Cuba después de Bush: el embargo, el borde del colapso

2009, el año en que caerá el otro muro

13/05/2007
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En 2009 Cuba no sólo podría festejar 50 años del triunfo de la revolución, sino también el fin del bloqueo norteamericano que durante casi toda su historia estranguló la economía de la isla intentando rendir al pueblo por hambre y cansancio. Así se desprende de una serie de circunstancias de la política interna de EE.UU que, sumadas al contexto internacional, empujan en esa dirección, gane quien gane la elección presidencial del 2008.

Las claves que alimentan esta tendencia son:

1) La opinión pública, incluida la comunidad Cubano-Americana de Miami, que mayoritariamente reclama un cambio radical en la política hacia Cuba, apoyando el levantamiento del embargo, el establecimiento de relaciones diplomáticas y la reanudación de los viajes a la isla.

2) El notorio fracaso de la actual política -destinada a provocar un “cambio de régimen”-, evidenciado aún más por la férrea estabilidad interna de Cuba después del retiro del poder de Fidel Castro por razones de salud. Tanto los Republicanos como los Demócratas evidencian “fatiga” (1) por los pobres resultados de las sanciones mantenidas por las diez últimas administraciones de EE.UU.

3) El éxito de la economía cubana en los últimos años, que ha sabido encontrar inversores y aliados pese al acoso norteamericano. El despegue de la actividad en la isla, que crece a la tasa más alta de toda América Latina, con la atracción de capitales chinos, canadienses y europeos, ha convertido a Cuba en un mercado emergente donde el capital norteamericano reclama competir, tanto en el campo del turismo, como del comercio y la explotación de recursos naturales.

Un barco que se hunde

Hoy el conjunto de leyes contra Cuba está seriamente acosado por los lobbies relacionados con la agricultura, los viajes y la producción de energía; las asociaciones de Cubano-americanos y un sinnúmero de grupos culturales, religiosos y humanitarios, todos ellos apoyando el fin de las sanciones y la normalización de las relaciones.
Como resultado, hoy esperan tratamiento en el Congreso norteamericano siete proyectos de ley para levantar o aliviar diferentes aspectos del bloqueo contra Cuba.

“Es un secreto a voces que, si una votación secreta fuera realizada hoy en el Congreso, una aplastante mayoría de ambos partidos votaría a favor de terminar las sanciones económicas contra Cuba y permitir a todos los norteamericanos viajar libremente a la isla”. (2) Quien dice esto es nada menos que Julia E. Sweig, directora del Programa de Estudios Latinoamericanos del Consejo de Relaciones Exteriores, un verdadero “gobierno mundial en las sombras” (3).

Otras voces se suman a este análisis. Stephen Wilkinson, director asistente del Instituto Internacional para el Estudio de Cuba con sede en Londres, expuso en una reciente charla en Leeds, Reino Unido, su visión de que el bloqueo es “un barco que su hunde” por obra de múltiples agujeros.

La lógica de la presente situación es que el embargo contra Cuba –además de monstruoso, ilegal e injusto- se ha mostrado inútil, y que su prolongación perjudica la actividad de muchas empresas y sectores de la sociedad norteamericana, que pugnan por su anulación.

Wilkinson resumió la historia del bloqueo de USA hacia Cuba en varios hitos principales de una compleja arquitectura de leyes y disposiciones, que incluyen el embargo comercial, la restricción a los viajes de Cubano-americanos a la isla a una vez cada tres años, limites en las remesas de dinero, sanciones por comerciar con la isla a compañías de terceros estados, prohibición de viajar para los no Cubano-Americanos y varias medidas más que se fueron endureciendo en los últimos años de la administración Bush (ver detalle en apéndice).

La novedad –destacó Wilkinson– es que en la actualidad cada una de estas leyes tiene su proyecto de anulación en el Congreso, con apoyo de miembros ambos partidos, y con un creciente consenso en distintos sectores de la sociedad civil para normalizar las relaciones con la isla (ver “Guerra de leyes…” más abajo).

¿Pasará aprobada por el Congreso alguna de estas propuestas? Para Wilkinson, cualquier iniciativa que se apruebe funcionará como una filtración de agua en el barco, que iniciará su hundimiento. Con una sola de las restricciones que se levante, alcanzará para que, en un efecto dominó, el resto de los sectores alcen su voz demandando igualdad de condiciones para comerciar, viajar o intercambiar bienes culturales con la isla.

