Anotaciones críticas sobre los diálogos de La Habana

12/11/2013
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“!Que sólo se paren de la mesa cuando tengan cinco acuerdos
consensuados, uno por cada tema, y, por lo menos, formalizados,
en una primera instancia,  por el Presidente Santos como supremo
manejador  del orden público del país””.
 
 
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Así como el octoenio  de Uribe pasará a  la historia como el gobierno de la guerra – una guerra cuya solución democrática continúa  cuestionando en este 2013 por considerarla una capitulación frente a los terroristas al concedérseles status político, impunidad y elegibilidad- , así el gobierno de Santos podrá pasar a la historia  como el gobierno de la paz  sean los que sean los intereses que, en realidad , esté buscando: o viabilizar el manejo fiscal del orden público o reducir el ya tremendo  impacto del conflicto sobre el PBI o pasar efectivamente a la historia como el único presidente que efectivamente pudo negociar con las guerrillas o aparecer en la lista de candidatos al premio Nobel de la Paz o recuperar la soberanía territorial del Estado o hacer efectivo el derecho de la ciudadanía, por lo menos, a la paz negativa o restarle conflictos a la locomotora minera y al capitalismo agrario o todo a la vez. Pero, para  asegurar ese horizonte, como mínimo, debería  separar  la causa de la paz de su aspiración a la reelección. Que continúe animando y haciendo pedagogía, que la ha incrementado un poco por estos días,  alrededor de la causa de la paz ya sea que lo reelijan o no. O como, yendo más allá, se lo acaba a cantar Juan Manuel Ospina,
“La Paz bien vale sacrificar una reelección. Si Santos tiene grandeza y sentido de la historia  está en mora de darle la espalda a la arena electoral para jugársela entera  por la paz”.[1]
 
