Soy civil y estoy contra la guerra!
13/03/2008
- Opinión
Con un grupo de por lo menos doscientas personas comenzó la jornada de solidaridad con las víctimas del conflicto interno armado en Colombia, en la ciudad de Quito. La cita fue en la plaza Foch, el corazón de la vida nocturna de esta linda y fría ciudad. El destino final fue la embajada de Colombia ubicada en la avenida Colón a la altura de la calle Amazonas.
Durante el recorrido, distintas consignas sentenciaron el paso de los marchantes: ¡soy civil y estoy contra la guerra!, ¡Por el acuerdo humanitario, ya!, ¡por nuestras víctimas ni un minuto de silencio! Las tumbas de papel que minutos antes estuvieron apostadas en la plaza también marcharon como lo hacen los familiares de las víctimas del conflicto, buscando la justicia y la reparación para sus seres queridos. Un grupo de jóvenes vestidos completamente de blanco escenificaban el dolor y el sufrimiento de las victimas. Estaban ahí para denunciarlo ante quienes miraban atónitos el paso de la marcha.
El llamado hecho desde Colombia a través del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado fue acogido en Ecuador, por un grupo de estudiantes latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO que se encargó de su motivación. Poco a poco a esta iniciativa se fueron sumando docentes, investigadores, organizaciones de inmigrantes, movimientos sociales, ciudadanos y ciudadanas de otras latitudes del planeta y por supuesto un buen número de personas colombianas refugiadas que vinieron a Ecuador buscando la paz que no encontraron en su país de origen. “Yo lo hago porque repudio lo que está pasando en Colombia, porque me duele la gente que muere y los que tienen que desplazarse para cuidar de su vida” comentó Julia una chilena residente en Ecuador que marchó y contestó las consignas como si fueran por su país y los desaparecidos de la dictadura de décadas pasadas.
De acuerdo a las cifras del Movimiento Nacional de Víctimas, hay más de cuarenta mil denuncias de casos de personas torturadas, quince mil detenidos desaparecidos, más de tres mil quinientas masacres y según ACNUR, cuatro millones de personas han sido desplazadas a causa del conflicto. Se estima que por lo menos doscientas cincuenta mil están aquí en el Ecuador, en situación de refugio. Son familias, sin casa, sin tierra, sin su pasado y con un futuro incierto. A ellos se les arrancó su historia, salieron de su país sin más cobijo que la noche o el día que los vio partir desde distintos lugares de Colombia. Unos bajo amenazas de la guerrilla, otros de los paramilitares, algunos víctimas del mismo Estado. No importa quien sea el victimario, importan ellos y ellas, que claman por su derecho a la verdad, la justicia y la reparación así como los familiares de miles de desaparecidos que engrosan largas y dolorosas listas en estas cuatro décadas de guerra civil que ha soportado la sociedad en Colombia.
Enrique Múgica, político español, dice que “la democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos”. Por eso miles de personas salimos a las calles en distintos lugares del planeta el pasado 6 de marzo y fuimos solidarios con las víctimas del conflicto colombiano en éstas cuatro décadas. Marchamos para decirles que no los olvidamos, que siguen vigentes en nuestra memoria, y que la deuda impaga de la justicia de su muerte sigue pendiente por llegar. Salimos porque creemos que la verdadera democracia reconoce a todos los actores del conflicto, otorga legítimos espacios para el debate y disenso y reconoce su responsabilidad con las víctimas. Porque sólo mediante el diálogo podremos poner fin a este conflicto absurdo que nos aflige; en últimas donde estemos somos civiles y estamos en contra de la guerra.
- Ivonne Pico Flórez, Marcha en Quito. Ecuador
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org
Durante el recorrido, distintas consignas sentenciaron el paso de los marchantes: ¡soy civil y estoy contra la guerra!, ¡Por el acuerdo humanitario, ya!, ¡por nuestras víctimas ni un minuto de silencio! Las tumbas de papel que minutos antes estuvieron apostadas en la plaza también marcharon como lo hacen los familiares de las víctimas del conflicto, buscando la justicia y la reparación para sus seres queridos. Un grupo de jóvenes vestidos completamente de blanco escenificaban el dolor y el sufrimiento de las victimas. Estaban ahí para denunciarlo ante quienes miraban atónitos el paso de la marcha.
El llamado hecho desde Colombia a través del Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado fue acogido en Ecuador, por un grupo de estudiantes latinoamericanos de la Universidad Andina Simón Bolívar y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO que se encargó de su motivación. Poco a poco a esta iniciativa se fueron sumando docentes, investigadores, organizaciones de inmigrantes, movimientos sociales, ciudadanos y ciudadanas de otras latitudes del planeta y por supuesto un buen número de personas colombianas refugiadas que vinieron a Ecuador buscando la paz que no encontraron en su país de origen. “Yo lo hago porque repudio lo que está pasando en Colombia, porque me duele la gente que muere y los que tienen que desplazarse para cuidar de su vida” comentó Julia una chilena residente en Ecuador que marchó y contestó las consignas como si fueran por su país y los desaparecidos de la dictadura de décadas pasadas.
De acuerdo a las cifras del Movimiento Nacional de Víctimas, hay más de cuarenta mil denuncias de casos de personas torturadas, quince mil detenidos desaparecidos, más de tres mil quinientas masacres y según ACNUR, cuatro millones de personas han sido desplazadas a causa del conflicto. Se estima que por lo menos doscientas cincuenta mil están aquí en el Ecuador, en situación de refugio. Son familias, sin casa, sin tierra, sin su pasado y con un futuro incierto. A ellos se les arrancó su historia, salieron de su país sin más cobijo que la noche o el día que los vio partir desde distintos lugares de Colombia. Unos bajo amenazas de la guerrilla, otros de los paramilitares, algunos víctimas del mismo Estado. No importa quien sea el victimario, importan ellos y ellas, que claman por su derecho a la verdad, la justicia y la reparación así como los familiares de miles de desaparecidos que engrosan largas y dolorosas listas en estas cuatro décadas de guerra civil que ha soportado la sociedad en Colombia.
Enrique Múgica, político español, dice que “la democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos”. Por eso miles de personas salimos a las calles en distintos lugares del planeta el pasado 6 de marzo y fuimos solidarios con las víctimas del conflicto colombiano en éstas cuatro décadas. Marchamos para decirles que no los olvidamos, que siguen vigentes en nuestra memoria, y que la deuda impaga de la justicia de su muerte sigue pendiente por llegar. Salimos porque creemos que la verdadera democracia reconoce a todos los actores del conflicto, otorga legítimos espacios para el debate y disenso y reconoce su responsabilidad con las víctimas. Porque sólo mediante el diálogo podremos poner fin a este conflicto absurdo que nos aflige; en últimas donde estemos somos civiles y estamos en contra de la guerra.
- Ivonne Pico Flórez, Marcha en Quito. Ecuador
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/fr/node/126341
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