China: La calle Nanking

31/07/2005
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IX. La calle Nanking Parado en cualquier esquina de la calle Nanking, de la ciudad de Shanghai, uno se siente como si estuviera en una metrópoli más de Europa, EEUU o América latina. La calle Nanking es, además, una peatonal concebida para las enormes muchedumbres que convergen allí en busca de las últimas modas. Sus tiendas se parecen a las de la Quinta Avenida de Nueva York. El ajetreo recuerda a Picadilly Circus de Londres. Los peatones que caminan a sus anchas traen memorias de la calle Florida de Buenos Aires. Algo que sobresale es la limpieza del entorno, a pesar de las multitudes que recorren en todas las direcciones la calle. También llama la atención, un servicio de transporte motorizado de pequeños busitos que recorren el área. La gente de Shanghai se siente orgullosa, en la actualidad, de su calle Nanking. Hay que recordar que la vía no es un producto de la “nueva” China. Muy por el contrario, la calle ya existía a su manera antes de la Revolución China cuando la ciudad fue colonizada por las potencias europeas y EEUU. En aquella época, los chinos eran tratados por los colonizadores como “culís”, personas sin derechos. Sólo servían para atender las necesidades de sus amos. Ese pasado ha desaparecido y por eso el panorama de la calle Nanking se puede confundir con cualquier otra metrópoli. Lo que ha reaparecido en la calle Nanking es una muestra de la desigualdad social que desgarra a las grandes ciudades del resto del mundo: jóvenes explotados para ofrecer servicios sexuales a los visitantes. Aunque no es abierto y masivo a la manera de ciudades como Nueva York o Londres, se presenta en forma discreta y, hasta cierto punto, impregnado de inocencia “no profesional”. Parados, observando pasar a la gente, se destaca que entre las miradas curiosas, los transeúntes inmersos en sus cavilaciones o aquellos que apurados van a comprar algún artículo, sólo hay chinos. A pesar de que Shanghai es una de las ciudades más visitadas por turistas de otros países del mundo, la presencia de los forasteros apenas se nota entre tantos compradores que abarrotan la calle Nanking. En otras palabras, hay un mercado para los chinos que tienen dinero para hacer gastos suntuosos. Las autoridades chinas estimulan la creación de un mercado de artículos que no son de primera necesidad. Al mismo tiempo, plantan que este fenómeno lo tienen muy bajo control. Es decir, no quieren que aparezca una pequeña minoría con capacidad de comprar lujos, mientras que la gran mayoría sólo tiene acceso a lo básico. El crecimiento económico de China es impresionante. Sin embargo, la expansión financiera e industrial de Shanghai es aún más rápida. Los chinos están conscientes de este problema. Por un lado, hay una contradicción que tiene su sello geográfico. La costa que experimenta una expansión sin precedentes y un “lejano oeste” relativamente estancado. También tiene una contradicción social. Hay un peligro que los afluentes se hagan más ricos, mientras que los trabajadores peor pagados se hagan pobres. La calle Nanking es la prueba de fuego. Si la calle prospera gracias a la prosperidad de todo el país es una muestra que China avanza por el camino que sus dirigentes indican. En cambio, si la calle Nanking prospera sin ser acompañada por el resto del país, es un indicio del fracaso de las políticas gubernamentales. - Marco A. Gandásegui, hijo, es profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e Investigador asociado del CELA. Texto parte de una serie de 10 artículos que el autor preparó después de realizar una gira de diez días - entre el 20 y 29 de abril de 2005 - como miembro de una delegación de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá que visitó cinco ciudades, privilegiando centros académicos, productivos y culturales de la República Popular de China.
https://www.alainet.org/fr/node/112568?language=en

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