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Como mínimo, el presidente Santos estará en la presidencia  hasta el 7 de agosto del 2014. Entonces, si el dispositivo de refrendación popular de los acuerdos  se separa  de la agenda electoral constitucionalmente prevista para este año – lo que como veremos no es lo más deseable en una democracia madura, qué lejos está nuestro país de lograrla! - pero sí  lo más sano y saludable en la actual coyuntura colombiana, los Equipos de Negociadores, racionalizando el trabajo y haciendo más largos los ciclos  y sin tantos   viajes a Bogotá  a consultar e informar a Santos, si no hay reelección tendrán 270 días  para enhebrar acuerdos    y unos plazos más amplios si  el presidente accede a un segundo mandato. Todos nos tenemos que liberar de la tiranía de los tiempos, que cuando se convierten en objeto de negociación, tal como se ha pretendido ahora en la Habana, perturban y  entraban el proceso en su conjunto. La fecha de terminación de la negociación de un conflicto, con cierta racionalidad y mucha pausa y enorme imaginación se la puede prever, pero sin hacerla nunca objeto de negociación y mucho menos al tratarse, con el de Israel-Palestina, de uno de  los conflictos más antiguos del mundo, de medio siglo en ambos casos. Yendo a lo más próximo, en Guatemala duraron seis años negociando y  tres en el Salvador.[2]
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El pasado sábado 26 de octubre, después de tres días de reflexión y hasta de inéditas propuestas, terminó en la Universidad del Valle el VI Congreso Nacional y el i  Internacional ALFREDO CORREA DE ANDREIS, de universitarios por la Paz,  quizá la experiencia  más rica  de trabajo conjunto  de Universidades Públicas y  Privadas  que ha habido en la historia universitaria del país. En el transcurso del evento se evidenció  que cuando el conocimiento académico logra traducirse en investigación-acción o en pensamiento estratégico, se torna elevadamente convocante, siendo, por otra parte, el único que puede alcanzar una relativa autonomía  frente a las partes en conflicto sin que deje de ser un pensamiento comprometido con los grandes problemas del país. En su declaración académica y política REDUNIPAZ propuso:
“Demandamos al Gobierno Nacional y a las Farc-ep a que estén a la altura de sus responsabilidades históricas, para lo cual los insta y  emplaza:
1.       A NO LEVANTARSE DE LA MESA  DE CONVERSACIONES DE LA HABANA hasta que firmen un acuerdo que ponga fin al conflicto y se constituya en el punto de partida  para la construcción y consolidación de una paz  con justicia social y dignidad para todo el pueblo colombiano, sustentada en la verdad de una memoria plural y edificante que haga posible la reconciliación entre todos los colombianos.
2.       A convenir antes de finalizar 2013 un cese bilateral del fuego con supervisión técnica internacional…[3]
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Por desgracia, la causa de esta paz no es una causa nacional,  en esta coyuntura en lo partidista está polarizada entre El Centro democrático de Uribe- enemigo abierto de  esta muy concreta paz negociada que no  de la que  su líder omnímodo, de modo fallido, trató de sacar avante-  y  en las apariencias el unanimista partido de la U, donde un sector  está esperando el repunte electoral de Uribe para pasarse a su lado. En el partido conservador, por ejemplo, conviven tres corrientes: una que apoya a Santos  y que para tomar una decisión está esperando su decisión sobre reelección, otra que postula  un candidato propio y otra que es uribista.  La propia precandidata Marta Lucía Ramìrez ya propuso que de ganar  la nominación, le ofrecerá al uribismo ser su forma vicepresidencial.[4]Pero además, no es que la causa de la paz sea enteramente popular. Casi todos los colombianos quieren que se avance en construcción de paz negativa, es decir, desean el final del conflicto en términos de dejación de las armas,  pero sin mayores concesiones y  contraprestaciones. Desde los inicios del octoenio de Uribe, dos imaginarios bélicos negativos empezaron a tomar fuerza y, cosa rara,  en un país donde la opinión pública es intrínsecamente inestable, han llegado, fortalecidos,  hasta el presente cuando se han robustecido alimentados por los grandes Medios de Comunicación.  El Uno dice que las Farc, dadas  sus actuaciones perversas y criminales, no merecen participar en política institucional, y mucho menos, aspirar a la elegibilidad. El otro, por su parte, señala, que no hay que gastar pólvora en gallinazos, es decir, que para qué consumir tantos esfuerzos  y derrochar tantos recursos en negociaciones que no conducen a ningún Pereira, cuando la derrota de las guerrillas está a la vuelta de la esquina. Que basta que Uribe por interpuesta persona llegue a la presidencia para hacerla realidad. Es que los imaginarios colectivos  bien trabajados pierden la  memoria, pues lo mismo dijeron, mes a mes, los uribistas durante los ochos años de su gobierno.
En este año de diálogos en la Habana cuánto trabajo pedagógico paciente y sistemático nos ha faltado al gobierno, a la propia  guerrilla y a los partidarios de la paz negociada para ir desmontando al detalle imaginarios bélicos negativos de ese tipo.!!!
Digamos algo solamente alrededor de la actual situación militar de las Farc en los finales de este 2013, pues casi siempre  cuando nos preguntamos por su situación militar, respondemos por sus condiciones en la etapa.
 
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Para empezar  traigamos  a colación lo que al respecto planteamos en el Atisbos  180.
“Por razones geopolíticas, sobre todo, es muy difícil que los farquianos puedan ganar la guerra. En lo estratégico militar, a escala nacional es clara la ventaja  del Estado. Esto no obstante, para esta segunda década del 2010, las Farc  han configurado un nuevo territorio de guerra con un corredor que viene desde el Catatumbo en Santander del Norte y llega hasta el Putumayo y el Amazonas  después de transitar, por zonas donde ostentan fuertes ventajas tácticas militares en Arauca,  norte de Antioquia, Meta, Caquetá,  Chocó, Huila, Valle, Cauca y Nariño.
 
Entonces, como reza el imaginario que comentamos, la derrota de las Farc no se encuentra a la vuelta de la Esquina.
 
Unas excelentes ideas al respecto, nos la proporciona nuestro ya citado Yesid Arteta,
‘Durante estos años de dura ofensiva las FARC demostraron que tienen una asombrosa capacidad de manejarse en condiciones inhóspitas. En la selva remota consiguieron crear formas económicas y administrativas de autoabastecimiento. A diferencia del Vietcong y el FMLN que tuvieron a China y Nicaragua respectivamente como aliados logísticos en la frontera, las FARC se han valido por sí solas para aprovisionarse y reproducirse en un ambiente internacional enrarecido.
 