Es que, como bien apunta Wilkinson, el bloqueo es anacrónico, se ha sobreextendido en el tiempo y ha perdido de vista sus propósitos políticos iniciales. Las presunciones que justificaban el bloqueo son de la época de la guerra fría, cuando Cuba supuestamente representaba una amenaza, en tanto régimen “títere” de Moscú. En la actualidad es una carga política, un factor de descrédito internacional y hasta figuras conservadoras como Henry Kissinger están en contra de mantenerlo.

Durante muchas décadas, Cuba fue rehén de una cuestión doméstica de la política norteamericana: cada Gobierno prolongaba las sanciones para pagar tributo a la mafia Cubano-americana de Miami, ferozmente anticastrista y un poderoso factor electoral. Pero las nuevas generaciones –y parte de las viejas- han cambiado de opinión, y ya parece viable que el próximo presidente realice un histórico giro.

El termómetro de la opinión publica

Los sondeos de opinión, tan importantes para definir políticas en la Casa Blanca, indican una genuina tendencia:

• Associated Press-Ipsos en un muestreo nacional conducido en enero del 2007, indica que un 62 por ciento de los ciudadanos apoya el establecimiento de relaciones diplomáticas, contra solo un 30 por ciento que lo rechaza y un 8 de indecisos.

• Una encuesta nacional de FOX News preguntó a la gente si estaría a favor o en contra de permitir a los ciudadanos viajar libremente a Cuba. Un 63 por ciento se expresó a favor, contra solo un 26 por ciento en contra. Indecisos: 11 por ciento.

• Finalmente, en el reducto del anticastrismo, Miami-Dade, la Florida International University realizó un sondeo en Marzo del 2007 que muestra una clara progresión:
- 65% apoyaría un diálogo con el gobierno cubano (Este indicador estaba en 55.6% en la misma encuesta en 2004).

- 57.5% todavía apoya el embargo, pero esta cifra era del 66% en 2004.

- 57.2% está a favor de establecer relaciones diplomáticas con la isla.

• Otra encuesta apunta que una creciente cantidad de residentes de Miami-Dade se oponen a las restricciones a los viajes a la isla, y están a favor de mayor contacto con La Habana.

¿Cómo impactarán estas cifras en el proceso electoral del 2008?

En un principio, la política hacia Cuba no es frecuentemente uno de los ejes de la campaña en la política norteamericana. Por ese motivo, no hay explícitas declaraciones de los precandidatos hasta el momento. Pero algo se puede inferir del perfil de los candidatos según sus opiniones sobre otros temas.

Los demócratas Hillary Clinton, Barack Osama y John Edwards coinciden, por ejemplo, en cerrar el horrendo campo de concentración de Guantánamo Bay. Coinciden también en terminar las operaciones en Iraq, e incluso Osama votó en contra del envío inicial de tropas. Los tres se opusieron al último plan de Bush para incrementar los soldados en el país invadido. Parece creíble suponer que serían capaces de iniciar un proceso de “reconciliación con el mundo” y, entre otras cosas, entablar conversaciones bilaterales con La Habana.

Los precandidatos republicanos John McCain, Rudolph Giuliani y Mitt Romney, en cambio, coinciden en todo lo contrario: hay que mantener abierta la prisión de Guantánamo, continuar la guerra e incrementar las tropas en Iraq. Por lo tanto, un futuro nuevo gobierno republicano parecería no ofrecer perspectivas muy optimistas.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que con los resultados de las últimas elecciones los demócratas han tomado control del Congreso, y habida cuenta del panorama desastroso de Iraq, parece muy difícil que los republicanos se ganen nuevamente el favor de los votantes norteamericanos.

