Mayas chortis ocupan las ruinas arqueológicas de Copan
23/06/2008
- Opinión
El pueblo Maya-Chorti de Honduras ocupa por quinta ocasión las ruinas arqueológicas de Copan, ante la indolencia del Estado de Honduras en garantizarles la posesión sobre sus territorios ancestrales.
El pueblo Maya-Chorti le exige al Presidente Manuel Zelaya que cumpla con los compromisos adquiridos en su campaña y proceda de inmediato al saneamiento de su territorio, otorgándoles 2744 manzanas que están avaluadas en Lps 103 millones.
Los descendientes de los constructores de las famosas Ruinas de Copan vienen luchando durante varias décadas para lograr el reconocimiento jurídico de las tierras que ocupan, ya que muchos de ellos han sido despojados de sus terruños por empresarios tabacaleros, ganaderos y turísticos que ocupan las tierras más fértiles del Valle de Copán.
Los Maya-Chortis son un pueblo transfronterizo que tanto en Honduras como Guatemala presentan niveles de pobreza ignominiosos, y han padecido del colonialismo externo e interno perdiendo la mayoría de sus territorios ancestrales. Como ejemplo de los desatinos de la historia y de la interpretación de la misma a manos de la elite dominante, las Ruinas de Copan fueron "descubiertas" por el diplomático y viajero John Lloyd Stephens, el cual en el año de 1839 visitó el lugar y efectuó labores arqueológicas, procediendo luego a comprar el predio donde se encontraban las ruinas por la cifra de $50 dólares.
Stephens logró dar con las ruinas de Xukpi - como era conocido el antiguo reino de la hoy en día denominada Copan -a través de la lectura de los textos de Juan Galindo, militar y explorador, al servicio del estadista Francisco Morazán, héroe de independencia de Centroamérica. En sus escritos describió entre otras las ruinas de Copán y Palenque. Además de reconocer a los pobladores de las inmediaciones de las ruinas, como descendientes de los mayas que habían construido la hermosa metrópolis; hecho que el racista de Sthephens nunca quiso reconocer, dándole el crédito a pueblos ajenos al continente.
La historia de Honduras en los siglo XIX y XX está marcada por un proceso de invisibilización de los pueblos indígenas, los que fueron considerados por los estados- nación como indeseables, ya que no entraban en los parámetros de la visión etnocentrista occidental que asoló las repúblicas bananeras y el resto de América latina, y en muchos países persiste hasta la fecha.
Los Mayas-Chortis comienzan a cimentar sus reclamos sobre los territorios ancestrales en la década de los 90, siendo uno de sus más preclaros líderes asesinado en el año de 1997. Cándido Amador logró formular ante el Estado de Honduras reclamos consistentes sobre los territorios que le corresponden al pueblo Maya-Chorti, pero que han sido usurpados por los señores feudales de la zona. En el mes de abril del año 1997 fue abatido por sicarios al servicio de los ganaderos de Copan, manteniéndose el crimen hasta la fecha en la impunidad.
Las movilizaciones del pueblo Maya-Chorti después de la muerte de Candido Amador, lograron en mayo de 1997 que el Estado de Honduras les efectuara la promesa de sanear 14.000 hectáreas que se encuentran en manos de latifundistas. Ante las dilaciones y demagogia de parte del gobierno, los chortis ocuparon las ruinas en septiembre del año 2000. Situación que se ha repetido en noviembre del 2001, en septiembre del 2005 y en octubre del 2006.
Como de costumbre las diferentes administraciones gubernamentales responden con promesas y acuerdos que se queda en el papel y son retomados como instrumentos de campaña política. De paso, las demandas de justicia planteadas por los Mayas-Chortis, se convierten en catalizadores del racismo, ya que la elite de poder en el país persiste en la visión que los pueblos indígenas y negros somos extranjeros, asegurando la preservación de sus privilegios económicos como mandato divino y por supuesto de sus socios del norte.
El nivel de vida de la mayoría de los pueblos indígenas de Honduras rebalsa lo imaginable. Los Mayas-Chortis padecen no sólo de la carencia del acceso a los servicios básicos, sino algo peor: la ausencia del derecho a ocupar las tierras de sus ancestros, las que han pasado a manos de un pequeño grupo de poder afincados en la zona.
La pobreza se ha convertido en un "atributo" negociable para los estados-nación, los que ni corto o perezosos han asumido el rol de combatirla, claro está que sin efectuar los cambios estructurales necesarios para revertir el colonialismo que ha socavado desde las economías hasta la forma de pensar de nuestros pueblos.
Las demandas del pueblo Maya-Chorti no son inaccesibles: el reconocimiento de 2744 manzanas de tierras, el 30 % de las entradas a las Ruinas de Copan, el 60% de las plazas de trabajo en las Ruinas y 30 plaza de maestros en el Programa Intercultural Bilingüe. Falta ver la capacidad de negociación del Estado para solventar las problemáticas, ya que la lección aprendida en los últimos años sobre la estrategia de solución demostradas, se acercan más a recurrir a la compra de líderes e impulsar programas fantasmas que a la búsqueda de soluciones concretas en el marco de los convenios internacionales suscritos por el Estado.
La OFRANEH se suma a la lucha emprendida una vez más por los Mayas-Chortis, De paso exigimos al estado de Honduras justicia en el caso de Candido Amador y advertimos a la actual administración sobre la graves consecuencias que pueda acarrear un desalojo forzoso como el que se dio en el 7 de septiembre del 2000, cuando la violencia de los elementos del Ministerio de Seguridad, se le aplicó a los herederos de los constructores de las ruinas de Copan, de las cuales tanto nos jactamos los hondureños.
