Comercio internacional: el difícil punto del equilibrio
09/03/2008
- Opinión
Con frecuencia los medios de prensa reflejan las reclamaciones de las naciones pobres por lo que consideran violaciones de sus derechos comerciales, otras son los grandes productores, las compañías de naciones altamente desarrolladas las que presentan el pleito, y es que ciertamente el punto de equilibrio en materia de comercio internacional es sumamente precario, en especial cuando la globalización se extiende por el mundo con su manto de contradicciones.
Fue justamente este el tema elegido por Birgit Mahnkopf, de la Universidad de Berlín, Alemania, quien sostuvo sin ambages que las políticas comerciales de la Unión Europea, se mueven en la misma cuerda hegemónica que las de Estados Unidos, que el libre comercio solo es bueno para las grandes economías y las grandes compañías, y que la liberalización no es justa cuando se aplica a productores con diferentes niveles de desarrollo.
La académica comentó también que resulta interesante percibir cómo los tratados de libre comercio entre América Latina y Estados Unidos reciben el rechazo de amplios sectores sociales y sin embargo, no ocurre lo mismo con los acuerdos firmados con Europa, aunque pueden estar reproduciendo similares injusticias, pues tanto dentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) como fuera de esta, se promueven los intereses de las grandes compañías europeas, aunque es cierto que gracias a las presiones de los sindicatos y las organizaciones no gubernamentales, muchas de las cláusulas más agresivas de los proyectos comerciales tuvieron que suavizarse.
En su opinión el tejido comercial internacional, y en primer lugar sus instituciones, deberían trabajar para que el objetivo primordial del comercio sea el desarrollo, y no la obtención irracional de ganancias. La OMC debería, dijo, ejercer más un papel de regulador de las conductas comerciales nacionales, de modo que sean protegidas los países pobres, e impedir que unos puedan perjudicar flagrantemente a otros. Principios como la solidaridad, la cooperación, el respeto a la soberanía, así como la búsqueda constante de la sustentabilidad y del respeto al medio ambiente deberían estar más presentes en las negociaciones, precisó.
Por su parte, Helmuck Markov, presidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, comentó que cada vez son más las naciones que no están dispuestas a aceptar la hegemonía comercial de Estados Unidos, Alemania y Japón, y por ello la Ronda de Doha se prolonga.
Desde una visión menos crítica del asunto, Markov ponderó la labor que viene haciendo la Unión Europea para abrir nuevos mercados a sus productos, a la vez que promete la apertura de sus fronteras a las producciones de naciones poco desarrolladas, y se confesó un defensor de los acuerdos multilaterales y de la integración europea en convenios comerciales con otras regiones.
Minutos antes, Clemens Boonekamp, director de la División de Exámenes de Política Comercial de la OMC, ofreció una breve explicación sobre la actuación de ese organismo cuando se presentan insatisfacciones sobre los mecanismos comerciales vigentes.
La OMC, ¿un instrumento de la globalización?
Necesario y vital resultan para el comercio mundial que organismos como la OMC u otros regionales prioricen y privilegien en sus agendas, el desarrollo de los países más atrasados cual útil contribución a un nuevo orden económico internacional, más justo y equitativo.
Según el mexicano Jaime Estay, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la OMC se presenta como un instrumento del proceso de globalización y su fase de crisis y estancamiento comenzó mucho antes de Doha, donde hubo un intento renovador que no resolvió, pues ya desde Seattle y Cancún, el fracaso estaba anunciado.
En Doha se aprovechó la coyuntura de los sucesos del 11 de septiembre para, a costa de la lucha contra el terrorismo en el mundo, exigir liberalización del comercio (el palo) y mostrar "la zanahoria del desarrollo", que al final significó alinearse cada vez más a la política económica de Estados Unidos y las poderosas transnacionales.