¿Cómo pudo mantenerse un subejercito, una subcultura, una subsociedad como los son las FARC y su mundo agrario en las profundidades de la geografía colombiana? Son respuestas que deben explicarle los expertos militares a los políticos que se identifican con el ex presidente Álvaro Uribe y sus conmilitones a fin de que puedan darle realismo a sus propuestas de guerra y paz. Ofrecer cuatro, ocho o doce años más de guerra parece una idea disparatada si se observa con realismo, pero rentable como estrategia electoral dirigida a un público pasional que no ve más allá de la hora que está viviendo. Un corresponsal de guerra que ha cubierto los conflictos de Irak, Afganistán, Sur de Líbano y Libia no encontraba explicación a la manera como ha sobrevivido las FARC a una potente operación ejecutada por el ejército de tierra más diestro y profesional del mundo, amén de que dichas maniobras llevan más de una década ininterrumpida. Si se mira en términos puramente militares, aseguró el reportero, lo que ha hecho las FARC es una obra de arte.” [5]
 
 
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Pero, lancemos  una mirada de  más corto plazo. Ahora en este octubre del 2013, las Farc, sobre todo en su nuevo territorio de guerra, hanhecho una especie de  “OCTUBRE NEGRO”. No podrá olvidarse que desde el 2008 -todavía en los dos últimos años del gobierno de Uribe cuando empezó a levantar cabeza después de haber perdido en seis años casi la mitad del territorio que controlaban en el 2002 -las Farc, buscando  neutralizar el notable incremento  de la capacidad de combate aéreo del Ejercito, regresaron a la guerra de guerrillas ahora bajo una nueva modalidad: escasa concentración de guerrilleros, ojalá haciendo acciones vestidos de civil, o mejor aún, realizando acciones de efectos e impactos perversos, que no implicasen confrontación militar directa con las fuerzas del Estado. Desde entonces , se  han concentrado en acciones  de mediano esfuerzo militar ( hostigamientos y emboscadas) combinadas con otras muchas de poco esfuerzo militar ( colocar explosivos, incendiar vehículos en las carreteras, lanzar granadas contra las estaciones de policía, disparar contra agentes del Estado, volar torres eléctricas y oleoductos). Pero, nunca han vuelto a concentrar  gran número de guerrilleros para acciones de elevado esfuerzo militar, una especie de semi-ejércitos  como en la Toma de Mitú (alrededor de mil) o en la dela  Base Militar de las Delicias (unos quinientos). Así han venido actuando, ya sea para hacer ostentación de que “todavía pueden”, ya sea por táctica o ya sea porque lo que hacen, expresa su real capacidad de combate.
En los primeros 15 días de octubre del 2013, estas fueron algunas de las acciones que realizaron las Farc todas ellas entre de mediano y bajo impacto militar, pero con enormes daños para la economía nacional, gravísima afectación de las poblaciones civiles y eficaz parálisis del transporte por importantes vías del país:[6]
1.       En los primeros  quince días de octubre  realizaron 25 acciones  en nueve departamentos del país dejando minadas las zonas aledañas a los sitios donde volaron torres de energía.
2.       Durante buena parte del mes volaron torres de energía en Tumaco dejando sin luz a los municipios de la región.
3.       En la madrugada del 15 de octubre  un carro  cargado con 70 kilos de explosivos fue detonado sobre el puente del río Mandivá  a 12 kilómetros de Santander de Quilichao dejándolo destruido en un 70 %; la explosión que dejó 9 personas heridas, afectó las viviendas cercanas y paralizó el tráfico por la panamericana.
4.       Al anterior ataque le siguió la voladura de 4 torres de  en el municipio caucano de El Patía, que dejó sin energía durante 4 días la costa pacífica nariñense.
5.       En el norte de Antioquia se intentó realizar “un paro armado”, que debía “durar todo el año”, según la propaganda de las Farc. En Toledo se volaron dos torres de energía, se quemó un bus de servicio público, enseguida se detonaron explosivos sobre otro de servicios especiales  y sobre una tractomula dejando al tráfico paralizado. Otras dos torres fueron derribadas en el sector de Matanza y un ataque en el parque de Ituango dejó heridos  a un policía y aun civil. En San  Andrés de Cuerquía, norte de Antioquia, por motivos de seguridad ciudadana se suspendieron las fiestas cuerqueñas  para celebrar los 160 años de fundación del municipio.
6.       También hubo voladura de torres en la Guajira y en el Caquetá.
7.       Buena parte del Atrato chocoano estuvo paralizado por una amenaza de paro armado quedando interrumpidos el tráfico fluvial y el flujo de vehículos entre Quibdó, Pereira y Medellín.
A todo ello, Uribe respondió en su twitter, “BIENVENIDOS AL PASADO” y  el Gobierno de Santos, que no ha desmontado la Estrategia de Seguridad Democrática sino que, más bien, la ha perfeccionado llevándola hasta “los dormitorios de  los farquianos”, anunció la creación  de dos nuevas Fuerzas de Tarea y dos Batallones de Fuerzas Especiales para reforzar los ataques a los Frentes Oriental y Sur de las Farc.
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Va a hacer ya casi un año que  muchos creíamos  que el primer tema de negociación, el del desarrollo rural integral, iba a ser el más dificultoso y hasta decíamos que si se transaba en ése, la negociación iba a resultar relativamente fácil. Entonces,  o nos equivocamos u otros asuntos “raros” han acaecido”. En los Atisbos pensamos que lo que ha sucedido ha sido lo segundo.