La Ceiba 24 de junio del 2008.
Mirian Miranda
Coordinadora General
Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH)
El pueblo Maya-Chorti le exige al Presidente Manuel Zelaya que cumpla con los compromisos adquiridos en su campaña y proceda de inmediato al saneamiento de su territorio, otorgándoles 2744 manzanas que están avaluadas en Lps 103 millones.
Los descendientes de los constructores de las famosas Ruinas de Copan vienen luchando durante varias décadas para lograr el reconocimiento jurídico de las tierras que ocupan, ya que muchos de ellos han sido despojados de sus terruños por empresarios tabacaleros, ganaderos y turísticos que ocupan las tierras más fértiles del Valle de Copán.
Los Maya-Chortis son un pueblo transfronterizo que tanto en Honduras como Guatemala presentan niveles de pobreza ignominiosos, y han padecido del colonialismo externo e interno perdiendo la mayoría de sus territorios ancestrales. Como ejemplo de los desatinos de la historia y de la interpretación de la misma a manos de la elite dominante, las Ruinas de Copan fueron "descubiertas" por el diplomático y viajero John Lloyd Stephens, el cual en el año de 1839 visitó el lugar y efectuó labores arqueológicas, procediendo luego a comprar el predio donde se encontraban las ruinas por la cifra de $50 dólares.
Stephens logró dar con las ruinas de Xukpi - como era conocido el antiguo reino de la hoy en día denominada Copan -a través de la lectura de los textos de Juan Galindo, militar y explorador, al servicio del estadista Francisco Morazán, héroe de independencia de Centroamérica. En sus escritos describió entre otras las ruinas de Copán y Palenque. Además de reconocer a los pobladores de las inmediaciones de las ruinas, como descendientes de los mayas que habían construido la hermosa metrópolis; hecho que el racista de Sthephens nunca quiso reconocer, dándole el crédito a pueblos ajenos al continente.
La historia de Honduras en los siglo XIX y XX está marcada por un proceso de invisibilización de los pueblos indígenas, los que fueron considerados por los estados- nación como indeseables, ya que no entraban en los parámetros de la visión etnocentrista occidental que asoló las repúblicas bananeras y el resto de América latina, y en muchos países persiste hasta la fecha.
Los Mayas-Chortis comienzan a cimentar sus reclamos sobre los territorios ancestrales en la década de los 90, siendo uno de sus más preclaros líderes asesinado en el año de 1997. Cándido Amador logró formular ante el Estado de Honduras reclamos consistentes sobre los territorios que le corresponden al pueblo Maya-Chorti, pero que han sido usurpados por los señores feudales de la zona. En el mes de abril del año 1997 fue abatido por sicarios al servicio de los ganaderos de Copan, manteniéndose el crimen hasta la fecha en la impunidad.
Las movilizaciones del pueblo Maya-Chorti después de la muerte de Candido Amador, lograron en mayo de 1997 que el Estado de Honduras les efectuara la promesa de sanear 14.000 hectáreas que se encuentran en manos de latifundistas. Ante las dilaciones y demagogia de parte del gobierno, los chortis ocuparon las ruinas en septiembre del año 2000. Situación que se ha repetido en noviembre del 2001, en septiembre del 2005 y en octubre del 2006.
Como de costumbre las diferentes administraciones gubernamentales responden con promesas y acuerdos que se queda en el papel y son retomados como instrumentos de campaña política. De paso, las demandas de justicia planteadas por los Mayas-Chortis, se convierten en catalizadores del racismo, ya que la elite de poder en el país persiste en la visión que los pueblos indígenas y negros somos extranjeros, asegurando la preservación de sus privilegios económicos como mandato divino y por supuesto de sus socios del norte.
El nivel de vida de la mayoría de los pueblos indígenas de Honduras rebalsa lo imaginable. Los Mayas-Chortis padecen no sólo de la carencia del acceso a los servicios básicos, sino algo peor: la ausencia del derecho a ocupar las tierras de sus ancestros, las que han pasado a manos de un pequeño grupo de poder afincados en la zona.
La pobreza se ha convertido en un "atributo" negociable para los estados-nación, los que ni corto o perezosos han asumido el rol de combatirla, claro está que sin efectuar los cambios estructurales necesarios para revertir el colonialismo que ha socavado desde las economías hasta la forma de pensar de nuestros pueblos.
Las demandas del pueblo Maya-Chorti no son inaccesibles: el reconocimiento de 2744 manzanas de tierras, el 30 % de las entradas a las Ruinas de Copan, el 60% de las plazas de trabajo en las Ruinas y 30 plaza de maestros en el Programa Intercultural Bilingüe. Falta ver la capacidad de negociación del Estado para solventar las problemáticas, ya que la lección aprendida en los últimos años sobre la estrategia de solución demostradas, se acercan más a recurrir a la compra de líderes e impulsar programas fantasmas que a la búsqueda de soluciones concretas en el marco de los convenios internacionales suscritos por el Estado.
La OFRANEH se suma a la lucha emprendida una vez más por los Mayas-Chortis, De paso exigimos al estado de Honduras justicia en el caso de Candido Amador y advertimos a la actual administración sobre la graves consecuencias que pueda acarrear un desalojo forzoso como el que se dio en el 7 de septiembre del 2000, cuando la violencia de los elementos del Ministerio de Seguridad, se le aplicó a los herederos de los constructores de las ruinas de Copan, de las cuales tanto nos jactamos los hondureños.
La Ceiba 24 de junio del 2008.
Mirian Miranda
Coordinadora General
Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH)
https://www.alainet.org/fr/node/128315
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