La deuda externa como mecanismos de dominación

16/04/2008
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(Intervención de Rina Bertaccini, presidenta del Mopassol de Argentina y vice-presidenta del Consejo Mundial de la Paz ,  en el  PANEL Nº 4: La lucha por la justicia y la igualdad y en contra de cualquier tipo de neocolonialismo y de dominación imperialista (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Medio Ambiente, Cultura, Pobreza,  Conferencia Mundial por la Paz, Caracas, Venezuela, 11 y 12 de abril de 2008)

Quisiera iniciar mi intervención tal como comienza el saludo que enviamos a esta Conferencia más de 200 organizaciones y personalidades de Argentina. Allí dijimos “Cuando viejas injusticias y nuevas agresiones y amenazas imperiales ponen en grave riesgo la vida misma sobre la tierra  es vital que los pueblos hagamos oir con fuerza nuestras voces contra la guerra y la opresión; que ratifiquemos nuestra voluntad de combatir el armamentismo, la militarización del planeta y la extensión de bases militares imperialistas en nuestros territorios, que rechacemos enérgicamente la denominada legislación “antiterrorista” y la criminalización de las luchas sociales que avanza en numerosos países con el pretexto del “combate al terrorismo”; a la par que seguimos luchando por los derechos democráticos de la población, en defensa de la plena independencia, la soberanía y la autodeterminación de nuestros pueblos”.

De eso se trata precisamente en este panel, de denunciar con firmeza las políticas imperiales que con viejas y nuevas formas pretenden mantener la dependencia  y el saqueo de nuestros pueblos y países. Y, a la vez, poner en evidencia las luchas liberadoras que tienen lugar en los cinco continentes.  

Como el tiempo es corto, me detendré solamente en algunos aspectos a modo de ejemplo. Sin perder de vista que cada uno de ellos es parte de una estrategia integral de dominación que el imperialismo aplica sistemáticamente tanto a nivel político, económico y militar, como en el plano ideológico y cultural. Sabiendo además que la mayoría de las Instituciones Financieras Internacionales, como el FMI, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio, el Banco Interamericano de Desarrollo, están diseñadas para servir a los intereses de las grandes corporaciones y grupos financieros que son también los dueños reales del poder económico y el poder político en los países centrales.

El caso de la deuda externa es uno de los ejemplos más perversos y también más claros para poner en evidencia cómo funcionan los mecanismos de dominación. Centenares de organizaciones y millones de personas en el mundo nos hemos movilizado contra el pago de la deuda externa de los países emergentes. Hemos denunciado su carácter inmoral e impagable. Desde hace más de veinte años venimos diciendo que la deuda, más que un problema financiero es un mecanismo de control y saqueo cuya abolición  exige decisión política. Y forma parte de una estrategia más amplia de dominación  que incluye a los tratados de libre comercio, las políticas de guerra y militarización, la judicialización de las luchas populares y la criminalización de la pobreza y la protesta social.

Al respecto, vale insistir aquí en la pregunta que formulan estudiosos como Eric Toussaint y Damien Millet (en el libro “El triple pecado de la gran banca privada”): “¿Por qué los bancos (…) siempre se han negado a anular las deudas de los países en desarrollo? Recordemos que en el origen de las deudas actuales, cuyo pago reclaman los bancos a estos países, se encuentran unas dictaduras criminales, unos regímenes corruptos, unos dirigentes fieles a las grandes potencias y a los acreedores. Los grandes bancos han prestado sin  miramientos a regímenes tan poco recomendables como los de Mobutu en el Zaire, de Suharto en Indonesia, a las dictaduras latinoamericanas de los años 1970-1980, amén del régimen del apartheid de Sudáfrica. ¿Cómo pueden continuar infligiendo el yugo de la deuda a unos pueblos que han sufrido unos regímenes dictatoriales que ellos mismos financiaron? En el plano jurídico, son numerosas las deudas odiosas que figuran en sus libros de contabilidad y que no deben ser pagadas. Pero los bancos continúan exigiendo su reembolso.”