En relación con el primertema, funcionó la lógica de toda negociación, que nos dice  que posiciones que parecen  inamovibles sólo empiezan a  modificarse  cuando las partes sienten  que se están satisfaciendo necesidades ligadas  a sus intereses. En relación con el tema de la tierra, las guerrillas empezaron hablando de una reforma agraria que afectara al latifundio en su conjunto siendo la respuesta del gobierno “nada de reforma agraria”. Avanzando los primeros ciclos, las farc  percibieron que una reforma agraria que colmara  la necesidad de “tierra y territorio” para varios millones de campesinos empobrecidos se acercaba a sus intereses básicos de lucha armada y el gobierno de Santos tomó conciencia de que la reproducción del capitalismo colombiano demandaba que se pusieran a producir  14 millones de hectáreas que había en el país inexplotadas,  del todo o de modo parcial.  Fue así como modificaron sus cerradas posiciones iniciales y coincidieron en una reforma agraria que afectara al latifundio improductivo.
Hasta ahí todo estuvo muy muy bien, pero a partir de ese momento, la anterior lógica de negociación no volvió a operar ni a aparecer. Diciéndolo unos en público- las farc- pero rumiándolo los otros sin publicitarlo-el gobierno-, las partes se dedicaron o  a largas y reiteradas discusiones sobre los tiempos o a importantes reflexiones ideológico-conceptuales o a pre-adelantados debates sobre el dispositivo de refrendación de los acuerdos o a examinar un tema u otro cubriéndolos todos en privado  o a viajar a Bogotá o hasta el Secretariado para hacer consultas. Pero, en relación, con los otros cuatro temas no hubo, por lo menos,  iniciales posiciones cerradas y precisas como en relación con el primero, “o reforma agraria cubriendo el conjunto del latifundio o nada de reforma agraria”. Hablaron de todo, pero nadie volvió a ligar los cuatro temas a las necesidades e intereses de las Partes ni a plantear concesiones negociables, por lo menos, filtradas o adivinadas.
Precisémoslo un poco.
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En nuestro concepto, cerrado el último ciclo sobre el primer tema, los MIEDOS Y LOS TEMORES los inhibieron para continuar avanzando. En la parte gubernamental, el miedo a Uribe y al Uribismo y a que, con unas concesiones más, el componente uribista del partido de la U se les escapara y a que los imaginarios bélicos negativos de la ciudadanía  se reforzaran; y en la  parte guerrillera, de un lado, el miedo a que en la aplicación de la justicia transicional las lógicas de la justicia se sobrepusieran, de modo ostentoso, sobre las lógicas de la paz y, del otro, el temor a ingresar a un régimen político antidemocrático, que había sido la trampa que había permitido el partidicidio de la Unión patriótica. Para trascender esos miedos, ambas partes sí requerían de tiempos más serenos, más allá  de aquellos tiempos presurosos,  que subordinaban el logro de la paz a la reelección de Santos.
He ahí la razón por la que al iniciar este Atisbos planteamos la necesidad  de separar el dispositivo de refrendación de los posibles acuerdos de la agenda electoral del próximo semestre. Como ya lo anticipamos, nada  tan pertinente como el que en una democracia madura las elecciones sean la más propicia coyuntura de oportunidad para que la ciudadanía reflexione con seriedad y sin premura sobre los grandes problemas del país, entre ellos el de la construcción de paz, pero estamos en “Cundimarca y no en Dinamarca”, y aquí en Colombia los programas electorales, nos perdonan las honrosas excepciones, se reducen, primero, a ser elegido como sea, y, segundo, a como sea agarrar la parte más grande que se pueda del presupuesto y de los cargos públicos.
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En nuestro concepto, la justicia transicional que se aplique para el caso colombiano, debe ser una justicia transicional práctico-histórica y no teórica y utópica. Se trata de una relación justicia y paz en Colombia  y no en Suiza o en el Uruguay. Es claro que tienen que haber unos niveles adecuados de justicia, pero esos niveles adecuados de justicia deben ser lo suficientemente histórico-prácticos y  en sí mismo “justicieros” para no impedir ni obstruir, por el contrario, para posibilitar  que Colombia, de acuerdo con las especificidades de su compleja historia, resuelva un conflicto interno que tiene medio siglo de existencia. Lo más práctico en este caso será ligar, lo más que se pueda, la Justicia Transicional, a viabilizar la restitución de los derechos de las víctimas, lo que también presenta sus límites y limitaciones.  Como le dijo el expresidente español, Felipe González a su colega y amigo Juan Manuel Santos,
“no se preocupe por la posible intervención de la justicia internacional, porque nadie en el exterior  se le va a atravesar  a un acuerdo de paz que acaba una guerra  de medio siglo entre los colombianos”. [7]
La situación de  violencias entrecruzadas  a veces se muestra tan enredada              en Colombia, que si no fuera  porque se sabe que de  entrada la salida no posee bases culturales sólidas, a algunos con frecuencia  se nos ha ocurrido pensar en la posibilidad utópica  de una ley de punto final,” que  vengan todos y comencemos de nuevo”.
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EL otro punto problemático que ha cruzado los 16 ciclos de diálogos ha sido el del dispositivo de refrendación de los acuerdos.  A este respecto, las posiciones iniciales han sido inamovibles, las farc agarrada a una Asamblea Nacional Constituyente y el gobierno a un referendo. Aún más, en este caso, el gobierno, con las protestas de las farc, se ha adelantado a formalizar su posición en una ley. La otra salida sería la de un garante internacional.
