Marchar el 4 de febrero: Un falso dilema
01/02/2008
- Opinión
Las organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos abajo firmantes, miembros del Espacio de Trabajadores y Trabajadoras de Derechos Humanos de Barrancabermeja y el Magdalena Medio, quienes padecemos el rigor del conflicto social y armado que ha sufrido la región y Barrancabermeja en particular, vemos con profunda preocupación los vientos de intolerancia, la promoción de los odios y la insentivación de la polarización entre la sociedad civil, que durante la historia ha colocado las victimas, quedando casi desnuda e impotente frente a los actores armados del conflicto. Nos preocupa que durante el mes de Enero se hayan presentado catorce homicidios en el casco Urbano de la ciudad, doblando en cifras el numero de vidas humanas cercenadas para el mismo mes del año anterior; nos preocupa que continúen las amenazas, el desplazamiento, la desaparición forzada que se suma a las ya catastróficas estadísticas acumuladas y que no se de respuestas categóricas y eficaces, por parte de las autoridades, en favor de la verdad.
Bajo estas consideraciones, y ante la convocatoria de marcha para el 4 de Febrero, Las organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos hemos decidido no participar por encarnar un falso dilema planteado por el Gobierno al pueblo colombiano.
Los pobladores y pobladoras, al igual que las Organizaciones Sociales y políticas que hacemos parte del Espacio de Trabajadores y Trabajadoras de Derechos Humanos rechazamos los métodos de terror, la guerra y su estado actual de degradación en el cual han venido incurriendo los actores armados legales e ilegales, y clamamos por una paz con justicia social. Marchar contra las FARC y contra el secuestro, como lo muestran y promueven sus organizadores, no es el camino que conduce al reconocimiento y superación del conflicto; he ahí el falso dilema.
Es decir: si marchamos estamos por la paz, y si no lo hacemos estamos por la guerra. Dilema que con la complicidad de los grandes medios de comunicación genera el reduccionismo y la homogenización del discurso político en torno al conflicto social y armado, legitimando la aniquilación de los actores sociales que se deslindan de esta perspectiva. Creemos que, en el marco de nuestro contexto nacional, es todo lo contrario; De ahí la importancia de no caer en ella, porque con esto se estaría cerrando el paso a lo que realmente el pueblo colombiano necesita: “el acuerdo humanitario, ya”. Salir a marchar sería la mayor equivocación que podríamos cometer, pues validaríamos la posible segunda reelección de Álvaro Uribe Vélez, legitimaríamos los rescates por la vía militar y retrocederíamos a lo que ya empezó a realizarse de hecho con la liberación unilateral de Clara Rojas y Consuelo González.
Un imperativo hoy es que el Gobierno reconozca que en Colombia existe un conflicto social y armado con una duración de más de cuarenta años, que tiene su origen, entre otros, en las profundas desigualdades, la exclusión política, económica y social, y que acepte que en esas causas residen las claves para su superación.
No obstante, el Gobierno insiste en imprimirle al Estado una orientación guerrerista, hoy llamada de “Seguridad Democrática”. En esa medida la marcha del 4 de febrero, antes que constituirse en un aporte a la paz, la armonía y a la unidad del país, se convierte en una especie de referendo amenazante, para buscar la refrendación sin límites de las salidas militaristas. Al mismo tiempo, esta marcha es una cortina de humo que pretende ocultarle al mundo las responsabilidades del Estado colombiano, de los empresarios y ganaderos entre otros quienes apoyados en el paramilitarismo y bajo el ejercicio de la parapolítica, las desapariciones, los desplazamientos, las amenazas, los asesinatos de opositores al régimen, la violación de la soberanía nacional con la entrega de Colombia a las multinacionales, el despojo de las conquistas y garantías populares logradas de tiempo atrás; en suma, la consolidación de las desigualdades sustentadas en la miseria, el hambre, el desempleo y la dependencia económica y política de nuestro país frente al imperio norteamericano.
Hacemos un llamado urgente a la primera autoridad del Municipio, Dr. Carlos A. Contreras para que se pronuncie y tome acciones reales frente a los hechos de sangre y violencia que ensombrecen a Barrancabermeja.
Finalmente consideramos que si por algo debe marchar hoy el pueblo colombiano es por el acuerdo humanitario y la salida política al conflicto, por la defensa de sus derechos económicos y sociales, y la reivindicación de la soberanía nacional como respeto al territorio y al pueblo.
ESPACIO DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS DE DERECHOS HUMANOS
Barrancabermeja, Magdalena Medio
Febrero 1° de 2008
Firman organizaciones que hacen parte del Espacio:
Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra –ACVC-
Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos –CREDHOS-
Organización Femenina Popular –OFP-
Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio –PDPMM-
Unión Sindical Obrera –USO-
Comisión Diocesana Vida, Justicia y Paz.