Memorias de una primavera

En el caso muy probable de que en 2009 asuma la presidencia un demócrata, los antecedentes dicen que este partido ya lideró una “primavera” de descongelamiento de las relaciones con La Habana durante las presidencias de Bill Clinton. Dentro de los cambiantes vaivenes de la conflictiva relación entre ambos países, Clinton lanzó una serie de iniciativas para construir puentes no oficiales entre las sociedades de ambos países. Si bien firmó la Helms-Burton en el momento de tensión que produjo el derribo de dos Cessnas de una organización anticastrista por parte de las defensas cubanas, el gobierno de Clinton también exploró ciertos caminos de apertura, con el lanzamiento de programas que permitieron el viaje legal de unos 200 mil ciudadanos norteamericanos en pocos anos, y el levantamiento del embargo para la venta de medicinas y alimentos. También se creó un grupo de tareas que, con la participación de ambos partidos, intentó armar una nueva estrategia política hacia Cuba. El borrador incluía ejercicios militares para construir confianza entre ambos países, como la colaboración en la lucha antinarcóticos; permitir el envío de remesas a un gran número de individuos y organizaciones dentro de Cuba; la concesión de visas a profesionales cubanos para viajar a EE.UU; permitir a compañías nacionalizadas en los primeros tiempos de la revolución a negociar compensaciones con el gobierno cubano, y habilitar un flujo comercial “limitado” en apoyo a estas actividades.

Luego de retroceso que significó el episodio de Elian González, y ya con Bush en el poder, también hubo avances. Una mayoría integrada por ambos partidos aprobó una serie de leyes que aliviaban el embargo, incluida una que levantaba la prohibición de viajar. Los proyectos terminaron en la nada bajo el veto de Bush, que incluso posteriormente endureció el embargo, disponiendo mayores trabas para los viajes y las remesas de dinero. En este sentido, no hay expectativas de que nada cambie hasta que llegue el relevo presidencial.

Después de Bush

Pero el cambio ya está en marcha. Con el 2009 a la vista, y con la certeza de que EE.UU. ha llegado a un momento de máximo desprestigio internacional, hay voces dentro de la política norteamericana que comienzan desesperezarse. “En el Congreso, un número de comités se aprestan a sostener audiencias que expondrán la corrupción asociadas con la política hacia Cuba”, advierte Julia Sweig. En particular, el demócrata Bill Delahunt, que co-preside junto con el republicano Jeff Flake el Cuba Working Group, se apresta a lanzar una serie de investigaciones en varios frentes, que desnudarán la política de doble rasero de la Casa Blanca:

- En el orden del día figura averiguar por qué Cuba figura en la lista de estados promotores del terrorismo. Uno de los testigos a declarar sería Paul Bremer, ex proconsul de Bush en Irak, que sería invitado a explicar por qué recomendó a Clinton en los 90 remover a Cuba de la lista negra.

- Para echar luz sobre la histórica tolerancia de EE.UU hacia el terrorismo contra Cuba, otro personaje conocido -el terrorista cubano-americano Orlando Bosch- sería llamado de su retiro en Miami para testificar sobre su presunta colaboración con Luis Posada Carriles en la voladura del avión 455 de Cubana, que en 1976 provocó la muerte de sus 73 pasajeros.

- Un segundo orden del día pretende una rendición de cuentas de Radio y TV Marti. Los congresistas llamarán a oficiales de la administración Bush para pedirles explicación sobre los millonarios presupuestos de estos proyectos, que al parecer son despilfarrados en contratos directos con miembros del exilio cubano basado en Miami.

- Los generales retirados Barry McCaffrey y Jack Sheehan, que visitaron Cuba y se entrevistaron con Raúl Castro, serían llamados a ofrecer una evaluación acerca de cómo la seguridad de los EE.UU. se beneficiaría a través de establecer canales de comunicación con el ejército cubano. También responderían sobre cuán seria evalúan la oferta de Raúl de entablar negociaciones bilaterales.

Todos los acontecimientos confluyen en esa dirección. Llegará el día, entonces –tal vez en un cercano 2009– en que caerá el otro muro. El que impidió durante medio siglo que los ciudadanos norteamericanos tomaran contacto con la verdadera realidad de la isla. El muro invisible que separó familias, arrojó desesperados al mar y convirtió a Cuba en la ciudadela que sufrió el sitio más largo de la historia. Será el final de una larga lucha, y Fidel –el hombre que sobrevivió a 10 presidentes norteamericanos tratando de derrocarlo– probablemente vivirá para contarlo. Será un día de fiesta. Y será justicia.

Leeds, Reino Unido, Mayo de 2007.

