El enunciado en Bajtin: vivencia y sintaxis
27/09/2007
- Opinión
Resumen
En el presente artículo se da cuenta el concepto enunciado tal como Bajtin lo construye, es decir, en el devenir de las interacciones cotidianas para luego indicar algunas pistas para su traducción n la sintaxis de las mismas.
Enunciado como vivencia
Bajtin opone a las diferencias estructuralistas entre “langue/parole” y “signifiant/signifié” su “teoría del enunciado”, que en resumen apunta a la posibilidad de estudiar el lenguaje en su dinámica, es decir dentro de situaciones sociales inmediatas, en contextos situacionales, donde cada acontecimiento es expresado entre dos personas socialmente organizadas dentro de un contexto axiológico delimitado.
Todo enunciado adquiere un doble nivel social: significa y valora. Quienes se involucran enunciativamente articulan un horizonte valorativo-ideológico. La vida discursiva no existe sin la palabra del otro: “la palabra ajena”. Todo enunciado porta las múltiples voces en conflicto. La compresión dialógica de un enunciad, para Bajtin, se asume desde sus horizontes axiológicos de referencia, a saber[1]:
"cualquier producto ideológico es parte de una realidad natural o social, no sólo como un cuerpo físico, un instrumento de producción o un producto de consumo, sino que además, a diferencia de los fenómenos enumerados, refleja y refracta otra realidad, la que está más allá de su materialidad. Todo producto ideológico posee una significación, representa, reproduce, sustituye algo que se encuentra fuera de él, esto es aparece como signo. Donde no hay signo no hay ideología... de esta manera, al lado de los fenómenos de la naturaleza, los objetos técnicos y los productos de consumo existe un mundo especial, el mundo de los signos... todo lo ideológico posee una significación sígnica" (Bajtin, 1992:31-33)
Así, la compresión del material de un enunciado sólo es posible por medio de otros signos-ideológicos, en el territorio interindividual de significación y valoración; el signo aparece como una capacidad neutral de acumulación de los procesos sociales y es allí donde se convierte en signo social "la palabra acompaña como un ingrediente necesario, a toda la creación ideológica en general" (Bajtin, 1992: 39)
Es decir, toda palabra esta presente en el proceso de comprensión e interpretación de cualquier material sígnico (ideológico-social). Todo acto discursivo (enunciado) se expresa en el exterior, en el intercambio, que responde a específicas formas de interacción social (discursivas, dialógicas, ideológicas), sus distintas orientaciones activas responden a las fuerzas sociales que le sostienen. Todo enunciado es contradictorio, más su polisemia se pluriacentúa acorde al horizonte ideológico (axiológico) que le corresponde, sin obviar la participación activa del emisor y la recepción activa del oyente.
Su teoría del enunciado nos remite al análisis de la lengua en su tonalidad concreta y viviente que conduce al análisis translingüístico, en otras palabras, a la polifonía, al conjunto de las "voces"; no al simplemente lingüístico que ofrece una perspectiva monológica y abstracta. Aparecen de esta manera las relaciones lógicas que son necesarias para las relaciones dialógicas, que es el discurso de dos voces, así como las relaciones de significación objetiva como los enunciados y las posiciones de los diferentes sujetos.
La vivencia, es en Bajtin la capacidad de otorgar sentido verbal a los acontecimientos, a partir de la sinfonía de veces que convergen en cada repliegue de la antropología discursiva en su doble nivel lo histórico y lo biográfico. Esta orquestación adquiere su valor y significancia en su dinámica heteroglota con los horizontes axiológicos desde los que se deslinda e inscribe nuevas formas de hacer, sentir, pensar y representar. Dicha plasticidad es el garante de la vitalidad del lenguaje y de la capacidad sombría ante lo inefable. Lo místico no es como sea el mundo, sino que el mundo sea; afirmaba Wittgenstein en el Tractatus, por eso ante ello debíamos callar; en sus investigaciones filosóficas son los juegos del lenguaje quienes cargan de sentido y ya los seres humanos son en este autor capaces de hablar de lo místico. Los sujetos ónticos son sujetos de sentido.
Para Bajtin esto era claro desde el principio: todo enunciado esta anclado en un doble juego la capacidad activa de su emisor y la recepción activa del receptor encuadrados en mundos axiológicos que pudiesen o no coincidir. Así un diálogo entre dos interlocutores es la heteroglosia de voces sociohistóricas que luchan por el signo.
Enunciado y sintaxis
En definitiva Bajtin apuesta por un rompimiento con el formalismo muerto (literario, científico, filosófico, etc.) y decanta una “fiesta de la resurrección de la palabra” en cuatro estadios:
a. escucha del rumor social (a la manera de Walter Benjamin ó Simmel),
b. una ética socio-discursiva,
c. considerar una narrativa de lo histórico (todo enunciado tiene un pasado, un presente y un futuro) y
d. la actitud activa de hablante y del oyente en contexto sociocultural.