En nuestra opinión hay que desidealizar la Asamblea Nacional Constituyente de 1991. Por una parte, esa Constituyente fue el resultado de una de las más amplias movilizaciones de ciudadanías sociales que ha habido en la historia colombiana en relación con un asunto del Estado. Pero, esas fuerzas se han desvanecido y lo que, más bien, ha emergido ha sido una fuerza contra-reformista que añora la normatividad, el espíritu, la cultura y las prácticas de la reaccionaria Constitución de 1886. Y en segundo lugar, la función de una Constituyente no es simplemente la de refrendar acuerdos ya redactados. Es cierto que el país requiere de una nueva Asamblea Nacional Constituyente  pues, primero, en 1991 el progresismo liberal se quedó a mitad de camino sin tocar puntos centrales como son los relativos al Estado como fenómeno de fuerza;  segundo, la avanzada liberal, que pregonaba un Estado Constitucional de Derecho- aquel que no se queda en el mero garantismo de los derechos sino que gesta condiciones para hacerlos realidad- sólo abordó el punto importante de los mecanismos de protección de los derechos; y tercero, en materia del Modelo socioeconómico de Conducción de la Sociedad, el asunto resultó siendo una mermelada: como se trataba de una Constitución de Paz, a todos los participantes se les dio su “cucharadita”  para dirigir el país ya en clave neoliberal ya  en una claramente regulatoria y hasta en una opción socialdemócrata. Entonces, en cada gobierno, la orientación práctica del Modelo de conducción del Estado dependerá de la orientación ideológica de cada presidente y de la correlación de fuerzas en el Congreso. Un caso concreto, la Constitución aconseja las privatizaciones pero tampoco prohíbe la existencia de un Estado regulador ni ordena desmontar o montar un componente de capitalismo de Estado.[8]
Por otra parte, en la coyuntura no hay condiciones para sacar avante una Asamblea Nacional Constituyente y aunque existiesen, en la actual situación política del país, podría suceder que por su composición predominantemente reaccionaria, esa nueva Asamblea desmontara lo que queda de la Constitución de 1991 y no refrendara los acuerdos definidos  en la Habana. Se presenta así una magnífica oportunidad para que las Farc hagan una importante concesión aceptando el referendo como dispositivo de refrendación de los acuerdos y dejando la propuesta de Asamblea Nacional Constituyente como punto central de su Programa una vez haga la dejación de las armas.
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Andrés Vargas Castillo dice que, aunque presente algunos inconvenientes, la lógica política con que actúa el gobierno es la adecuada, pues le ofrece a la insurgencia una garantía creíble de que lo acordado en la Mesa será respetado.   Su argumentación es adecuada y sólida. S e pregunta, ¿qué será lo que puede garantizar que una vez dejen las armas el gobierno les va a cumplir? Y responde así,
En el fondo si el gobierno llegó a la Mesa fue porque no pudo derrotar la guerrilla y “porque sabe que ésta tiene capacidad  de producir violencia organizada”. Pero, una vez desmovilizada, “esa baza de negociación habrá desaparecido y en la lógica cínica que rige el realismo político no existe ninguna razón por la cual pueda esperar  que el gobierno cumpla con la política empeñada…La refrendación de un eventual acuerdo final por el constituyente primario implica un mandato popular  jurídicamente vinculante  para cualquiera que  gane las elecciones presidenciales en el futuro. La propuesta de las Farc es la de una Asamblea Constituyente  para refrendar el acuerdo final. Pero una Asamblea Constituyente nunca se reúne simplemente para refrendar un texto…Pero, supongamos  que sí fuese, y si la posición hipotética de la Asamblea no da ni siquiera para refrendar el acuerdo?”. Las Farc quieren ir más allá de los acuerdos  para hacer una “revolución” por la vía de una Asamblea Nacional Constituyente. “Tal propuesta refleja  no sólo la torpeza política de las farc, incapaces de ver  que las fuerzas electorales de la Colombia de hoy hacen probable un desenlace autoritario…”.[9]
El profesor consultor  alemán MathiasHerdegen, que invitado por la Fundación Simón Bolívar vino a Colombia en 1991 y estuvo cerca de la Asamblea Nacional Constituyente, ha dicho al respecto,
“En el marco de la Constitución de 1991, un referendo, como expresión directa de la voluntad del pueblo sería el acto que le otorgaría  máxima legitimidad  a un acuerdo de paz…La otra posibilidad, una Asamblea Constituyente le parece más peligrosa. En el Derecho Constitucional ese paso equivale a una operación radical. Sería demoler el edificio constitucional, con un diseño todavía desconocido. Solamente se contempla tal paso dramático  bajo condiciones muy excepcionales…”.[10]
En el título de este Atisbos hemos propuesto que, en una primera instancia, cinco acuerdos precisos y densos y substanciosos, uno sobre cada tema, sean formalizados por el Presidente de la  República como supremo manejador del orden público del país después  de las elecciones de marzo. Alrededor de cada uno de esos cinco puntos debe hacerse un trabajo pedagógico y sistemático e intenso por parte del presidente, de lasfarc , de los amigos de la paz y del movimiento social y partidista por la paz  buscando que la ciudadanía tome conciencia de que es en la fase del postconflicto donde esos acuerdos, desglosados, tomarán forma concreta.  Pero, eso para despejar el camino  y separar los diálogos de la agenda electoral, pues se sabe que esa  formalización no es  vinculante, y los acuerdos podrían ser abolidos por el siguiente presidente si Santos no es reelegido. En un caso así, el referendo debería hacerse antes de que el presidente termine su mandato, que es el 7 de agosto del 2014.
 
