Poder económico y corrupción
- Opinión
El noticiero de televisión, como casi todos los medios, es un órgano de difusión de las consignas del momento. Nunca discute el sistema, parece como si ni siquiera conociera su existencia, pero destila constantemente las órdenes de la clase dominante.
Todos los noticieros de televisión, las mayores radios y diarios del Ecuador, difunden ampliamente los resultados del Índice de Percepción de Corrupción (IPC) elaborado por Transparencia Internacional (TI) para el año 2007. Esta información desprovista de todo análisis sobre el tipo de organización, del método utilizado para definir el índice, que permitiría a los receptores de la información juzgar la pertinencia o no de la información proporcionada, les permite ocultar la intencionalidad política que subyace bajo esa línea de acción en el momento electoral que transcurre actualmente en el Ecuador: manipular la opinión pública en beneficio de sus mandantes, el poder económico que los controla. Ante tal comportamiento que no informa, que sólo recuerda lo que debemos saber, es importante descubrir que es TI, como elabora el IPC, pero sobre todo, descubrir los objetivos políticos que persiguen los grandes medios de información, al posicionar como la noticia del día a la clasificación ya aludida.
TI es una organización no gubernamental, fundada en 1993 por Peter Eigen, ex funcionario del Banco Mundial. Su sede es Berlín y cuenta actualmente con más de 80 oficinas nacionales, entres estas el Ecuador. Sus principales fuentes de financiamiento son organismos gubernamentales, fundaciones privadas, grandes empresas, etc.
Sus principales en el Ecuador fueron Alberto Dahik Garzozi, ex Vicepresidente del Ecuador, hoy prófugo de la justicia ecuatoriana por desfalco de fondos públicos, quien ejerció también la Presidencia del Comité Asesor de Transparencia Internacional a nivel mundial. Posteriormente a la fuga de Dahik, dirigió a la oficina nacional del Ecuador Valeria Merino, cercana al gobierno de George Bush, hasta el punto que fue recibida por el presidente de los Estados Unidos en su despacho en Washington, lo que dice mucho de su compromiso con el gobierno más corrupto del mundo y de las relaciones de TI con el imperialismo norteamericano.
Sus actividades más conocidas son la elaboración de dos índices: el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) y el Índice de Fuentes de Soborno (IFS).
El IPC, se basa en la información proporcionada por agencias de riesgo, encuestas subjetivas entre hombres de negocios o de organizaciones como el Foro Económico Mundial sobre, sobre seguridad jurídica, seguridad legal, financiamiento político, costos de servicios recibidos, contratación pública, cumplimiento de compromisos en la lucha anticorrupción.
En consecuencia, quienes informan sobre el grado de corrupción, son los propios sobornantes, como lo permite reconocer el IFS, así como los distintos análisis de TI, entre estos el libro publicado por su fundador[1]. Efectivamente, si salvamos a las agencias de riesgo, sólo restan como fuentes de información los “hombres de negocios”, puesto que el Foro Económico Mundial o Grupo de Davos, está constituido por los mil altos ejecutivos de las más grandes compañías del mundo.
A lo antes expresado, vale agregar que, como lo afirma el Dr. Luis Moreno Ocampo, fiscal general de la Corte Penal Internacional y ex miembro del Consejo Directivo de TI: “La corrupción que afecta al desarrollo es una actividad de gente con poder. Gente que tiene poder y esta dispuesta a vender algunas de sus decisiones y gente que tiene dinero suficiente para comprarlo”. Esto es, que la corrupción abarca tanto al poder económico como al poder político, puesto que “nuestras democracias tampoco se libran de esto: los partidos poderosos poseen una influencia determinante a la hora de adjudicar puestos y encargos, y, a pesar de sus sustanciosos recursos, se dejan mantener con demasiada facilidad”. Citas a las cuales sólo vale agregar que las fuentes de soborno no sólo provienen del poder interno, sino también del externo, como lo demuestran los sobornos que pagan las empresas multinacionales en el mundo entero.
Desde otra perspectiva analítica, valga recordar que el poder económico también controla la institucionalidad del Estado, como lo demuestra que todos los puestos directivos de las Instituciones del Estado, han sido ocupados, históricamente, por miembros directos del poder económico o por sus testaferros, por lo que resulta evidente que la corrupción derivada de la venta de decisiones a cambio de dinero o por dinero es de responsabilidad exclusiva del poder económico.
Como todo ello es así, vale preguntarse ¿por qué razón los grandes medios difunden profusamente la información de TI y del IP? La respuesta es obvia: pretenden posicionar en la conciencia colectiva la creencia de que el responsable de los altos niveles de corrupción es el gobierno de Rafael Correa, que no el poder económico como quedó demostrado. La más grosera y evidente manipulación en ese sentido es la del diario El Universo, cuando arbitrariamente, sin ningún sustento técnico, incluye entre los indicadores del IPC: la confianza país, índice de riesgo, marco jurídico, niveles de impunidad[2], indicadores que son parte del arsenal político de campaña de la derecha ecuatoriana. Para lograr su propósito tienen en cuenta que en el pasado inmediato posicionaron en el imaginario colectivo que el riesgo país había descendido, al igual que la confianza de los inversionistas ante la inseguridad jurídica que se derivaba de la Asamblea Constituyente.
Pero todo su esfuerzo por reducir la aplastante victoria de las fuerzas políticas que luchan por la transformación, por la cual votó la gran mayoría de ecuatorianos es ya irreversible. Los esfuerzos que desarrollan los presentadores de televisión para actuar como guías y autentificadores de estas imposturas, es inútil, dado que su credibilidad ha descendido notoriamente, precisamente por este tipo de acciones. Su apariencia de hombres neutrales, honestos e inteligentes ha sido descubierta en toda la dimensión de su falsía. Cuanto más que la manipulación a propósito del IPC ha sido desenmascarada.
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