El problema de la sintaxis es que ella se remite a los análisis fonéticos y morfológicos; es decir, estáticos y por ende da cuenta de la nature morte del lenguaje, su origen es el estudio de lenguas muertas y su ropaje mortuorio ha sido sacralizado en la seudo-comprensión del torrente vital de nuestra dialogía. Este modelo cadavérico parte de una visión autoritaria monologista que percibe la lengua muerta y la lengua ajena como encriptadas. Su problema reside en el estudio parcial de la totalidad discursiva; no se adentran en el territorio interno del enunciado.
La teoría del enunciado en Bajtin presupone la participación activa de los interlocutores (actuación discursiva). Los silencios son límites de la conversación. Toda conversación es una sinfonía de voces, si un signo lingüístico es incomprensible es porque ha sido desterrado del torrente de la vida dialógica, ha muerto.
Para Bajtin una totalidad discursiva asume el discurso ajeno; éste es "enunciado dentro de otro enunciado, pero al mismo tiempo es discurso sobre otro discurso" (p.155) Ello se debe a la plasticidad (poética diría Tarkosvki) del enunciado ajeno. Todo discurso ajeno se inscribe dentro de un contexto autorial que le reorienta axiológicamente acorde a las tonalidades que se desean resaltar u ocultar dentro del nuevo tejido discursivo. Así existe una activa percepción axiológica de los enunciados "el que percibe el enunciado no es un ser mudo de palabra sino un hombre pleno de discursos internos" (Bajtin, 1992:159) ello debido a que todo discurso refleja y refracta las interrelaciones sociales estables de los hablantes, sin obviar vacíos (silencios) que son los conflictos latentes; por ello toda teoría del enunciado posee una ética que se emula en dos niveles:
a. contexto existente de de comentario,
b. la réplica; dado que todo enunciado responde a un horizonte axiológico-discursivo que hunde sus raíces en las relaciones sociales.
En resumen, todo discurso posee la capacidad de dar interpretación (sentido) a las vivencias de los interlocutores pues su orientación axiológica se gesta en dos movimientos entrelazados:
a. el discurso ajeno o referido, y
b. la transmisión discursiva o contexto autorial.
- Javier Torres Vindas es Sociólogo y linotipista
BIBLIOGRAFÍA
Bajtin, M (Voloshinov, V) El marxismo y la filosofía del lenguaje: Los principales problemas del método sociológico en la ciencia del lenguaje. (Trad. Tatiana Bubnova) Alianza Editorial. 1era Edición. Madrid, 1992
En el presente artículo se da cuenta el concepto enunciado tal como Bajtin lo construye, es decir, en el devenir de las interacciones cotidianas para luego indicar algunas pistas para su traducción n la sintaxis de las mismas.
Enunciado como vivencia
Bajtin opone a las diferencias estructuralistas entre “langue/parole” y “signifiant/signifié” su “teoría del enunciado”, que en resumen apunta a la posibilidad de estudiar el lenguaje en su dinámica, es decir dentro de situaciones sociales inmediatas, en contextos situacionales, donde cada acontecimiento es expresado entre dos personas socialmente organizadas dentro de un contexto axiológico delimitado.
Todo enunciado adquiere un doble nivel social: significa y valora. Quienes se involucran enunciativamente articulan un horizonte valorativo-ideológico. La vida discursiva no existe sin la palabra del otro: “la palabra ajena”. Todo enunciado porta las múltiples voces en conflicto. La compresión dialógica de un enunciad, para Bajtin, se asume desde sus horizontes axiológicos de referencia, a saber[1]:
"cualquier producto ideológico es parte de una realidad natural o social, no sólo como un cuerpo físico, un instrumento de producción o un producto de consumo, sino que además, a diferencia de los fenómenos enumerados, refleja y refracta otra realidad, la que está más allá de su materialidad. Todo producto ideológico posee una significación, representa, reproduce, sustituye algo que se encuentra fuera de él, esto es aparece como signo. Donde no hay signo no hay ideología... de esta manera, al lado de los fenómenos de la naturaleza, los objetos técnicos y los productos de consumo existe un mundo especial, el mundo de los signos... todo lo ideológico posee una significación sígnica" (Bajtin, 1992:31-33)
Así, la compresión del material de un enunciado sólo es posible por medio de otros signos-ideológicos, en el territorio interindividual de significación y valoración; el signo aparece como una capacidad neutral de acumulación de los procesos sociales y es allí donde se convierte en signo social "la palabra acompaña como un ingrediente necesario, a toda la creación ideológica en general" (Bajtin, 1992: 39)
Es decir, toda palabra esta presente en el proceso de comprensión e interpretación de cualquier material sígnico (ideológico-social). Todo acto discursivo (enunciado) se expresa en el exterior, en el intercambio, que responde a específicas formas de interacción social (discursivas, dialógicas, ideológicas), sus distintas orientaciones activas responden a las fuerzas sociales que le sostienen. Todo enunciado es contradictorio, más su polisemia se pluriacentúa acorde al horizonte ideológico (axiológico) que le corresponde, sin obviar la participación activa del emisor y la recepción activa del oyente.