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En este final de semana, 29 y 30 de octubre,   ha habido una inusual prórroga del actual ciclo de diálogos en la Habana sobre el tema dos de la participación política, que debía haber terminado ayer sábado, pero que las Partes prorrogaron hasta el 4 de noviembre  cogiendo dos festivos . Aunque en el Comunicado que emitieron las Partes nada se entrevé, por inusual esa prórroga puede ser la expresión de que, para bien,  se está produciendo un cambio en la estrategia de trabajo y que ahora sí  van a volver a atenerse a las lógicas de una negociación como fue el caso del primer tema.
De acuerdo con el Espectador  la más reciente instrucción del presidente al Equipo del gobierno en la Habana es precisa: 
“que su próximo regreso a Colombia, tras la finalización del décimo sexto ciclo  de conversaciones  sea un documento firmado sobre ese segundo punto de la agenda.[11] Pero no firmado porque sí. Dicho acuerdo tendría que girar  en torno al reconocimiento de las víctimas  por parte de las Farc; compromisos sólidos  de verdad, justicia, reparación y no repetición, y que reiteren que el proceso está encaminado de verdad hacia el fin del conflicto…Incluso, en lo del reconocimiento a las víctimas , se ha contemplado la posibilidad de la realización de un acto simbólico o una petición de perdón por parte de la guerrilla, hecho que- cree el gobierno el gobierno – enviaría  un mensaje positivo a los Tribunales Internacionales  de justicia. Para las Farc, el Estado también tiene  alta cuota de responsabilidad  y la soberanía jurídica tiene que primar y esos tribunales no pueden convertirse en obstáculos insalvables”.
Si se avanza en la producción de acuerdos precisos y substantivos, que no sean 99 temas como posición de partida, se empezarán a crear condiciones favorables para que tal como instó Redunipaz en su reciente Congreso, antes de finalizar el 2013 haya un  Cese bilateral al fuego con supervisión técnica  internacional. Redunipaz también destacó que la fase postconflicto es componente central de la negociación como lo son las dinámicas de reconciliación.  A este respecto, en una de las Ponencias presentadas a dicho Congreso se destacó que en política la reconciliación debe ser práctica y no utópica; que en el plano de las relaciones humanas está bien que nos abracemos y pidamos perdón, lo que las Farc y el  Estado deben hacer, pero que en política la reconciliación, sobre todo y ante todo, tiene que ver con reparar, hasta donde sea posible,  los nexos sociales donde quiera  los hayamos  afectado  o  quebrado.[12]
ATISBOS  ANALÍTICOS  181,  1 de  noviembre  de  2013,  Programa de  Estudios  Políticos y Resolución de Conflictos, IEP-Universidad del Valle, Humberto Vélez r, profesor investigador y presidente de ECOPAIS,  Estado*Comunidad*Pais, Un nuevo Estado para un nuevo País.
Para acceder a los Atisbos Analíticos, http://fundacionecopais.blogspot.com  , humbertovelezr@gmail.com,
 