De la OMC emanan acuerdos ambiciosos que se cumplen en los temas que interesan a los países desarrollados (Propiedad Industrial, inversiones relacionadas con el comercio y los servicios) y en lo concerniente a los subdesarrollados apenas se cumplen, como ocurre con los de agricultura, textiles, que demuestran que las promesas refrendadas con fuerza en Doha siguen sin cumplirse. Negociaciones que no priorizan el desarrollo y no tienen en cuenta el trato especial y diferenciado que requieren las economías más empobrecidas, a las que no se le aplican tampoco los criterios de la no reciprocidad plena.
Están notoriamente trabadas las negociaciones de Doha y son grandes las desavenencias en temas tan elementales como el subsidio a la agricultura, a las exportaciones y en los servicios; una situación de crisis que muestra un alto grado de pérdida de credibilidad y legitimidad por los cuestionamientos de todo tipo a que se expone hoy su funcionamiento, matizado por prórrogas y estancamiento en cada una de las materias de su agenda.
Al ofrecer un análisis crítico sobre el funcionamiento de la OMC, Alina Revilla, de la dirección de Organismos Internacionales del Ministerio de Comercio Exterior, denunció que la Ronda de Doha favoreció a los grandes, acomodó sus intereses y nos hizo creer que se avanza hacia el progreso.
Precisó la economista cubana que es evidente el secuestro a que han sido sometidos temas como el de servicios, la transferencia de tecnología, la deuda, entre otros vitales para las naciones más atrasadas, mientras los poderosos del Norte exigen mayores aperturas de mercado y condicionamientos de todo tipo, hasta lograr imponer incluso negociaciones bilaterales y plurilaterales para presionar en la toma de decisiones y su puesta en práctica.
Y han quedado postergados asuntos tan elementales para el progreso humano, que sí animaban en principio ese organismo, como son el alivio a la pobreza, la seguridad alimentaria y el desarrollo rural, entre otros.
Coincidieron varios oradores en que se deben revisar a la Unión Europea y a Estados Unidos por sus políticas y comportamientos dentro de la OMC, y el propio Helmuck Markov anunció que los parlamentos del Viejo continente ya asumen este debate.
X Encuentro Internacional de Economistas Sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. La Habana del 3 al 7 de marzo de 2008
Fue justamente este el tema elegido por Birgit Mahnkopf, de la Universidad de Berlín, Alemania, quien sostuvo sin ambages que las políticas comerciales de la Unión Europea, se mueven en la misma cuerda hegemónica que las de Estados Unidos, que el libre comercio solo es bueno para las grandes economías y las grandes compañías, y que la liberalización no es justa cuando se aplica a productores con diferentes niveles de desarrollo.
La académica comentó también que resulta interesante percibir cómo los tratados de libre comercio entre América Latina y Estados Unidos reciben el rechazo de amplios sectores sociales y sin embargo, no ocurre lo mismo con los acuerdos firmados con Europa, aunque pueden estar reproduciendo similares injusticias, pues tanto dentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) como fuera de esta, se promueven los intereses de las grandes compañías europeas, aunque es cierto que gracias a las presiones de los sindicatos y las organizaciones no gubernamentales, muchas de las cláusulas más agresivas de los proyectos comerciales tuvieron que suavizarse.
En su opinión el tejido comercial internacional, y en primer lugar sus instituciones, deberían trabajar para que el objetivo primordial del comercio sea el desarrollo, y no la obtención irracional de ganancias. La OMC debería, dijo, ejercer más un papel de regulador de las conductas comerciales nacionales, de modo que sean protegidas los países pobres, e impedir que unos puedan perjudicar flagrantemente a otros. Principios como la solidaridad, la cooperación, el respeto a la soberanía, así como la búsqueda constante de la sustentabilidad y del respeto al medio ambiente deberían estar más presentes en las negociaciones, precisó.
Por su parte, Helmuck Markov, presidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, comentó que cada vez son más las naciones que no están dispuestas a aceptar la hegemonía comercial de Estados Unidos, Alemania y Japón, y por ello la Ronda de Doha se prolonga.