Su teoría del enunciado nos remite al análisis de la lengua en su tonalidad concreta y viviente que conduce al análisis translingüístico, en otras palabras, a la polifonía, al conjunto de las "voces"; no al simplemente lingüístico que ofrece una perspectiva monológica y abstracta. Aparecen de esta manera las relaciones lógicas que son necesarias para las relaciones dialógicas, que es el discurso de dos voces, así como las relaciones de significación objetiva como los enunciados y las posiciones de los diferentes sujetos.
La vivencia, es en Bajtin la capacidad de otorgar sentido verbal a los acontecimientos, a partir de la sinfonía de veces que convergen en cada repliegue de la antropología discursiva en su doble nivel lo histórico y lo biográfico. Esta orquestación adquiere su valor y significancia en su dinámica heteroglota con los horizontes axiológicos desde los que se deslinda e inscribe nuevas formas de hacer, sentir, pensar y representar. Dicha plasticidad es el garante de la vitalidad del lenguaje y de la capacidad sombría ante lo inefable. Lo místico no es como sea el mundo, sino que el mundo sea; afirmaba Wittgenstein en el Tractatus, por eso ante ello debíamos callar; en sus investigaciones filosóficas son los juegos del lenguaje quienes cargan de sentido y ya los seres humanos son en este autor capaces de hablar de lo místico. Los sujetos ónticos son sujetos de sentido.
Para Bajtin esto era claro desde el principio: todo enunciado esta anclado en un doble juego la capacidad activa de su emisor y la recepción activa del receptor encuadrados en mundos axiológicos que pudiesen o no coincidir. Así un diálogo entre dos interlocutores es la heteroglosia de voces sociohistóricas que luchan por el signo.
Enunciado y sintaxis
En definitiva Bajtin apuesta por un rompimiento con el formalismo muerto (literario, científico, filosófico, etc.) y decanta una “fiesta de la resurrección de la palabra” en cuatro estadios:
a. escucha del rumor social (a la manera de Walter Benjamin ó Simmel),
b. una ética socio-discursiva,
c. considerar una narrativa de lo histórico (todo enunciado tiene un pasado, un presente y un futuro) y
d. la actitud activa de hablante y del oyente en contexto sociocultural.
El problema de la sintaxis es que ella se remite a los análisis fonéticos y morfológicos; es decir, estáticos y por ende da cuenta de la nature morte del lenguaje, su origen es el estudio de lenguas muertas y su ropaje mortuorio ha sido sacralizado en la seudo-comprensión del torrente vital de nuestra dialogía. Este modelo cadavérico parte de una visión autoritaria monologista que percibe la lengua muerta y la lengua ajena como encriptadas. Su problema reside en el estudio parcial de la totalidad discursiva; no se adentran en el territorio interno del enunciado.
La teoría del enunciado en Bajtin presupone la participación activa de los interlocutores (actuación discursiva). Los silencios son límites de la conversación. Toda conversación es una sinfonía de voces, si un signo lingüístico es incomprensible es porque ha sido desterrado del torrente de la vida dialógica, ha muerto.
Para Bajtin una totalidad discursiva asume el discurso ajeno; éste es "enunciado dentro de otro enunciado, pero al mismo tiempo es discurso sobre otro discurso" (p.155) Ello se debe a la plasticidad (poética diría Tarkosvki) del enunciado ajeno. Todo discurso ajeno se inscribe dentro de un contexto autorial que le reorienta axiológicamente acorde a las tonalidades que se desean resaltar u ocultar dentro del nuevo tejido discursivo. Así existe una activa percepción axiológica de los enunciados "el que percibe el enunciado no es un ser mudo de palabra sino un hombre pleno de discursos internos" (Bajtin, 1992:159) ello debido a que todo discurso refleja y refracta las interrelaciones sociales estables de los hablantes, sin obviar vacíos (silencios) que son los conflictos latentes; por ello toda teoría del enunciado posee una ética que se emula en dos niveles:
a. contexto existente de de comentario,
b. la réplica; dado que todo enunciado responde a un horizonte axiológico-discursivo que hunde sus raíces en las relaciones sociales.
En resumen, todo discurso posee la capacidad de dar interpretación (sentido) a las vivencias de los interlocutores pues su orientación axiológica se gesta en dos movimientos entrelazados:
a. el discurso ajeno o referido, y
b. la transmisión discursiva o contexto autorial.
- Javier Torres Vindas es Sociólogo y linotipista
BIBLIOGRAFÍA
Bajtin, M (Voloshinov, V) El marxismo y la filosofía del lenguaje: Los principales problemas del método sociológico en la ciencia del lenguaje. (Trad. Tatiana Bubnova) Alianza Editorial. 1era Edición. Madrid, 1992
[1] Para una ampliación de los horizontes axiológicos ver Torres, Javier El concepto de Ideología en Mijail Bajtin En: http://alainet.org/active/18143&lang=es
https://www.alainet.org/fr/node/123455?language=es
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