[1] . Ospina, Juan MANUEL, “LA PAZ BIEN VALE SACRIFICAR UNA REELECCIÓN”, El Espectador, www.elespactador.com,
[2] . Fisas, Vicenc, Anuario PROCESOS DE PAZ 2009, Icaria Editorial, pgs19-21.
 
[3]. VI CONGRESO NACIONAL Y I INTERNACIONAL-REDUNIPAZ octubre 23-26, Cali-Valle del Cauca-Colombia, DECLARACIÓN ACCADÉMICA-Política, www. iep.univalle.edu.co ,
 
 
 
 
 
[4] . Columnistas Libres, 01-01-2013.
[5] . Vélez R, Humberto, Atisbos Analíticos 180, Santiago de Cali, octubre de 1981.
[6] . SUBE LA GUERRA DE BAJA INTENSIDAD www,semana.com; www.elpais.com.co/.../atentados-farc-cauca-son-parte-opercion-octubre
[7] . CONFIDENCIALES CONSEJOS DE UN VETERANO, Semana, 28 de 0ctubre a 4 de noviembre de 2013, pg.15
[8] . Una hipótesis así es la que el autor ha defendido en muchos de sus Atisbos Analíticos.
[9] . Castillo Vargas, Andrés, “REFERENDO PERO CON INCONVENIENTES”, El Espectador, domingo 27 de octubre  de 2013
 
[10] . El Espectador, domingo 27 de octubre de 2013.
[11] . El Espectador, domingo 3 de noviembre  de 2013,pg. 8
[12]. Vijver, Enrique, Holandés, doctor en teología y ética política de la Universidad de Amsterdam, “HACIA UNA POLÍTICA SIN ILUSIONES UTÓPICAS”, VI CONGRESO NACIONAL Y I INTERNACIONAL DE UNIVERITARIOS POR LA PAZ, ALFREDO CORREA DE ANDREIS, U. Javeriana, Mesa  8, Conflicto sociopolítico armado y Negociación, 29-10-2013.
https://www.alainet.org/es/articulo/80795
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