El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y sus socios asociados en suciedad no son hoy tres vías, ni nada parecido. Son la misma y desgatada vía que ha predominado en esta tierra hermosa en las últimas y que amenaza con destruirnos como Nación y matarnos como pueblo.

Son fuerzas políticas ya muy similares, secuestradas por los peores intereses del país y del exterior. Son, en verdad, tres en uno, como el aceite. Agrupaciones políticas manipuladas y clientelizadas por facciones de la partidocracia corrompida y por integrantes del bando traidor y parricida de que nos habló Juan Pablo Duarte, prócer de nuestra independencia.

Las partes perdieron en sus elecciones primarias no son sustancialmente diferentes a las que ganaron la candidatura presidencial y nadie con apego a la verdad podría sustentar que separados o juntos podrían representar una vía, una opción distinta, superadora de este cuadro de miseria, explotación, opresión, recolonización neoliberal y degradación moral que brota del Estado y los gobiernos mafiosos y entreguistas que nos han impuesto.

Están medularmente incapacitadas para representar una cuarta o quinta vía, no solo por que no hay otras tres, sino-y sobre todo-porque son más de lo mismo.

En este país la vía, la opción, que ellos(as) han representado se pudrió, pero lamentablemente la vía u opción alterna, transformadora, todavía no se ha conformado.

Precisamente en interés de contribuir a superar ese terrible déficit, de avanzar en la creación de una opción sustancialmente diferente y contraria a la que nos ha dominado por los siglos de los siglos hemos estado participando, como proyecto Nueva Izquierda-Círculos Caamañistas, con otras organizaciones de la izquierda tradicional e histórica en una propuesta unitaria que abarca la lucha social y la lucha político-electoral, para ser presentada a un próximo gran encuentro de fuerzas políticas y sociales enfrentadas al modelo neoliberal y a la partidocracia tradicional.

Se trata de un proceso que aun tiene pendiente la incorporación de todo el componente social y popular organizado y de todos los sectores y personas independientes, con quienes se discutirán los contenidos de la propuesta en un gran encuentro nacional a realizarse en el mes de julio que se inicia mañana.

El proceso de construcción unitaria del proyecto no ha definido aun nada en relación a candidatos(as), ya que-sin descartar la posibilidad de una decisión consensuada- procura la implementación de un mecanismo democrático de participación directa para la selección definitiva de la candidatura común. Falta por precisar tambien en sus detalles el programa a proponer. No es como se ha dicho.

Para nosotros (as) es vital que la unidad vaya mucho más allá de la izquierda partidista tradicional y abarque a todos o la mayoría de los actores políticos y sociales del campo popular de izquierda y progresistas: a los sectores independientes de izquierda, a las izquierdas y fuerzas progresistas sin partido, ya sean del movimiento social, cultural o religioso; a todos (as) los que están dispuestos a desplazar del gobierno y del poder a los partidarios del neoliberalismo, la corrupción y la dependencia.

Es tambien cuestión clave la participación conjunta en las luchas sociales y patrióticas extra-institucionales y la decisión de superar lo estrictamente electoralista y trascender las elecciones del 2008 con un proyecto de largo y profundo aliento transformador.

Y es muy lamentable que en el curso de este trascendente esfuerzo se hayan cometido errores que afectan la imagen del mismo y se facilitan manipulaciones de todo tipo.

Por eso nos sentimos en el deber de aclarar que nada tenemos que ver con las pre-candidaturas anunciadas, porque todavía no ha llegado la hora del compromiso en ese plano.

Y algo muy importante todavía: que no hemos participado (¡ni participaremos¡) en ninguna gestión para conversar con Eduardo Estrella o cualquier otro personero de las derechas disgustadas por los resultados de las elecciones internas dentro de los tres partidos que han dominado desastrosamente la vida política nacional en los últimos 40 años.

No está de más decir que el señor Estrella fue un hombre del círculo íntimo de Joaquín Balaguer y sigue siendo un admirador de ese personaje de triste y asqueante recordación, uno de los políticos más funesto y perverso de la historia reciente. Su mentada “revolución moral” debió hacerla enfrentando oportunamente a la pandilla de ladrones y asesinos balaguerianos, no después de ser derrotado por la más extrema expresión de la podredumbre con que convivió durante toda su vida política. Y eso sin que hablemos de su apadrinamiento por otros capos del PRSC, tipo el amargamente célebre Tío Guaroa.

No hemos contemplado, por demás, alianza o acuerdo alguno con fracciones o dirigentes de derecha, sean que se hayan impuesto o que hayan sido derrotados dentro las elecciones internas del PRSC, el PLD y el PRD. Todos(as), uno(as) más, otros(as) menos, son responsables de la putrefacción que afecta a esas entidades políticas

Ninguno de esos(as) dirigentes ha asumido posiciones avanzadas o progresistas y ninguno (a) ha enfrentado el neoliberalismo y la corrupción imperantes, ninguno (a) se dispone a luchar por la independencia del país. Todos (as) han aceptado el FMI y sus ajustes, el TLC, la ingerencia política y militar de EU, las privatizaciones, el empobrecimiento del pueblo y el poder omnímodo de la oligarquía y de los halcones de Washington. Todos se han balaguerizados y tienen, repito, altas responsabilidades en los procesos de perversión que arropan a las cúpulas de sus respectivos partidos.

La naturaleza de la alianza político-social que proponemos es totalmente diferente a la que representan los dirigentes de esa partidocracia corrompida.

Una cosa es contemplar atraer a las masas y sectores de base de esos partidos engañados y estafados por sus cúpulas; y otra es prestarse a contubernios con líderes balagueristas, perredeistas y peledeistas, cómplices y ejecutores de las políticas antipopulares y antinacionales y de la corruptela imperante, facilitándole.