Y recordemos, asimismo, que en 1982 la crisis de la deuda del Tercer Mundo  fue provocada por el alza desmedida y unilateral de las tasas de interés decidida por la Reserva Federal de los Estados Unidos. Antes de esto, los bancos privados habían impuesto préstamos a tasa variable a unos países ya sobreendeudados, que finalmente fueron incapaces de afrontar los pagos correspondientes.

El resultado es bien conocido: el pago de los intereses de esa deuda ilegítima y la subordinación de los Estados a las políticas de las Instituciones Financieras Internacionales (IFIs) determinan un flagrante deterioro de las condiciones de vida de extensas capas de la población. La deuda externa y las políticas del FMI son  incompatibles con la vigencia de los derechos humanos. Por eso los gobiernos deberían cesar ya todo pago a los supuestos acreedores.

En ese sentido la Red global de Jubileo Sur –que el Mopassol integra- viene trabajando desde hace diez años construyendo la idea de que “lo justo es no pagar y reclamar a los responsables que paren el saqueo, asuman su responsabilidad por crear y perpetuar la dominación de la deuda, restituyan los bienes arrasados y lleven adelante reparaciones por los crímenes cometidos. Quienes nos deben son las empresas transnacionales de los países del Norte; las IFIs como el FMI, el Banco Mundial, el BID y otras; los gobiernos del Sur socios y cómplices del saqueo; los gobiernos de los países centrales. Ellos son los responsables directos de la pobreza de las poblaciones, de la violación de los derechos de las comunidades indígenas, de la depredación de los bienes naturales y la destrucción del medio ambiente.

Por todo ello Jubileo Sur sostiene que los pueblos del Sur no solamente no debemos sino que somos nosotros los acreedores de una deuda histórica, social y ecológica. Y a partir de ese concepto reclama –como lo hacen numerosas organizaciones en diversos foros internacionales- la realización en cada país de una auditoría integral  de la deuda que los supuestos acreedores reclaman a los países endeudados.  Antes de seguir pagando un solo peso es necesario que los gobiernos, con los parlamentos respectivos y la amplia participación ciudadana realicen dicha auditoría para establecer con fundamentos quién debe a quién.

No se trata de una utopía, es posible avanzar en esa dirección. El gobierno de Ecuador, el año pasado “ha dado un paso al frente inédito al proclamar su decisión de realizar una Auditoria integral del crédito público, para determinar la legitimidad de la deuda que aún se cobra al país y poner en marcha acciones destinadas a terminar con a la tiranía ejercida por ella, sancionar a sus responsables y establecer medidas reparatorias.”

Así lo registra la Declaración Final del Taller Regional sobre Ilegitimidad de la Deuda (Quito, 19 de agosto de 2007). Los y las participantes en este taller, saludando la decisión del  gobierno de Rafael Correa por dar ese paso hacia la dignidad y reafirmación de la soberanía nacional, convocan a realizar acciones de apoyo al proceso de Auditoria iniciado en Ecuador, así como a la construcción de alternativas de financiamiento autónomo como el Banco Solidario de los Pueblos del Sur.

Es pertinente  recordar aquí que el gobierno de  Rafael Correa acaba también de anunciar que no renovará el convenio por el cual hace nueve años cedió a Estados Unidos la utilización de la base militar de Manta. Y es bien sabido que el anterior gobierno ecuatoriano aceptó esa presencia militar norteamericana a cambio de que el gobierno estadounidense “no hiciera nada” cuando Ecuador, en medio de una fuerte crisis financiera y social, suspendió los pagos sobre los bonos Brady.