Pastoral de Trabajadores - Diócesis de Barrancabermeja.
Central Unitaria de Trabajadores – CUT
Afrolibertarios
Sinaltrainal
Corporación Nación
Asodesamuba
Sintraelecol
Asorvimm
Pax Christi
Movimiento Humanista
Colectivo de Jóvenes de Barrancabermeja
Movimiento Estudiantil de UNIPAZ
Asfaddes Barrancabermeja
Comunidad Internacional:
Brigadas Internacional de Paz
Equipos Cristianos por la Paz
Bajo estas consideraciones, y ante la convocatoria de marcha para el 4 de Febrero, Las organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos hemos decidido no participar por encarnar un falso dilema planteado por el Gobierno al pueblo colombiano.
Los pobladores y pobladoras, al igual que las Organizaciones Sociales y políticas que hacemos parte del Espacio de Trabajadores y Trabajadoras de Derechos Humanos rechazamos los métodos de terror, la guerra y su estado actual de degradación en el cual han venido incurriendo los actores armados legales e ilegales, y clamamos por una paz con justicia social. Marchar contra las FARC y contra el secuestro, como lo muestran y promueven sus organizadores, no es el camino que conduce al reconocimiento y superación del conflicto; he ahí el falso dilema.
Es decir: si marchamos estamos por la paz, y si no lo hacemos estamos por la guerra. Dilema que con la complicidad de los grandes medios de comunicación genera el reduccionismo y la homogenización del discurso político en torno al conflicto social y armado, legitimando la aniquilación de los actores sociales que se deslindan de esta perspectiva. Creemos que, en el marco de nuestro contexto nacional, es todo lo contrario; De ahí la importancia de no caer en ella, porque con esto se estaría cerrando el paso a lo que realmente el pueblo colombiano necesita: “el acuerdo humanitario, ya”. Salir a marchar sería la mayor equivocación que podríamos cometer, pues validaríamos la posible segunda reelección de Álvaro Uribe Vélez, legitimaríamos los rescates por la vía militar y retrocederíamos a lo que ya empezó a realizarse de hecho con la liberación unilateral de Clara Rojas y Consuelo González.
Un imperativo hoy es que el Gobierno reconozca que en Colombia existe un conflicto social y armado con una duración de más de cuarenta años, que tiene su origen, entre otros, en las profundas desigualdades, la exclusión política, económica y social, y que acepte que en esas causas residen las claves para su superación.
No obstante, el Gobierno insiste en imprimirle al Estado una orientación guerrerista, hoy llamada de “Seguridad Democrática”. En esa medida la marcha del 4 de febrero, antes que constituirse en un aporte a la paz, la armonía y a la unidad del país, se convierte en una especie de referendo amenazante, para buscar la refrendación sin límites de las salidas militaristas. Al mismo tiempo, esta marcha es una cortina de humo que pretende ocultarle al mundo las responsabilidades del Estado colombiano, de los empresarios y ganaderos entre otros quienes apoyados en el paramilitarismo y bajo el ejercicio de la parapolítica, las desapariciones, los desplazamientos, las amenazas, los asesinatos de opositores al régimen, la violación de la soberanía nacional con la entrega de Colombia a las multinacionales, el despojo de las conquistas y garantías populares logradas de tiempo atrás; en suma, la consolidación de las desigualdades sustentadas en la miseria, el hambre, el desempleo y la dependencia económica y política de nuestro país frente al imperio norteamericano.
Hacemos un llamado urgente a la primera autoridad del Municipio, Dr. Carlos A. Contreras para que se pronuncie y tome acciones reales frente a los hechos de sangre y violencia que ensombrecen a Barrancabermeja.
Finalmente consideramos que si por algo debe marchar hoy el pueblo colombiano es por el acuerdo humanitario y la salida política al conflicto, por la defensa de sus derechos económicos y sociales, y la reivindicación de la soberanía nacional como respeto al territorio y al pueblo.
ESPACIO DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS DE DERECHOS HUMANOS
Barrancabermeja, Magdalena Medio
Febrero 1° de 2008
Firman organizaciones que hacen parte del Espacio:
Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra –ACVC-
Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos –CREDHOS-
Organización Femenina Popular –OFP-
Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio –PDPMM-
Unión Sindical Obrera –USO-
Comisión Diocesana Vida, Justicia y Paz.
Pastoral de Trabajadores - Diócesis de Barrancabermeja.
Central Unitaria de Trabajadores – CUT
Afrolibertarios
Sinaltrainal
Corporación Nación
Asodesamuba
Sintraelecol
Asorvimm
Pax Christi
Movimiento Humanista
Colectivo de Jóvenes de Barrancabermeja
Movimiento Estudiantil de UNIPAZ
Asfaddes Barrancabermeja
Comunidad Internacional:
Brigadas Internacional de Paz
Equipos Cristianos por la Paz
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