Rigoberta Menchú llama a parar la guerra
20/03/2003
- Opinión
La Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú Tum, ha condenado hoy la
decisión del Presidente de Estados Unidos, George W. Bush de declarar
la guerra contra Irak, calificándola de ser el anticipo de un
genocidio anunciado.
Luego de haber sumado su voz a la de millones de manifestantes en
varias capitales del mundo, de haber visitado decenas de escuelas en
los Estados Unidos, conversando con los jóvenes y niños de ese país, y
haber realizado múltiples gestiones personales ante diversos Jefes de
Estado, Rigoberta Menchú reclamó el respeto a la institucionalidad
multilateral y advirtió que cualquier declaratoria unilateral de
hostilidades constituye no sólo una violación flagrante a la legalidad
internacional sino también un crimen inaceptable contra el pueblo de
Irak. La Premio Nobel expresó también que la declaratoria de guerra
estadounidense es un atentado contra la humanidad, que se ha erigido
hoy como el único Poder Global que puede oponer sus armas morales para
detener los millones de bombas que están a punto de caer sobre los
indefensos niños, mujeres y todo el pueblo irakí.
Ésta es la guerra más carente de sentido y legitimidad de cuantas
recuerde la historia contemporánea, no sólo porque todos los
argumentos que pretenden justificarla resultan risibles, sino porque
se hace violando la ley y el consenso democrático mayoritario de los
pueblos y gobiernos del mundo.
Los bombardeos con que ha iniciado su agresión a Irak, ponen a los
Estados Unidos y a sus más altos dignatarios de Estado en el banquillo
de los delincuentes internacionales. Las Naciones Unidas no sólo
deben defender su propio fuero, mancillado por la arbitrariedad y la
prepotencia del gobierno estadounidense, sino que deben tomar medidas
concretas para traducir la condena universal en una sanción moral y
política ejemplarizadora. Las Naciones Unidas no pueden volver a
jugar el penoso papel de bomberos al que los reduce la carrera sin
retorno de los errores del Sr. Bush.
Con la honradez de conciencia y la ética con que los pueblos del mundo
han vetado al dictador norteamericano, Rigoberta Menchú llamó a no
descansar hasta conseguir que el juicio de la historia sancione su
despotismo.
Finalmente, la líder indígena guatemalteca hizo un llamado a los
pueblos a mantener y fortalecer su unidad y movilización para oponer
al Nuevo Desorden Imperial un nuevo orden de armonía, de entendimiento
y respeto intercultural que se funde en la sagrada dignidad de todas
las personas y todos los pueblos; y a los gobiernos democráticos del
mundo, a mantener a esta tiranía en el aislamiento político y
diplomático que salvaguarde la vida e integridad del planeta.
Ciudad de México, 19 de marzo de 2003
https://www.alainet.org/fr/node/107132
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