Retomando lo que decía un poco antes, quisiera subrayar que precisamente el Banco del Sur es una propuesta nueva que se abre paso en la búsqueda de alternativas soberanas de integración de los pueblos en el contexto de los cambios positivos que tienen lugar en nuestro continente. Frente a los procesos de crisis recientes del sistema monetario vigente – se dijo en un taller realizado en la Cumbre de los Pueblos del Sur, Montevideo, diciembre de 2007 - “el Banco del Sur representa una oportunidad política y económica para los países latinoamericanos involucrados en la iniciativa (…). Representa una declaración de independencia y soberanía en relación al modelo de financiamiento impulsado por las instituciones financieras internacionales, con préstamos condicionados a la aplicación de determinadas políticas”. Constituye un desafío y una expectativa de avanzar en la construcción de una política financiera soberana y autónoma. Varias redes continentales han depositado esperanzas y se movilizan en esa dirección.

Aunque sea brevemente debemos referirnos aquí al caso del CIADI, una institución menos conocida que el FMI o el BM., pero igualmente preocupante.  El
Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI),  es el mecanismo más ampliamente usado por las multinacionales para obligar judicialmente a que los gobiernos cumplan las reglas de los tratados de libre comercio y los tratados bilaterales sobre inversiones.

En mayo de 2007, el gobierno de Bolivia se convirtió en el primer país del mundo en retirarse del CIADI indicando los antecedentes de este tribunal a favor de intereses corporativos mezquinos y en contra del bien público”. El CIADI, ahora está rehusándose a respetar las acciones del gobierno de Bolivia.

Ante eso hubo una respuesta muy interesante de la opinión pública internacional:
más de 800 organizaciones ciudadanas de 59 países piden al presidente del Banco Mundial respetar la salida de Bolivia del tribunal de arbitraje. Creo que todos los delegados y delegadas a esta Conferencia deberíamos apoyar esa petición y respaldar la decisión soberana del gobierno de Evo Morales. (La petición y la lista de organizaciones firmantes puede ser consultada en diferentes lenguas; encastellano :http://www.ips-dc.org/reports/080115-boliviapetition-es.pdf

Por cierto que este tema no afecta solamente a Bolivia, sino a muchos países. Así por ejemplo la empresa Exxon Mobil a través del CIADI  impulsa acciones contra Venezuela (ver:  http://www.voltairenet.org/article155247.html ):

“La empresa Exxon-Mobil introduce una petición de arbitraje ante el Centro Internacional de Arreglo de Disputas Relativas a Inversiones (CIADI) y logra además que una corte de Nueva York ordene un embargo en contra de bienes de Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA). La medida tiene múltiples lecturas. En lo económico, es un eslabón más de la cadena de agresiones del capital transnacional contra Venezuela para obligarla a ceder su industria petrolera. En lo político, es un nuevo intento de desestabilizar el gobierno democrático de Hugo Chávez Frías. En lo jurídico se trata, ni más ni menos, de un intento de arrebatarle a Venezuela su soberanía de jurisdicción, es decir, el derecho a decidir sus controversias utilizando sus propias leyes y tribunales.”

* * *

Hemos expuesto aquí algunos aspectos de la estrategia imperial de dominación, que como dijimos se expresa en todos los dominios. Queremos ahora afirmar  nuestra convicción de que podemos y debemos cambiar este injusto estado de cosas. Pero sabemos que nadie puede solo.
Por eso hemos venido a Caracas confiando en que esta representativa Conferencia Mundial será un momento importante para la construcción de unidad en la diversidad. Y termino con estas palabras del saludo que la delegación argentina ha acercado a esta Conferencia:

“Es vital que trabajemos en común por la paz con justicia social y busquemos empeñosamente los caminos para articular y con ello fortalecer nuestras luchas, para ser capaces de derrotar la muerte y preservar la esperanza de construir entre todos y todas ese otro mundo distinto y solidario por el que millones de personas nos hemos venido movilizando en los cinco continentes”.

https://www.alainet.org/fr/node/127037?language=es

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