Tiempo político y TLC
09/03/2008
- Opinión
Importantes lecciones políticas hemos, descubierto bien revistado en las últimas décadas en Costa Rica. Quizá la más determinante desde el 2004 a la fecha es el factor tiempo en la política pro TLC.
Expresiones como “quedarnos fuera”, “estamos atrasados”, “hay fechas límites”, “sesione extraordinarias”, “vía rápida”, etc. Es decir, las maniobras utilizadas para la consecución de objetivos políticos telecistas.
Así, la fecha del 29 de febrero del 2008 se agenció originalmente como la “frontera final” de aprobación de la agenda de implementación (13 proyectos, o mega-combo) necesaria para el buen funcionamiento de los “buenos negocios” del TLC “legitimado” el pasado 07 de octubre. Llegado ese día, tras anunciarnos que era un asunto de interpretación de los “textos” ahora la Asamblea Legislativa está en la premura de terminar lo que empezó en el plazo de 90 días. No debe olvidarse que “Ese plazo fue el que recomendó el presidente Óscar Arias a lo diputados para concluir con la tramitación”, y que el PAC negociará estas sesiones (Nación 09/03/08:6A).
¿Qué lecciones políticas sacamos de estos 90 días? En primer lugar, la necesidad de sincronizar urgencias subjetivas y plazos objetivos, dado que el tiempo opera como una jerarquía ordenadora de los valores que guían el accionar político, por tanto, el tiempo se hace escaso e insustituible.
En segundo lugar, el ejercicio del poder se cimienta en el control del tiempo, a través, de tres estrategias: dejar al otro sin tiempo, tomar la iniciativa acelerando el ritmo con lo cual el adversario siempre va atrás, multiplicar iniciativas simultáneas con el fin de dividir y agotar al adversario.
Específicamente, estos 90 días como otros plazos anteriores, buscan condicionar el uso del tiempo a favor de los propios intereses y en detrimento del otro. Limitando el tipo de actividades, iniciativas, alternancias y monopolizando hacia los objetivos propios de la agenda del gobierno pro TLC. Por ello, éste, amplia los propios plazos y limita los ajenos.
En otras palabras, estos 90 días estructuran, priorizan y saturan la agenda pública, al determinar el marco de lo posible-factible. Al estrechar el plazo obliga a más sesiones y acudir a la “vía rápida” en la Asamblea, con ello limita las opciones y rigidiza el sistema. La ecuación tarea y tiempo esta dando sus réditos al gobierno.
El gobierno de los hermanos Arias se juega en el aquí y ahora, copta y determina el espacio de decisión. Sin embargo, su oportunidad se debe ver condicionada por el pasado y por el futuro. Su TLC e implementaciones son la expresión de un proyecto de país que debe vérselas ya no con los tiempos de su legalidad presentista. Éste deberá ser tamizado en el tiempo de la legitimidad sociohistórica de la cual no hay garantía para la actual coyuntura.
Aún cuando el gobierno y sus aliados anunciaban el 07 de octubre la página en blanco y el olvido de las diferencias ¿Cómo hacer futuro sin hacer memoria? En ese escenario (arena) política se perdió, su sigificatividad sociohistórica no.
Hemos experimentado desilusión y desarticulación de fuerzas, pero habemos personas que sentimos y pensamos desde lugares epistémicos de lucha: comités patrióticos, medios alternativos de información, partidos políticos, universidades, etc. Nuestro reto, es crear “tiempo-ahora” (Jetzeit), alternativo al tiempo de los hermanos Arias. Un tiempo-ahora, generador de futuro, gestor de propuestas, programas y nuevas institucionalidades. Hacer política es hacer futuro, no en el cortoplacismo, sino, en crear las condiciones materiales y culturales que permitan construir una Costa Rica Solidaria.
Javier Torres Vindas , Sociólogo y linotipista.
Expresiones como “quedarnos fuera”, “estamos atrasados”, “hay fechas límites”, “sesione extraordinarias”, “vía rápida”, etc. Es decir, las maniobras utilizadas para la consecución de objetivos políticos telecistas.
Así, la fecha del 29 de febrero del 2008 se agenció originalmente como la “frontera final” de aprobación de la agenda de implementación (13 proyectos, o mega-combo) necesaria para el buen funcionamiento de los “buenos negocios” del TLC “legitimado” el pasado 07 de octubre. Llegado ese día, tras anunciarnos que era un asunto de interpretación de los “textos” ahora la Asamblea Legislativa está en la premura de terminar lo que empezó en el plazo de 90 días. No debe olvidarse que “Ese plazo fue el que recomendó el presidente Óscar Arias a lo diputados para concluir con la tramitación”, y que el PAC negociará estas sesiones (Nación 09/03/08:6A).
¿Qué lecciones políticas sacamos de estos 90 días? En primer lugar, la necesidad de sincronizar urgencias subjetivas y plazos objetivos, dado que el tiempo opera como una jerarquía ordenadora de los valores que guían el accionar político, por tanto, el tiempo se hace escaso e insustituible.
En segundo lugar, el ejercicio del poder se cimienta en el control del tiempo, a través, de tres estrategias: dejar al otro sin tiempo, tomar la iniciativa acelerando el ritmo con lo cual el adversario siempre va atrás, multiplicar iniciativas simultáneas con el fin de dividir y agotar al adversario.
Específicamente, estos 90 días como otros plazos anteriores, buscan condicionar el uso del tiempo a favor de los propios intereses y en detrimento del otro. Limitando el tipo de actividades, iniciativas, alternancias y monopolizando hacia los objetivos propios de la agenda del gobierno pro TLC. Por ello, éste, amplia los propios plazos y limita los ajenos.
En otras palabras, estos 90 días estructuran, priorizan y saturan la agenda pública, al determinar el marco de lo posible-factible. Al estrechar el plazo obliga a más sesiones y acudir a la “vía rápida” en la Asamblea, con ello limita las opciones y rigidiza el sistema. La ecuación tarea y tiempo esta dando sus réditos al gobierno.
El gobierno de los hermanos Arias se juega en el aquí y ahora, copta y determina el espacio de decisión. Sin embargo, su oportunidad se debe ver condicionada por el pasado y por el futuro. Su TLC e implementaciones son la expresión de un proyecto de país que debe vérselas ya no con los tiempos de su legalidad presentista. Éste deberá ser tamizado en el tiempo de la legitimidad sociohistórica de la cual no hay garantía para la actual coyuntura.
Aún cuando el gobierno y sus aliados anunciaban el 07 de octubre la página en blanco y el olvido de las diferencias ¿Cómo hacer futuro sin hacer memoria? En ese escenario (arena) política se perdió, su sigificatividad sociohistórica no.
Hemos experimentado desilusión y desarticulación de fuerzas, pero habemos personas que sentimos y pensamos desde lugares epistémicos de lucha: comités patrióticos, medios alternativos de información, partidos políticos, universidades, etc. Nuestro reto, es crear “tiempo-ahora” (Jetzeit), alternativo al tiempo de los hermanos Arias. Un tiempo-ahora, generador de futuro, gestor de propuestas, programas y nuevas institucionalidades. Hacer política es hacer futuro, no en el cortoplacismo, sino, en crear las condiciones materiales y culturales que permitan construir una Costa Rica Solidaria.
Javier Torres Vindas , Sociólogo y linotipista.
https://www.alainet.org/fr/node/126198?language=es
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