadie sabe cual es.
Por otro lado, las consecuencias de la obesidad sobre la morbimortalidad cardiovascular, osteoarticular, incluso con los problemas específicos de la mujer, etc. de los afectados son bien conocidas, sin contar problemas de rechazo social, baja autoestima, depresión ansiedad y otros problemas mas que aunque no se conocen estudios a profundidad se les puede percibir perfectamente, desde la consulta.
Hoy en día obsesionados con la delgadez e influenciados tremendamente por los medios de comunicación audiovisuales que "premian" la delgadez, se ha trasmitido al obeso una actitud de "perdedor"; basta acercarse a las escuelas primarias y mirar las frecuentes discriminaciones y suelen ser objeto de burla de sus compañeros; muchos adolescentes, sobre todo niñas presentan con frecuencia un comportamiento obsesivo, por el control de peso, que las mantiene angustiadas. Los adultos sienten pavor ante la sola idea de tener que mostrar su cuerpo en público o discriminación a la hora de encontrar trabajo, pareciera que la obesidad se ha transformado en un gran daño "psíquico" y moral que no se cuantifica y que se traduce en un serio deterioro de la calidad de vida.
Sobre la economía política del cuerpo
Este es otro criterio de visualización si consideramos nuevas normas éticas, por así decirlo a la gestión corporal del propio entorno, nos muestra otros aspectos de esta gran temática. Al ignorar esta visión de la problemática de la obesidad, correremos el riesgo no solo de diagnosticar mal, sino también de tratar peor.
En el funcionamiento de nuestro cuerpo, éste no representa un instrumento que podamos manejar a nuestro antojo; gracias a nuestro cuerpo podemos realizar múltiples actividades cotidianas, solo que su sometimiento casi permanente (el olvido del mismo, de su lenguaje, de sus señales, etc.) a menudo nos exige luchar con nuestra propia herencia biológica; que independientemente de los postulados científicos, sociales y empresariales, tiene su propia lógica mas estable que la de nuestra herencia cultural, como explica BOURDIEU(2002).
La construcción de conceptos tales como eating disorders (trastornos de conducta alimentaria) mas bien inducen a complicar más la temática, promoviendo las conductas que por alejarse de los patrones alimentarios "aceptables" (determinados por los dictados sociales), se etiquetan de desordenados o directamente patológicos.
De esta forma, el propio sistema social mira al paciente y al entorno social de sus males, responsabilizándolo absolutamente de su situación de salud, cuando sabemos perfectamente que cada sujeto, está inserto en el propio sistema social y todas sus complejidades que lo conforman. Es así que se dirige la atención a hacer sentir culpable a la persona, en torno a su padecimiento, a su "debilidad", a su falta de resistencia, a las tentaciones que el propio sistema se encarga de construir, regular y transformar. Lo hace multiplicando la oferta tan rápidamente que no da margen a resistencias o críticas efectivas y, una vez creado el mercado, sus efectos colaterales nunca son responsabilidad de los que lo han creado, sino de la debilidad, falta de reflexión y recursos culturales de unos consumidores a los que se procura evitar que sean críticos
Balance general
La salud, aunque sea un determinante en la elección de alimentos, no es la única motivación para comer de un modo concreto. Satisface objetivos muy diversos y se adapta a cada contexto. Las formas de alimentación contemporáneas derivan, entre otros, de cambios en la socialización alimentaria, en la gestión del tiempo laboral, educativo.
Los cambios laborales y educacionales han afectado no solo la transmisión del saber-hacer alimentario, sino a las relaciones sociales en los grupos domésticos y a las relaciones de género. Aunque no se habla mucho de momento de la redistribución equitativa del trabajo en casa, ha contribuido en gran parte a modificar las maneras de comer.
Quizá estas reflexiones sean, intentos de desentrañar las razones que pueden devolver a la existencia corporal un sentido más pleno acerca de la libertad que las cárceles que suelen aprisionarlo. O probablemente la obesidad se encuentre entre las señales que el cuerpo mande a la espera de encontrar una "decodificación".
El proporcionar otro punto de abordaje del tema de la obesidad, pudiera en determinado momento ser una herramienta de comprensión de esos mensajes que en la posmodernidad en la que transitamos por el mandato del "marketing" y de los medios de comunicación, la imagen corporal está sujeta a los "valores del mercado" tales como la competencia, el individualismo, la superficialidad y la ausencia de solidaridad, entre otros.
Es interesante observar, cómo el cuerpo suele ser una caja de resonancia de una gran escala de "violencias" que se observan sobre las personas. Por lo tanto, las llamadas patologías alimentarias, podrían ser entendidas como un resultado de esas violencias que urge ser visibilizada.
Bibliografía
LANDES, D. (2008): La riqueza y la pobreza de las naciones, porque algunas son tan ricas y otras tan pobres. Edit Crítica, Barcelona.
CONTRERAS J. (2005): Alimentación y cultura: perspectivas antropológicas. Edit Ariel, Barcelona.
MARTÍN E. ; MORENO J.L ( 2005): Pierre Bourdieu: las herramientas del sociólogo. Editorial Fundamentos. Madrid.
VAZQUEZ G. (2002): Pierre Bourdie : La sociología como crítica de la razón. Edit Intervención Cultural, España.
ALONSO L.; MARTÍN E. (2004): Pierre Bourdie, las herramientas de un sociólogo. Edit. Fundamentos, España.
AGUIRRE P. (2003): Ricos flacos y gordos pobres la alimentación en crisis. Argentina.
- Carmen Vera R. es profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
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