Desde una visión menos crítica del asunto, Markov ponderó la labor que viene haciendo la Unión Europea para abrir nuevos mercados a sus productos, a la vez que promete la apertura de sus fronteras a las producciones de naciones poco desarrolladas, y se confesó un defensor de los acuerdos multilaterales y de la integración europea en convenios comerciales con otras regiones.
Minutos antes, Clemens Boonekamp, director de la División de Exámenes de Política Comercial de la OMC, ofreció una breve explicación sobre la actuación de ese organismo cuando se presentan insatisfacciones sobre los mecanismos comerciales vigentes.
La OMC, ¿un instrumento de la globalización?
Necesario y vital resultan para el comercio mundial que organismos como la OMC u otros regionales prioricen y privilegien en sus agendas, el desarrollo de los países más atrasados cual útil contribución a un nuevo orden económico internacional, más justo y equitativo.
Según el mexicano Jaime Estay, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, la OMC se presenta como un instrumento del proceso de globalización y su fase de crisis y estancamiento comenzó mucho antes de Doha, donde hubo un intento renovador que no resolvió, pues ya desde Seattle y Cancún, el fracaso estaba anunciado.
En Doha se aprovechó la coyuntura de los sucesos del 11 de septiembre para, a costa de la lucha contra el terrorismo en el mundo, exigir liberalización del comercio (el palo) y mostrar "la zanahoria del desarrollo", que al final significó alinearse cada vez más a la política económica de Estados Unidos y las poderosas transnacionales.
De la OMC emanan acuerdos ambiciosos que se cumplen en los temas que interesan a los países desarrollados (Propiedad Industrial, inversiones relacionadas con el comercio y los servicios) y en lo concerniente a los subdesarrollados apenas se cumplen, como ocurre con los de agricultura, textiles, que demuestran que las promesas refrendadas con fuerza en Doha siguen sin cumplirse. Negociaciones que no priorizan el desarrollo y no tienen en cuenta el trato especial y diferenciado que requieren las economías más empobrecidas, a las que no se le aplican tampoco los criterios de la no reciprocidad plena.
Están notoriamente trabadas las negociaciones de Doha y son grandes las desavenencias en temas tan elementales como el subsidio a la agricultura, a las exportaciones y en los servicios; una situación de crisis que muestra un alto grado de pérdida de credibilidad y legitimidad por los cuestionamientos de todo tipo a que se expone hoy su funcionamiento, matizado por prórrogas y estancamiento en cada una de las materias de su agenda.
Al ofrecer un análisis crítico sobre el funcionamiento de la OMC, Alina Revilla, de la dirección de Organismos Internacionales del Ministerio de Comercio Exterior, denunció que la Ronda de Doha favoreció a los grandes, acomodó sus intereses y nos hizo creer que se avanza hacia el progreso.
Precisó la economista cubana que es evidente el secuestro a que han sido sometidos temas como el de servicios, la transferencia de tecnología, la deuda, entre otros vitales para las naciones más atrasadas, mientras los poderosos del Norte exigen mayores aperturas de mercado y condicionamientos de todo tipo, hasta lograr imponer incluso negociaciones bilaterales y plurilaterales para presionar en la toma de decisiones y su puesta en práctica.
Y han quedado postergados asuntos tan elementales para el progreso humano, que sí animaban en principio ese organismo, como son el alivio a la pobreza, la seguridad alimentaria y el desarrollo rural, entre otros.
Coincidieron varios oradores en que se deben revisar a la Unión Europea y a Estados Unidos por sus políticas y comportamientos dentro de la OMC, y el propio Helmuck Markov anunció que los parlamentos del Viejo continente ya asumen este debate.
X Encuentro Internacional de Economistas Sobre Globalización y Problemas del Desarrollo. La Habana del 3 al 7 de marzo de 2008
http://www.eleconomista.cubaweb.cu/globalizacion/2008/dia5_8/comercio-internacional.html
https://www.alainet.org/fr/node/126203?language=es
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