APENDICE

Guerra de leyes en el Congreso norteamericano

El embargo comercial de USA hacia Cuba comenzó formalmente en febrero de 1962. A partir de ahí, se desarrolló a través de una compleja arquitectura de leyes y disposiciones:

• Ley Torricelli 1992: Prohíbe el comercio con Cuba de subsidiarias de compañóas norteamericanas en terceros países. Coloca a los barcos que toquen puertos cubanos en una “lista negra”.

• Ley Helms Burton 1996: Esta extendió las sanciones por comerciar con la isla a compañías de terceros estados, convirtiendo el bloqueo en extra-territorial y levantando una ola de críticas internacionales.

• Reporte de la Comisión para la Asistencia de una Cuba Libre 2004/2006: La última movida legislativa, que restringió los viajes de Cubano-americanos a la isla a una vez cada tres años, sin excepciones, y limitó aún más las remeses de dinero, etc.

• Prohibición de viajar para los no Cubano-Americanos.

• Excepción en la venta de comida: El Congreso norteamericano aprobó un parcial levantamiento del embargo en 2000, permitiendo a Cuba la compra de alimentos, después de una serie de gestos de colaboración de ambos estados. Pero con Bush esta medida se convirtió en una trampa, ya que Cuba está obligada a pagar por los envíos ANTES DE QUE EE.UU. autorice la salida de los barcos transportando la mercadería.

Mientras tanto, la siguiente es una lista de los proyectos que aguardan tratamiento y aprobación en el Congreso norteamericano para revocar las medidas contra Cuba:

• S.875: Seguridad y eficiencia para el petróleo (2007), para permitir a compañías petroleras norteamericanas trabajar con el Gobierno cubano para explorar posibles yacimientos petrolíferos. Este negocio está siendo explotado por el momento por empresas españolas, noruegas, chinas, etc. y la idea es que las empresas norteamericanas también puedan intervenir. El promotor es el senador Byron Dorgan, demócrata, acompañado por un voto. (3)

• S.721: Para terminar todas las restricciones de viajes de Norteamericanos a Cuba. Este proyecto fue presentado por el senador Mike Enzi, Republicano, acompañado por 14 co-sponsors.

• H.R. 1026: Ley para facilitar la exportación de productos de la agricultura. Propone terminar con el requerimiento de que Cuba pague al contado por compras de alimentos antes de que los envíos sean autorizados a dejar los puertos norteamericanos. El principal autor es el republicano Jerry Moran, con el acompañamiento de nueve legisladores, y desbloquearía estas transacciones comerciales, creando un sistema de virtual crédito para las compras cubanas.

• H.R. 757: Restauración de los derechos familiares de los Cubano-Americanos. Permitiría a los cubanos nacionalizados o residentes permanentes visitar sin restricciones a sus familiares. Promueve el proyecto William Delahunt, demócrata, con el apoyo de otros 22 legisladores.

• H.R. 654: Ley para exportar la libertad a a Cuba. Permitiría todos los viajes entre EE.UU y Cuba. El proyecto es impulsado por Charles Rangel, demócrata, y lo acompañan 89 votos.

• H.R. 624: Ley de Libre Comercio con Cuba. Levantaría el embargo y quitaría a Cuba de la lista de estados promotores del terrorismo. Este proyecto también fue presentado por Rangel, con el apoyo de 35 co-sponsors.

• H.R. 217: Para remover el embargo impuesto sobre todo el comercio con Cuba. El autor de la iniciativa es el demócrata José Serrano, con el acompañamiento de otros ocho legisladores.

• H.R. 216: Para remover la prohibición a los ciudadanos cubanos de visitar EE.UU. para jugar béisbol profesional. Este es otro proyecto de Serrano, apoyado por cuatro firmas.

Notas

1) JULIA E. SWEIG, “A New Stance Toward Havana”, en revista “Cuba Sí”, Mayo del 2007.

2) Idem.

3) Para tener una idea del poder real del Council of Foreign Relations (CFR, por su sigla en inglés) véase “Hitler ganó la Guerra” del periodista Walter Graziano.

4) Este proyecto ha tenido su respuesta por parte del lobby anticastrista, que presentó la S. 876, para imponer sanciones a individuos o empresas que inviertan en la exploración de los recursos energéticos de Cuba.

https://www.alainet.org/fr/node/121063

Clasificado en

Cuba-EEUU

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